Cuando nos referimos a la palabra
disfuncional, por lo generar, lo enfocamos a una afección orgánica o biológica;
si se dice que existe disfunción de un órgano, todos entendemos de qué se habla,
por ejemplo: disfunción hormonal, ovárica, eréctil, hepática, etc., sabemos que
se trata de un órgano del cuerpo que no cumple su función de forma adecuada, en
tal sentido deja de ser aprobado, requiere una intervención médica. Romanos
12:4 “…En un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen
la misma función”.
Una disfunción neuronal es la
causa de enfermedades como el Alzheimer, una disfunción en el alma te puede
llevar a una enfermedad del espíritu; por ejemplo, si decimos que existe una
disfunción en la verdad (alma), es por causa de la mentira, esto enferma poco a
poco nuestro espíritu, corrompiéndolo, llevándolo
a la mitomanía, enfermedad que se apodera del ser, inclusive la persona llega a
creerse sus propios cuentos o engaños. 2 Pedro 3:14 “Por lo cual, oh amados, estando
en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin
mancha e irreprensibles, en paz”.
Al enfocarnos en la “disfunción
en la persona”, es un tema muy complejo y espinoso, porque involucra a todo nuestro
ser: alma, cuerpo y espíritu; y nadie está dispuesto a reconocer que la tiene; Cuando
nos referimos al alma, estamos hablando de todos esos pensamientos, emociones y
decisiones que describen el carácter y mi personalidad, y el espíritu como la conciencia
que me inquieta o da paz cuando hacemos lo bueno o malo, la relación personal
que tengo con quien me “gobierna la vida” y discernimiento que tengo para
sentir su presencia; partiendo que estás áreas del ser son disfuncionales,
podemos decir que, en un hijo de Dios que tiene malos pensamientos, emociones
desordenadas, hace su voluntad sin considerar la del Padre Celestial, tiene
cauterizada su conciencia, el Espíritu Santo no controla su vida y vive
sintiendo presencia de fuerzas oscuras, es porque es un hijo rebelde, hay áreas
que no ha convertido, no cumple lo que el Señor ha ordenado, es decir no funcionamos
como corresponde; mucho más cuando nuestra visión es corta, como corto es nuestro
conocimiento del Señor.
Son muchas las personas que
pueden padecer disfunciones espirituales sin darse cuenta, es decir, no obedecen
al Espíritu; aunque algunos están conscientes de ello, no toman las medidas
para corregir por falta de conversión;
por ejemplo: entendemos que una función es el servicio a Dios, que este es
un rol que nos llevará a otro nivel espiritual añadiendo bendición en áreas
personales que son vitales, sin embargo, no lo hacemos, quizás por idolatría, falta
de valentía, esfuerzo o compromiso, pereza e incredulidad, prefieren la comodidad
del mundo (Egipto), que el sacrificio de pasar por el desierto acompañado de
Dios. Salmo 2:11 “Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor”.
Hay muchos hermanos que pueden
dar fe de las bendiciones que han recibido sólo por servir, por haber dado el
paso de fe, sus vidas han sido transformadas, cambiadas positivamente, su testimonio así lo confirman, no porque estén
pasándola chévere sino porque el Señor es su respaldo, entonces vemos que han
crecido como matrimonio, padres, hijos, empleados, jefes, trabajadores, etc., entonces, qué no podrá hacer el Señor si
fuésemos siervos funcionales a plenitud como reyes, sacerdotes, ministros,
discípulos, pastores, ovejas, soldados, adoradores, etc. del gran Yo soy. Mateo
25:23 “Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.
¿CUÁNDO SOMOS DISFUNCIONALES ESPIRITUALES?
Somos disfuncionales cuando
existen afán, celos, vicios, abusos, adicciones, deseos descontrolados e
ilusorios, depresión, frustración, baja autoestima, complejo de superioridad o
inferioridad, maltrato, mentira, manipulación, miedo, ocultismo u otros
comportamientos desviados, controladores o desmotivadores. Si vivimos contendiendo
recurrentemente es porque hay una enfermedad o atadura espiritual que se
originó por una disfuncionalidad del alma; que como hijo de Dios no nos podemos
dar el lujo, porque estar en constante conflicto, intriga, chisme, ira,
soberbia, discordia, señalamientos, maquinación, etc. no es de Dios, sino donde
está el amor, la tolerancia y la misericordia, acuérdese que separados de Dios y su
palabra, nada podemos hacer.
La falta de tiempo para buscar
del Señor es un conducta disfuncional del alma, note que eso NO aplica para las
cosas del mundo; no poner al Señor de primero en todas las cosas indica que
existe un “dios” que prima en nosotros convirtiéndonos en idólatras, por
ejemplo: La TV, hacer deporte, ir conciertos, playa, etc., si estos son
primeros que Dios allí hay un ídolo que nos hace ser disfuncional; asimismo las
fiestas, rumbas, reuniones con viejas amistades, actividades sociales,
políticas, etc., si ellos están primero que Dios, pues usted es un idólatra obstinado,
propenso a la rebelión, hechicería, adivinación, iniquidad; lo cual nos expone a
las tinieblas y convierten en víctimas de los asechos del enemigo y nuestro
pecados.
ALGUNAS ACTITUDES DISFUNCIONALES
1. Perfeccionismo:
El alma nos hace sentir insatisfacción, afán en todo lo que hacemos o hacen lo
demás, es muy difícil alcanzar sus expectativas, vivimos en juicio, tensión,
frustración e irritabilidad permanente, tienden a no ser agradecidos.
2. Egocentrismo:
Es la actitud de complacer los deseos del alma porque creemos que lo merecemos,
somos orgullosos, autosuficientes, no nos gusta pedir favores; al no conseguir lo
que queremos, desatamos sentimientos de rabia, resentimiento, rechazo y
frustración. Nos negamos a humillarnos y rendirnos a los pies del Señor.
3. Dependencia:
Son aquellos que requieren asistencia permanentemente, prefieren ser complacientes
con quien le hace daño por temor a ser abandonado, vive agobiado, prefieren ser
esclavos terrenales y no buscar del Señor, por temer a perder lo que tienen.
4. Vulnerabilidad:
Es vivir en constante miedo, con elevada ansiedad, permaneciendo en un estado
de alerta constante, duermen poco. Desconoce el amor de Dios y no descansan en
su presencia.
5. Control:
Es la actitud de someter todo a mis deseos, no perder el control tanto de si
mismo como de su entorno; posee tensión constante y rigidez en su actuación,
demuestra inseguridad, no confía en el poder del Señor, cree que el Espíritu de
Dios debe ser ayudado, su diligencia es contraria a Dios.
6. Victimización:
Siempre tiene la razón, posee la necesidad de ser querido y atendido por otros,
considera que está injustamente tratado por todos. Demuestra queja, insatisfacción,
amargura, depresión, resentimiento, rabia y manipulación. Su actitud es pasivo-agresiva,
explota y huye cuando es confrontado con la palabra.
7. Suspicacia:
Vive observando pecados y malas intenciones en los demás y tiende a ser
desconfiado, es incapacidad de establecer lazos estrechos en los ágapes, su comportamiento
es hostil y defensivo hacia los demás. Sus pensamientos están alejados de lo
puro, lo bueno, lo santo.
8. Acomplejamiento:
Se aparta de los demás, se considera inadaptado en el entorno e incomprendido, prefiere
estar solo. Se siente superior o inferior al prójimo, se cree con gran cantidad
de virtudes o defectos, está lleno de insatisfacciones, tiende a deprimirse,
posee un vacío insaciable.
9. Culpabilidad:
Piensa debe ser castigado por sus pecados, no se le ha revelado el arrepentimiento,
ni el perdón de Dios. Tiene gran capacidad de autocrítica, vive con constante tristeza,
angustia, no hace obras dignas de arrepentimiento, sus pensamientos son obsesivos
sobre los hechos pasados.
10. Ocultismo:
Viven del que dirán, siente que los demás pueden juzgar sus defectos, criticar
o señalar, por eso ocultan sus pecados, no se abren ni son transparentes,
conocen que Dios lo sabe todo aún así no dejan de hacerlo. Busca aislamiento social, soledad, huye cuando
se siente asechado por las consecuencias de sus malas acciones.
CARACTERÍSTICAS DE LOS HIJOS DISFUNCIONALES
1. La falta de empatía, comprensión y sensibilidad
hacia ciertos miembros de la iglesia, familia, trabajo, etc., no se comportan
como hijos de luz. Romanos 12:15 “Gozaos con los que se gozan y llorad con los
que lloran”.
2. Se niegan a morir al pecado o menguar en
actitudes que no agradan a Dios, no se levantan en el Espíritu porque son de
tendencia impía, no aceptan el trato del Señor, desconocen lo que es el
verdadero arrepentimiento, perdón y conversión. Mateo 16:24 “Entonces Jesús
dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame”.
3. Su oración no es eficaz, no ponen la mirada en
Cristo y su palabra, aparentan piedad pero no tienen temor del Señor, le falta
conocimiento y revelación del Espíritu, no ponen freno a su actitud pecadora,
viven dispersándose alocadamente, su iniquidad les consume y lleva por caminos
de muerte, sufren de alzhéimer espiritual. Santiago 1:25 “Mas el que hubiere
mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de la libertad, y perseverado
en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será
bienaventurado en su hecho”.
4. Aman al Señor de boca y no de corazón, no aman al
prójimo ni a sus enemigos, se aprovechan de las circunstancias adversas de
otros, le faltan el respeto, son injustos, critican, estafan, roban sus
pertenencias, destruyen la confianza, no mantienen la palabra, se justifican
por todo, etc. Mateo 5:44 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid
a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen”.
5. Magnifican los problemas, se ahogan en un vaso
de agua, ven demonios en todos lados, se sienten acosados, dudan y no aprenden
a descansar en el Señor. Proverbios 3:11-12 “Hijo mío, no rechaces la
disciplina del SEÑOR ni aborrezcas su reprensión, porque el SEÑOR a quien ama
reprende, como un padre al hijo en quien se deleita”.
6. Son mentirosos, desobedientes, rebeldes, injustos,
codiciosos, necesitan ser liberados de ataduras, rompiendo cadenas y lazos,
derribando muros, cárceles y cerrando portillos, abriendo la puerta al Cristo
de gloria. Juan 8: 36 “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres”.
QUÉ DEBO HACER PARA SER HIJO DE DIOS FUNCIONAL
Escudriñe la palabra y dirija sus
esfuerzos en cumplirla. ¿Qué le dice el Señor? ¿Cómo está su comunión? ¿Su
confianza está en él? Será que ¿Él puede confiar en mí?, cumpla sus funciones
sin esperar nada a cambio, el Señor conoce su corazón, nunca olvida un corazón
contrito y humillado. Hechos 3:19 “Así que, arrepentíos y convertíos {No sean
disfuncionales}, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la
presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
Reconozca su condición de pecado,
revalúe y conviértase, empiece a reasignar funciones. Revise que roles o
funciones está ejecutando y si estos honran el nombre del Señor; también que responsabilidades
ha estado evitando por estar ocupado en las cosas del mundo, la familia, mi
pareja, el trabajo y conmigo mismo. Pida discernimiento e identifique la raíz de
su desapego con el Señor. Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados no
prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”.
Evalué: ¿Qué tipo de reacciones
tienen ante las circunstancias? ¿Qué pecados, vicios, actitudes se repiten en usted reiterativamente? ¿Cuándo dejó de creerle al Señor? ¿Qué lo motiva hacer lo
malo?, ore, arrepiéntase, pida perdón y decida a cambiar de verdad; así podrás enderezar
sus pasos por el camino correcto y el Señor le sanará de esa disfunción. Juan
16:33b “… En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo”.
Sométase y sujétese al Señor, para que le enseñe a manejar los
conflictos, las adversidades, los tiempos malos, saludablemente, no reprima ni
exteriorice sus sentimientos con otros, entregue todas sus cargas al Señor, no
se quede con nada, no se deje manipular por el alma, no se meta autogoles. Crezca
espiritualmente, mengue y muera a sí mismo, déjese gobernar por el Espíritu
Santo, viva en santidad. Ezequiel 18: 32 “Porque no quiero la muerte del que
muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”.
Pida discipulado, congréguese, levante
un muro de protección, ore y clame por dirección. No sea solo oidor sino un
hacedor, decida a modelar su alma, haga obras dignas de arrepentimiento y
conversión. Ponga la mirada en Cristo, no vea el punto negro en la pared blanca.
Manifiéstese como hijo de Dios y hasta la misma creación se lo agradecerá. Romanos
8:19 “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación
de los hijos de Dios”.