sábado, 7 de diciembre de 2019

JÁNUCA, LA RESTAURACIÓN DEL TEMPLO



JÁNUCA RESTAURACIÓN Y LUZ

Jánuca es también conocida como la Fiesta de las Luces, es una festividad del pueblo de Dios en donde se conmemora por la reedificación del Templo de Jerusalén y una manifestación particular del Espíritu de Dios, donde la luz del Cristo resplandeció en las tinieblas; esto ocurre después de la rebelión del pueblo judío contra la dinastía griega-siria seléucida, donde los griegos intentaron helenizar (transculturizar) al pueblo de Dios y abolir sus costumbres, reuniones santas, prohibiendo que las ejecutaran, a los cuales muchos de ellos, del pueblo judío, se sometieron y siguieron sus instrucciones, permitiendo la profanación del templo, la idolatría y los cultos a otros dioses. Daniel 11:31 “Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”. Josué 24:14 “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová”; Deuteronomio 8:19 “Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis”.

Sin embargo, el pueblo de Dios perseverante, que se negó a realizar los actos que iban en contra de lo santo, tuvo que luchar difícil batalla sin temor, y a pesar que ser una minoría en contra el ejército griego, tenían la confianza en Dios y por eso vencieron, porque el Señor los respaldo e iba al frente de ellos, conduciéndolos a ganar con pocos hombres a toda una muchedumbre de soldados. 1 Juan 2:8 “…porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra”; 2 Juan 1:9 “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo”; Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”; Salmo 27:3 “Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado”; Deuteronomio 3:22 “No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros”.

En ese tiempo, el templo se encontraba en ruinas, el altar fue profanado al quemar incienso, sacrificios y adorar a dioses e ídolos paganos, las puertas habían sido incendiadas por los griegos; en los atrios crecía la maleza, como en el bosque o en el monte; las habitaciones estaban totalmente destruidas, en el piso; igualmente nuestro templo, nuestra vida espiritual puede estar en ruinas, porque siendo hijos de Dios no hemos refrenado nuestros impulsos, profanando el altar de Dios (el trono que debería estar gobernando el Espíritu Santo) con nuestra inmundicia, adorando y ofrendando al primer ídolo que tenemos que somos nosotros mismos, entonces dejamos que crezca la maldad, cizaña (la maleza), el pecado, destruyendo la morada donde Dios quiere habitar. Proverbios 25:28 “Ciudad en ruinas, sin muralla protectora: ¡eso es el hombre que no frena sus impulsos!”; 1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”; Romanos 8:9 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”; Romanos 7:20 “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”; Mateo 23:27 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”.

Entonces el pueblo, que guardó el pacto de Dios, guiados por el Señor, procedió a la restauración del templo, utilizando varones de testimonio y conducta irreprensible, construyendo un nuevo altar, desechando el anterior, limpiado y restaurando su interior, purificando los atrios, quemando incienso sobre el nuevo altar y encendiendo las mechas de la menorá (janukía) las cuales ardieron asombrosamente durante ocho días, sacando toda oscuridad presente, a pesar de que sólo había aceite para un solo día, produciéndose el milagro de Jánuca. Muchas veces el Señor utiliza a sus hijos de testimonio, guiados por el Espíritu Santo, para ciertos trabajos de reconstrucción, restauración, servicio, santificación, limpieza, etc., para luego encender la janukía (que está apagada) a través de su Espíritu, porque es el Señor quién hace la obra, es el que provee el aceite, el fuego, la llama, la luz, la manifestación del fruto en nuestro templo. Hechos 6:3 “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”; 1 Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”; Efesios 5:8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”.

¿QUÉ REPRESENTA EL JÁNUCA?

1.    La presencia y el pacto del Padre en mi vida, es mantenernos bajo su amparo como siervos, darnos la protección como sus hijos, levantando y restaurando las ruinas del templo que hemos destruido con la carne. Ezequiel 9:9 “Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén”; Salmo 132:12 “Si tus hijos guardaren mi pacto, Y mi testimonio que yo les enseñaré, Sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre”.
2.    La Luz del Cristo. Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
3.   El fuego consumidor del Espíritu Santo, la manifestación de su fruto en mí. Deuteronomio 4:24 “Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso”; Hechos 2:3 “y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos”.
4.  La restauración y limpieza de nuestras vidas, la reedificación del tabernáculo. Levantando las ruinas, el asolamiento, eliminando toda confusión y engaño, proveniente de los “helenistas” (falsos profetas), es decir, los que quieren cambiar nuestro Dios santo, celoso, justo y misericordioso, por un dios ajeno, que se adapte a sus intereses. Isaías 61:4 “Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones”; Éxodo 32:4 “y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto”;
5.   La fe que mueve montañas, elimina el miedo, nos permite avanzar con la certeza que Dios está con nosotros y vencer a pesar de las circunstancias adversas.

¿CÓMO DEBEMOS PROCEDER PARA LA RESTAURACIÓN DE NUESTRO TEMPLO?

1.  Disponiendo nuestro corazón a la santidad, siendo Hijos de Dios (reyes y sacerdotes) de conducta irreprensible, sujetos y sometidos al Espíritu Santo, obedientes, de testimonio, cumplidores de la palabra. Arrepintiéndonos, desechando el pecado, dar el paso de conversión y esforzándose a agradar al Señor.
2.    Entrando en tiempos de quebrantamiento, adorando, alabando, ayunando, orando, en vigilia total, postrándose, humillándose, restaurando, adornando mi templo con la luz del Cristo, ungiendo mi alma, cuerpo y espíritu con el aceite del Espíritu Santo.
3.    Dejar encendida la llama del Espíritu Santo en mi vida, en este tabernáculo personal, durante estos ocho días consecutivos, permitiendo que Él tome el control, poniendo en práctica el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
4.  Limpiando y sacando las piedras del templo con las cuales se ha profanado dicha morada y contristando al Espíritu Santo, por causa de mi rebeldía e idolatría, esas piedras que son tropiezo para mi vida espiritual y a las cuales me niego a morir; entonces resplandecerá mi semblante porque llegará la luz del Señor, que me impulsará hacer obras dignas de arrepentimiento y apartarme del camino del mal y pecado.
5.    Sacando y quemando con el fuego consumidor del Señor toda cizaña, impureza, pecado oculto, rencor que exista en nuestros corazones, dando la plena libertad a nuestro ser de adorar y alabar al Señor en espíritu y verdad.
6.    Con integridad. Presentando nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable, entrando en reconciliación y acción de gracias al Señor, ya que para siempre es su misericordia y ha estado presente en nosotros. Salmo 41:12 “En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, Y me has hecho estar delante de ti para siempre”.
7.    Edificando y fortificando mi vida con el Espíritu Santo, quien es el que me convence de justicia, juicio y pecado, asumir una actitud de firmeza espiritual, intercesión, santidad, defensa ante las asechanzas del mal.

REFLEXIÓN:

No podemos brillar con la luz de Dios, si no nos hemos levantado de las ruinas, es necesario arrepentirse, apartarse del pecado y buscar de la presencia del Espíritu Santo para restaurar nuestro templo; convertimos verdaderamente al Señor es una condición sine qua non para encender la Janukía de nuestras vidas, porque debemos sacar las piedras de argumentaciones, ocultismo, mentira, tinieblas que profanan el altar santo que Cristo levantó en nosotros el día que lo recibimos como Señor y Salvador. Romanos 13:12 “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”; Jeremías 15:19 “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”; Hechos 26:18 “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”.

Para celebrar con santidad el Jánuca, es necesario volvernos a Dios, guardar su palabra, purificarnos y santificarnos, siendo testimonio del Cristo vivo, porque el Señor quiere posarse sobre nosotros, proclamar: ¡Este es mi Hijo! Y llenarnos de su amor y gozo por toda la eternidad. Nehemías 1: 8-9 “Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre”; Ezequiel 43:7 “y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos”; Mateo 3:17  “Y hubo una voz de los cielos,  que decía:  Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Amén...

lunes, 2 de diciembre de 2019

¡OCIOSO, INÚTIL!


Un ocioso es considerado una persona que carece de obligación, responsabilidad o trabajo, que está sin hacer nada; un inútil, que no produce fruto, provecho ni sustancia; se refiere a aquella que no tiene un fin productivo o un propósito determinado; por lo general, es dado a emitir palabras sin medir consecuencias, es muy visceral, sus acciones normalmente las ejecuta sin razón justa, ya sea por maldad, descuido, simple diversión o pasatiempo. Mateo 12:36 “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio”.
Es muy común observar en el ocioso una actitud negligente, que busca hacer lo que le da la gana, no se somete a la ley (la palabra), a la autoridad y menos se sujeta al Señor; cree que tiene el control de su vida y eso le da cierta seguridad, es autosuficiente, con aparente confianza, acostumbrado a que nada le perturbe, hasta que le viene lo malo. Jueces 18:7 “…y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien poseyese el reino…”; Proverbios 28:19 “El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza”; Proverbios 10:24 “Lo que el impío teme, eso le vendrá; Pero a los justos les será dado lo que desean”; Mateo 7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”;
El Señor nos persuade a ser diligentes en nuestra fe, añadiendo probidad (integridad, virtud), a través del conocimiento de Dios (la palabra), ya que ejerciendo el dominio propio (que nos fue dado por Dios) podemos apacentar nuestro ser: alma, cuerpo y espíritu, activándose la santidad del Cristo, manifestado en el abundante amor fraternal con mi prójimo, eliminando todo ocio espiritual, que nos seca y deja sin el fruto del Espíritu. 2 Pedro 1:5-8 “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”.
¿CUANDO NOS COMPORTAMOS COMO OCIOSOS ESPIRITUALES?
1.    Cuando somos siervos inútiles, perezosos para dar la milla extra, reprobados, indolentes con las cosas santas de Dios, desocupados en el negocio del Padre, primero lo mío, inertes espirituales, Lucas 17:10 “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”;
2. Al presentarnos sin fruto ante el Señor, olivo estéril que no da fruto en tiempo y destiempo, somos ovejas gordas infructuosas, inactivas, nulas per se, glotonas, listas para el matadero; Lucas 2:49 “Entonces él (Jesús siendo niño) les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”; Tito 3:14 “Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto”; Judas 1:12 “Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados”;
3.  Cuando trabajamos para la carne, nada de provecho en el Espíritu, perdiendo todo el esfuerzo inicial (primer amor) por el afán, la necedad y altivez de nuestro corazón, convirtiéndonos en vagos, holgazanes, haraganes de la obra; Juan 6:63 “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida”; Lucas 9:25 “Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?”; Tito 3:9 “Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho”; Jeremías 23:32 “He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová”; Eclesiastés 3:9 “¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?”.
4. Cuando no se ve la sustancia, la esencia de Dios, nos comportamos cómo si no tuviéramos al Espíritu Santo, andamos débiles, sin ánimo e impacientes. Hebreos 1:3 “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”; Tito 1:10-12 “Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene. Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos”; Romanos 8:9 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”; 1 Tesalonicenses 5:14 “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos”.
NUESTRA ALMA OCIOSA
Por falta de la presencia del Espíritu Santo, nuestra alma se vuelve ociosa, entra en ansiedad, busca desbocar su naturaleza impía a través del corazón, dejándose seducir, comprando todo lo que los agentes ociosos del mal le ofrecen hasta hacernos pecar, y una vez consumado el pecado, se presenta la corrupción de espíritu, trayendo muerte, perturbación, entenebrecimiento, apartándonos de los propósitos eternos. Salmo 116:7 “Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien”; Hechos 17:5 “Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo”; Jueces 9:4 “Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron”; Santiago 1:15 “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”; Mateo 15:19 “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.
REFLEXIÓN:
Quién se mantenga ocioso espiritualmente, es un siervo malo, obrero reprobado que será avergonzado y echado fuera del reino; pensar que el Señor, tardará en venir y que tenemos tiempo para arrepentirnos, es un error; el tiempo es ahora; si no nos proponemos a estar en su presencia y atender los negocios del Padre, vendrá el Señor y quitará su luz por nuestra insensatez; horroroso es ser llamado siervo inútil; es hora de convertir nuestras vidas, de honrar y santificarnos con diligencia, estando dispuesto para toda buena obra, pasando a la condición de siervo útil en el Espíritu, que la palabra que salga de mi boca sea testimonio firme de lo que Cristo ha hecho en mí, ya no puedo estar de ocioso oyendo sin hacer, la ociosidad es un cáncer que carcome los huesos. 2 Timoteo 2:15-17 “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Más evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena…”; Lucas 3:8 “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento…”; Mateo 24:48 “Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir”; Mateo 24:50-51 “vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas…”; Mateo 25:30 “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”; 
La exhortación del Señor está en Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”; 2 Timoteo 2:21 “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”; y Apocalipsis 21:7 “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Amén

domingo, 24 de noviembre de 2019

¡AUXILIO, AUXILIO, ME PERSIGUEN!



Es lícito que toda persona trate de vivir al máximo sus emociones, de alcanzar sus sueños, expresar sus ideas, pensamientos, sentimientos, socializar, relacionarse y establecer alianzas con determinado grupo, especialmente si se tienes varios puntos de encuentro o coincidencias, pero no todo conviene. Esto pareciera maravilloso, sin embargo lo que hace que esto sea imperfecto y abominable es el hecho de que en esta ecuación, por lo general, hemos excluido a Dios en todos los aspectos o lo hemos minimizado, a tal extremo, que lo que predomina es la carne y la corrupción del alma, despreciando el Señorío del Altísimo.
Quizás sea producto de, lo que la palabra llama, la concupiscencia del hombre o de nuestra naturaleza humana; por eso apreciamos hijos de Dios queriendo acoplarse a una sociedad corrompida, por demás idólatra al dinero, aferrados a creencias religiosas, ideológicas, desbocados sin razón, control ni ley, viviendo bajos los deseos de su carne, pensamientos, ira, fantasías, desconociendo a Dios, ejecutando cosas apartadas de su esencia santa, exaltando las pasiones vergonzosas, diciendo a lo malo bueno y a lo bueno malo, a la luz tinieblas y a las tinieblas luz, sin reconocer su pecado, su maldad o adicción a unos derechos, que en su lógica, es lo mejor porque no están haciendo daño a nadie, pero están destruyendo la creación que Dios hizo, empezando por ellos mismos, forjando todo de manera aborrecible para el Señor, pero agradable a los hombres.
2 Pedro 2:10 “Y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío…”; Efesios 2:3 “…haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”; Gálatas 4:8 “…no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses”; Romanos 2:14 “…aunque no tengan ley, son ley para sí mismos”; Romanos 1:26 “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”; Isaías 5:20 “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”; Jeremías 3:13 “Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová”.
Entonces, después que se ha consumado el pecado, empieza nuestra mente a maquinar como podemos echarle la culpa a otros, justificar nuestra condición, y sufrimos de miedo o del síndrome de persecución y vemos enemigos por todos lados, cuando realmente el principal enemigo somos nosotros mismos; y después cuando tocamos fondo y nos vemos con el agua al cuello, es que empezamos a pegar gritos ¡Auxilio, Auxilio, Sálvenme, mis enemigos me persiguen!; Mateo 14:30 “Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!”.
Ser un perseguido significa, según el Diccionario RAE: En tratar de destruir o causar el mayor daño posible (A alguien o algo); Tratar de conseguir o de alcanzar algo (Un objetivo), si tratamos de hacer daño a alguien, nuestra naturaleza es demoníaca y si nuestro objetivo es malo, también; sólo el Señor es quién tiene la potestad de perseguir, juzgar, castigar o condenar todo, ya sea por falta de sometimiento o sujeción a su palabra. Entre sus sinónimos perseguir se encuentran: Esclavizar, Conquistar, Acosar, Hostigar, Estrechar, Provocar, Atosigar, Importunar, Oprimir, Apremiar, Asediar, Ceñir, Castigar, Precisar, Apretar, Sujetar, subyugar, abrumar, agobiar, bloquear, entre otros.
Hay diferentes tipos de enemigos que tratan de destruirnos o causar el mayor daño posible; todo dependen de en qué bando estoy, quiénes son mis amigos, con quién estoy asociado, con quién hice alianzas, a quién me uní para luchar, contra quién me levante, cuál es el fin que persigo. Hoy vamos a discernir con ayuda del Espíritu Santo ¿Quiénes son mis enemigos? Y ¿Por qué me siento perseguido? Pero, es necesario que oremos previamente: Señor, derriba todas mis argumentaciones que impiden que está palabra llegue a mi corazón, muéstrame porque me siento asediado y revélame quienes son mis verdaderos enemigos, para orar por ellos de acuerdo a tus propósitos eternos, no permitas que me invada el miedo, que me pueda mantener firme sin desfallecer. Amén
¿QUIÉNES SON MIS ENEMIGOS?
Muchos son, internos y externos, entre los que me persiguen puede estar el alma, la carne, el mundo, el prójimo, el malo, las diferentes potestades y el mismísimo Señor, dependiendo de ¡Cuál sea mi condición espiritual!
La palabra dice en Lucas 11:23 “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”; muchas veces nosotros por querer ganar las cosas que el mundo nos ofrece, nos desparramamos por el alma, la mente o las emociones, constituyéndonos en creyentes inconstantes, adúlteros, fornicarios de la palabra, en simples ENEMIGOS DE DIOS, ya que tratamos limitar, acomodar o dividir lo santo de Dios para insertar carne, mundo o maldad, entenebreciendo nuestra fe y manteniendo una condición de tibieza espiritual sin un verdadero arrepentimiento, el cual nos lleva directamente a concebir el pecado; es entonces cuando quedamos atrapado entre lo santo y lo profano, producto de nuestra concupiscencia, y decidimos aparentar una falsa piedad, bondad, benignidad, santidad para tratar de engañar a Dios y mi entorno, como el propio hipócrita, fariseo, que siendo hijo de Dios, conociendo su palabra, le costaba cumplirla, ya que no era un hacedor, la utilizaba según le convenía para señalar los pecados de otros pero no mirabas los suyos. Santiago 4:4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”; Apocalipsis 3:16 “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”; Lucas 11:17 “Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae”; Lucas 5:30 “Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?”; Lucas 6:42 “¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano”.
Pero cuando somos perseguidos, acechados, provocados, juzgados y condenados por causa del Señor debemos gozarnos de manera sobrenatural (aunque me desechen y haya perdida), porque el Señor me dará mucho más de lo que he esperado, solo por el hecho de haber escuchado, guardado y creído su palabra, y obtendremos nuestra recompensa; nos llenaremos de santidad, nos apartaremos para Dios, sin temor alguno, sin carga y con gozo en el corazón, teniendo la confianza de la acción poderosa del Señor y que recibiremos el galardón para los vencedores en Cristo. Juan 15:20 “…Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”; Lucas 21:12 “Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre”; Salmo 119:161 “Príncipes me han perseguido sin causa, Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras”; Mateo 5:10-12 “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”; 1 Pedro 4:12-13 “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”.
¿POR QUÉ ME SIENTO PERSEGUIDO?
1.    Porque mi corazón está lleno de incredulidad, y me aparto del Dios vivo. Hebreos 3:12 “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”.
2.    Porque me he convertido en mitómano, mentiroso, calumniador, rebelde, concibiendo maldad en mi corazón, cambiando a Dios por cualquier cosa. Isaías 59:13 “El prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira”.
3.    Al Desechar el bien, lo bueno, lo puro, lo santo, y sufro persecución y tormento por parte del mal, producto de mi pecado. Oseas 8:3 “Israel desechó el bien; enemigo lo perseguirá”; 1 Samuel 16:14 “El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová”; Hebreos 10:31 “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”; Proverbios 13:21 “El mal perseguirá a los pecadores, Mas los justos serán premiados con el bien”.
4.    No atiendo la voz del Señor, y la palabra establece que seré alcanzado por las enfermedades, la calamidad y la muerte física o espiritual, trayendo maldición para mi vida. Deuteronomio 28:45 “Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó”; Deuteronomio 28:15 “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán”; Deuteronomio 28:22 “Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas”.
REFLEXIÓN                                             
Dejemos actuar al Espíritu Santo en nuestras vidas, no nos convirtamos en adúlteros, perseguidores ni menos perseguidos de Dios, acerquémonos y limpiémonos en su presencia. Muchos hijos de Dios, pretendemos asumir funcionen que no nos corresponden a los hombres, por eso nos convertimos en perseguidores, jueces y carceleros de la obra de Dios, es decir, por querer ayudar al Espíritu Santo, en la carne, tratando de convencer a otros de justicia, juicio y pecado lo que traemos es condenación, juicio y pecado para nosotros mismos, ya que lo hacemos sin la intervención del Señor, produciendo un efecto contraproducente, pudiendo ser piedras de tropiezo para otros y la obra de Dios.
Acordémonos que el Señor es quién hace el llamado, el que edifica, quién pelea la batalla diaria por mí, así acampe un ejército en mi contra; así qué humillemos ante su presencia, no dejemos de orar, abandonemos nuestra altivez, acerquémonos, limpiémonos de nuestros pecados con verdadero arrepentimiento y purifiquemos nuestro corazón que está lleno de iniquidad, inmundicia e impiedad. Deuteronomio 3:22 “No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros”; Salmo 27:2-3 “Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado”; 1 Pedro 5:6 “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”; Santiago 4:8 “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.
Quién tenga la sensación de que está siendo perseguido por el mal, siendo hijo de Dios, ¡Revísese!, no vaya hacer que esté siendo atormentado por su pecado, o quizás no se le ha revelado 1 Juan 4:4 “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” y necesita ser tratado como discípulo de Cristo, por falta de conocimiento y entendimiento de la palabra; es hora de clamar con corazón sincero ¡SEÑOR, SÁLVAME!, y el Señor hará.
Oremos:
Señor, ¿De dónde vendrá mi socorro?, mi socorro viene de Jehová; gracias Señor porque me has quitado el velo, he visto que mi principal enemigo soy yo, reconozco que he establecido alianzas con mi alma, mi carne, el mundo y hasta con el mal en muchas áreas de mi vida; por eso me doy cuenta que más que un perseguido he sido un perseguidor, un perseguidor de mi prójimo, porque lo he tratado con indiferencia, he tenido dureza de corazón, falta de perdón, lo que prevalece es la crítica, chisme, carga, asedio, acoso, etc., ya sea de boca o actitud, por demás estéril y llena de altivez, contienda, soberbia que no edifican, ni glorifican tu santo nombre por falta de amor y temor hacia ti.
Ahora me doy cuenta que no me he ceñido a ti, perdóname, me he dejado esclavizar nuevamente por el viejo hombre, estoy dando vueltas perdido en el desierto, cuando ya debería haber conquistado la tierra prometida, estoy tan estancado y paralizado por falta de fe, que no he metido los pies en el Jordán (la adversidad) para apreciar las cosas maravillosas que tienes para mí, todo por incredulidad; entonces me voy hundiendo poco a poco, hasta la necesidad de gritar ¡Auxilio mi Señor, Sálvame!
¡Oh mi Señor!, cosa horrenda es caer en tus manos lleno de todas estas cosas que no te agradan, por eso me siento perseguido; pero hoy me humillo ante ti, te pido perdón por mis pecados, perdona porque te he sacado de la ecuación de mi vida en muchas áreas no convertidas para evitar ser redargüido, lo reconozco; sé que a ti no se te escapa nada; envía tu Espíritu para que este detrás de mí, para exhortarme, persuadirme, convencerme de juicio, justicia y pecado, trataré de luchar, esforzarme para no hacerme el sordo, porque, ¿A dónde huiré?; Ahora entiendo que prefiero pasar por tus manos, por tu disciplina y castigo, que caer en las manos de las tinieblas, perderme las bodas del cordero por no tener las vestiduras dignas; no quiero perderme ese honor de estar en tu presencia, de compartir la mesa contigo y saborear los deliciosos manjares que tienes preparados para los que vencieren la dura prueba. Señor gracias porque no me has abandonado, gracias por tu bendición, gracias por tanta misericordia, gracias por mi iglesia, gracias por esta tierra, por este país que me diste para crecer, gracias por las adversidades que forman mi carácter espiritual, gracias por ser mi Dios. Te amo y bendigo tu Nombre, Padre de los cielos. Socórreme, estoy esperando confiado que lo harás; mi alma y espíritu reposan sosegadamente sabiendo que tú tienes el control. Amén.

sábado, 2 de noviembre de 2019

ESTAR ENTRENADO


Todo en la vida requiere de un entrenamiento; se conoce que entrenar consiste en llevar a cabo una serie de ejercicios previamente establecidos para desarrollar ciertas habilidades (dones) o aumentar el rendimiento físico o intelectual (hasta espiritual), con el objetivo de lograr el máximo potencial o capacidad de una persona ante cualquier prueba que se presente.
La palabra en 2 Timoteo 4:7 dice: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”, de acá se derivan las siguientes interrogantes: ¿Me ejercitado para dar la buena batalla? ¿Mis músculos espirituales están preparados para acabar la buena carrera? ¿El potencial de mi fe es acorde al tiempo y entrenamiento que llevó como cristiano?; por eso el Señor nos exhorta a estar alertas (velando en todo momento), firmes (sobre la roca) y preparados (fortalecidos para resistir las asechanzas del diablo) en todo momento, ENTRENADOS ESPIRITUALMENTE; 1 Corintios 16:13 “Estad alerta, permaneced firmes en la fe, portaos varonilmente, sed fuertes”; 1 Tesalonicenses 5:6 “Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios”.
¿QUÉ ES ENTRENAR LA FE?
Entrenar la fe es la disposición, actitud y preparación que tiene el cuerpo de Cristo (iglesia o creyente) de mejorar (convertirse), resistir (apartarse) y superar (vencer) la prueba, esforzándonos a sujetar o someter diariamente el alma, cuerpo y espíritu al Espíritu Santo; por eso los ejercicios diarios son tan importantes, porque con estos se fortalecerán con paciencia nuestros músculos espirituales para caminar conforme a nuestra salvación, manifestándose así, el poder del Cristo, el testimonio de que vive en mí.
La falta de entrenamiento es producto de nuestra insensatez (falta de planificación), indisciplina (en contra del discipulado de Cristo), debilidad (doblegarse ante la tentación y los deleites), pereza (falta de sobriedad, perseverancia y constancia), desobediencia (negarse a sujetarse o someterse al Padre) o rebeldía (dar rienda suelta mi maldad), nos lleva a vidas espirituales depresivas, doble ánimo, inestables en nuestros caminos, tendientes a la incredulidad y los afanes del mundo, convirtiéndonos en presas fáciles para que el león rugiente nos devore, quién anda suelto buscando quién devorar por falta de entrenamiento.
Otro indicador que demuestra languidez espiritual (debilidad o enflaquecimiento) es la falta de entrenamiento por falta de voluntad para estar preparados para todo tiempo y/o situación, que puede venirnos en la tierra, porque creemos que por ser hijos de Dios es suficiente; Mateo 24:44 “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”.
¿CUÁLES SON LOS BENEFICIOS DEL ENTRENAMIENTO ESPIRITUAL?
Lucas 12:35-38 “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos”.
Muchos son los beneficios que trae consigo el entrenamiento espiritual; por ejemplo:
1.   Mejora nuestra relación y comunión con Dios, fluye la comunicación a través del Espíritu Santo; nos mantenemos firmes (ceñidos vuestros lomos); 1 Corintios 10:12 “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”;
2.   Hay mayor calidad de vida espiritual, nos convencemos de justicia, juicio y pecado, obteniendo genuino arrepentimiento y disfrutando de lo glorioso de Dios; que solo es posible por acción del Espíritu Santo en nuestra vida (vuestras lámparas encendidas).
3.   Desarrollamos los dones concedidos, potencializamos las capacidades, habilidades y fortalezas espirituales (vosotros sed); y llegamos a ser más allá de lo que imaginamos.
4.   Equilibramos todos los aspectos del ser: alma, cuerpo y espíritu, entran en armonía perfecta con el Espíritu Santo, proporcionando un crecimiento continuo de nuestras vidas a través del aprendizaje estimulante del amor de Dios, que no deja de ser (Bienaventurados); 
5.   Nos proporciona el discernimiento para los problemas, nos ayuda a identificar los caminos adversos y oscuros (halle velando), es decir nos da mayor agudeza en la visión espiritual (la segunda vigilia), claridad y entendimiento de los misterios de Dios (la tercera vigilia);
6.   Permite conocer el plan de Dios para nuestra vida, nos convertimos en testimonio santo para los demás (hará que se sienten a la mesa).
7.   De acuerdo a los resultados obtenidos con Él, permite transformar los afanes, las dificultades o circunstancias en verdaderas oportunidades de crecimiento espiritual, aumenta la manifestación del poder de Dios en nosotros, fortaleciendo nuestra confianza en el Señor (vendrá a servirles).
8.   Mejora las relaciones con los hermanos, con el cuerpo de Cristo, somete nuestra vida exactamente a lo que quiere el Señor, aumentando el nivel de conciencia sobre lo que somos en Él, generando más oportunidades de conversión y mejor toma de decisiones basadas en lo que realmente importa (aguardan a que su señor regrese).
9.   Se crea la sinergia del cuerpo de Cristo extendiendo su cobertura a los demás, a la familia, a la comunidad, a todos los ministerios establecidos, servicios, enseñanzas, adoración, alabanza, convivencia, para santificación, con armonía deleitosa entre los hijos de Dios y nos hace aptos para ganar el mundo inconverso (si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos).
¿CÓMO DEBEMOS ENTRENAR?
El entrenamiento se acciona a través de la palabra, Lucas 11:28 “Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”; Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.
En la palabra se encuentra la forma, manera y estilo de entrenamiento que debemos asumir dependiendo del carácter y temperamento que posee cada quién, poniendo en movimiento la fe, siendo hacedores de sus mandamientos, estatutos y enseñanzas, hasta que las obras y los frutos hablen por si solos, notándose en el resplandeciente semblante y en un gozo sobrenatural a pesar de la aflicción, ya que el Cristo que vive en nosotros es manifiesto, llevándonos por caminos de conversión progresiva hasta alcanzar su estatura;
Nuestro temor y responsabilidad como siervo del Señor se hace evidente cuando entrenamos en la palabra, somos cuidadosos de no ser piedra de tropiezo para los demás.
Nuestra alma es entrenada por el Espíritu Santo (El coaching personal), que en conjunto con el cuerpo se someten a su poder, para santificar y endurecer el musculo espiritual (El corazón dispuesto) para transformar nuestras vidas.
¿CUÁL DEBE SER NUESTRO PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO?
Es necesario que para lograr el fortalecimiento y la transformación ejercitemos:
1.   LA ORACIÓN, en todo tiempo, dando gracias por todo. 1 Tesalonicenses 5:17-18 “Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”; Efesios 6:18 “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.
2.   LA ALABANZA, estando de continuo en mi boca. Salmo 34:1 “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca”; Salmo 150:6 “¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!”.
3.   LA ADORACIÓN, postrado en reverencia, con integridad de corazón. Salmo 95:6 “Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor”; Salmo 145:1 “Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre”; Apocalipsis 19:10 “…adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
4.   EL AYUNO, para liberación ante la impiedad y opresión. Isaías 58:6 “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?”; Joel 2:12 “Ahora bien -afirma el Señor-, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos”.
5.   LA VIGILIA, alerta de las maquinaciones del mal. Lucas 21:36 “Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre”; 1 Pedro 5:8 “Sed sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente, buscando a quien devorar”.
6.   LA CONVERSIÓN con el firme propósito de no ser más oidores (ovejas obesas, infladas de palabra muerta, llenas de religiosidad o hipocresía, listas para el matadero), sino hacedores, varones listos para cumplir con la gran comisión, el servicio, la obra que nos encomendó el Señor Jesucristo, para su honor y gloria. Hechos 3:19 “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”; Marcos 1:15 “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.
7.   EL TESTIMONIO de Cristo que vive en mí. Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”; Deuteronomio 6:17 “Debéis guardar diligentemente los mandamientos del Señor vuestro Dios, y sus testimonios y estatutos que te ha mandado”; Hechos 1:8 “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.
8.   EL CONOCIMIENTO de Dios en espíritu y verdad, con el alimento no adulterado de la palabra, la cual nos dará la revelación, el discernimiento, el entendimiento y la conversión suficiente para vencer. 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”; Filipenses 3:8 “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.
9.   EL AMOR ÁGAPE, Nos congregamos por obediencia porque necesitamos permanecer pegados a la vid, no es un favor que hacemos a Dios, más bien Dios nos da el privilegio de ser parte del cuerpo. Juan 13:35 “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros”; Hebreos 10:25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos {unos a otros}, y mucho más al ver que el día se acerca”; 1 Juan 4:8 “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”.
REFLEXIÓN:
Entrenar espiritualmente en la carne, sin la presencia del Espíritu Santo, es perder el tiempo, es un trabajo vano, solo traerá religiosidad y corrupción a nuestro espíritu. Si decimos amar a Dios y no entrenamos el amor a nuestro prójimo hacemos mentiroso a Cristo.
Pero si nos ejercitamos y procuramos su salvación, el crecimiento de la fe, en Espíritu y verdad, nos pondrá en lo más alto del pódium, nos permitirá permanecer sentados juntamente con Él en su trono (ya es un hecho) y veremos su gloria, las verdaderas manifestaciones del Señor en nuestras vidas, porque nuestros frutos dirán de qué estamos hechos.
Salmo 127:1 “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican (entrenan); Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guarda”;
No olvidemos que para pelear la buena batalla debo estar preparado, para lo cual el Espíritu Santo es mi entrenador personal, para mantenerme en forma y no sucumbir.
2 Timoteo 4:7 dice: “He peleado la buena batalla (Con el Espíritu Santo), he acabado la carrera (Me he esforzado), he guardado la fe (He vencido)”;
Oremos para que la luz de Cristo sea nuestro tesoro y nuestros corazones tengan la fortaleza de pasar cualquier prueba que se presente, porque si hicimos el buen entrenamiento, Él nos mantiene firmes y más que vencedores.
Apocalipsis 3:21 “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono (Corona de vida), así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Amén

viernes, 18 de octubre de 2019

PREPARADOS PARA LA BODA




Hay un momento inevitable en nuestras vidas que casi nadie quiere que llegue y por la cual todos o casi todos vamos a pasar, cuando así lo decida Dios, la muerte terrenal. La mayoría tienen mucho miedo a este momento, abandonar este tabernáculo temporal no es una opción, porque no saben con que se van a encontrar, no importa si es cristiano o no, muchos dicen creer de los dientes para fuera; sin embargo, existen excepciones; hay personas de fe, varones de Dios, que tienen una paz que sobre pasa todo entendimiento, porque en vida se prepararon para encontrarse con el Señor, aunque sabían qué situaciones tan duras como estas se podían presentar en el camino. Tuve el honor de conocer a un hermano en Cristo, que fue testimonio vivo de lo que es tener la confianza en el Señor, a pesar de la prueba de muerte por la cual vivió, un cáncer de estómago que lo acabó en 3 meses, dicha enfermedad la enfrentó con gozo, valentía y gallardía, aceptando la voluntad del Padre, porque él estaba seguro del Señor y su confianza reposaba sobre el omnipotente. Él estaba preparado para las bodas del Cordero, para ese momento sublime, y doy la gloria a Dios por lo que fue mi hermano en vida y donde se encuentra en este momento.

La palabra dice en Apocalipsis 19:7-8: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”; estos versículos me ponen a meditar profundamente sobre mí preparación para la boda o la venida del Señor, si me ejercité espiritualmente para estar a la estatura del Cristo; Él dice en su palabra que me ha concedido, por su gracia, que me vista de lino fino, me vista de acciones de justicia, obras dignas de arrepentimiento, de santidad que le agrada, ahora me toca a mí honrar ese honor, esforzarme para glorificarlo con mi testimonio.

El Lino Fino son las acciones justas, pero ¿cuáles acciones? Para muchos, independientemente de la forma de pensar, creer o actuar, sus acciones son justas y piensan que vienen de parte de “Dios”, la pregunta sería ¿cuál dios?, porque si hacemos una evaluación sincera, realmente nos damos cuenta que han sido forjadas en la carne, en los pensamientos del hombre; para ejemplo tomaremos un botón: Pablo, ante de ser lo que fue en Cristo, primero persiguió a la iglesia de Dios por sus convicciones religiosas, porque él pensaba que era lo correcto, lo justo, consideraba a los cristianos pecadores, una secta que iba en contra la ley; él no entendía porque se dejaban apedrear hasta morir con gozo como lo hizo Esteban, hasta que un día se le reveló que este hombre santo, se había vestido de lino fino, limpio y resplandeciente, por eso vio los cielos abiertos el día de su muerte, preparado para las bodas del Cordero.

¿CUÁLES SON LAS ACCIONES QUE SE NOS HAN CONCEDIDO?

Hablar de acciones justas, es un tema espinoso para quién está en la carne, sobre todo porque no hay justo ni uno solo, dice la palabra; sin embargo, para el espiritual, quién está metido realmente con el Espíritu Santo, ¡no!; ya que esto no es de palabra sino de acción, un hijo sujeto al Señor, será capaz de discernir con claridad, transparencia y verdad lo que el Espíritu quiere enseñar, a través de las santas escrituras:

1.    Acciones de Lino Fino: Son las acciones delicadas, sabias, selectas, de gran pureza, dónde se ha desarrollado el fruto del Espíritu en nosotros, son de buena calidad porque el testimonio así lo confirma, de poco espesor religioso o grosor en la carne, es haber sido molido y probado en el espíritu para sacar las impurezas, porque si somos molidos y no hay cambio, nuestra naturaleza es impura. Estar vestido de Lino Fino es recibir y entregar el amor ágape, la amabilidad, la atención al prójimo, la hospitalidad, las acciones sublimes a la obra, es presentar un corazón contrito y humillado hacia el Señor, es someterse a su voluntad, sujetarse a la palabra sin vacilación, con sagacidad a hacer lo bueno, con discernimiento para desechar lo malo y apartarse. Éxodo 25:17 “Y harás un propiciatorio de oro fino…”; Éxodo 30:36 “Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima”; Deuteronomio 33:15 “Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos”; Proverbios 3:14 “Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino”; Santiago 3:17 “Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía”; Salmos 12:6 “Las palabras del SEÑOR son palabras puras, plata probada en un crisol en la tierra, siete veces refinada”; Salmos 119:140 “Es muy pura tu palabra, y tu siervo la ama”.

2.    Acciones de Lino limpio: Son las acciones dignas de arrepentimiento, emblanquecidas por el poder del Espíritu Santo, por eso no tienen contaminación, manchas, inmundicia o suciedad, son lavadas por la sangre del Cordero; el hijo de Dios procura la pulcritud, apartándose del pecado, el mal o la tentación, y de manera cuidadosa, evita mezclarse con otras cosas, especialmente con las impurezas del mundo, la altivez o la religiosidad; no tiene trampas ni engaños, no maquina mentira en su corazón, es un obrero sin desperdicio, libre de ataduras o culpas. Estas acciones traen consigo un peso espiritual precioso, una corona de vida, honra, alabanza y adoración, vestidura de noble y autoridad. Salmo 73:1 “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón”; Proverbios 15:26 “Abominación son a Jehová los pensamientos del malo; Mas las expresiones de los limpios son limpias”; Proverbios 16:2 “Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus”; Hechos 11:8-9 “Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común”; Daniel 12:10 “Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados...”; Isaías 1:18 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”; 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”; Isaías 1:16 “¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal!”; Salmos 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”; Hebreos 12:29 “porque nuestro Dios es fuego consumidor”.

3.    Acciones de Lino resplandeciente: Son las acciones radiantes, relucientes, es decir, que despide los rayos de luz del Cristo que vive en nosotros, son el reflejo de su amor y misericordia. Destaca y sobresale la perfección y grandeza de Dios, es mostrar su gloria a través de nuestro testimonio. Se manifiesta públicamente en nuestro semblante, en el gozo de corazón, en la satisfacción de saberse hijo de Dios, a pesar de adversidad; el mal y el pecado son desechados, no soportan estar ante su presencia. Éxodo 34:30 “Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él”; Lucas 9:29 “Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”; Hechos 10:30 “Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente”; Apocalipsis 22:1 “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero”; Apocalipsis 22:16 “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”; Mateo 8:31-32 “y los demonios le rogaban, diciendo: Si vas a echarnos fuera, mándanos a la piara de cerdos. Entonces Él les dijo: ¡Id! Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y he aquí que la piara entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas”.

REFLEXIÓN:

La única forma que el Señor nos conceda la oportunidad de vestirnos de justicia (de Lino Fino) para entrar a las bodas del cordero e ingresar al tabernáculo eterno, es estando preparados; los discípulos de Cristo, que recibieron la palabra del mismísimo Señor por más de 3 años, fueron limpios y gozaron de su presencia, pero no se habían vestido de Lino Fino ni estuvieron preparados hasta que vieron al Cristo vivo; uno se perdió, otro lo negó y los demás se escondieron cuando llegó la prueba; Juan 15:3 “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”; Solo cuando se nos revele que es estar limpio en Cristo y decidamos vestirnos de Lino de Conversión, disponiendo nuestro corazón a hacer lo que el Señor nos ha mandado, es que estaremos listos para resplandecer. La luz del Cristo brillará en nosotros hasta el día que comparezcamos ante el Señor, quién con juicio justo, declarará que somos de Cristo, fuimos la luz del mundo, el sacerdocio santo y nos invitará a permanecer en su presencia. Amén…

jueves, 3 de octubre de 2019

AUTORIDAD PERDIDA



Hay una advertencia que aparece en la palabra de Dios que muchas veces leemos pero lo dejamos pasar por debajo de la mesa, dice que en los postreros días habrá tiempos peligrosos, donde el hombre, producto de la carne, el mundo y el mal, se dejará dominar por la desobediencia, el ego, la vanagloria, la soberbia, lo malo, la inmoderación, la mentira, la crueldad, la traición, las tentaciones, etc.

Todo esto porque no se nos ha revelado el temor a Dios o, peor aun, nos negamos a reconocer la autoridad del Padre por nuestra rebeldía, lo que trae como consecuencia que nos transformemos en personas amadoras de nosotros mismos, deshonrosos para con nuestros padres, sin amor ni afecto natural, implacables en el juicio, sin misericordia con el prójimo, aparentando piedad pero negándonos a someternos eficazmente al Señor, por falta de arrepentimiento y conversión. 

2 Timoteo 3:2-5 “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella;…”; Malaquías 1:6 “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿Dónde está mi honra? y si soy señor, ¿Dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros,…”.

El libro de Romanos 13:1-3 dice “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella”; a estos versículos se les ha dado múltiples connotaciones, por sabios, religiosos, políticos, líderes, etc., sin embargo vamos a desmenuzarlo con ayuda del Espíritu Santo para tratar de entender un poco de cuando se pierde la autoridad de Cristo.

¿CUÁNDO PERDEMOS LA AUTORIDAD?

Hay muchas razones por las cuales se pierde la autoridad, pero nuestro enfoque se hará en base a lo que dice la palabra, especialmente en Romanos, sustentados con la misma palabra en otros pasajes:

1.    “Sométase TODA PERSONA a las autoridades superiores”; cuando se habla de que toda persona se someta a la autoridades superiores, se nos ha enseñado que debemos someternos a los policías, a los militares, a los gobernantes, a los padres, a los sacerdotes (pastores), etc., pero principalmente y sobre todas las cosas al Señor, ya que Él no conoció el pecado estando en la tierra porque santa es su esencia. Por eso, su llamado es hacernos santos como Él es santo; cuando no nos mantenemos en santidad toda autoridad se pierde, la manifestación del pecado evidencia a quién nosotros tributamos espiritualmente; un ejemplo sencillo se aprecia cuando un policía de tránsito pierde la autoridad por extorsión (pecado), lo correcto es colocar una multa (la disciplina) por cualquier violación o irregularidad cometida en una infracción, sin embargo el uniformado pasa por alto tal transgresión, siempre y cuando el afectado pague por ese hecho, tributando al mal; muchos caen pensando que evitarán un problema siendo un error, porque entramos en impureza de espíritu y cosa aborrecible al Señor que es bueno y justo; Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;”; Es evidente que se preserva la investidura de la autoridad (como hijo de Dios), la cual pocos respetan, sin embargo por todo daremos cuenta al mismísimo Dios, porque Él es quien nos coloca en autoridad para se cumpla la ley (palabra). Juan 19:11 “Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene”; 1 Samuel 13:13 “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre”; Ezequiel 34:2  “…Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?”; Ezequiel 34:10-11 “Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré”.

2.    “NO HAY autoridad sino de parte de Dios”; Adán tuvo la autoridad al ser señor de todo ser viviente sobre la tierra inclusive de Satanás hecho serpiente, sin embargo la perdió por no ejércela cuando le tocaba; como hijos de Dios perdemos la autoridad de Cristo cuando nos comportamos como varones sin firmeza de espíritu y desobedientes, abdicando a la autoridad que el Señor me ha concedido en la cruz, entregándosela nuevamente al mal cuando, producto de mi concupiscencia, accedo al pecado por su incitación. Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”; Génesis 3:17 “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa…”; Juan 8:44 “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer…”; Juan 12:31 “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”.

3.   “De modo que quien SE OPONE a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste”; Se pierde la autoridad cuando nos oponemos o resistimos a la autoridad de Dios, perdemos la mirada de Cristo, no nos sometemos a la voluntad del Padre, por falta de revelación o conversión; Mateo 16:23 “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”; Jesús sometió su carne, su humanidad a la autoridad del Padre en el monte de Getsemaní; Lucas 22:42 “diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

4.   “Los que resisten, ACARREAN CONDENACIÓN para sí mismos”; Al tener actitud rebeldes hacia el Señor, siguiendo caminos extraños, acarreamos condenación para nuestras vidas, perdiendo la autoridad; es verdad que Dios es misericordioso pero también es justo, no alcahuete del pecado, por eso recibiremos la paga correcta dependiendo de cómo nos presentemos ante Él, porque sólo Él pesa nuestros espíritus y no lo podemos engañar. Efesios 2:1-3 “…cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”; Proverbios 16:2 “Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus”; Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte…”.

5.    “Porque los magistrados NO ESTÁN PARA INFUNDIR TEMOR al que hace el bien, sino al malo”; Se pierde la autoridad cuando queremos administrar la justicia desde nuestra propia humanidad infundiendo temor a través de la carne, del mundo o el mal por falta de conversión; por ejemplo Satanás siendo el príncipe de este mundo, trató de condenar a Jesús a muerte, sabiendo que era inocente y Santo, pensó que siendo Cristo hombre había perdido su autoridad, y se equivocó; Satanás perdió su autoridad obtenida con astucia, cuando Jesucristo subió a la cruz y murió, manifestándose la autoridad y justicia de Dios al resucitar y presentarse ante todos como Señor de toda potestad. 1 Corintios 15:55-56 “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley”; 2 Timoteo 2:11 “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él”; Filipenses 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”; Ezequiel 18:32 “Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”; Mateo 28:18 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”.

6.    “¿Quieres, pues, no temer la autoridad? HAZ LO BUENO, y tendrás alabanza de ella”; Si se quiere mantener la autoridad de Cristo, hay que arrepentirse y apartase del pecado, temer al Señor, para que seamos alabados por nuestras acciones, que nuestro testimonio sea lo bueno, lo justo, lo honesto, lo verdadero, lo puro de la esencia de Dios, lo de buen nombre, que sea nuestro pensamiento y acción en todo tiempo la de Cristo, y que esto se convierta en un verdadero estilo de vida, no en palabras ni letra muerta. Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”; Santiago 1:22 “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”; Hebreos 5:12 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido”.

REFLEXIÓN:

Quién tiene autoridad familiar, terrenal o espiritual, y no se somete o sujeta a la autoridad de Dios, está cometiendo un principio satánico; es como un ángel caído, que en vez de alabar al Señor está escuchando la voz del mal, que lo tienta a satisfacer sus deseos y deleites trayendo condenación para sí mismo. La autoridad es de Dios, quién pierde la autoridad, pierde a Dios, como Adán; quizás podamos, terrenalmente, mantener una potestad sobre ciertas cosas, como la mantuvo Saúl hasta el día de su muerte, pero ante los ojos de Dios ya estaba muerto, por su rebeldía y desobediencia. Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes, dice la palabra, quién ejerza la autoridad dada por Dios, debe someterse irreprensiblemente a Cristo, al control del Espíritu Santo, sin justificaciones y con mucha humildad para recibir de su gracia, que su testimonio hable por sí solo, que su fruto sea del Espíritu, debe ser testigo fiel ante Dios y los hombres, haciendo obras dignas de arrepentimiento, santidad y conversión, de lo contrario caerá en el descrédito y en los lazos del diablo; 1 Timoteo 3:7 “También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo”.

Oración: Señor perdóname porque reconozco que hay veces que he perdido la autoridad de Cristo que vive en mí, reconozco que no me he querido someter al Espíritu Santo y muchos menos a las autoridades terrenales; también reconozco que he sido juez porque he juzgado los pecados de otros, siendo tú el único que lo puede hacer; toda autoridad que viene de ti, a ti se somete y sujeta; mi carne, mi humanidad me hace fallar y caer, y no quiero declinar entregándole la autoridad que tú me diste al mal; siento que cuando me enojo, grito, regaño y señalo estoy abdicando ante el mal, perdóname; perdóname si me he resistido a tu palabra, si no he amado como tú me has amado, no quiero ser juez, ni quiero condenar a nadie porque no soy digno ni siquiera de desatarte el calzado, por eso te entrego mi corazón, quiero pensar todo lo bueno, lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable, lo santo; Padre de los cielos si has encontrado una virtud en mí, perdóname porque no la he sometido a ti correctamente. Bendito seas mi Señor, Gracias porque me das tiempo para arrepentirme, postrarme con un corazón contristo y humillado ante ti y recibir de tu perdón. Si he dañado a mi prójimo, perdóname, si he pecado en contra tuya y contra mis hermanos, perdóname; ya no quiero ser igual, quiero ser una nueva criatura; arrepentido estoy, guárdame de hacer el mal, justificar mis falencias; quiero entregar todo en tus manos, para que obres con tu acción poderosa. Te amo mi Señor Jesucristo. Amén