Lucas 22: 48 “Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del
Hombre?”
Muchos líderes de hoy en día utilizan las
palabras de lealtad y traición para manipular a las masas para tratar de romper
la endeble integridad que a pocos les queda, inclusive la utilizan de manera
despectiva para etiquetar o señalar ciertas actitudes o conductas de equis o
determinadas personas, que ellos necesitan someter, confundiéndolos, con un fin
oscuro. Eso no es nuevo, solo hay que revisar la historia y nos darnos cuenta
que ha existido toda la vida, por ejemplo, Julio César gran emperador romano
decía que “Amo la traición, pero odio al traidor”, acá deja entrever lo
perverso y desconfiado que es el corazón del hombre, por un lado aplicaba la
traición como medio de sometimiento, pero odiaba a las personas que se
prestaban para tal fin y por causa del fruto que sembró, murió; pues déjeme
decirle que el mismo satanás ha exigido desde mucho tiempo atrás lealtad dando
dadivas a quienes le siguen el juego, tratando de comprar voluntades, y lo
quiso hacer con Jesús pero el Señor lo puso en su sitio, en Mateo 4:8-10 se
describe claramente “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le
mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te
daré, si postrado me adorares (si postrado me eres leal). Entonces Jesús le
dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él
sólo servirás”.
Satanás es tan astuto, que puede utilizar a hijos
de Dios débiles en la fe y que no se han querido convertir, para tratar de
obtener sus propósitos perversos, solo para preservar su imperio de maldad espiritual obtenido
desde la caída del hombre; y lo más escandaloso es que hay otros tantos cristianos, que por falta de discernimiento, están siguiéndole la corriente, creyendo que lo que hacen es bueno, Mateo
16:22-24 “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo:
Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él,
volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres
tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
No se trata de que tan traicionero o desleal sea su corazón, o que tan perdido está el mundo o que tanta maldad esté desatada, sino que tan firme está usted en los principios de Dios y que tan fiel puede ser a Cristo.
JUDAS Y YO
Judas estuvo compartiendo y comiendo de mismo
plato que Jesús, y el Señor le amaba, pero como Él conocía su corazón, ya sabía
que no se iba convertir y en el momento que el Señor lo ordenará lo iba a entregar,
“traicionando” los principios. Cuantas veces el Señor nos ha hablado, hemos
comido en su plato, del manjar más delicioso de su palabra y sin embargo hasta
hoy todavía no nos hemos convertido, será que estamos esperando de satanás
entre en nosotros y nos destruya. Proverbios 16:4 dice “Todas las cosas ha
hecho Jehová para sí mismo, Y aun al impío para el día malo. Abominación es a
Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune”; Juan 13:21-27 “Habiendo
dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de
cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Entonces los discípulos
se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno de sus discípulos, al
cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. A éste, pues, hizo señas
Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. El entonces,
recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿Quién es? Respondió Jesús:
A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas
Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces
Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto”; Ahora bien, si tiene la
duda si su actitud es traición o falta de conversión, debe revisarse porque en
ambos casos está violentando el principio principal de amar al Señor con todo
su corazón, con toda su alma, con todo su ser.
Estos pasajes bíblicos nos enseñan que, la
traición y deslealtad están íntimamente relacionadas con falta de conversión y
falta de conducción por parte del Espíritu Santo, sino obedecemos de corazón los
principios dados en la palabra y somos fieles a ellos nada podemos hacer, la
palabra dice en Hebreos 10:26 “Porque si pecáremos voluntariamente después de
haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los
pecados”; si notamos bien en la palabra, Jesús estaba conmovido por Judas,
porque nunca se quiso convertir y la palabra dice que no quiere que ninguno se
pierda, pero esto es decisión de cada uno de nosotros, por eso pregúntese, a
qué o quién usted hoy está siendo fiel, al mundo o a Dios, a su carne o al
Señor, a Satanás o a Jesucristo, a ¿Cuáles principios está pegado?, los de
Dios o los del mal.
HAY QUE ORAR, LEER Y
VELAR PARA NO CAER
Ojo, el mal ha ido evolucionando y se ha
disfrazado de ángel de luz, a tal forma, que ahora la sociedad ve normal qué,
hayan cultos satánicos abiertamente por el derecho de libre culto; no se enseñe
la santa escritura en las escuelas porque eso es lavar el cerebro a los niños,
pero se les habla de política, rituales paganos e idolatría; exista matrimonios
del mismo sexo con hijos y privando a estos de crecer en una familia según el
diseño original de Dios, aun así se apoya a las familias disfuncionales; haya
tendencia a reconocer el transgénero como un tercer sexo, refiriéndose a las personas
que se niegan a aceptar el diseño divino, su sexo concedido al nacer por el
Señor, y por tal rareza, somos capaces de asentir complacientemente a sus
demandas y apoyarlos, señalando a quienes, apegados a la palabra no comparten
su ideología, diciéndoles homofóbicos, retrógrados, fanáticos religiosos,
falsos, traidores y desleales del amor de Dios entre otros epítetos, sólo para
justificar el pecado y la abominación; en este punto, hay que preguntarse: ¿Quiénes
son los verdaderos traidores, los pecadores o los que consienten el pecado?, si
por principio divino, Dios hizo al hombre y la mujer tal como son, hasta los hizo
a su imagen y semejanza, complementarios no iguales, uno lo puso por cabeza y la otra como ayuda idónea, pero quienes somos nosotros que tratamos de tergiversar la
palabra, queriendo desnaturalizarla, inclusive tratando de desvirtuarla y, sin darnos cuenta
afirmamos, cosas que allí no están escritas. Por eso debemos orar, leer la
palabra y velar para no caer en los engaños del Diablo.
OTRA MENTIRA O MEDIA
VERDAD
He escuchado muchas veces en hermanos en Cristo
que: “Dios aborrece el pecado pero, ama al pecador”; eso no lo dice
textualmente la biblia pero muchos lo asumen como una gran verdad, para su
conocimiento eso lo dijo Mahatma Gandhi, así que no vuelva decir que “Dios dice”,
lo que si dice la palabra es que: Proverbios 11:20 “Abominación son a Jehová
los perversos de corazón; Mas los perfectos de camino le son agradables”;
Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros”; Mateo 5:44 “Pero yo os digo: Amad a
vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen”; Lucas 23:34 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no
saben lo que hacen”; es evidente que en todos los tiempos ha habido un
desconocimiento de la palabra a tal punto que el mismo Jesús le pidió al Padre
que les perdonara por tal desconocimiento, no porque el Padre no supiera que lo
había, sino para que nosotros nos diéramos cuenta que estábamos fuera de los
principios del Señor y de su fidelidad, producto de la manipulación de los
líderes espirituales del momento, en cambio en estos tiempos ¡También!; por eso
la palabra dice en Juan 8:31-32 “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían
creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente
mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”; la
traición se produce cuando no permanecemos en la palabra; hay muchas personas
que son criados por sus padres en los principios de Dios, pero somos nosotros al
final quienes decidimos traicionarlos, y no conforme con ello queremos que
otros sean iguales a nosotros porque necesitamos seguidores, para tener mayor fuerza,
pero el Señor dice que nada que se levante contra Él prosperará; Isaías 54:17a “Ninguna
arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante
contra ti en juicio…”.
¿CÓMO IDENTIFICO SI
SOY UN TRAIDOR Y DESLEAL IGUAL A JUDAS?
1. Trato de justificar mi pecado, besando
y engañando a Dios, no me sujeto ni someto a la palabra, vivo anhelando las
cosas del mundo, soy capaz de venderlo por unas monedas o cambiarlo por un
pedazo de pan.
2. La carne es lo que prevalece, dándole
cabida al diablo, soy un religioso en esencia, un címbalo que resuena, que hace
mucha bulla pero solo hasta ahí, porque no soy hacedor de la palabra ni mucho
menos cumplidor de las enseñanzas de Jesucristo, soy mal testimonio de Cristo, que vive en mí.
3. En mi boca solo habla sandeces, la deslealtad
y traición se convierten en paranoia por falta de confianza en el Señor; la
hipocresía predomina, ya que vivo señalando los defectos y pecados de otros sin
anteponer los míos propios; uso recurrentemente la altivez, soberbia, manipulación
e ira para señalar, criticar y maldecir a otros, cuando los primeros pecadores,
traicioneros, desleales y mentirosos somos nosotros, a tal punto que nos
comportamos como perros depredadores, queriendo mutilar el cuerpo de Cristo, la
iglesia, la unión del Espíritu y la paz que sobre pasa todo entendimiento entre
hermanos;
4. Busco impedir mi crecimiento
espiritual y el conocimiento de la verdad del Señor, creando cierta dependencia
e idolatría hacia mí, mis pastores, hombres, cosas o ciertos “dones” que le
pertenecen al Señor, inclusive nos engañamos propiciando un culto a banalidades
y vanidades humanas, fuera del principio de Dios;
5. Nos falta humildad, oración,
intercesión, no hacemos vallado, no aceptamos que nadie nos corrija, contradiga,
exhorte o aconseje en Espíritu, somos incapaces de menguar por puro orgullo o
egocentrismo, nos negamos a morir a nosotros mismos;
6. No deseamos perder los privilegios
terrenales que tenemos, o peor aún, envidiamos las bendiciones de otros, somos como
pequeños reyes fabricando nuestros propios reinos de oscuridad, muerte y maldad,
a los cuales no se nos ha revelado la
palabra, ni muchos menos la conversión.
REFLEXIÓN
Judas pudo haber aceptado el perdón del Señor, humillándose,
arrepintiéndose, convirtiéndose de sus malos caminos y permanecer en Cristo,
sin embargo, decidió continuar en pecado aun recibiendo la palabra de la misma
boca de Jesús, nadie es obligado a hacerlo, y cada quien decide si abrir las
puertas del corazón a Cristo o darle apertura al enemigo, llenando su vida de
oscuridad y muerte.
La exhortación es a que no seamos Judas, estamos
en los últimos tiempos, las horas son más cortas y las señales ya están llegando,
conviértase a Cristo y deje de estar traicionándolo, permanezca en sus
principios y séale fiel. No vaya a decir que no hubo profeta que no le
advirtió, que no hubo pastor que lo le aconsejó, que no hubo iglesia que no le
aceptó, que no hubo la oportunidad de arrepentirse, porque a Dios no se le puede engañar. Bendito sea el Señor que hoy nos
ha abierto los ojos y podemos arrepentirnos de corazón, diciéndole: “Señor, que
quieres que haga”; pero eso sí, ¡Hágalo…!, que el Señor guarde su corazón y le
de sabiduría para permanecer en su presencia. Dios le bendiga.
2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo,
sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.