Job
42:2 “Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de
ti”.
Cuando se inicia una
relación, lo primero que se hace es tratar de conocer al otro, cuáles son sus
propósitos, expectativas y esperanzas, verificar si encaja dentro de las mías, por
ejemplo, los enamorados, por lo general, buscan estrechar vínculos, de modo de
poder valorar la posibilidad de afianzar y darle estabilidad a la relación,
tratando de construir un mundo de sueños, fantasías y metas, mostrando lo maravilloso
que es compartir como novios como antesala al siguiente paso; sin embargo, muchas
veces olvidamos lo que somos, personas llenas de errores, a quienes les encanta
ocultar una serie de defectos y que solo las llegamos a conocer cuando
convivimos juntos. El problema se complica cuando se decide dar el paso sin
tener disposición genuina de cambiar en fidelidad y amor; este compromiso que
muchos juran preservar por lo general no lo cumplen y por eso existe un
divorcio entre lo que se dice y se hace, corriendo el gran riesgo de llevar la
relación al fracaso o despeñadero, sobre todo si no existe la presencia de Dios.
Amós 3:3 “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”.
Todas las personas, creyentes
o no, tienen algo oculto y oscuro que nadie conoce, por muy pequeño que sea, por
lo general, no suelen mostrarse como realmente son, por la vergüenza que esto
genera, quizás para preservar las apariencias o simplemente por la maldad
desatada en su corazón y que no se evidencia a simple vista; son incapaces de confesar
o sacar a la luz sus pecados, porque, muy en lo profundo, no quieren
arrepentirse, tienen dudas del perdón y la redención de Dios; su soberbia, orgullo
y falta de fe no les deja avanzar espiritualmente, manteniéndose en un mundo de
tinieblas, oscuridad y muerte. Lucas 6:45 “El hombre bueno, del buen tesoro de
su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca
lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
Muchos son atrapados por
confusión, piensan que el Señor, por su naturaleza misericordiosa,, dejará pasar
por alto todas las transgresiones, asumiendo el riesgo de exponerse, lo que exterioriza
realmente lo que son, lo que hay en su corazón, obviando un detalle, la
justicia de Dios. Hechos 1:24 “…Tú, Señor, que conoces los corazones de todos…”;
Jeremías 17:10 “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para
dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”. La Biblia dice
que por toda palabra vana, por toda sangre derramada, por todo dinero entregado
o mal habido, por toda obra, por toda administración, por toda deuda, etc.,
daremos cuenta. 2 Corintios 5:10 “Porque todos nosotros debemos comparecer ante
el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos
estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo”; Mateo 7:21-23
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les
declararé: NUNCA OS CONOCÍ; apartaos de mí, hacedores de maldad?”.
Cuando el Señor dice que “NUNCA
OS CONOCÍ”, ¿Será que se refiere a que Él no nos conoce? Cuando, es evidente,
que Él lo conoce todo, o será más bien que no damos la oportunidad a nosotros
mismos de conocerle a Él en poder y gloria; en Oseas 4:6 versión (BLP) dice: “Mi
pueblo perece por falta de conocimiento; y como tú rechazaste el conocimiento,
yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio; por haber olvidado la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos”; veamos que dice la palabra al respecto:
¿CÓMO PERECE UNA PERSONA POR FALTA DE CONOCIMIENTO?
1. Al hacernos llamar hijos de Dios, pero realmente no
glorificamos su nombre, no somos testimonio de que Cristo vive en mí, no se ve el
amor, la luz ni la sal. Juan 5:42 “Mas yo os conozco, que no tenéis amor de
Dios en vosotros”; Apocalipsis 3:1 “…Yo conozco tus obras, que tienes nombre de
que vives, y estás muerto”.
2. Por la dura cerviz y rebelión, somos conocedores de la
palabra pero no la obedecemos, oidores y habladores más que hacedores. Deuteronomio
31:27 “Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz {Decía Moisés}; he aquí
que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más
después que yo haya muerto?”
3. Por la corrupción presente en nuestra alma, lo cual hace
que adulteremos la palabra por conveniencia, manipulándola, prostituyendo sus
principios, contaminando al cuerpo de Cristo. Oseas 5:3 “Yo conozco a Efraín, e
Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, te has prostituido, y se
ha contaminado Israel”.
4. Por la tibieza espiritual, no terminamos de despegar, nuestra
fe no es firme, prevaricamos contra Dios por cualquier cosa. Apocalipsis 3:15-16
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi
boca”.
5. Por la falta de fe, servicio y paciencia, el Señor espera
que las obras postreras sean mayor que las primeras, ¿Qué estamos haciendo por
ello?. Apocalipsis 2:19 “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu
paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras”.
6. Por tanta mentira, no guardamos santidad ni buscamos
convertirnos, 1 Juan 2:4 “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus
mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
7. Gracias a que el arrepentimiento no es genuino, no existe
integridad, caemos fácil ante las tentaciones. Apocalipsis 2:21 “Y le he dado
tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación”.
8. Al llamarnos cristianos, pero nos comportamos como
anticristos, es decir estamos en contra de su esencia y palabra. Apocalipsis
2:9 “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y
la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de
Satanás”.
9. Cuando trabajamos sin descernimiento del Espíritu, en la
carne, y somos intolerantes contra el pecado de otros, pero ¿Qué pasa con los nuestros?;
Apocalipsis 2:2 “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no
puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y
no lo son, y los has hallado mentirosos”; Lucas 6:41 “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de
tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”.
POR QUÉ DESCONOCEMOS AL SEÑOR
1. Porque hemos dejado el principal amor, el que está sobre
todas las cosas. Apocalipsis 2:4 “Pero tengo contra ti, que has dejado tu
primer amor”.
2. Porque toleramos el pecado, la idolatría y permitimos que
nos seduzcan con cualquier doctrina, siendo piedra de tropiezo para muchos. Apocalipsis
2:20 “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel,
que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer
cosas sacrificadas a los ídolos”; Apocalipsis 2:14-16 “Pero tengo unas pocas
cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que
enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas
sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que
retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete;
pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”.
3. Porque vivimos oponiéndonos a su palabra y aun aquellos
siervos que dan buen testimonio. 2 Crónicas 35:21 “…Déja de oponerte a Dios,
quien está conmigo, no sea que él te destruya”.
4. Porque no practicamos el perdón, aún existen asuntos sin
resolver. Marcos 11:26 “Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre
que está en el cielo os perdonará vuestras ofensas”.
5. Porque somos soberbios y no somos capaces de humillarnos
por orgullo, creemos que es debilidad. Jeremías 50:31 “He aquí yo estoy contra
ti, oh soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha
venido, el tiempo en que te castigaré”; Joel 3:10 “… Diga el débil: Fuerte soy
{En Cristo}”.
REFLEXIÓN
Tenemos que dejar de
desconocer al Señor, para ello empecemos por lo más básico, confesemos nuestro
pecado con sincero arrepentimiento, para que el Señor a través de su Santo
Espíritu nos limpie de toda maldad y podamos decir con convencimiento que hemos
sido perdonados. 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Reconocer que el Señor es
necesario en mi vida,, leer su palabra y guardarla en nuestros corazones, para
que se nos revele en el espíritu para salvación y vida eterna, evitando pecar
nuevamente; Salmo 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar
contra ti”.
Entender que conocer de
Cristo es renunciar a la soberbia, invocar su nombre, orar, permanecer en su
presencia, convertirnos de nuestros perversos caminos, para que vengan días
buenos, y de esta manera decir con convencimiento que “YO TE CONOZCO SEÑOR”. 2
Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado,
y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces
yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Amén…