Cuando converso con amigos no
creyentes, hombres naturales, que no conocen del Dios vivo, me han comentado en
incontables veces, que ellos conocen a personas cristianas, “hermanos”, que
viven hablando de la palabra de Dios, pero sus acciones no son las correctas o
santas, y entonces escucho exclamaciones como: ¡Para ser un cristiano como ese,
prefiero quedarme como estoy!, lo que me lleva a concluir que somos piedras de
tropiezo para la obra del Señor; siempre habrá personas que, justificando su
condición, dirá: ¡Que puedes esperar de una persona que anda en pecado o anda
en el mundo! o quizás exclame: ¡Ese lo que anda es endemoniado!, juzgando,
reprendiendo y condenando a más de uno; pero, me viene a la mente y a mi
corazón el versículo de 1 Juan 5:10 “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el
testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no
ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo” y me pregunto: ¿En
quién creemos?, realmente es el Señor o será otro señor, pero estamos tan
sobrados y llenos soberbia espiritual que perdemos la mirada de Jesucristo; ¿No
será que mi testimonio dice más que mil palabras?, y mis frutos revelan lo que
realmente soy en Cristo, o tal vez mi fe es tan defectuosa qué creo
condicionadamente y por eso ¡Hacemos mentiroso al Señor!.
¿CUÁNDO HACEMOS MENTIROSO AL SEÑOR?
1. Al dejar el primer amor, ya que nos olvidamos
de dónde venimos, fuimos rescatados y por quién; Apocalipsis 2:4 “Pero tengo
contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has
caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras”.
2. Al decir que amamos a mi hermano o al
prójimo y no le hemos pedido perdón o perdonado, yace seguramente dentro de mi corazón,
ocultamente, un resentimiento, envidia, injusticia, contienda, avaricia;
nuestros frutos hablan por sí solos. 1 Juan 4:20 “Si alguno dice: Yo amo a
Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso…”; Marcos 11:25 “…perdonad, si tenéis algo contra alguno, para
que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras
ofensas”; Romanos 1:29 “estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades; Mateo 7:20 “Así que, por sus frutos los conoceréis”.
3. Al no haber conversión genuina,
sincera, porque negamos al Señor con actitud de anticristo, somos anti
testimonio, no hacemos obras dignas de arrepentimiento. 1 Juan 2:22 “¿Quién es
el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el
que niega al Padre y al Hijo”; Hechos 26:20 “…se arrepintiesen y se
convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”; Marcos 3:35 “Porque
todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi
madre”.
4. Al no guardar sus mandamientos, la verdad
revelada no está en mí, aunque la he escuchado, la conozco y hasta la puedo
enseñar. 1 Pedro 1:12 “A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para
nosotros…”; 1 Juan 2:4 “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos,
el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
5. Al tener actitudes hipócritas,
discriminatorias, le hago vergonzosamente patrañero, ya que vivo viendo pecados
en otros y no reconozco los míos, por falta del Espíritu Santo. 1 Juan 1:10 “Si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en
nosotros”; Lucas 18:11 “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta
manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano”; Santiago 2:9 “pero si hacéis acepción
de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores”;
Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará
corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida
eterna”; Mateo 23:5 “Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los
hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos”.
6. Al no mantenerme firme ni fiel en el
Señor. Apocalipsis 2:10 “…Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la
vida”.
7. Cuando nos extraviamos, olvidamos
permanecer en la palabra, entonces toleramos el pecado, en especial la idolatría
al dinero, cosas u hombres (apósteles, profetas, maestros, líderes, pastores,
etc.), haciendo que los débiles en la fe se desvíen a doctrinas extrañas
apartadas del Señor, seduciéndolos a la fornicación espiritual. 1 Timoteo 6:10 “Porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe…”; Apocalipsis 2:20 “Pero tengo unas pocas cosas contra
ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca
a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos”; Mateo 15:9
“Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”; 1
Timoteo 4:1 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos
algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas
de demonios”; Juan 8:31 “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en
él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos”; 1 Timoteo 4:15-16 “Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas,
para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y
de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y
a los que te oyeren”.
Muchas
son las razones por la cuales hacemos mentiroso al Señor, en especial la falta
de amor, la falta de conversión, la falta de santidad, ya que sin amor no hay
conversión, sin conversión no hay santidad y sin santidad no hay testimonio,
sin testimonio nada soy, simplemente seremos metal que resuena y hace mucho
ruido, aunque hable lenguas angelicales, así se me revele toda la profecía,
entendiese todos los misterios, tuviese toda la fe, así levante el más grande
de los ministerios, si Cristo no gobierna realmente mi vida y se me revele lo
que significa dar testimonio, todo eso de nada me sirve, porque hago mentiroso
al Señor que vive en mí, el que todo lo puede; Apocalipsis 3:18 “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y
que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para
que veas”; 1 Corintios 13:1-3 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no
tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase
mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”; 3 Juan 1:12 “Todos
dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos
testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero”.
Oremos: Señor gracias, te doy gracias porque cada
palabra que has traído a mí vida, es yugo que libera mi espíritu. Tú conoces mí
corazón, a ti no te puedo engañar, te confieso que hay veces que hago acciones
anti testimonio, acciones que no son dignas, mi corazón se ha llenado de tantos
pensamientos de juicio, contienda, angustia, incredulidad, tanto mundo, carne y
maldad. Trato de esforzarme por agradarte, pero muchas veces me dejado
arrastrar por los deleites de mi alma, mi firmeza no ha sido tal, que me he
dejado doblegar por mis sentidos, emociones y deseos. Te pido perdón Padre de
los Cielos, Señor de mi vida. Hoy quiero dar testimonio que tú eres una verdad
en mi vida, enséñame la templanza, la
firmeza de mantenerme dentro de tu voluntad, que no sea yo piedra de tropiezo
para otros, revélame cuando he dañado a otros para poder pedir perdón, no
quiero llegar a tu presencia y me vayas a preguntar ¿Por qué me hiciste
mentiroso?, Oh Dios, ten misericordia de mí, ayúdame a convertir mi vida y
someterla a ti con verdadero arrepentimiento y que mis frutos hablen ante ti y
ante los hombres; Me basta solo tu
gracia, has sido demasiado maravilloso conmigo y mi familia. Bendito seas
Señor. Gracias por un año del trasplante de mi esposa Arianna, gracias por
poner en mí el deseo de querer donar mi riñón, gracias por hacernos
compatibles, gracias por encargarte de los costos de las operación, gracias por
poner a los médicos correctos, gracias por proveer las medicinas hasta el sol
de hoy, gracias porque trajiste sanidad y la paz que sobre pasa todo
entendimiento a nuestra familia, al ser libres de la cárcel de la enfermedad.
Señor en tu nombre bendigo a toda persona que ha sido tocado por esta palabra y
decida convertirse para no hacerte mentiroso, aún aquellos duros de cerviz,
para que un día doblen rodillas y reconozcan que tú eres el Señor y apartados
de ti nada pueden hacer, que se les revele el amor y el testimonio que te honra
y exalta. A ti sea todo honor, alabanza y adoración. Amén