sábado, 7 de abril de 2018

PIDIENDO CACAO


Esta es una expresión que nace en América latina y viene desde la colonia, en la llamada ruta del cacao, porque el cacao era símbolo de poder y de prestigio; y los negocios se solventaban con este fruto, es decir, las cosas se pagaban con él; actualmente “PEDIR CACAO” significa “pedir perdón”, pedir que le condonen la deuda, solicitar que le apliquen el mínimo castigo o rogar libertad ante pena cumplida; es pagar para aliviar el duro peso de la ley, es decir suplicar por un indulto parcial o total de cierta condena o castigo. 
Dependiendo de la región geográfica, hay expresiones muy coloquiales de lo que quiere significar esta expresión, por ejemplo: Se dice que una “mujer fea” o menos beneficiada está “pidiendo cacao” cuando necesita tener mejores atributos o ser “más bonita”, asimismo una persona perseguida, ya sea por sus acciones, maldad o pensamientos, está “pidiendo cacao” cuando necesita normalizar su situación, evitar el acoso, salir del yugo al cual está sometido, otros la utilizan cuando desean buscar una reconciliación, es decir, es una especie de sumisión, humillación o pretexto, tratando de conseguir un pacto o posible arreglo entre dos partes, inclusive se utiliza cuando una persona soberbia y orgullosa se retracta de sus dichos o acciones ante una autoridad, fuerza de mayor poder, etc., pudiendo rendirse o huir del escenario donde se desenvuelve, se aprecia más cuando una persona cobarde o vencida huye en plena confrontación.
Muchos cristianos, de los que nos hacemos llamar “Hijos”, vivimos pidiendo cacao a Dios; muchos son los ejemplos registrados en la palabra donde personajes de la biblia, por su pecado, han pedido que el Señor los perdone de su rebeldía, maldad o trasgresión a pesar de que les ha llegado palabra, han sido advertidos a través de los profetas y puesto al tanto de cierto o determinado mandato de Dios, inclusive hay algunos que se negaron a cumplir lo que Él les ordenó hacer y por eso pasaron por situaciones difíciles o murieron como consecuencia de su pecado. 

Hasta que no se les revele y se conviertan de corazón seguirán esclavos de su Egipto espiritual, impidiendo que se pongan a cuentas con el Padre Todopoderoso; por eso es necesario limpiar nuestro corazón y ser perdonados aunque no lo merezcamos; ojo, vemos también como hijos de Dios fueron desechados a pesar que ellos gozaron de la gracia de Dios, simplemente porque se negaron a morir a su carne, reconocer su pecado ante el Señor, arrepentirse de corazón, pedir perdón y convertirse de sus malos caminos, inclusive prevaricaron contra Él, prefiriendo los tesoros terrenales más que la gloria de Dios, simplemente por una fe defectuosa, enferma y corrompida por un alma no sometida al Espíritu Santo.

¿QUIÉNES PIDEN CACAO?
1.   Los Hijos que se dejan llevar por la desobediencia de su Alma, por las vanidades ilusorias, prefiriendo apartarse de Dios, como le pasó a Jonás que en su terquedad tuvo que pedir cacao a Dios; Jonás 2:7-8 dice: “Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan”.
2.   A aquellos que no se le revela lo que significa el perdón ante Dios y los hombres, no tienen temor de Dios y no existe arrepentimiento genuino; no conocen el perdón de ofensas, trasgresiones, deudas, inclusive del mal propinado, etc., es puro bla bla la oración del Padre Nuestro: Mateo 6:12 “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”; Mateo 6:14-15 “Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”.
3.   Nosotros que sufrimos fracasos o amenazas de ruina, una caída súbita y repentina de lo que poseemos, por nuestra falta santidad y comunión real con Dios; por la existencia de sordera espiritual y andar en pos de nuestros pensamientos desechando o incumpliendo la palabra revelada, y rebeldemente apoyándome en mi fuerza. Isaías 30:12-13 “Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente”; Isaías 65:2 “Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos”; 1 Samuel 2:9 “…Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza”.
4.   A aquellos incrédulos que no están muy convencidos de su fe y lo que representa Jesucristo para sus vidas, entonces reciben resistencia de parte de Dios por estar siguiendo caminos de perversidad. Números 22:32 “…He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí”. Números 22:34 “Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré”.
5.   Los que viven pidiendo en todo tiempo para sus deleites, su carne, su sabiduría, sus dones, sin importarle Dios, jactándose de lo que son antes los hombres. Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”; 2 Timoteo 3:1 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios”.
El Señor anda buscando hombres arrepentidos conforme al corazón de Dios, que sometan el alma guardando sus mandamientos, obedeciendo, que no actúen de acuerdo a su locura o naturaleza terrenal, animal y diabólica, que no se dejen llevar por el mundo y sus deleites, que digan “NO” a la tentación y al pecado, que se mantengan firmes en el Señor, tomando decisiones radicales, manteniéndose en comunión con Él, santos, limpios y puros, varones convertidos que no necesitan pedir cacao porque ya están sanos desde su corazón. 1 Samuel 13:13-14 “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó”; 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”; 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Oremos: Señor hoy he aprendido que he estado por años pidiendo cacao, aferrado a las cosas del mundo sin importarme tu palabra, siendo mal testimonio de ti, enlodándome y revolcándome en el cieno, he estado más pendiente de no pecar para no recibir tu castigo, que en humillarme y convertirme de verdad; quería recibir que me condones las deudas y ofensas a mi prójimo que yo en perdonarlos, justificando mi iniquidad, he rogado por la libertad de mi alma y espíritu pero no he hecho nada por conquistarlas; llevando un yugo extraño que no era el tuyo; siempre he clamado a ti pidiendo sanidad, perdón de pecados y vida eterna, pero no se me ha relevado la conversión, me he negado a servirte con un corazón limpio y puro. Perdóname Señor estoy avergonzado, recibe mi arrepentimiento; Padre de los cielos que si te estoy pidiendo cacao, no sea bajo el poder de la carne corrupta, sino bajo de tu Espíritu, que este sea genuino y produzcas cambios radicales en mi ser; he metido los pies en el Jordán, respaldarme en está conquista, no quites de mi tu santo Espíritu, quiero esforzarme y ser valiente, hoy doblo rodillas ante ti, te adoro y alabo de corazón, para que te agrades de mí y cuando llegue a tu presencia en júbilo digas: ¡Hagamos fiesta este es mi hijo que andaba perdido y ha regresado!, te amo mi Jesucristo. Amén