sábado, 21 de noviembre de 2020

LA RESISTENCIA AL CAMBIO


“¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡El tiesto con los tiestos de la tierra! Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos? ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?! Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos”. Isaías 45:9-11

RESISTIRSE AL CAMBIO, es una expresión muy común en las relaciones interpersonales, sobre todo en el ámbito laboral. La resistencia surge cuando se presenta un conflicto, real o ficticio, que tiene lugar entre un Jefe (la autoridad, gerente, director, Padre, Creador, Señor), que decide el cambio, y los actores (subordinados, empleados, asalariados, hijos, creación, siervo) que tienen la responsabilidad de llevarlo a cabo. Pues, la resistencia como comportamiento puede estar arraigada en nuestro espíritu y puede ser entendida y extendida, muchas veces en los espacios laborales, como el ejercicio de poder por parte de la persona subordinada o “sumisa” (siervo) contra otra persona o fuente de poder superior (Señor), quien busca la obediencia como acción para acatar su voluntad, es decir, es pleitear con quien tiene la autoridad y poder de establecer normas, estatutos o leyes.

Es importante entender que la resistencia se produce, generalmente, entre los ejes verticales de mando, en cualquier organización o inclusive en las relaciones familiares, vecinales, laborales, políticas, militares, sociales, religiosas y hasta espirituales, y forma un mal hábito, poca fe, si no es gobernado por el Espíritu Santo. 2 Timoteo 3:1-8 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres {resistentes} AMADORES DE SÍ MISMOS, avaros, vanagloriosos, SOBERBIOS, blasfemos, DESOBEDIENTES A LOS PADRES, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, ABORRECEDORES DE LO BUENO, traidores, IMPETUOSOS, infatuados, AMADORES DE LOS DELEITES más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad {desobedecen a la autoridad de Dios}; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe”.

Resistencia es sinónimo de oponerse, contrario a obediencia, sin embargo, quien se puede resistir a Dios sin sufrir consecuencias, hay un caso emblemático en la palabra de no resistirse al Señor, en Mateo 8:5-10, que trata de un capitán del ejército romano, un humilde centurión, que tenía la necesidad de rogar e interceder por un criado, quien estaba padeciendo una grave enfermedad siendo atormentado; él lleno de fe {del Espíritu}, entendiendo a quien debía obedecer y no oponerse a la autoridad, dejó de un lado su envestidura terrenal para reconocer la autoridad espiritual de Jesús ante la mirada expectante de los incrédulos y el Señor le escuchó: “Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole {sin resistencia}, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión {con humildad} y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe”; Mateo 8:13 “Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste {y no te resististe}, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora”; ¿Qué hubiese ocurrido si con altivez se hubiese opuesto, sobre todo en su corazón, a la autoridad de Jesucristo? Quizás el Señor no lo hubiese tomado en cuenta, pero eso sólo Dios sabe, pero esto es un punto de reflexión que queda para discernirlo en oración con el Espíritu.

En este sentido, se puede destacar que la resistencia puede adoptar diversas formas camuflándose en nuestro espíritu, las cuales se describirán a continuación, pero vamos a visualizarlas bajo la lupa de la palabra, pidiéndole al Señor que la utilice para penetrar como espada de doble filo a lo más profundo de nuestro ser, que cambie y transforme nuestras vidas hasta que no quede un centímetro de incredulidad, iniquidad e impiedad y mucho menos resistencia que al final es rebeldía ¡Amén!, prosigamos:

a) Resistencia pasiva, es aquella que tienen los hijos que poseen dificultad para asumir la voluntad de Dios por inmadurez espiritual, ignorancia o pereza, hacen solo lo que se le ordena cuando tienen una necesidad, son monitoreados, observados o quizás hay seguimiento de parte de los pastores, mentores o líderes; sus decisiones en el Señor tienden a estar condicionadas, necesitan que los lleven de la mano como niños, porque se niegan a crecer espiritualmente; Hebreos 5:12-14 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”; Hebreos 6:11-12  “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos {resistentes}, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”

b) Resistencia encubierta u oculta, la poseen aquellos hijos de doble ánimo, doble cara, que viven de las apariencias, tratan de manipular la palabra para ponerla a su favor y de manera oculta justificar su condición de pecado porque existe resistencia a convertirse de corazón, tienen rebeldía no manifiesta, porque conocen la palabra, sus caminos en el Señor le parecen una carga difícil de llevar. Santiago 4:8 “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”; Hechos 3:19 “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”; Hebreos 12:2-6 “…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo”.

c) Resistencia activa o explícita, la poseen los hijos duros de cerviz, rebeldes, incircuncisos de corazón, razón por la cual no escuchan la palabra ni el consejo por eso llegan a cometer muchos errores, faltas o pecados; caen generalmente en necedad, altivez o soberbia, tratan de imponer su voluntad oponiéndose a la voluntad de Dios y su obra, desean, por lo general, que el Señor se manifieste de manera sobrenatural porque viven de las emociones, de sensaciones almáticas siendo incapaces de someterse a la voluntad del Padre ni sujetarse del Espíritu Santo, arruinando deliberadamente su vida espiritual sin darse cuenta. Hechos 7:51 “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros”; Santiago 4:6-7a “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios;…”; Nehemías 9:29 “Los amonestaste para que volvieran a tu ley {a tu voluntad}, pero ellos obraron con soberbia {con resistencia} y no escucharon tus mandamientos {tu palabra}, sino que pecaron contra tus ordenanzas, las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirá. Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharon”.

La resistencia surge por mi condición maldad humana que tiende a imponerse sobre todas las cosas, y como la palabra es contraria a mis pensamientos y el Espíritu trastoca mi posición actual, mi área de confort para llevarme a lugares más altos, entonces se produce una lucha interna entre mi alma y espíritu corrompidos y el Espíritu de Dios, ya que estos tratan de menospreciar lo santo y muchas veces llegan a contristar al Espíritu Santo por falta de sujeción, revelación y entendimiento, sin embargo esta resistencia es en vano, más bien lo que trae es una consecuencia (acción y reacción), disciplina y castigo de parte de Dios, porque su voluntad se cumplirá aunque nos neguemos y nada podemos hacer. Otra forma de resistencia se produce debido al método o forma de trabajo del Señor en nuestras vidas, hay quienes se levantan en contra de Dios porque se niegan a aceptar la conversión, morir a su carne es duro para quienes no les ha sido revelado, nuestros pensamientos adúlteros nos llevan a prevaricar en contra de Dios, e impide decidirnos y devolvernos de nuestros malos caminos. Hechos 6:8-10 “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”.

Muchas de las cosas que ocurren, nosotros en nuestra capacidad humana no llegamos a entender porque suceden, y a veces se crea una profunda queja en nuestro corazón dejándonos afectar por las circunstancias, la adversidad que se presenta o la prueba más que esperar confiadamente en el Señor, siendo prácticamente inevitable que estos elementos atraigan toda la atención, nos distraigan y lleven a descuidarnos realmente de lo que verdaderamente es importante. Santiago 1:2-4 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”; Efesios 6:13 “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”.

La decisión final de resistirse o aceptar el cambio, lo que el Señor tiene dispuesto para nosotros, es personal, de cada hijo de Dios, Él no obliga a aceptarla, sin embargo la voluntad del Padre no dejará de cumplirse en nosotros aunque queramos huir, tarde o temprano se cumplirá, como le paso a Jonás, que se negó a ir a Nínive a llevar la palabra de Dios, la palabra de salvación porque en su parecer esa ciudad no merecía la misericordia de Dios, por lo cual padeció enormemente por su desobediencia, tuvo que ser tratado duramente, hasta que se rindió ante el Señor y fue a cumplir con su llamado; Jonás 1:1-3 “Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová”; después de acá el Señor envió una tormenta, mando un gran pez para que se lo tragara, lo vomitara, no hizo padecer debajo de una calabacera para que entendiera que era absurdo resistirse a su voluntad; Jonás 3:1-3a “Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová…”

REFLEXIÓN:

La lucha no es contra carne ni sangre, si hemos de resistirnos, que sea a los principados, potestades y gobernadores de tinieblas de este mundo, contra las huestes espirituales de maldad de las regiones celestes, a nuestra carne y al mundo, ya que satanás y sus socios se encuentran como león rugiente buscando a quien devorar, es por ello que debemos velar, orar en todo momento buscando de la presencia del Señor, invocando al Espíritu Santo, convirtiéndonos de nuestros malos caminos, permaneciendo firmes, sobrios, santos, dignos para que no tengamos de que avergonzarnos, y Él promete que, si no nos resistimos, oirá, porque es un Dios de amor, llenó de paz y misericordia; y perdonará y sanará nuestras vidas, ya que no quiere que ninguno se pierda, así es su justicia y su voluntad. 1 Pedro 5:8-11 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”; 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”; Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” ¡Amén!...