lunes, 24 de junio de 2019

EL TRONO SIN CETRO



Un trono está asociado al ejercicio de la majestad y potestad real; es el lugar oficial sobre el que se sienta un rey en ocasiones especiales: ceremoniales, coronaciones, asambleas, festejos entre otros, que en muchos casos se transforma en un centro de adoración y alabanza. La palabra trono proviene del griego θρόνος (tronos), “asiento” o “silla”. 
Hay una gran cantidad de tronos y tronitos, de diferentes clases y estilos, que una persona puede poseer, por ejemplo: el trono de inmundicias, escarnecedores, hipocresía (falsos), justicia, santidad, honor, poder y gloria; ahora bien, existe un trono que es único, verdadero, glorioso y excelso: el Trono de Dios; que la palabra aclara que está establecido en los cielos, pero al escudriñar y discernir bajo revelación, podemos observar también que, el Trono de Dios está donde el Señor se pose, se siente o more; donde muestra su poder, haciendo que se sometan todas cosas, lo visible e invisible, lo que es imposible para la mente del hombre, manifestando el resplandor de su gloria. 1 Reyes 22:19 “…Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda”; Isaías 33:5 “Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia”; Apocalipsis 4:2 “Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”; Salmo 99:1 “…Él está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra”; Isaías 40:22 “Él está sentado sobre el círculo de la tierra,…”; 2 Samuel 7:5 “…Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?”; Juan 8:2 “Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba”; Salmo 135:21 “Desde Sion sea bendecido Jehová, Quien mora en Jerusalén. Aleluya”; Juan 14:10 “…Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras”; Éxodo 40:34 “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo”.
Aunque mi reflexión no se enfocará propiamente dicho en el Trono de Dios, porque es un tema muy profundo y requiere alta revelación, si hablaremos del trono que se encuentra en el corazón, quien está sentado y qué cetro utiliza para ejercer el gobierno de nuestras vidas. Sabemos que somos reyes y sacerdotes, porque así lo ha dicho el Señor; todo rey, coronado, sentado en su trono, se le entrega su cetro para ejercer el mando. El cetro, en hebreo shevet, significa vara o bastón; en griego es rabdos, que significa vara, báculo o bordón, el cual representa el señorío, autoridad, mando, poder y gloria. Asimismo como hay cetros gloriosos también hay otros de iniquidad, entre ellos tenemos: cetro de corrección, de palabra, de justicia, de heredad, de impiedad, de soberbia, de insolencia, de opresión, de furor, de fuerza, de hierro, entre otros.
Hay muchos hijos de Dios, que no han dejado que el Señor sea quien gobierne su reino espiritual o no han dejado que establezca el Reino eterno en sus vidas, tienen un TRONO SIN CETRO, es decir un trono sin la autoridad y el poder de Dios. Cuando el Espíritu de Dios mora sobre mí, es decir, está sentado en mi trono, y no estamos sujetados o afirmados en el Cetro, que es Cristo, no habrá manifestación del poder de Dios, entonces vivimos sometidos a un rey que nos esclaviza a la carne, el mundo o el mal, prevaleciendo la falta de santidad, el ego, la desvergüenza, la ira, la crueldad, trayendo inmundicia en nuestras vidas, queja, critica y juicio en todo, comienza la religiosidad, la hipocresía en vez de conversión y santidad. En cambio cuando en nuestro trono estamos firmes en Cristo, agarrados del Cetro, no hay nada que nos detenga, si y solo si, tenemos una fe manifiesta, porque todo lo puedo en Él; Salmo 45:6 “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino”; Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”; Colosenses 4:11 “…Jesús, llamado Justo;…”; Éxodo 14:16 “Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”; Éxodo 14:21 “Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas”.
Entonces, ¿POR QUÉ TENGO UN TRONO SIN CETRO?
1.    Porque me niego a cumplir la voluntad del Padre. Juan 5:30 “…y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”; Éxodo 7:20 “Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre”.
2.    Me alegro de mi iniquidad y perversidad, despreciando al Señor. Ezequiel 21:10 “Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo ha despreciado como a un palo cualquiera”.
3.    No se me ha revelado el Cristo, soy de doble ánimo, vivo mirando el pasado, no quiero tomar el cetro de Dios con firmeza. Éxodo 4:2 “Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara”; Éxodo 4:17 “Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales”; Lucas 9:62 “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.
4.    Porque minimizo el poder de Dios, con mi incredulidad. Éxodo 9:23 “Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto”.
5.    Me dejo vencer por las asechanzas del diablo, no quiero subir la montaña, a los lugares altos.
6.    Porque no se han manifestado los frutos del Espíritu en mi vida. Números 17:8 “Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras”.
7.    Soy obrero inútil, no cumplo la gran comisión, indolente con las ovejas y no golpeo la piedra para que fluya la fuente de agua viva y para que otros beban, justifico mi inacción. Números 20:11 “Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias”.
8.    Estoy lleno de pecado, maldad y rebelión, huyo a la disciplina y el castigo del Señor. 2 Samuel 7:14 “Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres”; Salmo 89:32 “Entonces castigaré con vara su rebelión, Y con azotes sus iniquidades”.
9.    Me dejo atrapar por el afán, la adversidad y la desesperanza. Salmo 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.
10. Vivo juzgando con injusticia. Salmo 9:4 “Porque has mantenido mi derecho y mi causa; Te has sentado en el trono juzgando con justicia”.
REFLEXIÓN.
A veces es necesario utilizar a otros hermanos que sirvan de cetro para mí, para fortalecer mi espíritu, como parte del cuerpo de Cristo, intercediendo en mi debilidad, reconociendo que no puedo hacerlo solo, porque aunque el Espíritu Santo esté allí, que puede estar contristado, quizás sea yo quién este sentado en un trono sin el fundamento, la roca fuerte del Cristo, y mis fuerzas se acaben por el cansancio de mi carne y el mundo, llevándome a perder la batalla contra el mal. Éxodo 17:9 “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”; Éxodo 17:12-13 “Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada”; ojalá que en mi trono esté sentado el Señor en todo tiempo, que nunca falte la alabanza, honra, gloria y reconocimiento de su poder, que pueda yo  vivir lo que me reste de años fortalecidos y afirmados en su Cetro y reciba lo que Él, en su infinito amor y misericordia, tiene preparado para los vencedores; Te pido Señor que nunca me falten tus fuerzas y si así fuere coloca tus hijos, mis hermanos, que intercedan por mí para mantener firme sobre la roca, el Cristo que me hace más que vencedor, porque te necesito. Amén

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