Apocalipsis 19:13-14 “Estaba vestido de una
ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS y los ejércitos
celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos
blancos”.
La historia cuenta que cuando ocurrió el
milagro por la cual se conoce la festividad de Janucá en el pueblo de Dios, los
judíos, dirigidos por el Señor, batallaron duramente contra la dinastía
griega-siria seléucida quienes los habían sometido helenizando sus creencias,
llevándolos a profanar el templo de Dios. Era necesario que todo el pueblo
subiera a la presencia de Dios, renunciando al pecado que llevó a ruinas el
templo, purificando todo, empezando por sus vidas, y restaurasen el templo
abandonado, buscando consagrar de nuevo el lugar santo al Señor, con la unción
del aceite y la luz del Espíritu Santo.
La celebración de Janucá representa algo más
que conmemorar esos ocho días donde se manifestó el Espíritu de Dios, es la
consagración del templo de Dios por parte su pueblo. Al decir “CONSAGRAR EL
TEMPLO” recordemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y es
necesaria que nuestra vida también sea consagrada a Él; probablemente tengamos
una leve idea de lo que significa consagrar el templo, revisemos a la luz de la
palabra lo que representa:
¿QUÉ ES CONSAGRAR EL
TEMPLO?
Cuando se habla de CON-SAGRAR, se refiere a
que casi todo se purifica con sangre, Hebreos 9:22 dice textualmente que “…Casi
todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no
se hace remisión”; la salvación, remisión y perdón de pecados vino a través del
derramamiento de sangre del Señor, la palabra dice que Cristo derramó hasta la
última gota de sangre en la cruz, Él hizo el sacrificio perfecto para que usted
y yo fuésemos salvos, y sólo a través de su sangre fuimos perdonados de nuestro
prontuario pecador; Hebreos 9:12 “Con su propia sangre -no con la sangre de
cabras ni de becerros- entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre,
y aseguró nuestra redención eterna”, el detalle está en que pocos han aceptado
su consagración de corazón y continúan ignorando tal sacrificio con actitudes
pecadoras, ultrajando al Espíritu Santo, pisoteando su sangre y la gracia que
nos fue concedida sin merecerla; Hebreos 10:29 “¿Cuánto más grave castigo
pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, y tuvo como profana la
sangre de la Alianza que le santificó, y ultrajó al Espíritu de la gracia?”, es
evidente que aun conociendo la verdad no somos capaces de devolvernos de nuestros
malos caminos, ojo, si no dejamos que el Espíritu Santo gobierne nuestras vidas profanamos el templo, abandonamos sus enseñanzas, tratamos de destruir la
puerta que el Señor dejó abierta, dejando crecer la cizaña y el trigo que ahoga nuestra
fe, en pocas palabras nos condenamos a nosotros mismos, Janucá es un llamado del
Señor a convertirnos, restaurar las ruinas y dejar encendida su luz desde hoy y
para siempre.
Es importante, primeramente, definir claramente
lo que significa CONSAGRAR; Consagrar es bendecir nuestra vida con la presencia del
Señor; es el nuevo pacto, la sangre derramada por nosotros en la cruz y que
conmemoramos en la santa cena; es untarnos del aceite del Espíritu llevándolo a
cada rincón de nuestro ser encendiendo la luz de Cristo, el Janucá eterno, especial
en nuestra mente y corazón; es santificar nuestra vida, alma, cuerpo y espíritu, apartándonos y dedicándonos a Él sin olvidarnos de nuestras responsabilidades, dando gloria al
Señor con nuestro testimonio genuino ante los hombres, haciendo frutos dignos de arrepentimiento;
es ofrendar nuestro cuerpo como sacrificio vivo y agradable a Dios; es vencer y andar
en comunión; es ser liberado, rescatado, injertado a la vid; es aceptar el
pacto eterno y ser acepto, comprometido, fiel y estar destinado, coronado,
celebrado en los cielos.
El hecho de que diga “CASI TODO” y no “TODO”, es
debido a que el maligno ha tratado de confundir y desvirtuar todo lo que el
Señor ha hecho, entonces vemos en ritos religiosos y satánicos, como se consagran
ofrendas y se hacen sacrificios de animales y personas a baales, profanando la verdadera
intención y esencia para lo cual se instituyó tales sacrificios, por eso el Señor
Jesús, para exponerlos a la luz del Janukía eterno, rompió todos estos esquemas
subiendo a la cruz derramando su sangre, hizo la consagración perfecta para
purificar al pueblo de Dios; Hebreos 7:27b “…porque esto lo hizo una vez para
siempre, cuando se ofreció a sí mismo”; así que si usted cree en Jesucristo y
lo recibió como Señor y Salvador, restaure su templo, renuncie a la idolatría en las diferentes maneras que ha desarrollado en su vida, conviértase en un Janukía consagrado, impregnado del aceite, fuego y la luz de Cristo.
COMO SER UN JANUKÍA
CONSAGRADO PARA EL SEÑOR
1. Renunciando al pecado, ya no ande en
tinieblas; Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida”; 1 Juan 1:7 “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado”.
2. Presentando su cuerpo como
sacrificio vivo, santo y agradable, que haya coherencia entre lo que se cree,
se dice y se hace; y lo debe hacer en su casa, en la iglesia, en la calle o en
su trabajo, donde quiera que vaya, no sea hipócrita; Romanos 12:1 “Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional”; 1 Juan 5:8 “Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el
Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan”.
3. Apartándose para el Señor, siendo
testimonio de que Cristo vive en nosotros, y dejar la vieja religiosidad que no nos deja crecer en espíritu y verdad; Levítico 20:26 “Me seréis, pues, santos,
porque yo, el SEÑOR, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis
míos”; Juan 15:27 “Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado
conmigo desde el principio”; Apocalipsis 1:5 “Y de Jesucristo el testigo fiel,
el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que
nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”.
4. Lavando nuestras vestiduras, no
claudicando ante las atribulaciones, ir a la presencia del Señor para que nos
unte e ilumine con su poder sanador. Apocalipsis 7:14 “Yo le dije: Señor, tú lo
sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han
lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.
5. Siendo un Janukía que alumbre en su
casa, que la luz de Cristo ilumine para todo el mundo, llevando la palabra,
haciendo grupos pequeños, glorificando al Padre con nuestras acciones y buenas
obras, seamos hacedores y no tan solo oidores. Mateo 5:14 “Vosotros sois la luz
del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se
enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
está en los cielos”.
6. Venciendo diariamente al mundo, la
carne y el mal, orando en todo momento, creyendo que todo lo podemos en Cristo
porque de Él viene la fuerza. 1 Juan 5:5 “¿Quién es el que vence al mundo, sino el
que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”; Apocalipsis 12:10 “Entonces oí una
gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el
reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado
fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche”; Apocalipsis 12:11 “Y ellos le han vencido por medio de la
sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron
sus vidas hasta la muerte”.
REFLEXIÓN
Cuando encendamos el Janukía de nuestras vidas
hágalo de corazón, con mucho temor y reverencia, porque la consagración de
nuestras vidas al Señor nos rescatará de nuestra antigua manera de vivir,
entendiendo que no se trata de vivir metido en la iglesia todos los días como
algunos hacen religiosamente, sino más bien vivir lo que allí se enseña a la luz
de la palabra; 1 Pedro 1:17-19 “Y si invocáis por Padre a aquel que sin
acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo
el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra
vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de
un cordero sin mancha y sin contaminación”.
Deje que el Espíritu de Dios mantenga encendida
la luz de Cristo en su templo, y viva un Janucá todos los días, y no se
descuide como las vírgenes insensatas porque corremos el riesgo de contristar
al Espíritu y se nos cierre la puerta en la cara. Bendito sea el Señor que hoy
su luz sigue iluminando nuestras vidas para su honor y gloria, Amén…
Feliz Janucá!!!