La Fiesta de
la Dedicación o Fiesta de las Luces fue establecida por el pueblo judío como
una conmemoración de la purificación y dedicación del Templo en Jerusalén; También
es una festividad para celebrar la victoria que Dios da a su pueblo. Aunque no
es obligatoria, el Señor Jesucristo la celebró con un propósito: fue al Templo
de Jerusalén a llevar palabra de exhortación, victoria, salvación y vida eterna.
Juan 10:22-26 “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”.
Hay muchos creyentes
que les perturba la palabra de Dios, porque es el testimonio vivo de que Cristo
vive, pero cómo su fe es defectuosa andan entre la profanación y la salvación.
La palabra de
salvación y vida eterna se cumplió cuando Cristo subió a la cruz para perdón de
nuestros pecados, y fue con su sangre que se lavó y purificó al pueblo de Dios
por sus transgresiones, se convirtió en nuestro JÁNUCA ETERNO, y estableció su
Reino en la tierra; por lo tanto Jánuca ya no es un milagro de ocho días sino para
siempre; es recodar que existe la manifestación gloriosa de Dios en nuestras
vidas cuando luchamos, nos purificamos, nos ungimos del aceite, del poder de su
fuego y la luz de Cristo para obtener la victoria.
Por eso la Menorá
(Janukía) debería estar presente en nuestra iglesia todo el año, para recordamos que
debemos luchar todos los días, con la ayuda de Dios, para vencer esos gigantes
que enfrentamos a cada momento: la carne, mundo y el mal que nos hacen desviar
del propósito de Dios.
De nada vale
si conmemoramos ese hecho y realmente no existe un Jánuca a cada instante de
nuestras vidas; seríamos unos simples religiosos como aquellos que celebran las
fiestas decembrinas recordando solamente el nacimiento de Jesús pero no le
siguen ni practican sus enseñanzas, no hay conversión; es necesario que para
que haya Jánuca debe existir la victoria sobre el pecado y la restauración del
templo personal de cada hijo de Dios.
ELEMENTOS QUE PRECEDIERON AL JÁNUCA
ETERNO
1.
EL PRIMER
TEMPLO CONSTRUCCIÓN Y DESTRUCCIÓN: Este fue dedicado al Señor y fue
construido por el rey Salomón, durante 966 – 959 a.C. Sin embargo este Templo
fue destruido por los babilonios en 586 a.C. por causa de la idolatría y la
impiedad del pueblo de Dios, quienes se alejaron de su presencia, la oración fue
débil, desapareció el gozo, la luz de Cristo, producto de las distracciones, desobediencia
y rebeldía, dejándose esclavizar por el pecado; fue durante el reinado de
Nabucodonosor, cuando se capturó a los judíos y fueron llevados a Babilonia
como exiliados, así lo había profetizado Jeremías.
Jeremías 25:10-12 “Y haré que desaparezca de entre ellos la
voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de
desposada, ruido de molino y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta
en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta
años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de
Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de
los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.”
2. LA
MISERICORDIA DE DIOS Y LA CONSTRUCCIÓN DEL SEGUNDO TEMPLO: 70 años después
los babilonios fueron conquistados por el imperio persa; Así lo profetizó Isaías
(765-695 a. C.) al pueblo siglo y medio antes, por palabras del Señor,
y enfatizó que Dios a través del rey, Ciro el Grande, permitiría el regreso de
los judíos de su cautiverio y la construcción del Segundo Templo entre 537 –
515 a.C.
Isaías 44:26–28 “Yo, el que despierta la palabra de su
siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás
habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas
reedificaré; que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré
secar; que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo
quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.”
3.
LA
PROFANACIÓN DEL TEMPLO: Luego de la invasión griega (335 a.C.), cuando
Antíoco IV subió al poder, se propuso imponer la cultura Helénica y estableciendo
culto a los dioses griegos. Para ello, eliminó los sacrificios diarios en el
Templo (según el libro de Levíticos); por lo tanto profanó el Templo erigiendo
una estatua de Zeus, e hizo sacrificios de cerdos a este dios griego en el
altar siendo la abominación desoladora que profetizó Daniel 11:31 “Sus tropas
se dedicarán a profanar el santuario y la fortaleza, y suspenderán el
sacrificio continuo y en su lugar pondrán la abominación desoladora”.
4. LA
RESTAURACIÓN DEL TEMPLO: Jánuca, en hebreo חֲנֻכָּה, significa dedicación a
Dios, se celebra el milagro dónde permaneció 8 días encendido el Menorá en el Templo
con el aceite de un solo día. Es importante resaltar que el pueblo Judío luchó
y derrotó con la ayuda de Dios al ejército greco-sirio, el más poderoso de ese
tiempo, entonces recaptura y re-dedica el Templo; seguidamente encendieron la Menorá,
o la lámpara del Templo (Janukía), siendo Cristo la luz de Dios. Pero solo
había aceite para 1 día, y este duró 8 días, tiempo suficiente para que nuevo
aceite fuera producido por los sacerdotes, evitando que la luz se extinguiera; cada
vez que se va al Templo de Dios a buscar su presencia, nos recargamos del
aceite de Dios que mantiene encendida la Luz, es decir, de Cristo.
Por eso Janucá es también llamada la Fiesta de las Luces y si
el aceite se recarga cada 8 días de domingo a domingo a través de la palabra
recibida a nuestros pastores, usted podrá mantener su templo personal
iluminado, de acá la importancia de no dejar de congregarse. Pero, ¿Hasta
cuándo hay que congregarse? Hasta el regreso de Jesucristo nuestro Señor, el JÁNUCA ETERNO. Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo:
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida”.
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE EL
ACEITE?
Moisés vio la luz en la zarza ardiente, que no consumía, pudo mirar a
Cristo y hablar con el Dios todopoderoso, y la zarza nunca se consumió gracias
a la unción del aceite del Espíritu, que estaba presente. Pero fue necesario
que este siervo se despojara de su calzado terrenal, ¿Cuántos estamos dispuestos
a despojarnos del calzado mundano, de las vestimentas de impiedad, del pecado
de muerte? Éxodo 3:2-3 “Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de
fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la
zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande
visión, por qué causa la zarza no se quema”; preguntémonos ¿Por qué la zarza no
se consumía? Porque estaba ungida con el aceite del Espíritu de Dios.
Es importante recordar que Cristo es la luz de nuestras vidas, y su
palabra es la lámpara, la Janukía personal, sembrada en nuestros corazones, por
eso la escritura dice que es lámpara para mis pies, sin embargo, para que esta
permanezca encendida y no se consuma, es necesario que haya presencia
del Espíritu de Dios, es decir, el aceite que fue depositado por Cristo en
nosotros, el cual debemos preservar. Juan 15:26 “Pero cuando venga el Consolador {el
aceite}, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual
procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”; Efesios 4:30-31 “Y no
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para
el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería
y maledicencia, y toda malicia”.
A través de la unción del Espíritu, se me da poder para vencer el
pecado, enderezar mi camino, corregir mi conducta, sanar mi vida espiritual de
forma integral, restaurar mi templo y glorificar el nombre del Señor.
Muchos hijos de Dios, piden en sus oraciones al Padre, que mande de su
fuego consumidor sin saber que están pidiendo: Isaías 33:14 “Los pecadores se
asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará
con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?”,
si usted está pidiendo que mande de su fuego consumidor, debe estar seguro que
no ha contristado al Espíritu, y no anda en pecado insensatamente, porque
llegará el momento cuando el Señor se presentará y si tenemos nuestras vasijas
vacías de aceite, se nos cerrará la puerta en nuestra cara, como le pasó a las vírgenes
insensatas.
Es preferible despojarnos de nuestro calzado y vestimenta de impiedad, ungirnos
del aceite y revestirnos del Espíritu de
Dios, para convertir el viejo hombre y permanecer en la presencia de la luz, de
Cristo, y ser nueva criatura, sin arrugas, pura y sin mancha, el hijo de quien
el Padre tiene complacencia, aquel que vence el pecado.
REFLEXIÓN FINAL
A las vírgenes insensatas se les dio el aceite del Espíritu como a todas las demás, pero ellas no lo aprovecharon y espiritualmente permaneciendo en ruinas y pecado, por eso quedaron fuera del Reino.
No todos entraran al Reino de los
cielos dicen las escrituras, aunque se les haya concedido el derecho de entrar;
sólo los que luchen y venzan al pecado, mantengan encendida la luz y recargan
el aceite cada 8 días, sacando toda piedra de impiedad que les impida
convertirse en hijos santos, templos donde se queme incienso de olor fragante
para el Señor; ¡Estos serán dignos de heredar la gloria de Dios!.
El Jesucristo
encendió nuestro Janukía el día que lo recibimos como Dios, Señor y Salvador.
Queda de parte de nosotros preservar el aceite, en santidad, levantarnos y
empezar a caminar su palabra y glorificar su Santo Nombre, así por revelación
celebraremos el JÁNUCA ETERNO.
Isaías 60:1
“¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla
sobre ti!”.
¡Feliz
Jánuca!