domingo, 23 de agosto de 2020

LA JUSTICIA DE DIVINA

 

Esta es la conversación de un hijo de Dios llamado Jacob Israel, pero le decían Pastor, que preocupado por los eventos de los últimos tiempos, trataba de ponerse a cuentas con la justicia divina, por lo que entró en una conversación profunda con el Señor Jesucristo, quien escuchaba atentamente su oración y le respondía a cada inquietud con todo el amor y justicia que posee:

Pastor: - Señor, ¿Es verdad que todo lo que somos, todo lo que tenemos y hemos recibido proviene de ti y te pertenece a ti?

Jesucristo: - He aquí, al Señor tu Dios pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay” (Deuteronomio 10:14); “Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides” (Isaías 44:21). 

Pastor: - Claro que no, mi Señor, ¿Cómo podré olvidarte si me has cuidado desde siempre, te amo de todo corazón?

Jesucristo: - “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare,  eso también segará” (Gálatas 6:7); “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

En eso traga grueso y continúa con la conversa:

Pastor: - Lo tomaré en cuenta, mi Señor.

En eso el Señor Jesús le recuerda:

Jesucristo: - “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:13); a si que “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).

Para pasar el susto, trata de generalizar, diciéndole:

Pastor: - Señor trataré de hacerlo, he visto como muchos hijos tuyos no cumplimos lo que has mandado, ¿Qué pasará si seguimos así, con esta actitud de deshonra, ya que todos somos salvos? ¡Verdad!

Jesucristo: -Ciertamente yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí para siempre”; pero ahora el Señor declara: “Lejos esté esto de mí, porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco” (1 Samuel 2:30).

Ante esta repuesta, no pudo más y él confiesa lo siguiente:

Pastor: - Pero, Padre de los cielos, me da mucho temor eso que has dicho.

Entonces el Señor serenamente le dice:

Jesucristo: - “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18).

Pastor: - Entonces me pregunto Señor, ¿No hay temor y honra en aquellos que hemos predicado tu palabra y te hemos servido por años? ¿Qué pasará con todos nosotros?

Jesucristo: - “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21); “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable” (Malaquías 1:6-7).

Pastor: - Pero, pero Señor, yo no he despreciado tu mesa, no hecho nada de eso.

Jesucristo: - “¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas” (Ezequiel 34:2-6).

Pastor: - ¡Guao, Padre! Es verdad, me has abierto los ojos, he visto cómo las ovejas se pierden y no me ocupo de irlas a buscar; a ti no te puedo engañar, tú lo conoces todo y sabes lo que hay en lo más profundo de mi corazón, es verdad que me he apacentado a mí mismo, que vergüenza tengo.

Jesucristo: - “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10); “De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:7-9).

Pastor: - Así es Padre, yo he tratado de ser un buen hijo, yo he ayudado a muchas ovejas a que entren al redil por años.

Al ver que trataba de justificar su condición de pecado, el Señor le responde:

Jesucristo: - “El asalariado, y que no es el Pastor {Cristo}, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas” (Juan 10:12-13).

Pastor: - Razón tienes, he huido y apartado tantas veces de tu redil, del rebaño, sin importarme las ovejas.

Entonces el Señor afirma:

Jesucristo: - “Yo soy el buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” (Juan 10:14-18).

Continuó el Señor, y el temeroso Jacob Israel postrado escuchaba atentamente, una palabra que venía del Padre:

Jesucristo: - “Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas; por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida” (Ezequiel 34:8-10).

Y así mismo le dio una palabra para su congregación:

Jesucristo: - “Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca, por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis. Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja” (Ezequiel 20:22).

Y el Señor le dejó palabra profética:

Jesucristo: “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado. Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques. Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán. Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos. No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante. Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones. Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor” (Ezequiel 34:23-30).

Entonces aterrado Jacob y con lágrimas en los ojos, clamo con sincero arrepentimiento, sabía que su transgresión no quedaría impune a menos que se hiciera obras dignas de arrepentimiento y diera el paso definitivo a la conversión, decidido a no mentir más ni ocultar las cosas, dijo:

Pastor: - Perdóname Señor, que tengo que hacer para que me perdones.

Jesucristo: - “No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal” (Proverbios 3:7); “El hombre o la mujer que cometa cualquiera de los pecados de la humanidad, actuando pérfidamente contra el Señor, esa persona es culpable; entonces confesará los pecados que ha cometido, y hará completa restitución por el daño {causado,} añadirá un quinto y {lo} dará al que él perjudicó” (Números 5:5-7);

Pastor: - He aquí, Señor que haré como Zaqueo, la mitad de mis bienes lo daré a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, le devuelvo cuadruplicado. (Lucas 19:8)

Jesucristo: - “Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela” (Salmo 34:14); “Y vivirás para siempre” (Salmo 37:27) 

Sin embargo, como conocía su corazón, le preguntó:

Jesucristo: - Hijo de mío, “¿me amas más que éstos?” (Juan 21:15).

Pastor: - Sí, Señor; tú sabes que te amo – sabía que sus funciones de pastor no la estaba cumpliendo.

Jesucristo: - “Apacienta mis corderos” (Juan 21:15)

Volvió a decirle la segunda vez:

Jesucristo: - “¿Me amas?” (Juan 21:16).

Pastor: - Sí, Señor; tú sabes que te amo – tanta insistencia le molía el alma en dos,  

Jesucristo: - “Pastorea mis ovejas” (Juan 21:16).

Le dijo la tercera vez:

Jesucristo: - “¿Me amas?” (Juan 21:17).

Jacob entristecido de que le dijese por tercera vez: ¿Me amas?, le respondió:

Pastor: - Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo – En ese momento su espíritu fue libre, supo que tenía que renunciar a la corrupción de su carne.

Jesucristo: - “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17).

Con su espíritu molido, y alma sujeta al Espíritu Santo, enmudeció y siguió escuchando:

Jesucristo: - “Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor” (Números 27:16-17).

Jesucristo: - “Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca” (Números 27:18-20).

Jesucristo: - “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” (Apocalipsis 2:5).

Entonces Jacob se humilló, invocó el nombre del Señor, oró fervientemente, no perdía la oportunidad de buscar su rostro, se convirtió de sus malos caminos y el Señor oyó desde los cielos y perdonó sus pecados y sanando en alma, cuerpo y espíritu (2 Crónicas 7:14); así es la justicia de Dios, la justicia Divina, nadie puede escapar de ella, cuando un pecador se arrepiente de verdad, el Señor es tan fiel y justo que lo perdona, solo basta con creerle y morir al viejo hombre, a la vieja manera de vivir, al ego, la altivez y soberbia que entorpece nuestro crecimiento espiritual y es piedra de tropiezo para los más débiles. Gracias Señor por tu palabra. Bendito sea tu nombre. Amén…

lunes, 17 de agosto de 2020

¡LOTERÍA, LOTERÍA!

 

Por allá a finales de los años setenta, yo era un niño de 11 años, que le gustaba el beisbol y lo más cerca que estuve de un estadio de beisbol, fue el día que mi Padre de crianza me llevó a ver un juego de las Águilas Zulia, donde vi a Leonel Carrión dar un jonrón y sentir la emoción de las gradas vitoreando su nombre, nunca había jugado formalmente en un equipo, sólo en caimaneras. Pues, como son las cosas de Dios, se crea la pequeña liga “La Victoria” y se juega en el terreno del INCE, inscribiéndome en la categoría infantil, porque estuve pasado de la categoría por 2 meses. Yo era un niño debilucho, de estatura baja para la categoría, habían niños de 12 años ya para saltar de categoría que eran más fuertes y tenían grandes habilidades, yo no poseía experiencia en ninguna posición, en la distribución por sorteo me tocó jugar con el equipo de “LOTERÍA DEL ZULIA”, sin recibir un entrenamiento previo como equipo sino que arrancó la pequeña liga de esta forma.

Cuando inició la campaña, fueron juegos y juegos que vi perder desde la banca, si querían referirse a un equipo malo el primero en mencionar era LOTERÍA, ya estábamos a mitad de temporada; yo soñaba con ser pícher o short stop, cosa que nunca logre; en mis oraciones solo le pedía a Dios que me pusieran a jugar y que me dieran la oportunidad. Hasta ese momento, nunca la había recibido, todo cambió después del juego N° 16. Pero, para llegar a ese momento, sólo Dios sabe, porque tuvimos que perder todos los juegos anteriores, pensar que ayudo haber perdido 15 juegos seguidos es una locura, pero así fue; y explico: el manager decidió hacer una práctica con todos los niños unos días antes del encuentro para evaluar capacidades, era necesario ya que no conocía las habilidades de todos los niños y nunca habíamos practicado por lo atropellado cómo surgió la liga, solo los más destacados y extrovertidos niños eran los que jugaban regularmente, habían muchos niños con talentos, pero tenían deficiencia en algún área y había que pulirlos, y otros que no sabían dónde colocarnos, porque nuestra luz brillaba en lo secreto, éramos unos perfectos desconocidos, y era una incógnita lo que podíamos aportar al equipo, quizás si esa práctica no se hubiese dado, nunca llegaría el momento cumbre.

En la práctica, el manager observó que yo chocaba la bola muy bien a pesar de mi tamaño, tenía buena vista y sacaba el bate, aunque no tenía mucha fuerza, entonces evaluó ponerme a jugar en los próximos juegos para darme un chance cuando fuera necesario. Ese juego no tardó ya que fue de inmediato, nos encontrábamos en el último inning del juego N° 16, tres hombres en base, 2 out, el juego empatado, no recuerdo a cuantas carreras y éramos home club, en ese tiempo no se jugaba extra innings por cuestiones del horario, eran 2 horas o siete innings para cada juego como máximo, para dar chance a los demás encuentros, yo como siempre puliendo banca con mi uniforme impecable, mirando los toros desde la barrera, y le tocaba batear al niño más ponchón de la liga, que no le daba una tabla a nadie, ni siquiera con la puerta de una iglesia, pero era excelente guante. Entonces el manager necesitaba a alguien que bateara, y me llamó a mí como bateador emergente. Imagínense el más pequeño del equipo a batear en un momento crucial.  

Recuerdo que el miedo me invadió, primera vez que iba a ponerme detrás del home en el beisbol organizado, tome y me incruste lo más que pude el casco, era la oportunidad, cuantos en la historia no han aprovechado una como esta y han dado un jonrón; pues, con toda esa presión, ¡Guao! Fui del dugout al home, demasiada responsabilidad para un niño de 11 años que no estaba acostumbrado a la presión y pensar que todas las esperanzas del equipo que soñaba salir de la racha perdedora estaba en mí, me aterraba; Adicionalmente, una cosa con la que no contaba eran los gritos burlescos y los chistes de mal gusto de las personas adultas que me conocían, y conocían a mis representantes, que se encontraban en la tribuna y obviamente me afectaba psicológicamente, ya que sabían mi trayectoria como “pulibanca”, etiqueta que tuve llevar por mucho tiempo.

El muchacho que estaba corriendo en tercera se acercó a mí, su nombre era Edwin Vílchez, era el mejor jugador de nuestro equipo, selección de la liga, me dio ánimo diciéndome: No tengas miedo, chócala y corre duro. Eso lo tome como objetivo y me enfoque en cumplir con esa misión. Al lanzar el pícher, los nervios hicieron que sacará el bate a una bola mala, golpeándola suavemente saliendo un rolling muy lento a las manos del lanzador, corrí lo más que pude a primera base, el pícher tardó un segundo en pensar a donde lanzar y decidió tirar al home porque lo tenía de frente, nuestro jugador estrella, que era un muchacho que tenía un tamaño por encima del promedio y agresivo en el juego, iba como bólido gritando y se abalanzó sobre el cácher con fuerza y le tumbo la bola y ganamos el juego, todos los niños del equipo salieron corriendo a abrazarme y levantarme en brazos gritando ¡LOTERÍA, LOTERÍA! Y coreaban mi nombre ¡Douglas, Douglas!, me sentí que había dado un jonrón como Leonel Carrión, fue nuestro primer juego ganado, uno de los días más felices de mi infancia. A partir de ese momento, no jugué más nunca banca y desarrolle con el tiempo mi juego como jardinero de ambas esquinas.

Hoy entiendo que el Señor siempre ha estado conmigo y es por pura misericordia que me encuentro en sus caminos, si mi corazón clamaba a Dios desde niño para que me ayudara, pues después de viejo también lo haría, por eso Cristo dice en Mateo 19:14 “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos”; la palabra dice en Isaías 60:1  “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” y en Filipenses 4:4 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”; hoy siento un gozo tremendo de estar en sus caminos, si bien fui y he sido pecador, estoy tratando de ser un hijo fiel a nuestro Señor, dando gracias por todo, a pesar de mis errores, afanes y circunstancias; Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.

He aprendido que siempre habrá personas que tratarán de burlarse, hacerte maldad, ignorarte para debilitar tu fe, sin embargo, la palabra dice que nos guardemos porque ellos son mensajeros del enemigo, malos obreros que nunca hicieron lo que el Señor les pidió que hicieran, y se unen para enlodar la obra que el Señor está haciendo en ti, buscan separarte del cuerpo, juzgarte y hasta culparte de todo lo que ocurre en tu vida, porque no conocen los propósitos de nuestro Dios, grande, bueno y misericordioso; Filipenses 3:2 “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo”.

El Señor nos da la oportunidad, aunque tarde la respuesta, para que brillemos y triunfemos con el poder de su Espíritu, porque la honra es de Él, no importa que seamos debiluchos, torpes, inseguros o nerviosos, no es en nuestra fuerza sino en la de Él, por Él estamos vivos y no hemos sido desechados, por Él seremos llevados a lugares de exaltación y honra a pesar de nuestra condición pecadora, pero es necesario que pongamos la mirada en el Señor, dispongamos nuestro corazón y nos arrepintamos con humildad y humillación ante su presencia, dar todas las cosas como pérdida solo por obtener la excelencia de su conocimiento; Filipenses 3:8 “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.

Y entender que no somos perfectos, pero andamos en camino de perfección para afianzarnos en el Señor tomando como referente a Cristo, quien se hizo hombre para enseñarnos obediencia; Filipenses 3:12 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”; lo importante no es lo que hemos sido, sino lo que somos y seremos en Cristo Jesús, prosiguiendo a la meta suprema que es la salvación y vida eterna; Filipenses 3:13-14 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

Seamos imitadores del Señor, acerquémonos con corazón de niños, con corazón que cree fielmente, con inocencia y pureza, Él es el único que puede transformar nuestra vida de humillación en vida gloria, dejar de estar puliendo banca, para ser levantado en brazos recibiendo la gloria que es gracias a su nombre; Filipenses 3:17 “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros”; Filipenses 3:21 “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”; así se nos revelará la paz y el gozo que sobrepasa todo entendimiento, bendito sea el Señor Amén... Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”; Gloria al Señor.