sábado, 14 de enero de 2017

EL VARÓN AZOTADO

En estos días, en mis oraciones le di gracias a Dios por mi papá; hombre lleno de defectos pero que sembró los valores que yo necesitaba para madurar inclusive di gracias por los azotes que me había concedido de muchacho, aun el 41 de la chancleta que me dejó marcado en una de mis piernas por un acto de rebelión, ya que eso me formó el carácter y me enseñó a respetar.

viernes, 6 de enero de 2017

¡OTRA VEZ!, LEVANTÉ MI DEDO…


Hay manifestaciones corporales en nuestro desenvolvimiento diario que pasan muchas veces desapercibidas y que puede afectar a otras personas en su ser, inclusive logran crear barreras sociales, rompiendo relaciones armoniosas. Entre las más comunes se tiene los gestos con los dedos. Señalar con el dedo a alguien se ha entendido desde la antigüedad como un signo de amenaza, por eso la mejor forma de sobrevivir en aquellos tiempos era pasar desapercibido; los estudiosos del lenguaje corporal aseguran que señalar con el dedo es un gesto agresivo que afecta a las emociones y yo diría al espíritu, por lo tanto esta manifestación se debería evitar en la mayoría de los casos para mantener relaciones cordiales y sanas.