miércoles, 13 de octubre de 2021

LA INVITACIÓN

 


Apocalipsis 21:2

“Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo”.

Cuando leemos este versículo de las santas escrituras, quizás muchos de nosotros no estamos en capacidad ni lo suficientemente preparados espiritualmente para digerirla, entenderla y asimilarla con revelación y verdad para darle la importancia debida y producir los cambios en mi ser que hacen de mi un mejor hijo de Dios, un mejor discípulo de Cristo y un mejor siervo; Isaías 62:5 “Porque {como} el joven se desposa con la doncella, se desposarán contigo tus hijos; y {como} se regocija el esposo por la esposa, tu Dios se regocijará por ti”; Muchos están esperando la invitación del Señor para las bodas del Cordero y no están preparados para su llegada, desean que Dios con su poder sobrenatural les toque el corazón y les cambie, pero, no se esfuerzan para hacerlo. Seguramente, se queden esperando porque las cosas no suceden así, estamos tan entretenidos con las distracciones del mundo que vivimos apartados del lado de Dios, contristando muchas veces al Espíritu Santo que mora en nuestro ser, dejando apagar la luz que ilumina mi vida, es decir, descuidando el aceite que la mantiene encendida la luz de Cristo.

Al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador, Él coloca en nuestros corazones su luz, la lámpara que guía nuestros pasos y que es lumbrera para nuestros pies, sin embargo muchos de nosotros la ignoramos, por falta de oración, santidad, conversión y acciones indignas que nos sumergen en un reino de oscuridad, tinieblas y muerte, despreciando así, la salvación que nos regaló Jesucristo al subir a la cruz muriendo para el perdón de nuestros pecados, saldando esa cuenta con el Padre, no nos damos cuenta que, al ignorarlo pisoteamos su sangre.

Que tremendo que ya llegó el tiempo de prepararnos para la fiesta, porque la INVITACIÓN A LAS BODAS DEL CORDERO fue entregada y procesada, el día que recibimos a Cristo, y no estamos listos para presentarnos a tan glorioso evento. En tal sentido escudriñemos palmo a palmo la palabra para descubrir el por qué, pero pídale primero al Señor que le de discernimiento de Espíritu para entender con sensible corazón lo que hoy quiere enseñarle y pida que esta halle cabida en usted y permanezca por siempre, Amén:

¿QUÉ PASARÍA SI SE PRESENTASE EL SEÑOR EN ESTE MOMENTO PARA LA BODA?

1.   Y vi la ciudad santa”: Usted cree que Él, vería en nosotros unos hijos diligentes, irreprensibles, una ciudad santa, una iglesia, limpia, pura, sin mancha ni arruga, que no se avergüenza de su desnudez, porque conoce del Señor; Efesios 5:27 “A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”; Ezequiel 16:8 “Entonces pasé junto a ti y te vi, y he aquí, tu tiempo era tiempo de amores; extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez. Te hice juramento y entré en pacto contigo -declara el Señor DIOS- y fuiste mía”. O por el contrario vería una persona mentirosa, una novia renuente, desobediente, llena de pecados, sumergida en su mundo, en sus negocios terrenales, alejados de Dios. ¿Cuántas veces en la semana, usted y yo, vamos a su presencia a ponernos a cuenta con Él?, ¿Sólo los domingos? siendo optimistas, si es que vamos a la iglesia a arrepentirnos y limpiarnos de verdad, porque algunos tienen por costumbre ir religiosamente sin embargo su testimonio está muy lejos de Él. Mateo 22:3-6 “Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir. De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas. Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios, y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron”; Isaías 29:13 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”.

2.   La nueva Jerusalén”: Será que nuestro Señor Jesús encontraría al nuevo hombre, a un vencedor, a un hijo de Dios convertido, al hacedor que se revistió de la justicia, santidad y verdad de Jesucristo, la nueva Jerusalén donde resplandece su gloria, Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”; Apocalipsis 3:12 “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.

3.   Que descendía del cielo, de Dios”: Para poder descender, primero debemos subir a los cielos atesorándolo con todo nuestro ser, morando en su presencia, sin olvidar sus enseñanzas diariamente; en cada cosa que hagamos presentémonos en oración, siendo testimonio de su palabra, ayunando para romper ligaduras, congregándonos para recibir de su calor y amor, alabando y adorando su nombre en Espíritu y verdad, de todo corazón, con sincero arrepentimiento, limpiándonos de toda maldad, humillando nuestra alma y espíritu, tomando el lugar que nos corresponde; Salmo 140:13 “Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia”; Lucas 14:10 “…ve y siéntate en el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó, te diga: Amigo, ven más adelante; entonces serás honrado delante de todos los que se sientan {a la mesa} contigo”. Jeremías 2:32 “{Acaso} ¿Se olvida una virgen de sus adornos, o una novia de su atavío? Pues mi pueblo me ha olvidado {de mi} por innumerables días”.

4.   Preparada como una novia ataviada para su esposo”: Muchos hijos de Dios no se quieren vestir para la boda de justicia y santidad para recibir al Señor, esos quedaran fuera o serán echados a las tinieblas, porque nunca han cambiado ni cambiaran, prefieren la carne sobre todas las cosas; Mateo 22:11-14 “Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”; pero aquellos que se preparan para las Bodas del Cordero se adornan de prudencia y esfuerzo, a ellos se les concederá el honor de vestirse de lino y entraran al banquete y disfrutar de la presencia del Señor. Mateo 25:10 “…las que estaban preparadas entraron con él al {banquete} de bodas, y se cerró la puerta”; Apocalipsis 19:7-8 “Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente {y} limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino”; Isaías 61:10 “En gran manera me gozaré en el SEÑOR, mi alma se regocijará en mi Dios; porque Él me ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia como el novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus joyas”.

REFLEXIÓN:

El llamado del Señor es a que seamos santos, es decir, que vivamos en santidad porque la invitación a las bodas del Cordero ya le fue entregada y el Rey está pronto a venir, no la ignoremos, preparemos nuestras vestiduras ya que de no hacerlo nos exponemos a ser desechados. 1 Pedro1:16 “Sed santos, porque yo soy santo”.

Si usted ya recibió a Cristo como Señor y Salvador de corazón, gócese porque usted es un Bienaventurado, ya que muchos son los llamados y pocos los escogidos, siéntase como uno de los pocos y dé honor y honra a su condición; Apocalipsis 19:9  “Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero”; sino no lo hecho o tiene dudas, es hora de hacerlo porque los tiempos se achican y después que se cierre la puerta, ya nada podremos hacer.

OREMOS:

Señor, hoy quiero abrir las puertas de mi corazón, me arrepiento de todas mis iniquidades, muchas veces me apartado de ti, y por eso te pido perdón, pero hoy en un acto de fe quiero acercarme a tu trono, a tu reino de los cielos a postrarme ante ti y pedirte de sincero corazón que seas mi Señor y Salvador, que nunca más vuelva a ser el mismo, quiero ser la nueva Jerusalén donde mora tu santidad, quiero entregarte el trono de mi vida y haz de mí el hombre (o la mujer) que tú quieres que sea, gracias Señor por abrir mis ojos, gracias por destapar mis oídos espirituales, gracias por darme la oportunidad de arrepentirme de sincero corazón. Bendito sea tu nombre, te amo mi Señor.