Toda persona, cristiana o no,
trata de dirigir sus acciones para satisfacer sus más lícitas necesidades, en
busca de la autorrealización ya sea en los estudios o trabajo, el reconocimiento
profesional, el amor, la aceptación, la pertenencia dentro de un grupo social,
seguridad, protección, bienestar, comida, agua, refugio, ropa, entre otras
cosas.
Cuando elaboramos un plan se consideran una serie de variables, en especial, tales necesidades, las cuales transformamos
en objetivos para alcanzar; que muchas veces coinciden o no, con las
expectativas de nuestro entorno, llámese padres, hermanos, pareja, hijos, amigos,
vecinos, etc.; Sin embargo, se ha preguntado: ¿Si ese plan le conviene
espiritualmente?; la palabra dice en 1 Corintios 10:23 “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo
me es lícito, pero no todo edifica”; cada cosa que introducimos en el plan me edifica como hijo de Dios, sino Marcos 8:36 dice: “Porque ¿Qué aprovechará al
hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”.
Cuando convertimos un plan en nuestro
proyecto de vida, por lo general, existe un motivación extra, nos esforzamos y le dedicamos tanto tiempo
que inclusive lo ponemos por encima de Dios, ocupando un espacio que no le corresponde, que es nuestro primer amor, es decir, se
convierte en un diosecito, alejándonos de la presencia del Señor, olvidando su palabra y
apartándonos de su lado. Lucas 12:18-21 “Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros,
y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré
a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate,
come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte
tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí
tesoro, y no es rico para con Dios”.
Es difícil encontrar una persona
que, entre sus planes de vida terrenal, involucre al Señor, por lo general, lo
excluimos o lo ignoramos, pero eso si, nunca falta quien le pida que lo ayude a cumplirlos o por
el contrario le reclama porque no salió como él esperaba. Santiago
4:13-15 (DHH) “Ahora oigan esto, ustedes, los que dicen: «Hoy o mañana iremos a
tal o cual ciudad, y allí pasaremos un año haciendo negocios y ganando dinero»,
¡y ni siquiera saben lo que mañana será de su vida! Ustedes son como una
neblina que aparece por un momento y en seguida desaparece. Lo que deben decir
es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello»”.
EL SECRETO DEL PLAN
Cuando revisamos los sinónimos de "Plan", encontramos que es un: Diseño, propósito, intención, idea, pensamiento, proyecto,
objetivo, fin, designio, confabulación, táctica, maquinación o intriga, en
otras palabras, es la idea concebida por nuestra alma, procesada anticipadamente
en nuestro corazón, para dirigir, encauzar o maquinar una acción, definiendo
nuestra forma de proceder. Dios diseño un Plan divino para cada uno de nosotros, y ese plan se cumple, de una forma u otra, pero cada uno de nosotros decide cómo lo hace, en obediencia o en rebeldía. Observemos el ejemplo de Jesús: Mateo 26:39 “Yendo un poco adelante, se postró sobre
su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa;
pero no sea como yo quiero, sino como tú”.
Fijémonos ¿Cuál era el plan que quería
el Alma (Carne) de Jesús?, ¿Y que hizo nuestro Señor?, pues la doblegó y la sometió a la
voluntad del Padre. Entonces, reflexionando al respecto: ¿Cuál es tu plan o el
mío? ¿Está alineado con el plan de Dios, cumple su voluntad, Si/No? ¿Mi plan
aparta el pecado de mi vida, Si/No? ¿Glorifica al Padre. Si/No?; Juan 8:54
“Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es
el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios”. Por
consiguiente, ¿Dónde está el secreto de mi plan, es decir, el punto clave?,
Pues nada más y nada menos que en la obediencia del plan de Dios.
Si usted dice ser hijo de Dios y
sus planes no han sido inspirados, consultados y guiados por el Espíritu Santo, ni glorifican al Padre, ni dan testimonio del Cristo vivo, usted está buscando
lo que no se le ha perdido, “la calamidad o una potencial desgracia”. Es verdad que en el
mundo tendremos aflicción, dice la palabra, pero una cosa es que la allá y otra
que yo la busque; aún en la aflicción podemos recibir del amor, la paz, la
gracia y misericordia de Dios si nos disponemos de corazón a cumplir su plan. Jeremías
29:11 (PDT) “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros” -declara el Señor-
“planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza”; Jeremías
29:11 (RV60) “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”; así que, apéguese
al plan de Dios, porque le conviene. Proverbios 19:21 (DHH) “El hombre hace muchos planes, pero
sólo se realiza el propósito divino”.
Hay quienes piensan que Dios lo
salvará aunque sea un vil pecador, porque es su plan, sino Cristo no hubiese ido a la cruz, pero se olvidan lo que
dice la palabra en Hebreos 10:26 “Porque si pecáremos voluntariamente después
de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por
los pecados”.
Sepamos bien que su justicia se
cumplirá, y si no nos convertimos, ni lavamos las vestiduras, ni cuidamos
nuestra vida espiritual, por tener un corazón oscurecido, en el momento que nos
toque dar cuentas, seremos reprobados. Mateo 7:21-23 “No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad”.
¿CÓMO DEBE SER MI PLAN?
1.
En reverencia. Todo plan debe ser inspirado y mostrado al Señor en ferviente oración y ayuno, como acto reverente a su poder y
gloria, para que con su favor seamos respaldados. Nehemías 1:10-11 “Ellos,
pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y
con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la
oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar
tu nombre”.
2.
Perfecto desde el inicio hasta el final, entrelazado
a Cristo a través de la palabra y su santo Espíritu. Filipenses 1:6 “Por vuestra
comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido
de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta
el día de Jesucristo”.
3.
Sin estorbo. Mi plan no puede ser un estorbo al Plan del Padre. Job 42:2 “Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas, y que
ningún propósito tuyo puede ser estorbado”.
4.
Justo, sin iniquidad, manipulación o interés
oculto. Debe existir santidad y pureza en cada estrategia. Jeremías 22:13 (DHH)
“¡Ay de ti, que a base de maldad e injusticias construyes tu palacio y tus
altos edificios, que haces trabajar a los demás sin pagarles sus salarios!”.
5.
Válido. No se trata de mis pensamientos, mis
habilidades o la ruta que yo haya trazado, porque sin Dios, mi plan carece de validez
espiritual, es vano, vacío, superficial y sin profundidad en el Señor. Isaías
55:8 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos
mis caminos, dijo Jehová”; Salmo 127:1a “Si Jehová no edificare la casa, En
vano trabajan los que la edifican”.
6.
Bien preparado. Un plan que no esté fundamentado
en la palabra es defectuoso por ende está destinado al fracaso. 2 Timoteo 3:16-17
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
REFLEXIÓN
Al colocar nuestros planes en
manos del Señor día a día, es garantía de que serán hechos, solo debemos ser limpios
y rectos, llenos de buenas intenciones, porque Dios bendice y prospera la integridad
del corazón. Job 8:5-7 “Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al
Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio {tu plan} haya
sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande”; Proverbios 16:1-3 “Los planes
son del hombre; la palabra final la tiene el Señor. Al hombre le parece bueno
todo lo que hace, pero el Señor es quien juzga las intenciones. Pon tus actos
en las manos del Señor y tus planes se realizarán”; Mateo 5:8 “Bienaventurados
los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.
Dios tiene la última palabra para
nuestros planes, habrá quienes puedan cumplirlos y otros no, sin embargo, confiemos que fue lo mejor, porque todas las cosas ayudan a bien para
los que aman al Señor. Salmos 33:10 (TLA) “Dios no deja que las naciones lleven
a cabo sus planes; Dios no deja que los pueblos realicen sus planes malvados”; Romanos
8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito {plan} son llamados”.
Dios bendiga tu plan, que la salvación y vida eterna dada por el Padre, sea de testimonio para otros, y sirva para dar gloria y honor a nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos sido redimidos por amor y misericordia del Padre, diseñador del Universo. Amén...