martes, 6 de diciembre de 2022

EL JÁNUCA ETERNO

 


La Fiesta de la Dedicación o Fiesta de las Luces fue establecida por el pueblo judío como una conmemoración de la purificación y dedicación del Templo en Jerusalén; También es una festividad para celebrar la victoria que Dios da a su pueblo. Aunque no es obligatoria, el Señor Jesucristo la celebró con un propósito: fue al Templo de Jerusalén a llevar palabra de exhortación, victoria, salvación y vida eterna.

Juan 10:22-26 “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”. 

Hay muchos creyentes que les perturba la palabra de Dios, porque es el testimonio vivo de que Cristo vive, pero cómo su fe es defectuosa andan entre la profanación y la salvación.

La palabra de salvación y vida eterna se cumplió cuando Cristo subió a la cruz para perdón de nuestros pecados, y fue con su sangre que se lavó y purificó al pueblo de Dios por sus transgresiones, se convirtió en nuestro JÁNUCA ETERNO, y estableció su Reino en la tierra; por lo tanto Jánuca ya no es un milagro de ocho días sino para siempre; es recodar que existe la manifestación gloriosa de Dios en nuestras vidas cuando luchamos, nos purificamos, nos ungimos del aceite, del poder de su fuego y la luz de Cristo para obtener la victoria.

Por eso la Menorá (Janukía) debería estar presente en nuestra iglesia todo el año, para recordamos que debemos luchar todos los días, con la ayuda de Dios, para vencer esos gigantes que enfrentamos a cada momento: la carne, mundo y el mal que nos hacen desviar del propósito de Dios.

De nada vale si conmemoramos ese hecho y realmente no existe un Jánuca a cada instante de nuestras vidas; seríamos unos simples religiosos como aquellos que celebran las fiestas decembrinas recordando solamente el nacimiento de Jesús pero no le siguen ni practican sus enseñanzas, no hay conversión; es necesario que para que haya Jánuca debe existir la victoria sobre el pecado y la restauración del templo personal de cada hijo de Dios.

ELEMENTOS QUE PRECEDIERON AL JÁNUCA ETERNO

1.    EL PRIMER TEMPLO CONSTRUCCIÓN Y DESTRUCCIÓN: Este fue dedicado al Señor y fue construido por el rey Salomón, durante 966 – 959 a.C. Sin embargo este Templo fue destruido por los babilonios en 586 a.C. por causa de la idolatría y la impiedad del pueblo de Dios, quienes se alejaron de su presencia, la oración fue débil, desapareció el gozo, la luz de Cristo, producto de las distracciones, desobediencia y rebeldía, dejándose esclavizar por el pecado; fue durante el reinado de Nabucodonosor, cuando se capturó a los judíos y fueron llevados a Babilonia como exiliados, así lo había profetizado Jeremías.

Jeremías 25:10-12 “Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.”

2. LA MISERICORDIA DE DIOS Y LA CONSTRUCCIÓN DEL SEGUNDO TEMPLO: 70 años después los babilonios fueron conquistados por el imperio persa; Así lo profetizó Isaías (765-695 a. C.) al pueblo siglo y medio antes, por palabras del Señor, y enfatizó que Dios a través del rey, Ciro el Grande, permitiría el regreso de los judíos de su cautiverio y la construcción del Segundo Templo entre 537 – 515 a.C.

Isaías 44:26–28 “Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré; que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.”

3.    LA PROFANACIÓN DEL TEMPLO: Luego de la invasión griega (335 a.C.), cuando Antíoco IV subió al poder, se propuso imponer la cultura Helénica y estableciendo culto a los dioses griegos. Para ello, eliminó los sacrificios diarios en el Templo (según el libro de Levíticos); por lo tanto profanó el Templo erigiendo una estatua de Zeus, e hizo sacrificios de cerdos a este dios griego en el altar siendo la abominación desoladora que profetizó Daniel 11:31 “Sus tropas se dedicarán a profanar el santuario y la fortaleza, y suspenderán el sacrificio continuo y en su lugar pondrán la abominación desoladora”.

4. LA RESTAURACIÓN DEL TEMPLO: Jánuca, en hebreo חֲנֻכָּה, significa dedicación a Dios, se celebra el milagro dónde permaneció 8 días encendido el Menorá en el Templo con el aceite de un solo día. Es importante resaltar que el pueblo Judío luchó y derrotó con la ayuda de Dios al ejército greco-sirio, el más poderoso de ese tiempo, entonces recaptura y re-dedica el Templo; seguidamente encendieron la Menorá, o la lámpara del Templo (Janukía), siendo Cristo la luz de Dios. Pero solo había aceite para 1 día, y este duró 8 días, tiempo suficiente para que nuevo aceite fuera producido por los sacerdotes, evitando que la luz se extinguiera; cada vez que se va al Templo de Dios a buscar su presencia, nos recargamos del aceite de Dios que mantiene encendida la Luz, es decir, de Cristo.

Por eso Janucá es también llamada la Fiesta de las Luces y si el aceite se recarga cada 8 días de domingo a domingo a través de la palabra recibida a nuestros pastores, usted podrá mantener su templo personal iluminado, de acá la importancia de no dejar de congregarse. Pero, ¿Hasta cuándo hay que congregarse? Hasta el regreso de Jesucristo nuestro Señor, el JÁNUCA ETERNO.  Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE EL ACEITE?

Moisés vio la luz en la zarza ardiente, que no consumía, pudo mirar a Cristo y hablar con el Dios todopoderoso, y la zarza nunca se consumió gracias a la unción del aceite del Espíritu, que estaba presente. Pero fue necesario que este siervo se despojara de su calzado terrenal, ¿Cuántos estamos dispuestos a despojarnos del calzado mundano, de las vestimentas de impiedad, del pecado de muerte? Éxodo 3:2-3 “Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema”; preguntémonos ¿Por qué la zarza no se consumía? Porque estaba ungida con el aceite del Espíritu de Dios.

Es importante recordar que Cristo es la luz de nuestras vidas, y su palabra es la lámpara, la Janukía personal, sembrada en nuestros corazones, por eso la escritura dice que es lámpara para mis pies, sin embargo, para que esta permanezca encendida y no se consuma, es necesario que haya presencia del Espíritu de Dios, es decir, el aceite que fue depositado por Cristo en nosotros, el cual debemos preservar. Juan 15:26 “Pero cuando venga el Consolador {el aceite}, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”; Efesios 4:30-31 “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”.

A través de la unción del Espíritu, se me da poder para vencer el pecado, enderezar mi camino, corregir mi conducta, sanar mi vida espiritual de forma integral, restaurar mi templo y glorificar el nombre del Señor.

Muchos hijos de Dios, piden en sus oraciones al Padre, que mande de su fuego consumidor sin saber que están pidiendo: Isaías 33:14 “Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?”, si usted está pidiendo que mande de su fuego consumidor, debe estar seguro que no ha contristado al Espíritu, y no anda en pecado insensatamente, porque llegará el momento cuando el Señor se presentará y si tenemos nuestras vasijas vacías de aceite, se nos cerrará la puerta en nuestra cara, como le pasó a las vírgenes insensatas.

Es preferible despojarnos de nuestro calzado y vestimenta de impiedad, ungirnos del aceite y revestirnos del Espíritu de Dios, para convertir el viejo hombre y permanecer en la presencia de la luz, de Cristo, y ser nueva criatura, sin arrugas, pura y sin mancha, el hijo de quien el Padre tiene complacencia, aquel que vence el pecado.

REFLEXIÓN FINAL

A las vírgenes insensatas se les dio el aceite del Espíritu como a todas las demás, pero ellas no lo aprovecharon y espiritualmente permaneciendo en ruinas y pecado, por eso quedaron fuera del Reino. 

No todos entraran al Reino de los cielos dicen las escrituras, aunque se les haya concedido el derecho de entrar; sólo los que luchen y venzan al pecado, mantengan encendida la luz y recargan el aceite cada 8 días, sacando toda piedra de impiedad que les impida convertirse en hijos santos, templos donde se queme incienso de olor fragante para el Señor; ¡Estos serán dignos de heredar la gloria de Dios!.  

El Jesucristo encendió nuestro Janukía el día que lo recibimos como Dios, Señor y Salvador. Queda de parte de nosotros preservar el aceite, en santidad, levantarnos y empezar a caminar su palabra y glorificar su Santo Nombre, así por revelación celebraremos el JÁNUCA ETERNO.

Isaías 60:1 “¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!”.

¡Feliz Jánuca!