miércoles, 27 de marzo de 2019

LA SEGUNDA CIRCUNCISIÓN



Hay muchas formas de esclavitud, en el pasado, la esclavitud era una forma particular de relación social donde una o grupos de personas (esclavas) eran propiedad de una u otras personas (amo, señor o reino), por lo general, era por la fuerza; en donde las naciones fuertes sometían a servidumbre, trabajos forzados y crueles maltratos a pueblos enteros que habían sido derrotados en guerras o por necesidad. Extrapolando esta situación a los tiempos actuales, existen otros tipos de esclavitud tales como: esclavitud laboral, monetaria, alimentaria, religiosa, tecnológica, sexual, emocional, psicológica, corporal, animal, terrenal, diabólica, por ignorancia, manipulación o por tradición, entre muchas otras.

Muchos cristianos por tener un corazón incircunciso, pueden ser esclavos de ciertas potestades, sin darse cuenta; entendiendo que existe un prepucio espiritual que hay que cortar de nuestras vidas con esfuerzo para poder avanzar a la tierra prometida, a la eternidad con la ayuda de Dios.

Por ejemplo Josué, aprendió que quién seca el mar de la adversidad y quita los obstáculos que se presentan en el camino es el Señor, a pesar de poder de los enemigos que nos acechan; esto, siempre y cuando, se este dispuesto a romper con las cadenas de esclavitud que nos tienen atados a los deleites, deseos ilusorios y ciertos privilegios que nos hacen permanecer en nuestro Egipto terrenal. Josué 2:10 “Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido”.

Para ser purificados y perfeccionados, en el Señor, hay que librar ciertas batallas con ciertas infiltraciones religiosas, sociales, económicas (mundanas) que no nos permiten seguir avanzando, y luego de derrotadas debemos glorificar a Dios, presentando ante su presencia lo más precioso de nuestro ser, lo que fue despojado del mal, el botín arrebatado del maligno. Es en este momento cuando se me tiene que revelar quién es Dios para mí; que a pesar de soy tierra árida y desértica, que no doy frutos, un oasis terrenal, sin nada que beber o comer en espíritu, y aunque mis acciones no lo glorifiquen, Él sigue siendo mi Dios por encima de todas las cosas. Josué 2:11 “Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”.

Sin embargo, para ver sus maravillas y manifestaciones, en espíritu, es necesario santificarse a través de la circuncisión del corazón, morir a la carne, naciendo de nuevo en medio de las circunstancias de mi desierto terrenal, viviendo como hijos de luz en el camino oscuro; por eso, cada vez que vamos a emprender una acción guiada por el Espíritu Santo, debemos circuncidarnos en espíritu por segunda vez y esperar su sanación, y entender que, no por correr apresuradamente llegaré más rápido, sino que todo tiene su tiempo. Josué 3:5 “Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”; Josué 5:5 “Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado”.

Cada vez que el Señor se ha manifestado con poder, ha demandado de su pueblo una circuncisión en espíritu, lo hizo con Abraham cuando se le presentó e hizo su pacto, con Moisés al hacer la circuncisión de su primogénito para liberar al pueblo de Israel del yugo del Faraón y salir al desierto, sin embargo la segunda circuncisión se la ordenó a Josué antes de arrebatar la tierra prometida.

¿QUÉ ES LA SEGUNDA CIRCUNCISIÓN?

a.  La Segunda circuncisión representa una señal, que indica que todo hijo de Dios, está guardando el pacto de gracia, el pacto de gloria del Señor. Génesis 17:9-10 “…En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros”.

b. La circuncisión más que física o religiosa, el Señor, la quiere en Espíritu, aquella que provenga desde lo más profundo de mi ser (del corazón), donde me desposo como esposa al esposo, es decir, me uno al Señor, decido consagrarme a Él, esforzándome en la salvación, santificándome, vivificándome, purificando mi alma, humillándola y sometiéndola a su voluntad, en conversión revelada, la cual aplica a cada momento de mi vida y cuando sea dispuesto por el Señor: Josué 5:2 “En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel”; Éxodo 4:26 “…Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión”; Hechos 15:1 “…Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”.

c.  Cuando existe la circuncisión continua del corazón; el Señor gozoso nos llamará por nuestro nombre de los cielos y nos anunciará: santo “varón”; Lucas 2:23 “…será llamado santo…”.

d.  El testimonio de un santo en espíritu es cuchillo que circuncida a muchos corazones, en especial a quienes no creen o al cristiano incrédulo; el Espíritu Santo con la espada desenvainada lo convence, sacándolo de los caminos de tinieblas en donde se han sumergidos. Muchas veces, estos impíos viven espiando ocultamente al circunciso para señalarlo o juzgarlo, condenándose a ellos mismos, sin embargo es procura hacer lo que el Señor ha ordenado y sufrir el oprobio.

¡BASTA YA! EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA, EL QUE TENGA OJOS QUE VEA

1.  Basta ya de engrosar el corazón, es hora de romper el prepucio del corazón, convirtámonos. Isaías 6:8-10 “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad”.

2.  Basta ya de hacer abominaciones contra el Señor, dejemos la rebeldía, ya no invalidemos más el pacto de gracia del Señor con nuestro pecado. Ezequiel 44:6-7 “Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel; de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones”.

3.  Basta ya, no permitamos que el Señor nos diga incrédulo, falto de fe, consagrémonos al Señor y dispongamos nuestro corazón, santifiquémonos. Marcos 9:19 “Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?...”.

Oremos: Señor, perdona mis ofensas, me he resistido tanto a vivir en santidad que tengo vergüenza ante ti, hoy reconozco que no he circuncidado mi corazón, perdóname Padre de los cielos; salí de la esclavitud del malo, para caer bajo la potestad de mi maldad, me dejado vencer por mi alma, porque no me he esforzado lo suficiente; Es fácil entender lo que es la circuncisión, pero en realidad no se me había revelado, ya entendí que sin santidad nadie podrá verte, por eso el profeta Isaías tuvo temor cuando te vio sentado sobre tu trono, y dijo: “¡Ay de mí! Que soy muerto”; porque no estaba preparado para verte, estaba lleno de inmundicia; sin embargo tú, con tu amor y misericordia, con el fuego encendido de tu Espíritu, lo tocaste para conversión, lo enviaste para llevar tus palabras, lo usaste en su condición para levantar tu obra, porque no es por voluntad humana, sino por tu poder y gloria. Gracias Señor, porque tienes tu espada desenvainada, realiza el corte que has de hacer en mí, circuncida mi corazón, ya no quiero ser cometiendo abominaciones en contra tuya, bendice Señor mi vida con tu presencia y sigue limpiando mi ser hasta llegar a ser digno de estar en tu presencia. Maravilloso y exaltado sea mi Rey, mi Señor Jesucristo. Amén

jueves, 21 de marzo de 2019

LÉASE EN NEGRO



La luz son ondas de radiación electromagnética que pueden ser captadas o no, por el ojo humano. Entre sus características principales está el hecho en que se pueden: (a) propagar en forma de línea recta; (b) tomar diferentes colores; y (c) afectar física, emocional y espiritualmente a una persona. Consideremos varios ejemplos: La luz roja, muchas personas desconocen que, puede mejorar la creación y la liberación de melatonina (la hormona del descanso, con acción antioxidante y anticancerígena), lo que resulta en patrones de sueños cómodos y consistentes, y condiciona al cuerpo para relajarse y obtener calidad y profundidad del sueño. En el ámbito naval, las luces rojas son utilizadas a bordo, de los barcos, como luces de sueño o luces nocturnas en los diferentes pasillos, accesos o locales, especialmente en el Centro de Información y Combate (CIC) de los buques de Guerra. Hay otro tipo de luces que no son visibles, como es el caso de la luz infrarroja, que es un tipo de luz producto de un tipo de radiación electromagnética y térmica de mayor longitud de onda que la luz visible y menor que la de microondas, la cual no puede ser detectada sin un equipo especial, se usa como visión nocturna y permite a los usuarios monitorear ubicaciones de manera discreta en la oscuridad, sin iluminar el área.
Tengo una historia de cuando iniciamos nuestra carrera naval, se encontraba un recién graduado Alférez de Navío, que me reservo el nombre por razones obvias, promoción 1991, que estando de guardia de auxiliar de puente, tenía que llenar el diario de navegación y puerto con tinta negra, para entregar su servicio nocturno, el turno era “el burro”, guardia de 0000 a 0600 hrs; quienes conocemos el medio salino sabemos que luego de varios días de navegación, una exigente rutina diaria y un toma y dame en la guardia, las penurias sufridas producto de la adaptación al medio y la ansiedad que se genera el tratar de cumplir con la calificación respectiva de navegación, es muy duro, pero al final es necesario porque forma el carácter del marino; y si adicionamos el hecho que, mi estimado hermano de promoción, se encontraba luchando contra la tormentosa “luz roja del CIC”, supongo qué, la melatonina estaba haciendo su trabajo, activando el sueño pesado al presionado amigo. Pues, a las 0600 hrs, el Teniente de Navío, oficial de puente, que era el más antiguo de la guardia, solicitó al novel oficial que le entregará el afamado diario, en la cámara de Oficiales, Cuando este lo abrió en el día correspondiente estaba perfectamente lleno, pero con una única observación, se encontraba en color azul, “un detallito insignificante”, que le valió una boleta de arresto al pobre y frustrado compañero; y entre las risas y chistes que surgieron a posteriori, alguien le sugirió que corrigiera el diario, escribiendo “LÉASE EN NEGRO”; que dispara las carcajadas cada vez que nos reunimos.
La reflexión se fundamenta en la palabra que se encuentra en Lucas 11:35 que dice así: “Mira pues, que la luz que en ti hay, no sea tinieblas”; hay una luz que aparentemente es buena, según mi propia opinión, pero entenebrece un espíritu soñoliento que vive en terapia intensiva gracias a un alma asociada a lo terrenal y diabólico, y un cuerpo lleno de inmundicia animal, por eso debemos estar atentos para discernir que tipo de luz es la que alumbra mi corazón:
1.    Hay una luz de tinieblas que puede engañar y oscurecer nuestro corazón, que nos hace ver a lo malo como bueno y a lo bueno malo, producto un alma inconversa, por falta de oración, permanencia y conocimiento de los caminos de Dios. Lucas 11:34 “La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas”; Isaías 5:20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!; Job 24:13 “Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas”.
2.    Igualmente, existe una luz que hemos encendido con la fuerza de nuestra carne entenebreciendo el entendimiento, que la usamos para alumbrar nuestros malos caminos, que revienta en dolor y desasosiego, trayendo consigo muerte a mi vida espiritual. Isaías 50:11 “He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas (antorchas); andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados”; Efesios 4:18 “Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios…”.
3.    Por otro lado, se encuentra la luz de la negación, la vergüenza, y el ocultismo, una luz que no honra a nuestro Dios y tiende a encender su ira. Mateo 10:33-34 “Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos, No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.”; Lucas 8:16 “Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz”; Génesis 3:8 “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”.
4.    Asimismo, se presenta la luz terrenal, que me hace idolatrar y amar las cosas del mundo, prevaricando contra Dios. 2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”; Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”; Juan 3:19 “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”.
5.    Existe la luz de la oscuridad y tinieblas, que huye cuando es confrontada con la luz del Señor, trata de crear su propio evangelio, se resiste a cumplir la voluntad de Dios. Juan 3:20 “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”; Isaías 14:12 “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra,…”; Gálatas 1:9 “… Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”; Mateo 6:23 “pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”; 1 Juan 2:9 “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas”.
REFLEXIÓN:
Si Jesucristo es mi luz, yo seré luz para otros, debemos buscar su presencia hasta que resplandezca su luz en mí y que la luz de su Espíritu, que no se ve, me transfigure y encienda mi semblante y mis vestiduras de santidad, que la luz se me revele para hacer obras dignas de arrepentimiento y conversión, para honrar al que me rescato de las tinieblas solo por el amor y misericordia que me tuvo, sin yo merecerlo. Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”; Mateo 5:14 “Vosotros sois la luz del mundo…”; Mateo 17:2 “…se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz”. Gracias Señor porque, me tienes anotado en el libro de la vida con la tinta indeleble de tu sangre, que me hace digno, porque tú eres digno y me hace santo porque tú eres santo,  Bendito sea tu nombre. Amén

martes, 19 de marzo de 2019

DIGA EL FUERTE, DÉBIL SOY



Meditando la palabra con mi amada esposa, nos preguntamos: ¿por qué nos cuesta tanto someternos al Espíritu Santo?, al ser ministrados y confrontados con el Señor, entendimos que era por nuestra falta de conversión real; ya que existe una fuerza, propia de la naturaleza humana, que se resiste a morir, se opone a cumplir las enseñanzas de Dios, nos hace desmayar en el camino, alejándonos de su presencia, haciendo que añadamos pecado a nuestras vidas, seamos hijos desobedientes, incrédulos, sin entendimiento, rebeldes, tercos, soberbios, egocentristas, faltos de honra, arrepentimiento y perdón, que me hace ser fuerte en mí (en la carne), pero débil en Dios, por eso el Título de la reflexión: ¡DIGA EL FUERTE, DÉBIL SOY!, haciendo el llamado a que seamos débiles en nuestra condición humana, para fortalecernos en Cristo, pero para ello es necesario esforzarnos y ser valientes.
El esfuerzo está asociado a la capacidad de actuar o hacer algo, es una palabra compuesta por dos partes: (a) el prefijo “es” que puede indicar separación, eliminación o aumento; y (b) el verbo “forzar”, que deriva del vocablo latino fortis o “fuerte”, que abarca dos concepciones la fuerza y el ánimo; la primera trata sobre la capacidad para realizar un trabajo sacrificadamente, es decir con aumento, repeliendo todo ataque físico, mental o espiritual con el finalidad de alcanzar la gracia; 2 Timoteo 2:1 “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”. La segunda está referida a la tendencia a soportar, rechazar y superar las grandes dificultades que se presentan en la vida tales como: afanes, ansiedades, adversidades, aflicciones, angustias, etc. Deuteronomio 31:6 “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”; sin embargo, puede ser la fuerza y el ánimo no sean suficientes para alcanzar la meta y sea necesario complementarlo con la valentía para vencer, eso sí, si la valentía que proviene de Dios; Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente…”; Apocalipsis 3:5 “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”; Amos 2:14 “y el ligero no podrá huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida”.
La Valentía es el aliento o vigor en la ejecución de la acción poderosa de Dios, si nos vamos al origen de la palabra observamos que proviene del latín, del verbo “valere”, que es sinónimo de “permanecer con fuerza y salud”; y “ente”, que equivale a “agente”; quiere decir que debemos permanecer en la fuerza y poder de Dios, que su Espíritu sea el agente que nos lleve a desarrollar el vigor, disposición, determinación, decisión, aliento, arrojo, valor, bravura, intrepidez, coraje, temeridad, firmeza, denuedo o la gallardía que viene de lo alto, eliminando toda pereza y cobardía.
Antes de iniciar la reflexión, vamos a pedir al Señor que tome el control de nuestra mente, pensamientos y corazón, que nos releve a través de su santo Espíritu esta enseñanza, para aprender qué significa ser esforzado y valiente.
CARACTERÍSTICAS DE UN ESPÍRITU COBARDE Y PEREZOSO:
Hay hijos de Dios que, por tener un espíritu cobarde y perezoso, invocan el poder del Dios, pero solo se esfuerzan en cometer sus fechorías, no son firmes en su fe, utilizan su fuerza terrenal, animal y diabólica para satisfacer sus deseos con la potencia de sus deleites, siendo manchas de inmundicia, recreándose en sus errores y cayendo en una profunda negligencia espiritual, llevándolos a caminos de derrota, sufriendo daños que pudieran ser irreversibles a menos que se conviertan: Proverbios 13:4 “El alma del perezoso desea, y nada alcanza…”; Apocalipsis 2:11 “…El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”; Proverbios 19:15 “La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre”; por eso les cuesta tanto permanecer en la presencia del Señor, ya que no puede estar la luz y la oscuridad en el mismo sitio; 1 Corintios 16:13 “Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos”.
Nuestra fuerza, negligente y corrupta, hace que seamos esclavos del alma y el mundo, sufriendo el dolor de nuestra discapacidad espiritual, no hayamos descanso ni reposo, aún en las cosas más simples; se aprecia que nuestra valentía está viciada por la insensatez y la concupiscencia, ya que no es recta; Jeremías 9:23 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas”; Jeremías 23:10 “…la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta”. Es por esta razón que todos los días deberíamos orar diciendo: ¡Señor en ti, Fuerte soy!, después de habernos postrado y humillado ante su presencia con un corazón limpio y sincero, con revelación, recibiendo el perdón y la sanidad, separándome de toda maldad para evitar, así, estar impregnados de mi fuerza humana que es donde se manifiesta mi opresión y debilidad; Tito 3:3 “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros”; 2 Pedro 2:19 “…y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció”; 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Ahora bien, existen muchos “cristianos” envalentonados, ejerciendo un poder sobrenatural que no les pertenece, jactándose y distinguiéndose como “varones fuertes”, estando lejos de la voluntad de Dios, son hijos reprobados que manipulan y utilizan la palabra de Dios con un interés oscuro; es más, para los entendidos, ellos están dispuestos allí para engañar a muchos, empezando por ellos mismos, y se negarán a morir porque creen que Dios es quién domina sus vidas, pero sus frutos dicen lo contrario, no se someten al Señor en espíritu y verdad, su fuerza y valentía no es del Altísimo, lo cual traerá como consecuencia, que no formen parte en el reino de los cielos así hayan hablado en su nombre: Mateo 7:21-23 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.
REFLEXIÓN:
Si no forjamos la espada (palabra) en espíritu, si no nos levantamos valientemente, sin temor, de nuestra negligencia o cristianismo light y echando manos a la obra sin desmayar ante la adversidad, si no me esfuerzo en entrar por la puerta angosta que es Cristo, convirtiéndome a Él, y si no trabajo y esfuerzo por la alcanzar su gracia desarrollando el fruto de su Espíritu (amor, gozo, paz, paciencia, fe, benignidad, bondad, mansedumbre, templanza), no seré un vencedor, al final perderé la batalla por falta de firmeza, no recibiré la heredad que prometió, seguiré siendo un hombre fuerte en la carne pero débil en espíritu, un creyente inestable, lleno de la luz de las tinieblas. 2 Timoteo 2:6 “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero”; Joel 3:10  “Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy”; Ezequiel 10:4 “Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra”; Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”; Lucas 13:23-24 “Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”.
Solo el Señor es quien revela y multiplica mis fuerzas en la debilidad, Él es quién realmente me hace fuerte, el que me hace ser valiente en espíritu por su Espíritu, quién levanta mi cabeza, ayuda y sustenta con la diestra de su justicia. Isaías 40:29 “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”; Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
Oremos: Hasta hoy, mi Dios, no había entendido porque decías que “diga el débil: Fuerte soy”, hoy se me reveló que mi fuerza es opuesta a ti, he puesto tanto ahínco en mis cosas y las cosas del mundo y la carne, constituyéndome en tu enemigo, te había puesto en un segundo plano; creyendo que estaba haciendo el bien, llamé a lo bueno malo y a lo malo bueno, perdóname Señor. Descubrí que estoy trabajado y cansado, porque he trabajado en vano, quiero descansar en ti, me rindo a tus pies, no quiero seguir haciendo fortalezas en tu contra, quiero que tú seas mi fortaleza; dame tu fuerza y tu valentía, para mantenerme firme, alentado, animado en tus caminos, que no se apague nunca tu llama, trae el poder y la fuerza de tu Espíritu a mi vida y dame la revelación suficiente para convertir mi vida sin justificaciones, objeciones, ni restricciones. Quiero ser libre con la libertad de Cristo, rompe las cadenas que me atan y no dejan despegar a los lugares celestiales, ya no quiero seguir siendo igual. Quiero morir a mí, desechar el viejo hombre, que nazca el hombre nuevo, el varón de Dios, renovado en espíritu y verdad, que se esfuerza en tu presencia y tiene la valentía de asumir los retos y pruebas que tienes destinados para tus hijos. Gracias Padre de los cielos, por forjarme en el fuego abrazador, pasarme por el molino del alfarero, hacerme polvo, gracias por mantener encendida la llama del candelabro con el aceite de tu Espíritu. Sólo tú mereces la honra y mi alabanza Señor, a ti amo, exalto y doy gloria. Bendito sea tu nombre. Amén

sábado, 2 de marzo de 2019

¡AGUAS!



Allá a finales de los años ochenta, específicamente entre 1987 y 1988, un día sábado muy temprano, a la luz del alba, se disponían los cadetes de 2do año, recién ascendidos, a efectuar sus ejercicios de boga en la rada del puerto la Guaira, en embarcaciones tipo balleneras dispuestas para la enseñanza marinera; todos los esforzados cadetes pertenecían a la primera compañía de la otrora Escuela Naval de Venezuela. Su uniforme de boga era: una franela blanca, cuello en “V”; un pantalón blanco con raya azul a los costados, de tela drill ceñido con una correa blanca y hebilla impecable; zapatos de goma blancos (tenis suela dura, nada ortopédicos) denominados “los quiero bañarme”, en honor a un afamado superior infante de marina que le gustaban esos tenis para trotar; la gorra de marinero blanca impecable y un salvavidas anaranjado tipo chaleco.
Para iniciar la maniobra, primero un adoctrinamiento largo y tendido, largo por las palabras que salían de la boca del oficial al mando y tendido por la posición horizontal que tenían los cadetes al subir y bajar en las flexiones de brazos. Luego de bogar en el canal balizado por horas, bajo un sol inclemente, sin hidratación, ni descanso al mando del Teniente de Fragata Puche Figueredo quien usaba un megáfono para dirigir sincronizadamente las acciones, se escucha de repente una voz de mando firme que exclamaba: ¡AGUAS!, y todos los enérgicos cadetes se lanzaron por la borda sin pensarlo, babor o estribor, la más cercana no importaba cual, con remos, cartera y todo lo que cargaban encima.
Experiencia que dejó una huella, con tinta indeleble en la bitácora de mi vida, porque a pesar de mi torpeza como novel marino, “lacio” de por sí, la obediencia y el valor impreso en mi ADN con sangre, sudor y lágrimas en la cubierta principal de nuestra amada Escuela, fue lo que nos motivó a realizarlo como un acto reflejo sin temor a las consecuencias, porque para eso nos estábamos formando, para dar la vida si era necesario.
Una vez el Señor Jesucristo, le dijo a Simón (Pedro) lo siguiente: Lucas 5:4 “…Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”; este personaje, que era pescador de profesión, no estaba muy convencido de cumplir con su instrucción: primero porque acaban de regresar de una larga jornada infructuosa de pesca y segundo porque el que conocía de pesca era él, desde niño, respondiéndole: Lucas 5:5 “…Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red”; su sorpresa fue tal, que al cumplir con lo que el Señor le había mandado, presenció el poder y gloria de Dios: Lucas 5:6 “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”; en consecuencia, por la vergüenza de su incredulidad, se postro y reconoció su pecado:  Lucas 5:8 “Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”.  
De este pasaje podemos aprender varias cosas, que es importante pedir al Espíritu Santo que traiga revelación y entendimiento para conversión, de lo contrario seguiremos en las mismas y con las mismas, es decir, revolcándonos en nuestra propia inmundicia como la puerca:
1.    Cuando el Señor los dice que bogue “mar adentro”, siempre existe la incertidumbre y el temor de adentrarse en las profundidades del mar desconocido, en las profundidades de Dios, por una fe defectuosa; Pedro, por ejemplo, a pesar de ser pescador experto, seguramente muy buen nadador, conocedor de los arrecifes y las zonas donde se encontraban los peces, le dijo a Jesús, en otra ocasión, que lo salvara cuando se estaba hundiendo en el mar por falta de fe, por haber perdido su mirada en Él y dejarse atacar por la duda, igualmente ocurre en este caso, no creyó, porque sentía su sabiduría era suficiente, pero obedeció a pesar de...; muchas veces cuando nos envalentonamos, sin Dios, lo queremos hacer con nuestra fuerza, en la carne como queriéndole agradar, sin la ayuda del Espíritu Santo, entonces fracasamos, perdemos el trabajo, el tiempo y hasta nos convertimos en piedra de tropiezo para algunos débiles espirituales y perdidos, ya que estamos tan llenos de religiosidad que somos sensibles a cualquier corriente o doctrina humana que nos hace prevaricar o claudicar en el camino, crear falsas creencias con esquemas difíciles de romper a menos que el Señor de la orden.
2.    Como creyentes podemos pasar toda la vida “trabajando” en lo que creemos que son obras buenas para justificar nuestra condición de pecado ante el Señor, como tratando de pagar o resarcir por nuestra iniquidad, pero todo eso es “patada de ahogado”; aunque queramos manipular a Dios y valernos de su misericordia a favor nuestro, nada podemos hacer, porque hay un detalle sublime: Dios es justo y cumple su palabra, a Él no le podemos engañar; sin contar que no es por obra sino por su gracia que vamos a obtener la salvación y vida eterna, por eso tenemos que amarlo, escucharlo, obedecerlo y convertirnos en hijos, ciudadanos del reino, sino edificamos en vano; Efesios 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”; Salmo 127:1 “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia”; Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
3.    Cuando tenemos un corazón arrepentido, contristo y humillado al Señor, la manifestación de su poder y gloria en nuestra vida es sorprendente, ya que Él, que nos ama infinitamente, al ver un corazón dispuesto con estas características no lo desprecia gracias a su fidelidad hacia mí, no por mía; además su palabra dice que ni lo alto, ni lo profundo, ni cosa pensada o creada por el hombre nos puede separar de su amor infinito. Pero cuál es el problema porque no queremos ir mar adentro, buscando las aguas del Señor, porque nadie se le ha revelado el: “Fuerte soy”, vivimos sucumbiendo en nuestra debilidad ante un mundo dominado por el mar y los placeres que nuestra carne anhela por falta de conversión genuina.
4.    Pedro, en su ignorancia, le pedía la Señor que se apartara de él, por ser pecador; no entendía que si la vida era difícil con Cristo a su lado, como sería si nos apartamos de su presencia; Jesús, de por sí, no estaba buscando a personas perfectas o santas, sino a los defectuosos, perdidos para hacerlos perfectos y santos, a través de la conversión y por su santidad, no por lo que ellos hacían. Por eso quién se crea santo, sabio, bueno, recto, justo, apartado del mal, sométase al fuego purificador del Espíritu Santo, que sacará todo a flote, exponiendo a la luz el más oscuro tesoro de nuestras inmundicias, por eso aunque boguemos de norte a sur de este a oeste, sin la guía, enseñanza o exhortación del Señor a través de su Espíritu estaremos navegando en círculos, al mando de nosotros u otra potestad.
Solo le pido al Señor que deje en mí, su huella, que tome el timón y mando de mi vida, que me selle con el poder de su Espíritu, con la tinta indeleble de su sangre derramada en la cruz, que su palabra sea el derrotero a seguir, que me enseñe a timonear por aguas tormentosas con su serenidad y paz, y me permita sobrevivir a los naufragios y zozobras que me trae el mundo, la carne y mal; que mi torpeza no interfiera en el rumbo que tengo que seguir y que estoy dispuesto a cumplir, siendo obediente, esforzado y valiente en mi espíritu; llévame Señor por caminos de tu perfección, ya que quiero ser engendrado con el ADN del Cristo en Espíritu y verdad; que pueda decir un día “ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” y finalizar la carrera con gozo, habiendo llegado a la meta.
Gracias Dios por tu palabra que es refrigerio para mis huesos y descanso para alma, bendito seas, Padre de los cielos, bendito sea tu nombre mi Señor Jesucristo, te amo. Amén.

PD. Si estás bogando hacia el mar profundo al lado del Señor comparte esta enseñanza a quién la pueda necesitar. En el nombre de mi Señor te bendigo.