Muchas veces cuando me he puesto a orar a Dios, meditar y reflexionar en
su palabra, siempre espero que él empiece a hablarme a mi mente, a veces no
logro a discernir cuando soy yo o cuando es él, y empieza el conflicto, la
confusión y la incredulidad de las cosas que vienen a mí, entonces espero una
confirmación.