sábado, 13 de noviembre de 2021

JANUCÁ, EL TEMPLO CONSAGRADO

 

Apocalipsis 19:13-14 “Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos”.

La historia cuenta que cuando ocurrió el milagro por la cual se conoce la festividad de Janucá en el pueblo de Dios, los judíos, dirigidos por el Señor, batallaron duramente contra la dinastía griega-siria seléucida quienes los habían sometido helenizando sus creencias, llevándolos a profanar el templo de Dios. Era necesario que todo el pueblo subiera a la presencia de Dios, renunciando al pecado que llevó a ruinas el templo, purificando todo, empezando por sus vidas, y restaurasen el templo abandonado, buscando consagrar de nuevo el lugar santo al Señor, con la unción del aceite y la luz del Espíritu Santo.

La celebración de Janucá representa algo más que conmemorar esos ocho días donde se manifestó el Espíritu de Dios, es la consagración del templo de Dios por parte su pueblo. Al decir “CONSAGRAR EL TEMPLO” recordemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y es necesaria que nuestra vida también sea consagrada a Él; probablemente tengamos una leve idea de lo que significa consagrar el templo, revisemos a la luz de la palabra lo que representa:

¿QUÉ ES CONSAGRAR EL TEMPLO?

Cuando se habla de CON-SAGRAR, se refiere a que casi todo se purifica con sangre, Hebreos 9:22 dice textualmente que “…Casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”; la salvación, remisión y perdón de pecados vino a través del derramamiento de sangre del Señor, la palabra dice que Cristo derramó hasta la última gota de sangre en la cruz, Él hizo el sacrificio perfecto para que usted y yo fuésemos salvos, y sólo a través de su sangre fuimos perdonados de nuestro prontuario pecador; Hebreos 9:12 “Con su propia sangre -no con la sangre de cabras ni de becerros- entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre, y aseguró nuestra redención eterna”, el detalle está en que pocos han aceptado su consagración de corazón y continúan ignorando tal sacrificio con actitudes pecadoras, ultrajando al Espíritu Santo, pisoteando su sangre y la gracia que nos fue concedida sin merecerla; Hebreos 10:29 “¿Cuánto más grave castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, y tuvo como profana la sangre de la Alianza que le santificó, y ultrajó al Espíritu de la gracia?”, es evidente que aun conociendo la verdad no somos capaces de devolvernos de nuestros malos caminos, ojo, si no dejamos que el Espíritu Santo gobierne nuestras vidas profanamos el templo, abandonamos sus enseñanzas, tratamos de destruir la puerta que el Señor dejó abierta, dejando crecer la cizaña y el trigo que ahoga nuestra fe, en pocas palabras nos condenamos a nosotros mismos, Janucá es un llamado del Señor a convertirnos, restaurar las ruinas y dejar encendida su luz desde hoy y para siempre.

Es importante, primeramente, definir claramente lo que significa CONSAGRAR; Consagrar es bendecir nuestra vida con la presencia del Señor; es el nuevo pacto, la sangre derramada por nosotros en la cruz y que conmemoramos en la santa cena; es untarnos del aceite del Espíritu llevándolo a cada rincón de nuestro ser encendiendo la luz de Cristo, el Janucá eterno, especial en nuestra mente y corazón; es santificar nuestra vida, alma, cuerpo y espíritu, apartándonos y dedicándonos a Él sin olvidarnos de nuestras responsabilidades, dando gloria al Señor con nuestro testimonio genuino ante los hombres, haciendo frutos dignos de arrepentimiento; es ofrendar nuestro cuerpo como sacrificio vivo y agradable a Dios; es vencer y andar en comunión; es ser liberado, rescatado, injertado a la vid; es aceptar el pacto eterno y ser acepto, comprometido, fiel y estar destinado, coronado, celebrado en los cielos.

El hecho de que diga “CASI TODO” y no “TODO”, es debido a que el maligno ha tratado de confundir y desvirtuar todo lo que el Señor ha hecho, entonces vemos en ritos religiosos y satánicos, como se consagran ofrendas y se hacen sacrificios de animales y personas a baales, profanando la verdadera intención y esencia para lo cual se instituyó tales sacrificios, por eso el Señor Jesús, para exponerlos a la luz del Janukía eterno, rompió todos estos esquemas subiendo a la cruz derramando su sangre, hizo la consagración perfecta para purificar al pueblo de Dios; Hebreos 7:27b “…porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo”; así que si usted cree en Jesucristo y lo recibió como Señor y Salvador, restaure su templo, renuncie a la idolatría en las diferentes maneras que ha desarrollado en su vida, conviértase en un Janukía consagrado, impregnado del aceite, fuego y la luz de Cristo.

COMO SER UN JANUKÍA CONSAGRADO PARA EL SEÑOR

1. Renunciando al pecado, ya no ande en tinieblas; Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”; 1 Juan 1:7 “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

2. Presentando su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable, que haya coherencia entre lo que se cree, se dice y se hace; y lo debe hacer en su casa, en la iglesia, en la calle o en su trabajo, donde quiera que vaya, no sea hipócrita; Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”; 1 Juan 5:8 “Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan”.

3. Apartándose para el Señor, siendo testimonio de que Cristo vive en nosotros, y dejar la vieja religiosidad que no nos deja crecer en espíritu y verdad; Levítico 20:26 “Me seréis, pues, santos, porque yo, el SEÑOR, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos”; Juan 15:27 “Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio”; Apocalipsis 1:5 “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”.

4. Lavando nuestras vestiduras, no claudicando ante las atribulaciones, ir a la presencia del Señor para que nos unte e ilumine con su poder sanador. Apocalipsis 7:14 “Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.

5. Siendo un Janukía que alumbre en su casa, que la luz de Cristo ilumine para todo el mundo, llevando la palabra, haciendo grupos pequeños, glorificando al Padre con nuestras acciones y buenas obras, seamos hacedores y no tan solo oidores. Mateo 5:14 “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

6. Venciendo diariamente al mundo, la carne y el mal, orando en todo momento, creyendo que todo lo podemos en Cristo porque de Él viene la fuerza. 1 Juan 5:5 “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”; Apocalipsis 12:10 “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”; Apocalipsis 12:11 “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.

REFLEXIÓN

Cuando encendamos el Janukía de nuestras vidas hágalo de corazón, con mucho temor y reverencia, porque la consagración de nuestras vidas al Señor nos rescatará de nuestra antigua manera de vivir, entendiendo que no se trata de vivir metido en la iglesia todos los días como algunos hacen religiosamente, sino más bien vivir lo que allí se enseña a la luz de la palabra; 1 Pedro 1:17-19 “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.

Deje que el Espíritu de Dios mantenga encendida la luz de Cristo en su templo, y viva un Janucá todos los días, y no se descuide como las vírgenes insensatas porque corremos el riesgo de contristar al Espíritu y se nos cierre la puerta en la cara. Bendito sea el Señor que hoy su luz sigue iluminando nuestras vidas para su honor y gloria, Amén…

Feliz Janucá!!!

lunes, 1 de noviembre de 2021

EL ENEMIGO N° 1

 

Cuando escuchamos la frase "El Enemigo Público N° 1", nos trasladamos a las famosas películas de acción y policías donde hay un villano que quiere destruir el mundo y aparece el héroe, que tiene habilidades y capacidades especiales, que por lo generar no es de este mundo, para salvar el día. Hay muchos que piensan que esto solo existe en las mentes de los escritores y guionistas, sin embargo, todo individuo, toda persona, todo hijo de Dios tiene un Enemigo N° 1, el cual tiene que vencer; el detalle está, en identificar ¿Cuál es el Enemigo?

IDENTIFICANDO AL ENEMIGO

1.    Muchos creyentes, después que reciben a Cristo, piensan que el diablo, sus demonios y huestes de maldad son el Enemigo N° 1 a vencer, por eso viven orando, reprendiendo y haciendo “guerra espiritual”, ven demonios por todos lados, fundamentando esta verdad o creencia en Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”, hay una realidad que no debemos ignorar, que el maligno anda suelto con sus asechanzas buscando a quien devorar; sin embargo no olvidemos, que este combo fue vencido en la cruz por nuestro Señor Jesucristo. Observemos lo siguiente: Efesios 2:2 “En los cuales anduvisteis en otro tiempo {antes de recibir a Cristo}, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”; Efesios 4:27 “Ni deis lugar al diablo”; 1 Pedro 5:8 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”; Efesios 6:11 “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”; Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”; 1 Juan 5:19 “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”; ¿Quién es el desobediente que sigue la corriente del mundo dominado por satanás? ¿Quién es el que le da lugar en su vida después de recibir a Cristo? ¿Quién es el que debe ser sobrio, vestirse de santidad, estar firme, velar, resistir, someterse a la voluntad del Señor? Pues, “Nosotros”, entonces por qué batallamos contra la consecuencia, si no atendemos el verdadero origen del problema. Pero sigamos, que esto ¡se pone bueno!

2.    Ahora, otros tantos hijos de Dios, le echan la culpa al mundo, a sus aflicciones, atribulaciones, deleites y tentaciones, y basan esta afirmación en: 1 Juan 2:16 “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”, entonces viven luchando, en la carne, contra lo que el mundo les ofrece, pero sobre todo lo que les ofrece a otros, ya sea por religiosidad, sabiduría terrenal, envidia, queja o deseos reprimidos, donde se aprecia claramente que el amor de Dios no está en ellos, sino en las cosas del mundo, porque son prioridad en sus vidas, llegando a una amistad tan íntima y peligrosa con el mundo y sus deleites que los llevan a moradas de tinieblas, constituyéndose en enemigos de Dios, “sin querer, queriendo” como diría en Chavo del ocho. Observemos: 1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”; 1 Juan 5:4 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”; Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, 2 Pedro 1:4 “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”; Santiago 4:4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. Igualmente, me hago las mismas preguntas: ¿Quién es el que ama al mundo y no tiene el amor del Padre? ¿Quién es el que no tiene paz, vive angustiado, desesperado, desamparado o destruido? ¿Quién perdió la confianza en Dios? ¿Quién coquetea con la corrupción? ¿Quién es adultero y se constituye en enemigo de Dios? Pues, “Nosotros”, entonces  por qué le echamos la culpa al mundo, si todo tiene un propósito, no será que es la manera de probar la fidelidad de nuestros corazones.

3.    Para cerrar este ciclo, muchos le echan la culpa a la carne, y nos gusta repetir cómo eslogan: ¡Lo que pasa que la carne es débil!, quiere decir que ellos se oponen al Espíritu Santo de Dios abiertamente porque Gálatas 5:17 “…el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”; entonces no nos engañemos a nosotros mismos, ¿Dónde está el Cristo de Filipenses 4:13? “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, el Cristo que le da la fuerza para vencer a la carne; quien hace y dice estás cosas todavía no ha muerto en la cruz, no se ha despojado del viejo hombre, vive aferrado a un sacrificio vano, a una cruz vacía, no ha dado el paso para convertirse de sus malos caminos y no se le ha revelado el Cristo resucitado, vivo y glorioso. Efesios 2:3 “… Nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” y ahora ¿Qué? será que se cumple 1 Gálatas 3:3 “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?”; Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”; Romanos 8:6 “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”; Romanos 8:8 “y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. Entonces pregúntese nuevamente: ¿Quién permite que la carne tome el control de nuestras vidas, haciendo su voluntad? ¿Quién es el necio que desagrada a Dios, el que siembra para su carne y destapa la corrupción oculta? ¿Quién se ocupa más de la carne que del Señor, es decir, más de la muerte que de la vida? Indudablemente que “Nosotros”, por eso tarde o temprano daremos cuenta de nuestra estupidez ya que 1 Pedro 1:24 “…Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae”, por eso cuidémonos de no pecar contra Dios ni los hombres.

REFLEXIÓN

Es evidente que el Enemigo Público N° 1 de nosotros, somos nosotros mismos, entonces tenemos que luchar primeramente contra nuestro yo, despojándonos del viejo hombre y de la antigua manera de vivir, el Señor hoy nos exhorta a cambiar, así que si mentía, engañaba, robaba, adulteraba, fornicaba, idolatraba, pleiteaba, envidiaba, se emborrachaba, corrompía, estafaba, explotaba y maltrataba al prójimo, pues no lo haga más, arrepiéntase, pida perdón al Señor, conviértase y apártese de esos caminos de tinieblas, sirva con un corazón agradecido para que vengan días de refrigerio, libertad, sanidad y pueda gozar de la presencia del Señor y su reino. Efesios 4:22 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”;  Efesios 4:24 “Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”; porque manifiestas son las obras de la carne Gálatas 5:19-21 “…que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”; Gálatas 5:13 “…Hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”.

Es hora de limpiarnos de toda contaminación que no nos deja crecer espiritualmente, viviendo en santidad, con temor reverente, haciendo el bien sin mirar a quien, renovemos nuestro espíritu, nuestra mente, cuerpo y corazón, seamos irreprensible, para que el día que comparezcamos ante el tribunal de Dios no haya condenación alguna sino que se diga: Juan 4:4 “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”; y con voz de trueno se escuche: ¡Este es mi hijo en quien tengo complacencia! Amén…

2 Corintios 7:1 “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”; Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”; Mateo 3:17 “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.