Apocalipsis 2:
7 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios”.
¿QUÉ ES LA HIPOACUSIA ESPIRITUAL?
Cuando existe algún tipo de dificultad,
incapacidad total o parcial para escuchar, entender, obedecer y testificar la
palabra de Dios, podemos decir que existe hipoacusia o sordera espiritual.
Jeremías 5:21 “Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no
ve, que tiene oídos y no oye”.
Esta se hace selectiva cuando tomamos lo que
nos conviene o interesa con un propósito oscuro alejado de la santidad de Dios,
y esto se aprecia en las conversaciones diarias con nuestra pareja, hijos, vecinos,
amigos y familiares, bloqueamos el mensaje que nos incomoda y solo tomamos aquel conforme a nuestro provecho, por eso la comunicación es nula; 2 Timoteo 4:3 “Porque
vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón
de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos”. Asimismo,
cuando tratamos de justificar nuestra alma pecadora a sabiendas que a Dios no le
podemos engañar, entonces, nos atrincheramos en una religiosidad llena de creencias
manipuladas y rituales que distan mucho de la palabra, endureciendo nuestra
cerviz, sólo para evitar que el Espíritu de Dios asuma el control de nuestra
vida; Jeremías 17:23 “Sin embargo, ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos,
sino que endurecieron su cerviz para no oír ni recibir corrección”.
Por eso, muchos hijos de Dios se vuelven falsos,
opacos, sin luz, brillo ni testimonio, siendo insensibles a su situación
espiritual y a las de las almas que se pierden día a día, hacen del evangelio
un negocio. De este modo, se vive sólo de apariencias, porque son de oídos
sordos para reconocer sus errores y enderezar su camino. Isaías 30:9 “Porque
este es un pueblo rebelde, hijos falsos, hijos que no quieren escuchar la
instrucción del Señor”.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA SORDERA SELECTIVA?
1.
La antigua manera de vivir arraigada, llena de:
creencias, costumbres, corrientes ideológicas, cultura, religiosidad o
tradiciones familiares. Jeremías 11:10 “Se han vuelto a las iniquidades de sus
antepasados, los cuales rehusaron escuchar mis palabras…”.
2.
Complicaciones para aceptar el proceso de
conversión, falta de oxigenación espiritual en el momento de recibir a Cristo
(devocional, discipulado, capacitación, servicio, etc). Lucas 8: 21 “Él
entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la
palabra de Dios, y la hacen”.
3.
Adicciones parasitarias, cosas que nos roban el
tiempo de intimidad, oración, alabanza y adoración. Marcos 1:35 “Levantándose
muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y
allí oraba”.
4.
El envejecimiento sin frutos, pesadez de oído,
crítica en su boca, engrosamiento del corazón, terquedad y falta de humildad.
Mateo 13:14 “…De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no
percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado”.
5.
La corrupción emocional y contaminación del
oído espiritual, infectando su alma y espíritu, escuchando y siguiendo corrientes
de este mundo caído, el cual está bajo la potestad del maligno. 2 Timoteo 4:4 “Y
apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos”.
6.
La obstrucción del conducto auditivo con
cuerpos extraños, especialmente por falta de fe, depresión, idolatría, circunstancias
difíciles, adversidades, enfermedades, hombres sin testimonio, etc. Romanos
10:16-17 “Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor,
¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por
la palabra de Dios”.
7.
Exponerse al ruido excesivo del mundo y sus
distracciones, respondiendo a este. Estos se pueden producir en la calle, el
trabajo o la casa, si está relacionado personas tóxicas, rumorosas, llenas de
maldad que te invitan a actividades, lugares y eventos seculares que no
edifican con el firme propósito de apartarnos de Dios, tales como bares, prostíbulos,
discotecas, conciertos, etc. 1 Juan 2:16 “Porque nada de lo que hay en el mundo
-los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la
vida- proviene del Padre, sino del mundo”.
En conclusión, la “sordera selectiva” se produce
por porque estamos muy concentrados en una actividad distractora de satanás o
el mundo (dinero, idolatría, deleites sexuales, tv, internet, celulares, etc.)
que nos alejamos de Dios, es decir servimos a otro señor, o también, porque la palabra
que recibimos de Dios en la iglesia no nos interesa, la escuchamos pesadamente,
por eso no se ven los frutos dignos de arrepentimiento (oración, perdón, obediencia,
conversión, presencia, purificación, etc.). Mateo 6:4 “Nadie puede servir a dos
señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y
despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas”.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Entre los síntomas se incluyen la dificultad
para entender lo que se escucha del Padre, quienes la padecen experimentan
facilidad para dispersarse como el hombre natural. Estos hijos de Dios son
inconstantes en todos sus caminos, están llenos de culpas, remordimientos,
pecados ocultos, renuentes a ser tratados, transformados por el Espíritu Santo,
y padecen de:
1. Olvido del primer amor, son autosuficientes,
llenos de soberbia y terquedad espiritual, no atienden concejos.
2.
Son inmunes a las exhortaciones y llamados a
arrepentimiento y conversión, tienen la conciencia cauterizada. Son cuerpos
inertes, llenos de maldad, como si no tuviesen vidas.
3.
Se niegan a obedecer y cumplir la gran comisión,
generalmente posponen o retrasan su acción, justificado en la espera de una
voz sobrenatural que les diga que han de hacer, ejemplo: ¡Dios no me ha dicho
que lo haga! ¡Ando orando! ¡El tiempo de Dios es perfecto!, nunca se activan.
4.
Tienen problemas para renunciar al pecado, su
concupiscencia les domina, están gobernados por su alma, viven desobedeciendo
la palabra recurrentemente.
5.
Tienen dificultad para oír lo bueno, lo justo,
lo santo, lo que es verdadero, con temor reverente, toman lo que más
conveniente según sus intereses y desechan el manjar de Dios.
6. Les falta discernimiento. Tienen problemas para
diferenciar entre los sonidos mundo y la voz de Dios.
REFLEXIÓN
El Señor nos recuerda la importancia de vencer en
Cristo y hace una exhortación a los sordos selectivos a través de su palabra en
Santiago 1:21-25: “Por lo cual, dejando toda inmundicia y superfluidad de
malicia, recibid con mansedumbre la palabra ingerida, la cual puede hacer
salvas vuestras almas. Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno oye la palabra, y no
la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su
rostro natural. Porque él se consideró a sí mismo, y se fue, y luego se olvidó
qué tal era. Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es
la de la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino
hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho”.
Abra sus oídos y créale al Señor, no posponga
la manifestación del Espíritu en Usted porque el Señor nos está susurrando a la
oreja, así que: Isaías 42:18 “Sordos, oíd; ciegos, mirad y ved”.