viernes, 21 de febrero de 2020

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE


“Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Mateo 19:4-6
Existen palabras clásicas, muy renombradas, en las diferentes sociedades, culturas y religiones, a la hora de efectuarse una boda; muchas veces hemos escuchado, a lo largo de nuestras vidas: “Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, para amarte y respetarte todos los días de mi vida…”, “Hasta que la muerte nos separe”; más que una declaratoria de amor, esta antiquísima frase cliché a muchísimas personas, hombres y mujeres por igual, les puede sonar a una terrible condena, mucho más si han vivido largos matrimonios sufriendo con un conyugue posesivo, egocéntrico, de carácter insufrible, duro de corazón, controlador, manipulador, perfeccionista, que no da descanso ni paz a su alma o inconmutablemente altivo.
Al meditar sobre declaración del párrafo anterior, las seis últimas palabras entre comillas, con la antesala de la frase anterior, nos podemos dar cuenta de la enorme responsabilidad que hemos asumido, siempre y cuando las tomemos en serio, ya que aunque llueva, truene o relampaguee estaremos totalmente dispuestos a respaldar con mis acciones el compromiso que éstas conllevan.
PERO, ¿QUÉ PASA CON LAS PAREJAS DE HOY?
Estudios estadísticos describen que en las últimas 4 décadas se ha acentuados los problemas matrimoniales, predominando los divorcios, la violencia doméstica, la intolerancia conyugal, las divergencias de caracteres, las familias disfuncionales, entre otras. Para nadie es un secreto que la falta comunicación entre las parejas y la infidelidad, han sido los factores de mayor incidencia, y en estos tiempos, hay estudios en diferentes partes del mundo que evidencian que las mujeres han superado a los hombres con respecto al tema de la infidelidad.
Los Doctores Amaya y Prado (2005), en su libro “¿Qué hago si mi Media Naranja es Toronja?”, dejan entre ver que nadie esperaba que la longevidad de los matrimonios afectara tanto a una relación matrimonial, porque el “HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE” parece mucho tiempo. Ellos explican, jocosamente, que no es lo mismo convivir o compartir una vida 20 a 30 años, que 50 años o más, mucho más si la esperanza de vida ha aumentado en los últimos años y se proyecta a seguir subiendo a nivel general.

Es importante resaltar, que la mayoría de las parejas se enfocan más en sus diferencias que en los puntos de encuentro, haciendo que la relación conyugal sea una cruz difícil de llevar, ya que se ve como un yugo o una carga llena de sacrificio y abnegación, más que de bendición, felicidad o privilegio.
Existe un sueño hedonista en todos los seres humanos basado en tres características fundamentales: (a) dejar a sus padres con la finalidad de independizarse, (b) edificar con esfuerzo sus propios destinos y (c) la búsqueda de la realización y la felicidad. Este Hedonismo matrimonial, definiéndolo como el placer supremo de la vida conyugal suprimiendo el dolor, es una utopía si el amor no está presente, es decir, si Dios no está como eje central de la relación; porque Dios es Amor. Dios no elimina el dolor y los problemas, pero si cambia nuestra perspectiva, transforma nuestro corazón, nos enseña a mirar lo bueno, lo puro y lo santo, nos enseñar a amar y respetar nuestra pareja y mantenerse fiel y en paz a pesar de las circunstancias, por pura misericordia y amor hacia nosotros.  
EL AMOR SE APAGA
El Amor es la fuente de energía (fuego) que mantiene encendido el carbón de la pasión y el deseo; hay quienes creen que Dios no tiene nada que ver con la pasión y el deseo, porque la pasión y el deseo la relacionamos, generalmente, con lujuria y perversidad y si es prohibida mejor; pues, ésta es una apreciación errada, porque la pasión y el deseo son parte del amor y el anhelo de permanecer apegados a Dios, trayendo gozo a nuestro ser. Otra cosa es, que nosotros producto del pecado, lo hemos transformado en algo abominable, en una cosa despreciable, pero eso es un tema para evaluar en otro momento.
Paradójicamente, cuando la mayoría de las parejas jóvenes, y no tan jóvenes, se casan lo hacen en una “iglesia” para recibir la bendición de Dios, el amor que compartirán para “toda” la vida, ya sea por costumbre o religiosidad, pero no han entendido lo que representa Dios para sus vidas como Fuente inagotable de Amor que no se consume, como la zarza en el monte; Por eso cuando los problemas aparecen por nuestra necia y terca manera de vivir hacemos que su Amor puro y perfecto se apague en nuestro corazón, por falta del aceite, permitiendo que se consuma el carbón de la pasión y el deseo con nuestro fuego infernal, extinguiéndose poco a poco hasta convertirlo en polvo, y es cuando decimos ¡Ya no lo amo, me quiero separar! O por el contrario le hacemos la vida cuadritos a nuestra pareja, involucrando muchas veces a los hijos como herramienta de venganza.
PSICÓPATA
El o la psicópata no es su pareja, es usted; por definición es aquella persona que se caracteriza por tener alteración del carácter o de conducta social producto de un trastorno en la mente; entonces no le eche la culpa a su pareja o a la persona que le robo su amor, sino a usted mismo por sus conductas psicópatas y le explico por qué:



¿Qué dicen las mujeres de sus esposos?
1. ¿No expresan sus sentimientos, siempre evitan la conversación? El hombre y la mujer son totalmente distintos desde la creación y así lo confirman los estudios científicos, por ejemplo: Las mujeres hacen tres y cuatro cosas a la vez, en cambio los hombres solo pueden hacer una cosa, ¿por qué? Porque su cerebro está dispuesto para hacerlo así, Dios así lo decidió; no le pida que exprese sus sentimientos o entable una conversación si hay algo que lo distraiga en el lugar, por ejemplo la televisión, una computadora, una reunión con los amigos; muchas mujeres se desgastan preguntando ¿Por qué les molesta tanto, cuando lo interrumpo cuando está viendo la televisión?, ¡Es evidente, están diseñados para eso!, deje el frenetismo, conviértase en su ayuda idónea; ayúdelo a expresar sus sentimientos, cambiando usted su forma de tratarlo, sea sabia, inteligente, evalúe que decir y cómo decirlo, y no pretenda invertir los roles o imponer cosas, porque eso traerá sus consecuencias, porque de lo que sembrare eso segaremos.
2. ¡Mi esposo no me quiere acompañar hacer las compras en el supermercado o a cenar, es un egoísta! Las mujeres tienen un empeño desquiciante o una manía de ir acompañadas a cualquier lugar público, por ejemplo, si van al baño en un restaurant, deben ir acompañadas de otras mujeres, el motivo de tan rara conducta, es la necesidad de sentirse protegidas, respaldadas, acompañadas por alguien o requieren mantener todas las áreas de su cerebro bien ocupadas, por eso maquinan tanto, creando cuentos llenos de fantasías; sin embargo, cuando ponen la torta por su inusual creatividad y se dan cuenta de ello, viéndose atrapadas buscan la manera de echarle la culpa al más cercano, sea esposo, hijos, padres, suegros, vecinas, amigas, serpiente, etc., para salir favorablemente y evitar que la señalen.
3. ¡Todos los hombres son iguales, cuando se casan ya no nos hablan y quieren seguir viviendo como solteros! Desde pequeños, los niños, aprenden a jugar por manadas o por géneros por muchos motivos, por un problema social y cultural; ya que después de cierta edad, si vemos a una niña jugando beisbol y comportándose rudamente, decimos esa es marimacho; o por el contrario, si vemos un varón jugando con muñecas, decimos ese niño es raro. Cuando las parejas se casan, no existe un switche en modo soltero o modo casado, eso es una aseveración sin fundamento. Respételo, ellos son en esencia seres socialmente activos, formados en manadas, gracias a una mujer, sus madres, no pretenda cambiarlos de la noche a la mañana, acepte sus defectos, amigos o manías y aprenda a lidiar con ellos, usted también las tiene; usted se casó para ser feliz a otra persona desbordando su felicidad, no para ser infeliz a los demás con su infelicidad.
¿Qué dicen los hombres de sus esposas?
1.¡Las mujeres cuando se casan nos quieren dominar, apenas se casan cambian de piel, son unas cuaimas! Pues, mi estimado amigo, abra los ojos, usted salió de la esclavitud de sus padres para cederle el puesto a su esposa, los epítetos no ayudan en nada a la causa, por eso muchos hombres, quiera o no reconocerlo, fallamos en eso, no le damos el valor y la honra que ellas merecen, por eso vivimos en ocultismo, haciendo cosas clandestinamente para que la esposa ni se entere, y por nuestra naturaleza propia de pecadores, hacemos esto una cultura y festejamos cuando nos salimos con la nuestra, y si fanfarroneamos con nuestros amigos es mejor, demostrando que somos mentirosos en esencia, mitómanos por excelencia.
2.¡Mi mujer llora por todo, eso es puro teatro!; las mujeres buscan de una u otra manera llamar atención de parte de su marido, revísese no vaya hacer que su conducta este afectando o destruyendo su matrimonio por falta de amor, atención, comunicación asertiva, valoración o cariño. Diferencie cuando es manipulación y cuando ella tiene razón. Ceder no es muestra de debilidad, sino todo lo contrario fortaleza y humildad al reconocer que podemos estar equivocados, deje la altivez, ira y la arrogancia, como trastorno de conducta.
3. ¿Por qué responden tan emocionalmente ante cualquier mínimo detalle, error u olvido? Todos los seres humanos poseemos alma; nuestra alma es el lugar donde amalgaman la mente, los sentimientos, las emociones y la voluntad. Dependiendo de cómo esté mi alma, a que obedezco y con quién me asocio, espiritualmente hablando, así también serán mis actitudes y acciones. Reconsidere las cosas, no vaya hacer que los errores y los olvidos sean conductas recurrentes que afecten la relación, producto del pecado que hay en nuestras vidas, y así como las mujeres tratan de echarle la culpa a alguien, nosotros como hombres tenemos que asumir la responsabilidad de nuestras acciones, independientemente de lo que pase a mi alrededor.   
Esto es para ambos: ¿Por qué no me dicen claramente lo que quieren o pretenden, no soy adivino? No se trata de ser adivino o no, sino de tender puentes, a veces el perdón es el mejor puente para comunicarnos, y es necesario para iniciar una conversación donde se busca mejorar una situación de conflicto, acuérdese que el perdón lleva consigo olvido, así qué asunto perdonado, no debe ser tocado nuevamente en ningún conflicto posterior; el Señor nos manda a perdonar y pedir perdón, si asumimos actitudes de rencor y soberbia no hemos perdonado, esto nos llevará a destruir lo construido; nada, absolutamente nada sin la presencia del Señor prevalecerá, sus ruinas serán hechas polvo, esto tiene que ser revelado; pero para ello debemos entregar y deponer nuestras armas, trastornos y conductas de psicopatía extrema que lo único que hace en mantener relaciones enfermizas afectando a todo el entorno familiar.
Pudiéramos escribir todo un libro de situaciones puntuales que viven los matrimonios día a día y la lista sería interminable, pero es necesario que si verdaderamente usted querido lector quiere salvar su matrimonio, restaurar lo que un día fue, debe seguir los siguiente pasos: Are, siembre, abone, siegue. Procure Arar su terreno, aceptando que usted no es bueno, acepte que necesita sujetarse de Dios ya que su condición espiritual de pecado no le permite avanzar en su matrimonio; Siembre amor con verdadero arrepentimiento, que su testimonio así lo certifique, perdone y pida perdón con un corazón limpio y sincero, entierre el pasado y ponga la mirada en lo eterno; Abone con templanza, apartándose del pecado y muera a su carne, a sus deseos engañosos, someta su alma a Dios; y por último Siegue, recoja del fruto del amor, que el néctar del gozo, la paz, la fidelidad, la paciencia, la bondad, la benignidad y la mansedumbre sean deleitosos en el paladar de su matrimonio.
REFLEXIÓN
La vida en pareja requiere reconocer que existen diferencias entre uno u otro las cuales debo aceptar, es entender que necesito a Dios como eje central de mi matrimonio, desconocerlo es exponerme a la dura tortura de un yugo desigual, el cual me traerá maltrato y dolor.
Igualmente es necesario, aderezar nuestro matrimonio con la oración, con la presencia del Espíritu Santo, con la palabra para endulzar la relación, es dar la justa medida a cada cosa; actuar con un corazón solamente emocional es empalagar al conyugue, puede originar que se convierta en un adicto enfermizo, idolatrando, dependiendo de un amor que no es el Amor de Dios, llevándonos a cometer locuras, por eso debemos menguar y bajar la cerviz.
Menguar es morir a nosotros mismos, a nuestro carácter por amor a Cristo, es la manifestación de las obras dignas de arrepentimiento y disposición del corazón, es dejar que el Señor crezca en mí y permitirnos que nosotros, como matrimonio, crezcamos en Él, para que se pueda glorificar y bendecir su nombre en nuestras vidas.
Ahora diré con verdadera convicción y entendimiento “con mi muerte me he separado”, pero separado de este mundo corrompido y Él me llevo en resurrección a mantenerme unido eternamente al Amor de Dios todopoderoso por los siglos de los siglos. Amén

viernes, 7 de febrero de 2020

NUNCA ES TARDE PARA...


Era un joven adolescente como cualquier otro, venía de una familia humilde, trabajadora, de muchas carencias, pero nunca faltaba alegría en el corazón; creció volando petacas (papagayos), jugando metras, lanzando el trompo con habilidad, y manejando el emboque (perinola) con ambas manos, ¡que tiempo aquellos!; había sido criado con los mejores valores que su familia habían podido enseñarle, creyendo que para ser alguien había “Que estudiar bastante”; a sus 17 años este joven estudiante de ingeniería, DJ los fines de semana en un club familiar, soñaba en ser un ciudadano ejemplar, quizás pelotero con algo de esfuerzo, llegar a la adultez siendo un hombre de bien era una meta, ejemplo que recibió de sus padres, ganarse la vida de forma honesta era la única opción posible.
Su vida se paseaba entre la Universidad del Zulia, la vida nocturna y el beisbol, siendo muy buen estudiante aprendió a llevar numeritos y estadísticas en los juegos de pelota y mostrando destreza para eso; a los 13 años, anotando un juego de categoría infantil entre las selecciones de las pequeñas ligas de “La Victoria” y “Coquivacoa”, lanzaba un joven prometedor llamado Wilson Álvarez, un juego increíble, sin hit ni carreras hasta el último innings, hasta que un chipilín de apellido Rivas (eso creo), no recuerdo su nombre, coloco el bate y sacó un globito detrás del segunda base, que el jardinero derecho tuvo que lanzarse de cabeza, logrando tocar la bola pero no la retuvo y el chico se embazó, estaba feliz porque le había bateado al afamado joven que más adelante le llamarían “El Intocable”. Pues, situación difícil le tocó decidir al anotador, colocar hit o error en la jugada, cuando apenas faltaban dos out para finalizar. Le llegaron personas de todos lados a averiguar que le había colocado el “mocoso anotador”, susurraban algunos, ellos deseaban que le colocara error al niño jardinero y desvalorar su esfuerzo y privar al esforzado bateador que soñaba dar un hit al pícher campeón latinoamericano, solo por preservar un “no hit no run”, que para el afamado joven seguramente era insignificante, que ya a su corta edad había propiciado varios en encuentros internacionales de pequeña ligas. Sin embargo, el muchacho de las estadísticas, se mantuvo firme y dijo eso fue un “hit” y el juego termino, con un hit en los resultados finales, entonces recibió la descarga de los alterados seguidores, porque querían sumar otro juego sin hit ni carreras a la lista del pana Wilson, cosa que estoy seguro que no le hizo falta por tan brillante carrera, que a posteriori desarrollo, en el beisbol organizado y en grandes ligas.
Por la causalidad divina, a este preadolescente le tocó a muy corta edad, conocer de la naturaleza humana, como lo definiría el filósofo Tomas Hobbes “el lobo del hombre”, el hombre capaz de asechar, destruir, matar a su propia especie, haciendo la guerra solo por complacer sus deseos más oscuros; ya sea por idolatría, codicia, vanidad o maldad; la maldad que tiende a brotar cuando no se logran o alcanzan los objetivos por situaciones o razones foráneas, valederas o no, y mucho más, si la piedra de tranca es una persona que es considerada menos que menos, entonces la culpamos, atacamos y tratamos de minimizar para destruir su moral, su fortaleza espiritual y quizás matando su imagen, ideas o creencias, no importando si afectan los sueños de un niño que solo cumplía con su trabajo y lo hacía con corazón limpio; pero gracias a Dios, mucho tiempo después entendió que, así es satanás, se disfrazaba de diferentes formas, de fanático, padre, directivo, manager, coach, jugador, jefe, autoridad, político, pastor, etc., para cumplir sus objetivos, sacar la porquería que guardamos en nuestro corazón para destruirnos, porque él es padre de este mundo corrompido.
Esta historia es real, es la de un siervo, aprendiz de DJ, que no fue anotador, ni pelotero, fue ingeniero pero no ejerció la ingeniería, y que su vida fue transformada cuando conoció del amor de Cristo, y doy fe de eso, porque ese niño hecho hombre es el servidor que te escribe, a ti entusiasta lector, que cree en un mundo mejor pero con la ayuda de nuestro Salvador, Rey de reyes, Señor de señores.
A la edad de 17 años conocí a mi futura y única esposa; un día, en una reunión familiar, llegó a tocar la puerta de mi corazón un hombre, llamado Jesús, supuestamente el mismo que conocía de pequeño, aquel que me mostraron clavado en la cruz y que murió por los pecados de todos los hombres, pero realmente nunca lo conocí como un Dios vivo en mí, porque me echaron el cuento hasta la muerte de cruz y la resurrección como algo puntual y religioso, no obstante en ese momento llegó de forma de diferente, entre cantos, oración, suplica y ruego, tres o cuatro personas clamaban a Dios de manera extraña; esa noche entendí que yo le debía abrir las puertas de mi corazón, todo eso era nuevo para mí, levante mis manos, porque siempre he creído en Jesucristo, ellos me rodearon como ángeles e hice una oración que ellos llamaban “oración de fe”. La gente que me conocía, me decía que si me había metido a evangélico, y yo les dije que no, solo que mi corazón era sensible a Jesús y Él era mi Dios, aunque no lo conocía, y sabía que Él había sido mi guardador y sustento cuando la maldad del mundo, comenzó a asecharme y trató de destruirme, por cosas que de niño desconocía.
Muchos años después, diecisiete para ser exactos, cuando mis fuerzas no fueron suficientes para salir de los tentáculos de la altivez, la vanidad, la bebida, la promiscuidad, el adulterio, la enfermedad, la contienda, entre otras “conductas normales”, apareció nuevamente Jesucristo a mi vida (pienso que nunca me abandonó), e hice por segunda vez la oración de fe pero con una perspectiva más madura y consciente, no sé explicar por qué la volví hacer, sentía que no era digno de estar en su presencia, por el prontuario que me precedía, que era una carta de presentación que me avergonzaba y que quería borrar, pero no sabía cómo. En ese momento conocí lo que era el verdadero amor, el arrepentimiento, el perdón y la misericordia, me llené de la presencia del Espíritu Santo, con todo eso empecé a congregarme esporádicamente, como cristiano light, sabía que tenía que cambiar, ya que el camino que había seleccionado me llevaba rumbo al despeñadero, porque mi vieja manera de vivir no la había desechado, la que me mantenía en un sendero de tinieblas y muerte. Habían muchas manifestaciones del Señor sobre mí y mi entorno, que me hablaban claramente que Él me había escogido para ser un hombre diferente, pero no quería escuchar, tal cual como los hijos, aunque pródigos, amados y sufridos en fin.
El proceso de conversión fue lento, la desintoxicación de mi alma, mi cuerpo y mi espíritu tardo 6 años más, fueron 40 años de corrupción en mi ser, pero llegó el tiempo, el tiempo de decidir si me tomaba a Cristo en serio o regresaba a la miseria humana que llamamos erradamente vida, así como el pueblo de Israel que luego de divagar 40 años por el desierto, fue muerta la generación perversa, así mismo morí y nací de nuevo, di el paso de fe para poder entrar a la tierra prometida, metí los pies en el agua, en el Jordán y las aguas se abrieron, metafóricamente, pues di el paso definitivo que me llevo a la conversión real para conocer al Señor en espíritu y verdad, porque nunca es tarde si nuestro corazón está dispuesto. Bendito sea el Señor...

NUNCA ES TARDE PARA CONOCERLE

Isaías 1:18 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.
1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Hechos 26:20 “…haciendo obras dignas de arrepentimiento”.
1 Pedro 4:8 “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”.
1 Juan 4:16 “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. Amén…