viernes, 9 de marzo de 2018

LA DELGADA LÍNEA


Todos tenemos un compañero extrovertido que siempre cuenta la misma proeza realizada durante un instante de su vida que dispara las carcajadas del grupo de amigos al escuchar la historia, siempre es el payaso de la reunión, otros por el contrario cuentan de lo bien que le ha ido en la vida, de lo inteligente que han sido, del esfuerzo y el sacrificio que ejercieron para obtener todo lo que tienen, alardeando de cierta manera de sus capacidades, dones, cualidades o habilidades, marcando un antes y un después.
Muchos aunque reconocen que lo obtenido ha sido por gracia o bendición de Dios, en la praxis, no dejan de jactarse orgullosamente del estatus que han alcanzado por la falta de humildad en su corazón aunque lo disimulen, la palabra en Romanos 12:3 nos exhorta a que cada quién: “…no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” y complementa en los versos 6-7: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza”; pues la reflexión de hoy tiene que ver con el don de “Servir”, escudriñando y pidiendo siempre dirección al Espíritu Santo para que nos guie y podamos entender que tan delgada es la línea entre SERVIR Y SERVIL, veamos a continuación:
Ser-vir: Es una palabra compuesta que etimológicamente se deriva del verbo “ser” que define la existencia de algo, determinando la naturaleza o su composición integral, por ejemplo en una persona, lo ¿Qué soy, en quien soy? En todas las áreas: el alma, cuerpo y espíritu; por otro lado “vir” tiene varios significados, pero solo tomaré algunos de ellos: 1. Del protoitálico wiro significa “guerrero” representando el poder de enfrentar las batallas, especial los combates que internos que libramos con nuestra alma o carne; 2. Del latín vir y el avéstico vīra “varón”, que se refiere nuestra fortaleza y condición espiritual; 3. Del lituano výras “marido”, esposo, cabeza de hogar o intercesor. A pesar que muchos lo definen como una actitud que busca satisfacer las necesidades o caprichos de otros y las propias, esta concepción está enfocada a la palabra servicio, es decir a quien da y recibe el servicio. Sin embargo el servir va más allá, Colosenses 3:23 dice claramente que: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.
Aunque prestemos un servicio, seremos siervos inútiles, aun haciendo todo lo que teníamos que hacer, ya que quien diga: yo crié a mis hijos con mucho esfuerzo, les di la alimentación y los estudios y estoy recibiendo el pago, pues siervo inútil eres; pero ¡cómo así!!! Eso dice la palabra, miremos el siguiente pasaje: Lucas 17:7-10 “¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”; no creamos que aunque hagamos lo que el Señor nos ha mandado hacer ya somos siervos buenos y útiles, ya que nos quedamos cortos, nos faltan otros ingredientes que obviamos generalmente, por ejemplo: la fidelidad de espíritu y disposición del corazón, veamos Salmo 78:8 “…Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu”; Mateo 25:23 “Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Una frase muy famosa de Teresa de Calcuta cargada de mucha sabiduría dice que: “El que no vive para servir, no sirve para vivir” agreguemos los ingredientes anteriores y veremos que se transforma la perspectiva en algo más profundo.
Ser-vil: Esta es una palabra compuesta de dos partes igualmente y pudiéramos agregar “ismo” para completar; el “ser” ya lo definimos anteriormente, el adjetivo “vil” viene del latín vilis es decir barato, de escaso valor, común, ordinario, y por extensión despreciable o bajo, que lo pudiéramos catalogar de inútil a simple vista, sin embargo Dios utiliza lo vil para que nadie se gloríe de si mismo, 1 Corintios 1:28 “Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es”; por otro lado “ismo” denota el tipo de doctrina, tendencia, teoría o estructura que sigue. Hay muchas corrientes de pensamiento, pero en general el servilismo es definido como la tendencia exagerada a “servir” o “satisfacer ciegamente” a una autoridad terrenal o espiritual con la finalidad de obtener un beneficio o interés, alejado de los propósitos eternos de Dios; hay quienes lo definen como una “actitud de sometimiento” de una persona a la autoridad de otro, pasando por encima de los principios, doctrina o creencia, aun en los que nos decimos llamar “cristianos”; servil es visto como una deformación de lo que representa ser “siervo”, ya que es la esclavitud sin libertad. 1 Corintios 7:22 “Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo”; Gálatas 4:7 “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.
Cuando no diferenciamos entre un servicio santo y uno profano, podemos ser piedra de tropiezo para muchos contaminando sus vidas, podemos manchar nuestras vestiduras de infidelidad, con inmundos pensamientos y acciones que no glorifican, ni dan honor al Cristo que vive en nosotros, a tal extremo que somos serviles e inútiles, propensos a ser echados fuera del reino. Ezequiel 22:26 “…violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos”.
¿CÓMO DEBEMOS SERVIR?
1.      Incondicionalmente para con Dios y los hombres: Mateo 20:27 “y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo”.
2.   Sin buscar lo suyo ni tratar de agradar a los hombres, sin ningún interés oculto, siguiendo el ejemplo de Jesús que se despojó de su condición de Dios, para servir: Gálatas 1:10 “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”; Marcos 10:45 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”; Filipenses 2:7 “Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”.
3.      De corazón y en fidelidad, que sirva de testimonio del Cristo que vive en mí, evitando quedarnos al nivel de siervo inútil: Mateo 25:30 “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”; Hebreos 3:5 “Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir”.
4.      Definiéndome a quien deseo amar y servir de verdad, sin engaños ni acomodos, a mis emociones, a las cosas terrenales o al Señor: 2 Timoteo 2:24 “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido”. Lucas 16:13 “Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.
Oremos: Señor reconozco que mi servicio no ha sido totalmente puro de corazón, empezando que mi fidelidad hacia ti ha sido inconstante, a veces me creo muy fortalecido pero por no cuidar mi corazón de pronto estoy metido en las cosas del mundo y pienso que me la estoy comiendo y al evaluar lo que veo es carne y nada de Espíritu, siento que a veces lo he hecho con carga, por compromiso, sin despojarme de mi necia manera de pensar, te pido perdón Padre de los cielos, no soy digno de ti. Hoy aprendí que hay una línea muy delgada entre lo santo y lo profano, en servirte a ti mi Rey o ser un servil del mundo, y sé que eso te ofende y te pido perdón por eso mi Señor. Desnudo mi alma ante ti, ya no quiero seguir siendo el mismo, quiero que un día me dejes disfrutar de tu gozo en espíritu y verdad y que me llegues a decir: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”, ya no quiero ser un siervo inútil, haciendo lo que me toca. Gracias Señor, por perdonarme, por revelarme tu palabra, que está palabra no caiga en saco roto y que sirva para ayudar a muchos hijos tuyos a convertir su servicio en incienso agradable, para darte honor, gloria y honra a ti, te lo pido en el nombre precioso de tu hijo amado Jesucristo. Amén, Gracias mi Señor… Te amo.