lunes, 21 de septiembre de 2020

HERRAMIENTAS PARA LA CONVERSIÓN (II PARTE)

 

EL CÍRCULO DE CONVERSIÓN

2 Timoteo 2:6 “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero” Joel 3:10 “Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy”.

Indudablemente para participar de los frutos del Espíritu debemos trabajar primero, estar preparados; los frutos son el resultado de nuestras acciones, es estar listos por nuestro trabajo en su presencia, permitir que Él repose en nosotros y se manifieste su consejo, temor, sabiduría, inteligencia, poder, conocimiento; “Y reposará sobre Él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (Isaías 11:2), para lograr forjar la espada de nuestro azadón y la lanza de nuestra hoz y estar preparado para la prueba, porque todos los hijos de Dios seremos probados. Albert Einstein decía que “una persona inteligente resuelve un problema, una persona sabia lo evita”, para ambos casos hay que tomar una decisión, la acción firme que toma una persona para fortalecer su vida.

Como ya vimos en la entrega pasada, toda la sabiduría proviene de Dios y lo confirmamos en Isaías 11, Él es la fuente de conocimiento, sabiduría, inteligencia, consejo, temor y poder, pero para obtener todo esto debemos pedirlo, buscando su presencia; Mateo 7:7-8 “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”; a través de esta puerta que el Señor permitió abrir, nace la ciencia, y podemos recordar a Galileo Galilei (1564-1642), mucho autores lo consideran erradamente “el padre de la ciencia”, pero ese es otro tema, ya que fue el primer científico documentado que trataron de quemar en la inquisición por blasfemo sólo por decir que la tierra era redonda, cuando era una verdad escrita en la palabra casi 2000 años atrás en los tiempos de Isaías, a veces el desconocimiento de la palabra y nuestra necedad religiosa nos hace cometer locuras e injusticias, por las cuales daremos cuentas sino nos convertirnos de corazón. Isaías 40:22 “Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar”.

El hombre ha desarrollado diferentes metodologías que tratan de explicar, enseñar, organizar e implementar ciertas teorías, técnicas e ideas en las diferentes áreas de la vida cotidiana; pero si revisamos los libros de Levíticos y Deuteronomio podemos conseguir mucha sabiduría dada por Dios, que es milenaria y desconocida para muchos y hoy por hoy se presentan como descubrimientos fantásticos, cuando no lo son. Por ejemplo, una vez, en el año 2016, en una clase estrategia, profundizábamos sobre el pensamiento complejo del ser humano, un profesor muy lustrado y egocéntrico además, nos habló sobre un estudio científico que estaban haciendo los franceses donde descubrieron que habían células cerebrales en otros órganos diferentes al que se alojaba en nuestra cabeza, y nos hizo la pregunta a casi cuarenta (40) profesionales que nos encontrábamos en ese recinto académico: ¿Quién sabe en cuál órgano es?, pues él único que levantó la mano fui yo; y me dio el derecho de palabra y dije: En el corazón, y él dijo: correcto, y me preguntó en que parte lo había leído, para que todos los presente buscasen la página en internet, pero se sorprendieron de la repuesta cuando les dije que en la Biblia, y soltaron la carcajada los compañeros, pero el profesor muy serio me puso la etiqueta del “Bíblico”, la cual acepte con mucho agrado, porque eso testificaba que la palabra no había regresado a mi vida vacía, sino que había dado sus frutos. Proverbios 23:7 “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él…”

Las ciencias como la física, geología, astronomía, neurología, matemáticas, ingeniería, administración, liderazgo, psicología, etc., tienen muchos fundamentos basados en la palabra, la cual ha traído conocimiento, desarrollo y crecimiento a la sociedad en general. Sin embargo, cuando se habla de “conversión espiritual”, hay confusiones, creencias y tendencias muy variadas, ya que está influenciado por el pensamiento humano, las corrientes religiosas cerradas que se han creado alrededor de Cristo, para muestra un botón: hay quienes creen que convertirse es hacer solamente la oración de fe y dejar lo demás en manos de Dios, tal vez lograr que asistan a la iglesia donde ellos se congregan y reciban palabra, o quizás que se le impongan manos a través de los líderes y reciban la unción de Espíritu, como una fuerza externa que los toque y ¡ya!, listos están convertidos y purificados, sin querer trabajar para ello. Pues, les tengo una mala noticia, así no funcionan las cosas, porque el primer requisito es la disposición de corazón y ocupación de parte del creyente para querer convertirse; “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:12-13), cuando dice con temor y temblor, habla de sabiduría y santidad, por eso para que haya conversión debemos ocuparnos de nuestra salvación, es decir hacer en Espíritu para el Señor, la pregunta sería ¿Cómo puedo hacerlo?, acá es donde surge la idea del Círculo de Conversión.

Es verdad que el Señor tiene el poder para transformar vidas, pero Él no las va a cambiar a menos que nosotros decidamos dar el paso de fe de corazón, a menos que el Señor nos quiera confrontar con un propósito específico, como le paso a Saulo de Tarso (Apóstol Pablo). Hechos 9:3-6 “En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo resplandeció de repente a su alrededor. Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: - Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? - ¿Quién eres, Señor? - preguntó. - Yo soy Jesús, a quien tú persigues - le contestó la voz. - Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer”; pues utilizó el ejemplo de este hombre que era feroz y cruel con los cristianos, para despertar la fe de muchos a través de su conversión, dando muestras que si se puede cuando disponemos nuestro corazón.

Existen herramientas que han sido utilizada por los hombres desde hace mucho tiempo como son los azadones y hoces las cuales han servido para limpiar los terrenos áridos y enmalezados, terrenos llenos de la ignorancia y cizaña, se han aprovechado para cortar la mies y los frutos listos para ser disfrutados, con estas se han abierto surcos para canalizar las aguas de la sabiduría, se ha  ayudado para preparar la tierra y sembrar el nuevo conocimiento, desarrollar habilidades ocultas, obtener experiencia y el consejo, sin embargo, todo esto puede ser un esfuerzo en vano sino está bajo la conducción y control del Señor y su Espíritu; forjar una espada de un azadón y una lanza de un hoz, que penetren a lo más profundo de nuestro ser, es una cosa seria, no se hace a la ligera, para ello debemos trabajar y sacrificarnos, es necesario el fuego del Espíritu Santo para que no se vaya a convertir en una carga.

Es necesario templar las armas de la ciencia y la inteligencia puesta al servicio de Dios, para que nos ayuden a batallar ante el asecho de las serpientes del camino (el diablo y sus asociados) que tratarán de robarnos, matarnos o destruirnos, tratando de apartarnos del reino de Dios y su justicia. Por eso cuando estas armas son utilizadas correctamente, sirven para defendernos y enfocarnos, poniendo la mirada en Cristo, en los momentos de debilidad de mi alma; así mismo fortalecer los músculos espirituales por el trabajo del herrero en el horno y moldeado del hierro al golpearlo contra la roca (Cristo), sacando una espada y una lanza que empuñaremos y arrojaremos lo más lejos posible para alcanzar el objetivo supremo de cumplir la gran comisión encomendada por Jesús de “ir y hacer discípulos a las naciones” (Mateo 28:19), a fin salvar vidas.

Ojo, estas herramientas o armas de batalla, una vez listas, probadas y puestas al servicio del Señor, no pueden convertirse en instrumentos de deshonra, vanidad, impiedad o maldad porque las consecuencias serían catastróficas, Hebreos 10:26 “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados”, de acá se deriva la importancia de estar bajo la conducción y guía del Espíritu Santo, cumpliendo la palabra de Dios, cosa por la cual también tendremos que trabajar; en este sentido, por eso son muchos los métodos utilizados para ayudar al crecimiento personal o colectivo de un hombre, pueblo o nación, y que sirven para evaluar en qué condición espiritual se puede encontrar una persona, matrimonio, iglesia, comunidad, país, etc.

Estos métodos pueden servir para determinar debilidades, errores, fallas, identificar pecados en diferentes ámbitos del ser: alma, cuerpo o espíritu, y que se ven reflejado en nuestro testimonio, en áreas tales como la familiar, laboral, amorosa, financiera, etc.; por lo pronto haremos referencia, a los llamados círculos virtuosos. Es importante hacer un alto para resaltar nuevamente que sin la presencia del Espíritu Santo, estos mecanismos no sirven de nada, por eso debe cumplir los tres requisitos que se mencionaron en la primera parte: (a) Creerle a Dios, (b) Orar en el Espíritu, y (c) Ser obedientes a su palabra.

Entendamos que esto no es una receta, pero si lo tomamos como una herramienta para diagnosticar y evaluarnos espiritualmente, pueden ser muy práctica en la visualización, enfoque y revisión, ya que estos círculos, se repiten y repiten indefinidamente de tal forma que se transforman en espirales de crecimiento, si se está dentro del plan perfecto de Dios o dentro de la voluntad del Padre, de lo contrario se pueden convertir en círculos viciosos si ejercemos nuestra voluntad sin control del Espíritu Santo.

Si buscamos en internet podemos encontrar varios ejemplos de círculos virtuosos:

               a. Círculo proceso administrativo[1]    b. Circulo virtuoso del Éxito[2]  c. Círculo de Mejora Continua[3]

       Estos círculos virtuosos, presentados en la imagen anterior, de una u otra forma buscan presentar una metodología en cuatro sencillos pasos que, de manera sistemática, trazan una estrategia para obtener un objetivo, llámese eficacia en el proceso administrativo, el éxito en los negocios o la calidad de los procesos, los cuales han sido probado y comprobado a través del tiempo en diferentes áreas por personajes como: Fayol, Manzanilla o Deming, hombres con el don de la creatividad e inteligencia otorgado por Dios, y que han traído, seguramente, resultados positivos en las áreas que las implementaron, o les han servido para tomar decisiones en función de hacer que las cosas ocurran, sin embargo, les recomiendo que investiguen cuales fueron los motivos que los llevó a desarrollarlos.

       El hecho es que la sabiduría de Señor es multiforme, tratar de conocerla es algo complejo, por eso lo llaman “los misterios de Dios”, sin embargo, hacer uso de esta forma de representación para tratar de explicar cómo funcionan las cosas de Dios es lícito, cuando el objetico es enseñar y son muy prácticos sin son utilizados con sabiduría, como diría una sabia pastora: “utilizar la plastilina para enseñar a los bebes espirituales”; Jesús, por ejemplo, utilizaba las parábolas en su tiempo y aún las personas no entendían; sin embargo este método tratará de hacerlo gráficamente y complementar el conocimiento con la profundidad de la palabra, la cual será una labor maravillosa, porque se ponen en práctica los diferentes tipos de inteligencias: lógico-matemática, lingüística, espacial, intrapersonal, interpersonal, kinestésica, etc., para explicar de manera sencilla como funciona el Proceso de Conversión Real de un Creyente (PCRC) que esté dispuesto a seguir y conocer profundamente a Cristo de corazón el cual es el objetivo de esta sección.

1.    ¿QUÉ ES CÍRCULO DE CONVERSIÓN?

Para contextualizar el Círculo de Conversión, vamos a citar como referencia 2 Crónicas 7:14 que textualmente dice. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”; para recibir perdón y sanación es necesario convertirnos, el cual es una acción, que involucra invocación y búsqueda del rostro de Señor, con una actitud de humillación para entrar en su presencia; montando esto sobre un círculo virtuoso de conversión sería algo así como muestra la figura anterior.

Para entender algunas ideas para revisarnos espiritualmente, necesariamente debemos confrontar nuestra realidad con la palabra, porque es la única manera de abrir nuestros ojos y oídos espirituales, porque muchas veces nosotros teniendo ojos no vemos y teniendo oídos no escuchamos; por eso son tan útiles estas herramientas gráficas que activan nuestras inteligencias, y que nos ayudan a ser entendidos o versados en las cosas del Señor; en este orden de ideas se presentan dos círculos: el Círculo de Conversión y el Círculo virtuoso de Arrepentimiento.

Todos los pueblos y sociedades entienden que “amar” es un hábito espiritual necesario para crecer, progresar o sanar, en todos los aspectos de la vida, sin embargo, muchos de ellos no conocen el verdadero amor, ni la conversión genuina, piensan que convertirse a Dios es entrar en un sistema religioso o sectario dónde se imponen reglas, normas o restricciones que los mismos líderes no son capaces de cumplir.

Por ahora, centrémonos en la idea de que para amar y convertirse hay que ser proactivos, es decir hay que hacer que suceda; el Señor Jesucristo dijo en Mateo 22:37: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” y en el verso 39 completo diciendo: “…Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, nótese que el verbo amar está en futuro, esto denota qué, nosotros debemos hacer que esto ocurra entrando en obediencia, no por imposición sino por revelación; cuando amamos es necesario hacer ciertos sacrificios, soportando muchas veces el desprecio de quienes amamos, cuidando de no hacer nada indebido, ni por jactancia ni mucho menos por injusticia, humillándonos ante el Señor y muchas veces ante los hombres.

El temor de Dios trae consigo conversión, y si viene acompañado de arrepentimiento, sacrificio o dolor su efecto en nosotros es de mayor gloria, porque el amor de Dios prevalece por encima de los deseos de mi alma, es decir qué, entre más difícil es de hacer, trae consigo mayor bendición y libertad en Cristo, por ejemplo, Pablo llegó a decir que todo lo daba por basura o estiércol, por obtener la excelencia del conocimiento de Cristo, eso es conversión, “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”; ¿A quien no le daría dolor perder todo lo que ha logrado hasta ahora?, la mayoría dirá: esto es de locos o es fanatismo, pues solo el que se ha convertido verdaderamente al Señor lo puede entender, si le cuesta es porque necesita trabajar más en la conversión.

Tomemos un ejemplo, si yo fuese rico y diera de mi plata a los pobres, a las fundaciones de caridad o una iglesia cristiana sin la revelación del amor en nada aprovecha, seguramente lo hago porque me sobra o por la carga de conciencia por mi pecado, al hacerlo creo que me “libero” pero lo que hago es ser más esclavo; le va a parecer extraño lo que les voy a decir, pero, es preferible que se reserve su dinero, ya que, primeramente, Dios no necesita de nuestra plata ni dinero, eso lo obligan algunos lobos vestidos de ovejas que andan por allí para llenar sus bolsillos engañando a muchos, apóstatas de la fe, y en segundo lugar sin la revelación del amor de nada sirve. 1 Corintios 13:3 “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”; primero conviértase a Cristo en espíritu y verdad y después entenderá porque debe cumplir este mandato de Dios.

El sacrificio debe ir acompañado de revelación para que haya conversión, ya que si no nos duele y no hay temor de Dios nunca habrá arrepentimiento y cambios significativos en nuestra vida, hacer solamente el sacrificio no me hace mejor persona ni mejor hijo; hay cosas que deben doler en el alma para que se produzca transformación en el espíritu, limpieza, purificación y sanidad, por lo general que no cueste desprendernos de ellas, dar de lo que me sobra no tiene ninguna virtud sin un corazón limpio y puro, hay un ejemplo muy famoso que Jesús tomó cuando enseñaba sobre la ofrenda y el diezmo en el templo a sus discípulos, Lucas 21:3-4 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir”; tomando esta referencia: no se ama más a Dios por la cantidad de plata que se dé, sino por el amor y la actitud de corazón con que se está dando y también por la actitud con que se recibe, allí hay conversión, donde está el verdadero tesoro, la pobre viuda, que seguramente no tenía ni para su sustento, amaba demasiado a Dios, se le había revelado el amor de 1 Corintios 13, conocía de dónde provenía su sustento, quien la guardaba y protegía, no estaba aferrada a lo material ni al dinero, sino que estaba sujeta al Espíritu Santo, convertida a Cristo; su amor la llevaba a obedecer ciegamente porque conocía cual era un mandato santo del Dios, pero debía entregarlo con sazón, con la sal del Espíritu, y por eso el Señor nunca la abandonó, aunque seguramente pudo estar pasando por duros tiempos de precariedad, pero no le importó, así es cuando el sacrificio es limpio y puro, ya que nuestra confianza no se centraba en el faltante o en el dolor sino en el Señor, lo demás llegará por añadidura, esa es la fe del Cristiano.

Dios Padre, también demostró con su ejemplo lo que significaba amar: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16), quién de nosotros está dispuesto a entregar a su hijo como sacrificio vivo para conciliar parte irreconciliables, sólo eche un vistazo al mundo, mire como por razones ideológicas, políticas, religiosas, raciales se andan matando unos con otros, por el desconocimiento del amor del Señor; “…andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efesios 5:2), no olvide que la justicia de Dios se cumplirá en su tiempo, por eso era necesario que Jesucristo, saldará esa cuenta pendiente que tenía el hombre con el Padre por su pecado, haciendo el sacrificio perfecto, sin embargo que hacemos nosotros con Él, pisoteamos su sangre e ignoramos el hecho más trascendental de la historia, por falta de conversión.

Para estudiar el amor de Cristo, hay que discernir en el Espíritu su sacrificio, entender su amor, y aun estudiar también la conversión de aquellos quienes se sacrificaron para que otros creyesen y buscasen al Señor, quienes, seguro estoy, que ya tienen su recompensa en los cielos, por ejemplo Esteban tuvo que morir apedreado para que Saulo de Tarso (Pablo) observará como un varón de Dios podía perder la vida sólo por el amor al Señor, quizás perdió su vida terrenal pero no perdió la fe ni la vida eterna, fue salvo por la gracia del Señor; testimonios como estos hacen que otros después decidan convertirse realmente a Cristo, levantándose como hijos proactivos, que son capaces de amar, dar y entregar sin esperar nada a cambio, en especial por aquellas personas que los han maltratado, apedreado, repudiado, hasta ser crucificado como lo hicieron con Jesús, que fue como oveja al matadero sin abrir su boca, en las manos de sus enemigos fue a muerte de cruz, y por irónico que suene, por el pueblo escogido por Dios; así que no le extrañe que en estos tiempos hayan “hijos” que hagan atrocidades dentro de las iglesias, es necesario que esto ocurra, pero eso hay que discernirlo en el Espíritu.

Este tipo de amor, como el de los mártires de la iglesia primitiva, no se consigue en este mundo sino en la presencia de Dios, a través de la conversión. Para convertirnos debe haber una decisión firme de hacerlo, porque muchos tratan de convertirse, pero desisten en el camino, porque la prueba es dura y por lo general son débiles en la fe, aunque no lo quieran reconocer.

El Círculo de Conversión, es una metodología, puesta al servicio del Dios sin ningún interés oscuro de la carne, así que la enseñanza es para toda aquella persona que busca incansablemente del Señor y su gracia; este método del círculo pretende mostrar de forma sencilla, una ayuda didáctica a los creyentes para madurar espiritualmente, organizando sus ideas, pensamientos, sus emociones, sus deseos básicos y necesidades espirituales, para discernir, entender y comprender en dónde se está fallando, errando, invirtiendo más tiempo y esfuerzo pero sin resultados o crecimiento en el Señor, a fin de convertir sus vidas espirituales y ser mejores hijos, cristianos, varones del Señor, con el objetivo de obtener la victoria final de salvación y vida eterna, no lo vea como algo religioso, trate de entenderlo en el Espíritu, porque de lo contrario no servirá de nada.

Al aplicarlo a su vida, si los resultados son efectivos, sabrá que va por buen camino, y se verá reflejado en su testimonio, buscando agradar al Señor en santidad, haciéndolo un estilo de vida; es importante que lo haga de corazón, sin hipocresía ni chantajes, sin perseguir ningún fin oscuro porque no habrá repuesta efectiva. La importancia que tiene este círculo es diagnosticar el escenario espiritual en que se encuentra, tomando conciencia de que debe mejorar para crecer, a través de su acción, del arrepentimiento, la oración y el ayuno; para atender las debilidades de su ser, que es la clave o la llave para abrir la puerta del cambio, e irse perfeccionando a través de un plan personal de conversión, considerando todo lo que se hizo o está haciendo para bien o para mal, sin obviar ninguna área de su vida.

Si se logra la intervención de su ser con la ayuda del Espíritu Santo y esta herramienta, podrá fortalecer aquellas áreas donde requiera esfuerzo, valentía y mayor atención, siempre considerando el temor santo y la firme decisión de obedecerle, para apuntalarlas sobre la roca, que es Cristo, y alcanzar la estatura del varón perfecto.

El Círculo de Conversión estará conformado inicialmente por tres circunferencias concéntricas que componen los círculos de Decisión, Oración y Ayuno, como se muestra en la figura anterior; el hecho de que sean concéntricas tienen un sentido espiritual que describiremos progresivamente; asimismo, dentro de cada circulo se manifiestan ciertas características de conversión que serán descrita en la próxima entrega y que están dispuestas de tal forma que se creará un circulo virtuoso interno que le dará fortaleza al Círculo de Conversión.

El Círculo de Conversión se puede presentarse también como un Círculo Virtuoso de Conversión como se presenta a continuación, es por ello que no podemos encajonarnos a un solo modelo, la palabra habla de las múltiples formas de la sabiduría de Dios, así que tratar de enmárcala es imposible, sin embargo lo estamos haciendo con fines didácticos, para la enseñanza y aprendizaje del creyente.

¡Ojo!, quizás podríamos descubrir, más adelante, que hay más círculos que anexar al Círculo de Conversión, no tengo la menor duda, pero enfoquémonos por ahora en estos tres y abramos nuestro entendimiento, pidamos al Espíritu Santo que tome nuestras mentes para comprender su simplicidad, y luego de madurar la idea, trataremos de entender y extender su complejidad, a medida que sea revelado por el Señor, escudriñando las santas escrituras para obtener la orientación correcta.

Efesios 3:8-10 “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”; Hebreos 5:12-14 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.”

Próxima entrega: OPERACIONALIZACIÓN DEL CÍRCULO DE CONVERSIÓN.


[1] Enciclopedia Económica. (2017). Proceso administrativo. Etapas del Proceso administrativo. Disponible en: https://enciclopediaeconomica.com/proceso-administrativo/

[2] Manzanilla, H. (s.f.). Las 4 etapas del Círculo Virtuoso del Éxito (y del Círculo Vicioso del Fracaso) Disponible en: https://www.liderazgohoy.com/4-etapas-circulo-virtuoso-exito-vicioso-fracaso/

[3] Bernal, J. (2013). Ciclo PDCA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar): El círculo de Deming de mejora continua. Disponible en: https://www.pdcahome.com/5202/ciclo-pdca/

martes, 8 de septiembre de 2020

HERRAMIENTAS PARA LA CONVERSIÓN (I PARTE)

 


“¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” Lucas 6:46; “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 7:21.

La mayoría de las personas, independientemente su condición espiritual, en los momentos de tormento, crisis, enfermedad, o desesperación invocan el nombre del Señor, pero lo más sorprendente es que son incapaces de “hacer la voluntad de Padre” aun después de superar la circunstancia adversa que los llevó a invocarlo; es muy común ver creyentes que se niegan a estar preparados, ya sea por desconocimiento, costumbre, falta de fe, pecado, afán, ocupación, insensatez, o maldad.

Muchos son los ejemplos que podemos encontrar en la Biblia que demuestran la necesidad del hombre de ser atendido, socorrido, liberados por el Señor, en especial en Mateo 8; revisemos los siguientes versículos: (2) “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme”; (6) “y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado”; (21) “Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre”; si bien para nosotros es lícito pedir, solicitar y hacer ciertas cosas primero, puede ser que eso no convenga, a menos que estemos primero dentro de la voluntad del Padre, es decir, estar preparados para la segunda venida del Señor Jesucristo.

Si hacemos una evaluación sincera, la mayoría no tenemos la preparación suficiente para recibir a nuestro Señor Jesucristo, ya que no hemos permanecido lo suficiente en su presencia, no le hemos entregado el control de nuestras vidas al Espíritu Santo o quizás por no contar con una herramienta o instrumento que nos ayude a moldear, tallar o pulir nuestras vidas espirituales de acuerdo a la voluntad de Dios andamos dispersos.

Hacer la voluntad del Padre está por encima de todo, queda claramente demostrado en Mateo 7:22-23, donde el Señor Jesucristo enseñaba a sus discípulos: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”; cuando no tenemos el hábito de hacer la voluntad del Padre por muchas obras que hagamos “buenas” no será suficiente para permanecer en su presencia, por lo general, estas son acciones que hacemos bajo nuestra propia voluntad o la voluntad de otros convirtiéndose eso en un esfuerzo vano, cosa que no conviene, o peor aún podemos estar haciendo la voluntad del enemigo (Satanás) y eso nos convierte en hacedores de maldad. Salmo 127:1 “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia”.

Por eso, es tan importante que dentro del proceso de planificación de nuestra vida espiritual, utilicemos ciertas herramientas, que nos ayuden y permitan desarrollar ciertos hábitos que nos lleven hacer “la voluntad del Padre”; aunque sabemos que los caminos de Dios son inescrutables, a Dios también le gusta el orden; entonces podemos desarrollar y poner en práctica una metodología interesante que servirá para el crecimiento de nuestra vida, tanto espiritual como terrenal, considerando qué debemos cumplir con estos tres requisitos primeramente: (a) Creerle a Dios, (b) Orar en el Espíritu, y (c) Ser obedientes a su palabra; de lo contrario es preferible que deje de leer y siga viviendo su “vida loca”, como diría el famoso cantante, quien está viviendo la suya; pero no olvide lo que dice la palabra en Eclesiastés 12:14 “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”; es decir Dios nos pedirá cuentas de todas nuestras acciones, buenas o malas, aun de las que hayamos hecho en secreto, por eso en lo particular pienso, que es un riesgo que no estoy dispuesto a correr y el Señor nos exhorta hoy a que reflexionemos, entonces seamos proactivos.

1.    ¿QUÉ ES LA PROACTIVIDAD?

Toda sabiduría humana proviene de Dios, aunque con ella muchos hayan perdido el temor del Señor por culpa del pecado, la altivez y la vanagloria; es evidente que el hombre ha querido desconocer la autoridad, el poder creador y divinidad de Jesús a través de los tiempos, inventando teorías, cuentos y forjando otros ídolos (diosecitos), tratando de minimizar su grandeza y poder; sin embargo, la palabra en Mateo 24:35 dice que “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”; esto resalta mucho la importancia de cumplir su palabra; Proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Amonestaciones de la Sabiduría”.

Estuve leyendo un poco sobre el círculo de preocupación y de influencia de Covey, S. (1989) [1], y observe que lo utiliza como un “modo excelente de tomar conciencia del grado de proactividad” propio, entendiendo la proactividad como la capacidad de “hacer que las cosas sucedan”, idea de este autor que conocí a través de Ojeda, A. (2020) [2], hay ejemplos suficientes, en la palabra, de siervos, varones fieles que fueron proactivos, que el Señor los utilizó para que las cosas sucedieran, por ejemplo:

El rey David por su proactividad, hizo que el pueblo de Israel despertara su poder combativo, gracias a que su fe y confianza en el Señor eran tal, que enfrentó al temido Gigante Goliat sin titubear; Goliat se había convertido en la piedra de tropiezo que les impedía avanzar, con tan solo 5 piedras de río y su honda, terrenalmente hablando era imposible vencerlo, sin embargo, su fortaleza espiritual venía de Dios, ya que su corazón era conforme al corazón del Señor (1 Samuel 17) y sucedió maravillosamente; así mismo pasó con Moisés, cuando se encontró frente al mar rojo y el ejército del Faraón lo asediaba para destruirlo, su piedra de tropiezo, se puso a orar; pues, levantar sus manos y su vara no hubiese sido suficiente para hacer que el mar se dividiera, a menos que proactivamente obedeciera al Señor, esa fue la clave para hacer que sucediera (Éxodo 14); podríamos mencionar también a Elías, cuando en el monte de Carmelo, proactivamente confrontó a los falsos profetas de Baal, e hizo que descendiera fuego de los cielos, ocurrió gracias a que tenía temor de Dios desde su juventud y le seguía fielmente, siendo respaldado en todo (1 Reyes 18).

Por último podemos mencionar a Josué, aunque hay muchos más; la proactividad de este siervo de Dios, llamado a conquistar la tierra prometida, hombre que meditaba la palabra día y noche, hizo que se detuviera el Sol un día que necesito luz para finalizar una batalla con sus enemigos, a través oración y la fluida comunicación que tenía con el Señor, el Espíritu de Dios estaba en él; entonces, el pueblo de Israel pudo continuar con la lucha y derrotar a sus enemigos en Gabaón (Josué 10), en ninguno de los casos, los hijos de Dios, se tomaron la gloria para ellos, porque sabían que todo lo ocurrido provenía del poder del Dios.

Así son las cosas de Señor, tiene que haber hijos proactivos que hagan que las cosas sucedan cumpliendo la voluntad del Padre; es una responsabilidad ineludible y también por eso daremos cuenta, por eso, si iniciamos algo, como por ejemplo un ministerio, por mucho que lo deseemos concluir, si no somos diligentes, si no creemos, si no estamos convencidos ni oramos, si no buscamos la sabiduría de Dios ni tenemos la fe suficiente para mover montañas, ni leemos las santas escrituras, pues las cosas no sucederán por mucho que las deseemos, ya que nuestra proactividad no es tal; evaluemos lo que hizo Esteban, Pablo, Pedro y todos los apóstoles hombres que fueron proactivos, ellos dieron su vida sin escatimar esfuerzo, imitando al Señor Jesucristo, y hoy por hoy el Señor sigue utilizando a muchos siervos para que con su testimonio ayuden a inquietar al mundo y así el pueblo logré encontrase con Cristo; aunque muchos incrédulos estudian la manera para tratar de negarlo, porque para ellos eso es locura, no entienden que el amor te puede llevar a entregar tu vida sólo por la salvación de muchos; esto es fácil entenderlo cuando son nuestros hijos, padres o hermanos por quienes nos sacrificamos, pero que tal si es la esposa o esposo infiel, la vecina o vecino que tanto chismea, el jefe o el patrono que tanto te maltrata, será qué es la misma actitud.

Muchas personas confunden la proactividad con la iniciativa. La iniciativa no es un indicador de que se somos proactivos, por ejemplo hay personas que deciden todos los años, servir o convertirse a Cristo, pero siguen en la misma posición, son seres inertes que no crecen ni se mueven espiritualmente o peor aún inician procesos que nunca finalizan, porque son expertos en dejar ciclos abiertos y no son capaces de cerrarlos, aunque no obtengan resultados favorables; para ser proactivo debemos cerrar los ciclos, haciendo que las cosas ocurran, cerrar un ciclo sin obtener resultados positivos denota como está nuestra relación con el Señor, a menos que Él quiera enseñarnos algo más profundo que nuestra corta visión no nos permite observar.

Esta idea es un desafío a ser mejores cristianos, que solos los valientes y esforzados son capaces de asumir, dejar la apatía espiritual que tanto daño le ha hecho a la obra es el primer reto que debemos asumir, es hora de dejar de ser tan sólo oidores, cristianos light, que se acomodan a cualquier corriente, para convertirnos en hacedores de la palabra, varones de fe y santidad que asuman las enseñanzas de nuestro Salvador Jesucristo como estilo de vida, como un hábito espiritual que no produzca carga. Respóndase esta pregunta ¿Está dispuesto a pagar el precio por seguir a Jesús de verdad?, si su respuesta es sí, ¡Gloria a Dios!, Bienvenido, su recompensa será grande; pero si es negativa, debería evaluarse, porque eso indica que usted nunca será un hijo proactivo en el Señor, seguirá ocupando un puesto en una Iglesia, pero nunca será lleno del Espíritu Santo ya que lo que predomina en usted es la carne, así que decida. Dios les bendiga

Apocalipsis 3:20-21 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta {acción, hace que suceda}, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere {Con el poder del Espíritu}, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

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[1] Covey, S. (1989) “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. Barcelona España.

[2] Ojeda, A.(2020) “10 Hábitos para el Tele-trabajo”, Conferencia.