domingo, 28 de octubre de 2018

PRINCIPIO Y VALORES



Muchas culturas coinciden que la sociedad actual se caracteriza por una ausencia de principios y valores, los cuales están condicionados a normas sociales, morales, costumbres religiosas, etc., que se han diseñado alejadas de lo que realmente Dios ha ordenado y enseñado. Existe una gran verdad: muchos principios y valores son utilizados con maldad o conveniencia; elementos tales como la mentira, la manipulación, el miedo, la corrupción, la violencia, el robo, etc., son cotidianos, traen consigo extravío y distorsiones que han llevado al hombre a asumir conductas que se desvían del plan original de Dios; hay quienes buscan solo encajar dentro de una sociedad descompuesta y que apesta a muerte, apartándose del Señor, y como nadie baja su cerviz y orgullo reconociendo su error, simplemente atacan y despotrican de Dios y en especial de sus siervos.

Los expertos aclaran que los “antivalores” han invadido todos los sectores: familiar, social, político, económico, cultural, religioso y en especial en las vidas de los hijos de Dios; si hacemos una evaluación sincera, en el Espíritu, nos damos cuenta que en la mayoría de las veces en esas áreas no está el Señor, porque existe una ausencia total del Espíritu Santo, todo es carne, es humanidad terrenal, animal y diabólica, así se hagan mil cosas “buenas”, no discernimos que su estado es descomposición, aunque tratemos de justificarlo colocando atavíos que traten de adornar nuestro vergonzoso estado espiritual, a menos que, busquemos con diligencia y con corazón sincero al Señor Jesucristo.

Pero, ¿Qué es un Principio y cuándo se anula?

1.    Según el diccionario es el primer momento de la existencia de una cosa. El Señor dijo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1); la creación es un principio, que testica de la majestuosidad de Dios, de su Poder y Gloria, manifestada en cada detalle. Pero, que hemos hecho con ella; la destruimos, contaminamos o la corrompemos por falta de fe y santidad, haciéndonos daño a nosotros mismos. Éxodo 32:9 “Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz”; Números 14:11 “… ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?”; CREER CONDICIONADAMENTE NO ES SUFICIENTE, ANULA EL PRINCIPIO; Juan 20:25 “Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”.

2.    Punto de donde parte, nace o surge una cosa. La palabra aclara varias cosas con respecto al punto de inicio: Apocalipsis 1:8 “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor,…”; Juan 1:3 “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”; Juan 1:1-2 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios”; Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Si el Señor Jesucristo era el Verbo, la palabra, la verdad, TODO LO QUE ESTA FUERA DE ÉL, ESTÁ FUERA DEL PRINCIPIO; quién quiera dar necias explicaciones sobre de donde parten todas las cosas o surgió la vida sin considerar al Verbo, anula el principio en su vida y está desconociendo a Dios, al Señor Jesucristo.

3.    Es una ley o regla que se cumple o debe seguirse para alcanzar cierto propósito. El principio de Dios no puede ser violado ni modificado, el está dispuesto según el plan eterno que el Señor diseñó para salvación; QUIÉN NO LO CUMPLA ESTÁ DESVIÁNDOSE DEL PLAN CELESTIAL PARA SU VIDA, trata de cumplir un plan que se ajusta a sus necesidades perversas o una potestad de maldad, que lo corrompe y saca del plan de Dios, con el fin de implantar un nuevo sistema, un nuevo principio o reino, que conduce a muerte espiritual. Mateo 16:23 “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

¿Qué son los valores, y a dónde conducen?

a.    Son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento. Si Dios es el principio y nos dejó al Espíritu Santo para guiarnos, redargüirnos y enseñarnos, es de entendidos disponer nuestro corazón para su consejo y orientación, cualquier otra cosa es rebeldía oculta o no.

b.    Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir un comportamiento en lugar de otro. Si decimos que somos hijos de Dios y nos comportamos como hijos del mundo, somos mentirosos y hacemos mentiroso al Señor. Realmente no hay frutos dignos de arrepentimiento.

c.     Son fuente de satisfacción y plenitud. La plenitud de gozo solo está en su presencia, cuando somos hijos manifestados, llenos del fruto del Espíritu Santo. Sin su presencia soy fuente de amargura, pozo seco donde sube humo oscuro de muerte, que ciega los ojos de otros.

d.    Los valores son aquellos principios, virtudes o dones que caracterizan al creyente. El fruto del Espíritu revelado son los que nos conducirán a la perfección del Cristo, separado de Él nada podremos hacer, somos huesos secos, religiosos llenos de palabra muerta y blancura de sepulcro. Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.

Él es el principio, el alfa, la luz, que se acciona en mí a través del Espíritu Santo en temor y obediencia, permaneciendo como único valor desde que decido recibirlo como Señor y Salvador, por eso necesariamente debe haber la negación de mí mismo, una conversión real, genuina, ser nueva criatura; cualquier otro principio es terrenal y nulo, por eso no hay ley que lo suplante. Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

Oremos: Padre de los cielos, cuántas cosas he realizado sin tomar en cuenta tu principio, me dejado impregnar por principios terrenales, que parecieran ser buenos pero que no están de acuerdo a tu palabra; tu palabra dice que ame a mi enemigo y he hecho lo contrario, asimismo que haga frutos dignos de arrepentimiento y he hecho del arrepentimiento una práctica burda y religiosa, además dice que ponga la otra mejilla cuando me la golpeen y lo que he hecho es llenarme de ira y he entrado en contienda, y aún que bendiga al que me maldice y mi ser paga con bendición de los dientes para afuera con un corazón lleno de maldición; Perdóname Señor avergonzado estoy; tu amor está lejos de mí por mi causa, falta mucho por revelarse en mí. Jesucristo hoy me aferro al PRINCIPIO, tu eres mi principio, tu eres la verdad, la luz, el camino y la vida, en ti se conjuga el amor, el verbo y la misericordia; enséñame a amar y a ser misericordioso, a condolerme del necesitado, del confundido, del hermano perdido, de la oveja que está en asecho por los lobos de mal. Que el único valor del que quiero apropiarme sea el fruto del Espíritu Santo, que mi corazón anhele el amor y gozo que mana de tu manantial, la paz y la paciencia que solo tu das a mi vida, la benignidad y bondad hacia mi hermano, el hombre natural, sobre todo al que no conoce de Dios y busca conocerte, aumenta mi fe y mansedumbre, que mi corazón permanezca en convicción y certeza de lo que no se ve y la humildad de reconocerte como Dios, Señor y Salvador, pero sobre todo que me esfuerce por mantenerme firme en ti, que mi templanza sea para glorificarte, seguirte con ferviente deseo, sin desmayar en la carrera. Padre de los cielos, sé que somos hijos de Dios que hemos vivimos llevando un evangelio emocional por las redes sociales y poco espiritual, hacemos esoterismo al querer bendecir a otros si pasan tontas cadenas, alejado de tu principio de amor que ordena “Id y Haced”, también te pido perdón por tu pueblo; espero, por amor, que está palabra la reciba todo el mundo y sobre todo aquellos que seleccionarás para que formen parte de tu reino, que se conviertan y se olviden de ir detrás de pensamientos ilusorios, porque muchos son los llamados y pocos los escogidos, si hay bendición que sea la de tu presencia y que a partir de hoy valoren el sacrificio de amor que tu hiciste en la cruz, dándote alabanza, honor y gloria. Te amo mi Señor Jesucristo, a ti sea honra, te adoro, Bendito sea tu nombre. Amén.

viernes, 19 de octubre de 2018

PERVERSIONES



La definición de “perversión” presenta incontables y marañosas connotaciones. Hay quienes la asocian a evidentes “desviaciones sexuales”, sin embargo va más allá de éste puntual comportamiento. Según estudios científicos, el perverso desarrolla una personalidad conflictiva, con pensamientos artificiales basados en fantasías, producto del pecado propio, y entre otras cosas, las carencias, abusos, patrones implantados desde la gestación hasta la niñez, con rasgos pronunciados de inadaptación y comportamientos egoístas que pueden llegar a ser manifiestos o no.
Se dice que la perversidad no tiene límites, es falsa, hipócrita, lisonjera, discriminatoria, atropella a todo lo que se interpone en su camino, se centra en vanidades, creencias distorsionadas o razones, abusando de la confianza del prójimo trayendo consigo un daño colateral intencionado y muchas veces disimulado. Jeremías 13:10 “Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno”; Salmos 12:2 “Falsedad habla cada uno a su prójimo; hablan con labios lisonjeros y con doblez de corazón”.
El hebreo tahpûkâh (perversidad, perverso) enfatiza una conducta que se aparta de lo bueno y lo correcto, describe la acción de maldad de una persona, como un acto "torcido" o "deformado", que no armoniza con los mandamientos y la esencia propia de Dios; Mateo 19:17 “Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”; por otro lado es la acción obstinada de un corazón no convertido, que actúa de manera vil en contra de otros, sí mismo, inclusive en contra Dios, en diferentes intensidades; 2 Crónicas 25:2 “Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón”. En el latín hay dos concepciones referenciadas: la primera, perversus, que traduce como torcido, pervertido o inoportuno; y pervertĕre como perversión, es decir, invertir o dar vuelta al orden, las costumbres y el estado natural de las cosas, inclusive al orden divino dispuesto por el Señor; Eclesiastés 7:29 “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”.
Si hacemos una evaluación real de la perversión en nuestras vidas podemos apreciar que está asociada a un corazón no sometido a Dios, que obra con maldad conscientemente o disfruta de ello ocultamente. Génesis 17:17 “Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se río, y dijo en su corazón: ¿a hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?”. Por lo general, estamos acostumbrados a utilizarla para juzgar a otros cuando se presume o comprueba crueldad, maldad, malicia, daño, perjuicio, vileza, malignidad, infidelidad, alevosía, corrupción, vicio o se malogra perniciosamente; todo aquello que pueda ser reprochable; sin embargo cuando se refiere a nosotros, siempre hay una justificación “valedera”, que trata de engañar a Dios. Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”; Tito 3:11 “Sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio”; Hebreos 4:12 “Discierne los pensamientos y las intenciones del Corazón”.
¿CÓMO IDENTIFICO QUE HAY PERVERSIÓN EN MÍ?
1.   Cuando maquino maldad en mi corazón y me convierto en piedra de tropiezo para otros; Proverbios 6:18 “El corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal”; Lucas 17:2 “Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos”.
2.   Empiezo a transitar por caminos torcidos y extraños, apartado de Dios. Proverbios 21:8 “El camino del hombre perverso es torcido y extraño; Más los hechos del limpio son rectos”.
3.   No se me ha relevado el amor de Dios, el amor de 1 Corintios 13, entonces  “nada soy”.
4.   Cuando me conformo con esperar, trato de apacentarme a mí mismo y me olvido del necesitado, incumpliendo la gran comisión que el Señor ordenó; Deuteronomio 15:9 “Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado”; Ezequiel 34:8 “…ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas”; Mateo 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…”.
5.   Al levantar contienda en todo, si prevalece las discusiones, las peleas, la crítica y chisme, entonces soy perverso. Proverbios 16:28 “El hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta a los mejores amigos”.
6.   Cuando me relaciono con el que hace maldad, ya sea por interés o necesidad. Salmo 101:4 “Corazón perverso se apartará de mí; No conoceré al malvado”; Efesios 5:7 “No seáis, pues, partícipes con ellos”.
7.   Al no haber prudencia en las cosas del Señor, nos dejamos llevar por el alma y las emociones; 1 Samuel 25:25 “No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está con él…”.
8.   Cuando le damos rienda suelta a nuestra boca, sembrando oscuridad y la muerte que hay en nuestro corazón. Proverbios 16:27 “El hombre perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay como llama de fuego”. Mateo 12:34 “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”; Proverbios 6:12 “El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca”.
9.   No aprecio lo bueno sino que dilato el día adverso, veo el mal por todos lados, pero menos mí propio mal. Proverbios 17:20 “El perverso de corazón nunca hallará el bien, Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal”; Amos 6:3 “Oh vosotros que dilatáis el día malo, y acercáis la silla de iniquidad”; Lucas 6:41 “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”.
10.   Me engaño a mí mismo, creo realidades ilusorias, sufro de síndrome de persecución, siento que todos están en mi contra. Jeremías 17:9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”; 1 Samuel 9:21 “Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?”.
11.   Mi orgullo no me permite bajar la cerviz, no tengo vergüenza por lo que el Señor piense de mí, no pido perdón a Dios ni a los hombres, me lleno de soberbia y rebeldía. Sofonías 3:5 “…pero el perverso no conoce la vergüenza”; Marcos 11:26 “Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”.
12.    Vivo perturbado, con celos, con tendencia a enojarme o llenarme de ira. Santiago 3:16 “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”.
13.   Por falta de fidelidad a Dios. Deuteronomio 32:20 “Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación perversa, Hijos infieles”.
Nuestra oración debería ser a cada instante en función de lo que dice el salmista: Salmo 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”; y el Señor al ver nuestro espíritu contristo y humillado se conmoverá y habitará en nuestro corazón. Isaías 57:15 “Porque así dijo el alto y sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el santo: yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”; Salmo 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.
Oremos: Padre de los cielos, hoy descubrí que hay perversidad en mi corazón. No se me había revelado tu amor, aunque tenía conocimiento y entendimiento, solo había oído, ahora mis ojos lo ven, si he amado ha sido condicionadamente, porque amo al que me ama y no al que no me ama; he tenido celos que me llenan de molestia e incomodidad, y mi corazón se ha negado muchas veces a perdonar y pedir perdón, solo juicio y condenación hay en mis pensamientos, ocultamente. Me he dado cuenta que he vivido justificando muchas cosas que no te agradan, sin guardar tu palabra y fidelidad, como si fuera ciudadano de este mundo; me olvidado a veces del que te necesita, me conformo con esperar en una posición cómoda que venga a mí para hablarles de ti y se me olvida que tú, como buen pastor, como sacerdote, viniste a mí a buscarme sin merecerlo para redimirme de mis pecados, reconozco que no quiero pagar ese precio. Perdóname, oh Señor; crea en mí un corazón limpio y santo, que te alabe y adore de acuerdo a tu corazón, y renueva en mí un espíritu recto, un alma sometida a ti, un cuerpo que realmente sea templo de tu Espíritu. Que mi boca no diga oraciones lisonjeras, ni vacías e hipócritas, cuando tú realmente conoces mi corazón. Extirpa toda maldad, perversidad, corrupción que hay en mí y permíteme ver tu rostro con temor y reverencia, sabiendo que soy el más vil e indigno de tus siervos. Señor me postro y humillo ante ti, no desprecies a este corazón, que anhela estar en tu presencia. Bendito sea tu nombre, Dios mío, Señor mío. Amén