lunes, 22 de febrero de 2021

¿SEPARADO DE MÍ?


Cuando escuchamos la palabra “Separado” por lo general lo relacionamos con una persona que ha roto la relación matrimonial con su cónyuge, es decir, ha roto el pacto establecido, el acuerdo, aunque todavía no haya se concretado el divorcio o la anulación de su relación. Hay matrimonios que no necesitan vivir en diferentes lugares para estar separados, el pacto de amor y fidelidad ha sido anulado por una o las dos partes.

No existen esposos que se hayan separados y quedado ilesos, sin haber sufrido consecuencias profundas ni dejado huellas en sus vidas, independientemente el tipo que sea: sicológica, física, emocional, espiritual o económica, sobre todo si hay hijos de por medio. Muchos de los traumas de los hijos son producto de las separaciones de los esposos, y de las acciones previas a estas. Efesios 2:12 “(recordad) que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo”.

La Iglesia como esposa de Cristo, tiene un llamado a amar, santificarse y serle fiel al esposo, y cuando hablamos de la iglesia, nos referimos a cada uno de sus miembros, porque todos forman parte de esa esposa, que será vestida de lino fino, limpio y resplandeciente en las bodas del Cordero. Apocalipsis 19:7-8 “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”.

Hay quienes creen que, después de haberse desbocado a su pecado, “lo ideal es separarse con el menor daño posible” de su conyugue; pues eso no existe, ya que el “daño” no es algo que se puede medir ni pronosticar; si sembró dolor, resentimiento, infidelidad o ira de eso recogerá, porque no se puede recoger papas si se sembró ají; los árboles gigantes, como por ejemplo la mostaza, son obra de una pequeña semilla, quien puede decir que este árbol va a tener 7 o 70 metros de altura si la semilla es la misma, así es la separación, ¿Cuánto daño traerá?, no lo sabemos, esto es algo que se ha de discernir en el Espíritu, y sólo se podría evitar si el Señor gobernara nuestras vidas.

Nadie se casa con la intención de pecar, medir o pronosticar los daños, sino con la promesa de serle “fiel, amarse, respetarse, apoyarse todos los días de su vida, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe”; sin embargo, sin Cristo, sin una verdadera conversión todo esto es una utopía, un sueño que pocos por no decir nadie ha cumplido, porque en realidad nuestra naturaleza humana es pecaminosa, lo que la palabra llama concupiscencia, ya que preferimos prevaricar contra el Señor que apartarnos para Él. Santiago 1:14-15 “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces LA CONCUPISCENCIA, DESPUÉS QUE HA CONCEBIDO, DA A LUZ EL PECADO; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”; Miqueas 3:4 “Entonces clamarán al SEÑOR, pero Él no les responderá; sino que esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo, porque han hecho malas obras”.

Estar separado es apartarse de algo o alguien con un propósito, la mayoría prefiere separarse del amor eterno con el propósito de ir detrás de sus deseos ilusorios; también, es establecer una distancia, acortándola o aumentándola, dependiendo de la decisión que se tome, por ejemplo: separado de la familia. Es renunciar a algunas cosas para establecer grupos, alianzas o asociación  con otras ya sea el mal, el mundo, mi carne, los amigos, la familia o el Espíritu Santo. Pregúntese: ¿A qué le dedica actualmente más tiempo de su vida? Y sabrá con quien se ha asociado.

Es distinguirse por su testimonio, dando a conocer sus frutos: ¡Me separare de la bebida!, ¿Será verdad? ¿Eso dice mi testimonio? Es tan importante conocer qué tipos de frutos estoy entregando, porque estos dirán si realmente soy un hijo de Dios o hijo del pecado, si mi testimonio es de santidad o maldad. Asimismo es tomar un camino distinto al que estaba acostumbrado, con nuevos acompañantes, ¡Dime con quién andas y te diré quién eres! Está seguro que el Espíritu Santo le acompaña, tiene esa certeza!! Por último, es abandonar sus creencias, deseos, pensamientos, opiniones, pasiones, rutinas, acciones, etc., para adentrarse en algo diferente, por ejemplo, ¿Ya dejó el miedo de romper sus paradigmas y decidió acercarse y creerle al Señor?

Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”; Juan 15:5-6 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque SEPARADOS DE MÍ NADA PODÉIS HACER. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”; Levítico 20:26 “Me seréis, pues, santos, porque yo, el SEÑOR, soy santo, y os he apartado {separado} de los pueblos para que seáis míos”.

Muchos hijos de Dios que se han separado del Señor quieren justificar su pecado con letra muerta o condenando las acciones pecaminosas de otros, tratando de aparentar justicia y santidad, están tan entenebrecidos que ya no tienen temor de Dios, de su palabra ni lo santo; esto los lleva a caer de la gracia que Jesucristo dio en la cruz. Gálatas 5:4 “De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por {la} ley; DE LA GRACIA HABÉIS CAÍDO”; Romanos 12:17-19 “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.

¿QUÉ OCURRE CUANDO NOS SEPARAMOS DE DIOS?

1. El mundo nos absorbe, empezamos a hacer lo que antes hacíamos, entramos en muerte, convirtiéndome en enemigo de Dios. Juan 15:6b "…porque separados de mí nada podéis hacer".

2.  Damos a luz iniquidad, concebimos maldad, confiamos en cosas vanas, nos olvidamos de orar y clamar por la justicia de Dios, la verdad se aparta de nuestra boca. Isaías 59:4 “No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad”.

3.   Nuestras vestiduras son viles se manchan de impiedad, son vergüenza en los ágapes, nuestras obras no son dignas de arrepentimiento si no tinieblas, iniquidad y rapiña. Isaías 59:6 “Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos”.

4.   Recogemos poco, no nos saciamos porque comemos en tinieblas, estamos llenos de insatisfacción, andamos fríos y con un vacío espiritual tremendo, nuestro trabajo no rinde, todo lo gastamos, andamos afanados, en queja y padeciendo. Hageo 1:6 “Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto”; Eclesiastés 5:16 “Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria”.

5.   Nuestros pies transitan por caminos oscuros, sin rectitud, nuestros pensamientos son de maldición más que de bendición, destruyendo y quebrantando nuestra alma, no concebimos la paz. Isaías 59:7-9 “Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad”.

6.   Nos conducimos con inseguridad, tropezamos por nuestra ceguera, vivimos molestos, en contienda, con ira, la salvación se aleja de nosotros. Isaías 59:10-11 “Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros”.

7.  Tratamos de engañar a Dios, prevaricamos constantemente, somos rebeldes aun reconociendo nuestros pecados, empezamos a calumniar al prójimo, a creernos nuestras mentiras. Isaías 59:12-13 “Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira”; Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

¿QUÉ OCURRE CUANDO DECIDIMOS APÁRTANOS PARA EL SEÑOR Y CONVERTIRNOS?

1.    Borra nuestras rebeliones, nuestro prontuario espiritual. Isaías 43:25 “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”.

2.    Somos redimidos, ya no somos esclavos de nuestros deseos, seguimos los caminos del Señor, en nuestra boca no será hallada mentira, ni cosa que avergonzarnos. Apocalipsis 14:4-5 “…Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios”.

3.    Procuramos presentarnos diligentemente como hijos aprobados, irreprensibles, sin mancha, llenos de la paz de Cristo, el pasado ya no me afecta. 2 Pedro 3:14 “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”.

4.    Vivimos orando fervientemente, buscamos su palabra, nos humillamos de corazón, invocamos el fuego consumidor de su Espíritu, nos devolvemos de nuestros malos caminos, para ser escuchados, sanados y perdonados por el Altísimo. 2 Crónicas 7:14 "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra".

5.    Decidimos aceptar su salvación y vida eterna de corazón, nuestros huesos secos cobran vida, nos llenamos de tejido espiritual, hacemos honor al pacto de gracia. Ezequiel 33:11-12 "Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare".

REFLEXIÓN

No hay pacto de vida si permanecemos separados de Dios, mucho menos si el pecado es quien reina en nuestra vida, porque separarse del Señor trae consigo muerte, por eso es tan importante que escudriñemos la Palabra, la entendamos, le demos vida, haciéndola y aplicándola en nuestro ser. Hebreos 10:16-17 “ESTE ES EL PACTO que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: PONDRÉ MIS LEYES EN SUS CORAZONES, y en sus mentes las escribiré, añade: Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS Y TRANSGRESIONES”.

El Señor aplicará irremisiblemente su juicio, tarde o temprano, pero no desea que nadie muera; a través de Jesucristo se nos da el camino para la vida, para que creamos y nos convirtamos al Padre, haciendo su voluntad, no desperdiciemos esta gran oportunidad, porque los tiempos se acortan. Ezequiel 18:30-32 “Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”.

No estemos más separados del Señor, echemos nuestras trasgresiones sobre Él para que sean perdonadas en la cruz, arrepintámonos de corazón; ya es hora de dejar el doble ánimo, la debilidad ante el pecado, diga el débil fuerte soy en Cristo, seamos el hombre y la mujer nueva a la que fuimos llamados; venzamos y recibamos la heredad eterna, porque la vida y su gloria nos espera, esforcémonos con fe en ser justos, santos, obedientes, hacedores de su palabra para recibir la corona de vida, prometida por Dios. Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”; Apocalipsis 3:5 “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.

lunes, 1 de febrero de 2021

MUROS, BARRERAS Y FORTIFICACIONES

 


“…No os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

2 Tesalonicenses 2:2-4

Cuando una persona se encuentra alterada o conturbada por una situación adversa y se deja arropar por la crisis económica y la pandemia presente en estos tiempos, sin la presencia del Señor, se halla, por lo general, en una condición de olvido, destierro, cautividad, opresión, esclavitud, ruina o destrucción, es decir, sin defensas ni protección, vulnerable a todos los dardos y asechanzas que el mal está maquinado para someter nuestra voluntad, dispuesto a robarnos la paz, destruirnos emocionalmente y matarnos en lo espiritual; hay cualquier cantidad de ejemplos en la biblia de varones de Dios que levantaron muros espirituales en tiempos de crisis para evitar ser tentados y dañados por el maligno, tales como José hijo de Jacob, Moisés, David, Nehemías, Pablo, Pedro, que si bien fueron hombres comunes e imperfectos, también fueron hijos de testimonio con disposición, obediencia, conversión, confianza, oración, liderazgo en el Señor, usados para exhortar, motivar, reconstruir vidas, avivar la fe, levantar y restaurar muros, fortificaciones y obras dignas para el Señor, intercediendo y presentando los pecados del pueblo de Dios, dando pie a cambios profundos que se vieron reflejados después de su muerte, ya que estaban fundamentados sobre la roca que es Cristo y en comunión con el Espíritu Santo; hombres que con sus acciones trajeron bendición y prosperidad para todos, aun para quienes se negaban a entrar en el camino de santidad. Jeremías 15:19 “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”.

Ellos tuvieron el don de guiar, administrar, exhortar, influenciar y liderizar, gracias al Señor, fueron hijos que se dejaron gobernar por el Espíritu Santo sujetándose a la palabra, revistiéndose de la armadura de Dios dejando que se manifestara su acción liberadora porque sin ella nada podían hacer, levantando junto con el pueblo santo un muro de contención espiritual, librando la buena batalla y desarrollando fortificaciones en ayuno, oración y vigilia para evitar la corrupción y contaminación de sus vidas producto de la carne, el mundo, el maligno y sus demonios, aprendiendo a discernir y desechar lo malo para conversión y tomando lo bueno para edificación y salvación. Efesios 6:11  “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Cuando no desechamos lo malo, seguramente, usted y yo, nos encontramos atrapados por el pecado o existen barreras de incredulidad y maldad que se han levantado en nuestra mente, por la corrupción del alma y espíritu o por la concupiscencia y deseos de nuestra carne, que nos impiden dar el paso de fe y conversión.

La reflexión de hoy tratará de uno de los dos líderes utilizados por Dios en los tiempos del imperio persa, para restaurar el muro de Jerusalén, una fortificación que fue clave para glorificar y alabar el nombre del Señor, a través de acciones respaldadas por el Espíritu:

SIERVO DEL REY

Al leer las santas escrituras podemos apreciar que fue un hombre común, perseverante en la fe, que estando en una posición cómoda o privilegiada, renunció a su seguridad y prosperidad con el fin de restaurar los muros de Jerusalén, el anhelo de servirle de corazón al Señor lo llevó a condolerse del pueblo de Judá que se encontraba en ruinas por su pecado, le importaba el destino de final que recibiría; entendía por el Espíritu que al pueblo de Dios, le sobrevino ese gran mal y afrenta producto de sus transgresiones, entonces necesitaban esforzarse más para restaurar su relación con el Altísimo, debiendo reparar primero el muro de su ciudad y fortalecerse para no quedar indefensos, expuestos ni desnudos antes sus enemigos, quienes querían verlos destruíos; una tarea que parecía imposible, porque el muro de la ciudad estaba totalmente destruida y el tiempo era perentorio, pero su confianza, disposición, liderazgo y quebrantamiento de corazón {arrepentimiento y duelo}, lo llevaron a orar ferviente al Padre, liberándose primeramente de toda ligadura de impiedad que pudiese tener {en ayuno}, y seguidamente pidiéndole dirección al Señor, creyendo en su propósitos eternos. Romanos 8:28-30 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.

Su nombre era Nehemías, siervo del rey persa Artajerjes (465-424 a.C.), imperio aqueménida, que siendo su copero, hombre de confianza, le solicitó, poniendo la mirada en el Dios, que le permitiera la reedificación de la “ciudad de los sepulcros” de sus padres {Jerusalén}, cosa que no hubiese logrado si no hubiese orado y solicitado al Señor que pusiera gracia delante del rey. Este rey persa tenía muchos enemigos que se había ganado por sus acciones, ya que asesinó a su hermano Darío, legítimo heredero de su padre el rey Jerjes; él había sido engañado por general Artabano al hacerle creer que su hermano era el responsable del asesinato de su padre, entonces procedió en consecuencia, sin embargo luego de abrir los ojos, ejecutó a los verdaderos culpables y gobernó por más de 40 años. Así pasa en nuestras vidas, cuando actuamos en nuestra justicia, cometemos errores que sus consecuencias las pagamos con creces, entonces por estos errores nos aferrarnos a cosas, personas o creencias alejadas de Dios que nos dan cierta seguridad y por lo tanto nos cuesta desprendernos de ellas, producto de que no conocemos realmente al Señor ni su perdón ni poder; en el caso del rey persa confiaba ciegamente en Nehemías; como copero, tenía la responsabilidad de garantizar la vida del rey ya que era quien probaba todos sus alimentos y bebidas verificando que no estuviesen envenados, así que desprenderse de él por más de (02) meses no era fácil {Que al final fueron 32 años} y mucho más si no conocía del Señor, pero Dios puso en su corazón la gracia y la disposición para darle el permiso a favor de su siervo. Nehemías 1:11 “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón {Artejerjes}. Porque yo servía de copero al rey”; Nehemías 2:5-6 “Y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo”.

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TENÍA NEHEMÍAS QUE UTILIZÓ EL SEÑOR PARA RESTAURAR LOS MUROS?

1.      Visión: Proteger al templo de Dios, la tierra prometida y el pueblo judío de cualquier ataque y asegurar la continuidad de la adoración al Señor, era una prioridad; Dios puso el deseo en el corazón de Nehemías de reconstruir los muros dándole una visión para el proyecto, aunque él no la disfrutó porque tuvo que regresar a Susa (Irán), capital del imperio aqueménida para atender al rey, sin embargo logró visualizar la magnitud del proyecto, organizar al pueblo para servir, pudo poner orden espiritual,  implementar ciertas reformas que encaminaron y avivaron la fe del pueblo, preparando el escenario para la venida del Señor Jesucristo. Nehemías 1:2-4 “…Les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”; Nehemías 1:8-9 “Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre”.

2.        Consultar al Señor, en oración, en cada paso: Cada vez que Nehemías iba actuar, oraba al Señor y lo hacía en todo, y en algunos casos ayunaba para prepararse y librarse de las ataduras del mal, por ejemplo oró para pedir perdón por los pecados del pueblo de Judá: Nehemías 1:4 “…y ayuné y oré delante del Dios de los cielos {pidiendo dirección}”; lo hizo antes de solicitar al rey para que le permitiera la reconstrucción de los muros de la ciudad;  Nehemías 2:4 “Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos {para que le pusiera las palabras exactas}”; también lo hizo cuando sus enemigos conspiraron contra ellos para atacarles, Nehemías 4:9 “Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos {enemigos} pusimos guarda contra ellos de día y de noche”.

3.       Liderazgo y planificación: Nehemías mostro capacidad de liderazgo poco común en esos tiempos, tenía el don de alentar para emprender, influenciar, atender y convencer a otros con sus palabras y testimonio; Nehemías 2:17-18  “Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien; Nehemías 5:1 “Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos”.  Gracias a su planificación, el muro fue reconstruido en tiempo record, sin tener maquinarias ni tecnología, en 52 días estaba terminado, Nehemías 6:15 “Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días {gracias a que el Señor colocó en los corazones del pueblo, el querer como el hacer}”; Nehemías 7:73 “Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades”; y sabiamente administró las dificultades que traían la presencia de sus enemigos que se oponían a la reconstrucción del muro; Nehemías 4:13-15 “Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos {los enemigos}; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea”.

4.        Organización y orden: Ordenó y creó los equipos de trabajo por familias y resolvió los problemas internos entre hermanos; Nehemías 5:7-9 “Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales {hermanos}, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder {por habían actuado mal} Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?”; puso orden al devolver las tierras, viñas y casas a quienes habían empeñado sus casas a causa del hambre a los vividores de oficio, todo gracias a que consultaba al Señor; de igual forma Nehemías rescató el libro de la genealogía del sacerdocio y de todo el pueblo de Judío, asimismo hizo arreglar, enmaderar y levantar las puertas colocando cerraduras y cerrojos, edificando las torres, muros derribados, entre otras cosas (capítulo 3); empadrono según la genealogía familiar, organizó el linaje sacerdotal sacando a quienes no cumplían con lo ordenado por Dios, vestiduras santas, también puso orden en los bienes y ofrendas de la congregación; Nehemías 7:63-65 “Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas. Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio, y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas,  hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim”.

5.      Perseverancia a pesar de las dificultades: Nehemías fue ejemplo y testimonio de perseverancia, ya que no decayó nunca ante las dificultades; tenía muchas cosas en contra por ejemplo: una amenaza de muerte de parte sus enemigos, el tiempo reducido para regresar con el rey a quien servía, un proyecto de gigantes magnitudes, ser prácticamente un desconocido en su propia tierra, sin tener autoridad sacerdotal ni seguidores, pero tenía lo más grande, la certeza de que Dios estaba de su lado, esa confianza que le dio la valentía e impulsó a esforzarse y abrir caminos, sobre todo cuando el Señor va al frente; él no había olvidado que Dios abrió el mar rojo cuando se había acabado el camino y el pueblo de Israel era asechado por el Faraón y su ejército en Egipto, tampoco cuando los alimentó y dio de beber agua en el desierto, eran más de 5 millones de personas y Dios lo hizo, bautizar y limpiar al pueblo en el río Jordán para entregar la tierra prometida, Dios lo hizo, peleó las múltiples batallas haciendo correr espavoridos a los enemigos, todo por la gracia de Dios, entonces, por qué dudar que levantaría el Muro, una Fortaleza más fuerte; esto no se trata del muro que restauró con rocas y piedras, sino del Muro Espiritual que el pueblo necesitó para levantarse y volverse a Dios, convirtiéndose de sus malos caminos, recibiendo la misericordia.

6.     No había mezquindad en su corazón: Nehemías a pesar de ser nombrado gobernador por el mismo rey, sin quitar su mirada en el Señor, se apoyó en Esdras y los levitas para levantar la obra de Dios en el pueblo, derribando las barreras de tinieblas y oscuridad que les impedía buscar del Señor en espíritu y verdad, ya que tenía claro que el crecimiento lo daba el Señor, poniendo el sello al Muro espiritual que los resguardaría hasta la llegada de Jesucristo. Nehemías 8:5-6  “Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo;  y cuando lo abrió,  todo el pueblo estuvo atento. Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra”; Nehemías 8:11 “Los levitas,  pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad,  porque es día santo, y no os entristezcáis. Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado”.

Reflexión:

En el mundo siempre habrá trampas, barreras, estereotipos, sabiduría, muros creados por el enemigo que trataran de que te olvides del Señor, caigas en el ciclo vicioso de la culpa, el desasosiego, la depresión y la muerte. Sólo a través del Señor, es que podemos levantar los muros de fortaleza que necesitamos para restaurar nuestra vida, esos que nos guardarán de las asechanzas del diablo, que lo que quiere es destruirnos, robarnos la paz y quitarnos la vida dada por Cristo.

Es hora de hacer como Nehemías, sin perder la mirada en Cristo, condolernos por los perdidos, permitir que el Espíritu de Dios sea quien gobierne nuestras vidas, consultando cada paso que damos, planificando nuestra vida espiritual, pida al Señor que le revele que quiere para su vida, ejerza el don de liderazgo, la autoridad que Cristo le dio, pero con humildad y sométase a su palabra, haga las cosas decentemente y orden de sincero corazón, seamos testimonio de que Cristo vive en nosotros, perseveramos sin desmayar, esfuerce por agradar al Señor, sea valiente, no importa que dirán los demás, pero sobre todo deléitese de compartir y trabajar con los hermanos, unidos, como una sola iglesia, como un solo cuerpo, en un mismo Espíritu y haremos cosas que para los hombres es imposible, pero para Dios no lo es.

El Señor está esperando de que salgan los buenos obreros, los siervos de corazón dispuesto, esos tales adoradores, que le alaben es Espíritu y verdad, para glorificarse en ellos y bendecir sus vidas, para que toda nación diga este es el pueblo de Dios, la nación santa respaldada por el Padre todopoderoso y que recibirá la herencia prometida desde los primeros tiempos, Amén...