Hace un tiempo atrás cite que había
sembrado una mata de aguacate en el patio de mi casa que no me había dado
frutos durante siete años aproximadamente, y tuve las intenciones de cortarla y
desecharla, pero una vez que vino la presencia del Señor a su vida a través de
la oración de uno de sus hijos, se produjo la manifestación (el milagro) de dar
frutos seis meses después; desde ese momento no ha parado sorprendernos y deleitarnos,
tanto es así que ha permanecido cargada todo el año mostrando el poder
sobrenatural de Dios; no ha terminado de soltar la primera carga del año cuando
el buen árbol vuelve a florear y cargarse por segunda vez.