viernes, 6 de enero de 2023

ATRÉVETE A CAMBIAR





"En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor".
1 Juan 4:18

Toda persona nace con la capacidad de cambiar, sin embargo, no todos utilizan este poder dado por Dios por miedo a perder su zona de confort o costumbre, porque el cambio es una opción, elección o decisión transcendental, que va repercutir en el futuro o para la eternidad, especialmente cuando somos capaces de involucrar e involucrarnos con el Señor.

Decidir implica ser capaces de renunciar: a la comodidad, a la rutina, a lo conocido, a la forma de pensar y actuar, a las costumbres, a las tradiciones, es romper la inercia en la que se está estancado mental, física y espiritualmente. 

Entendiendo que con esta renuncia nos desprendemos de algo al cual nos aferramos, como si mi vida dependiera de ello y que nos impide avanzar o ser libres, y la inacción nos mantiene esclavizados a un estatus quo heredado o adquirido.

El miedo que produce el cambio incierto, es producto de la falta de fe, pero la fe en Jesucristo; quien cree en el Señor no tiene temor, porque el amor de Dios echa para fuera el miedo.

Muchas veces pensamos que podemos esperar que Dios nos cambie, nos toque o nos transforme, como si su poder fuera algo místico. Pues, esto nunca va ocurrir a menos que exista disposición de corazón, porque Dios espera por ti y por mi, él desea que tomes la decisión de cambiar y lo hagas por voluntad propia, así como pecas con conocimiento de causa.
"¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis". Ezequiel 18:32

No es suficiente pensar, soñar, declarar, desear, ni mucho menos esperar un milagro, sino no crees, caminas, aceptas la palabra y obedeces la voluntad de Dios; porque el cambio es intencional, requiere diligencia y viene de lo que atesora tu corazón.
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón". Hebreos 4:12

Cambiar para el hijo de Dios es conversión, y la conversión es arrepentimiento de corazón, y el arrepentimiento es obediencia.

Quien dice que está arrepentido, pero no escucha ni obedece al Señor, se está engañando a sí mismo, es un religioso más que desea ocultar su pecado bajo una túnica de aparente piedad, y por lo general vive señalando los pecados de otros.
"Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras". Lucas 3:8-14

Sin conversión, es lavarse el estiércol como la puerca y después correr a revolcarse de nuevo en el desagradable lodo de sus inmundicias.
"Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno". 2 Pedro 2:22

Si no decidimos doblar rodillas, orar fervientemente, humillarnos en la presencia del Señor, arrepentirnos, obedecer y resarcir el daño efectuado (a través perdón), ayunar y apartarse del pecado, no habrá conversión, es decir no habrá cambio, seremos como el perro que vuelve a su vómito.
"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra". 2 Crónicas 7:14

Todos tenemos que tomar decisiones radicales para crecer, morir a la carne es la única opción, lo demás es corrupción. No hay crecimiento sin cambio, ni transformación sin la presencia del Espíritu Santo, ya que no hay ningún cambio sin pérdida y no hay pérdida sin dolor. 
"Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna". Gálatas 6:8

Si queremos crecer en el Señor, necesitamos cambiar y el cambio significa que tendremos que soltar las cosas viejas, renunciar al pecado y al viejo hombre y tomar todas cosas nuevas, echas por Dios en nosotros.

REFLEXIÓN

- ¿Qué cambios hemos estado esperando que Dios haga en nosotros? Pero, ¿Cuál creemos que es nuestra responsabilidad para que ese cambio suceda?
"Desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño". Efesios 4:22 (NTV). 

- ¿La rendición de cuentas con Dios y otros creyentes es útil para tomar la decisión? Ayudará para dar el paso definitivo o ¿Hace falta algo más?
"Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana". Isaías 1:18.

- ¿Qué tienes que hacer una vez que has tomado la decisión de cambiar? Evaluar diariamente cada acción que hemos hecho en la presencia del Señor ¿Te produce carga o te motiva a seguir adelante?.
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga'. Mateo 11:28-30.

¡Tu decides si vives o mueres! 

Hay dos caminos, 

¿Cuál vas a tomar?

"Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella". Deuteronomio 30:15-16

"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad". Efesios 4:22-24