En estos días, me encontraba despidiendo frente a mi casa al queridísimo Pastor de mi amada iglesia, que me hacía una visita informal de las tantas que hemos tenido en este año, cuando de repente el vecino del frente sacó a pasear SU HERMOSO PERRO, un cachorro pastor alemán gigantesco, de brillante pelaje marrón y negro, el cual lo llevaba a arrastras por la fuerza y el tamaño que poseía, que si no fuera por el correaje que abrazaba su cuerpo y el esfuerzo que ejercía mi amigo con su humanidad, este podría salir desboscado, se apreciaba que el precioso animal estaba feliz de hacer lo que le ordenaba su regalidísima gana.
En ese instante el sabio anciano espiritual, se sonríe y me dice ¿Quién lleva a quién? Comentaba que EL ANIMAL NO DEBÍA ARRASTRAR A MI VECINO, ni él debía ejercer su fuerza para obligarlo a caminar por donde deseaba, sino todo lo contrario, EL PERRO DEBERÍA ESTAR SOMETIDO A LA AUTORIDAD DE SU AMO y debería ir acompañándolo, caminando detrás o a su lado, por la dirección que disponga su dueño, y yo le comenté que: De ese evento, “se puede escribir una enseñanza”, respondiéndome: Así es, pero teniendo en cuenta que “EL PERRO ES NUESTRA ALMA”.
Cuando escuche tal afirmación, se sembró en mi corazón el anhelo de conocer un poco más sobre mi Alma y ¿En qué se puede parecer a un perro?.
A primera vista me pareció una locura compararme con un perro, pudiera yo a manera de reclamo a mis adentros ¿Soy yo un perro?, pero al revisarme en el Espíritu y entenderlo con inteligencia y revelación, pues puedo afirmar que ¡Sí!, no de manera despectiva, para denigrar o desvalorar mi alma porque sea un perro, sino para reflexionar y agradecer que ahora puedo orar sinceramente y pedir al Señor que me ayude y que me saque de esta oculta esclavitud por si no llego a identificar que lo soy.
Por ejemplo, cuando Goliat se enfrentó a David le dijo lo mismo: “¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos?...”. Pues los “Hijos de Dios” deberíamos hacernos esa pregunta a cada instante, ya que cuando nuestra alma (carne y deseos) y los deleites y riquezas del mundo, son los que dirigen mi forma de pensar, actuar y hablar sin discernimiento en el Espíritu; me comporto como un perro desbocado que quiere salir corriendo detrás de los caprichos, los faltantes, los jugueticos del mundo que en estos tiempos, los “religiosos evangélicos” erradamente, le llaman añadiduras del reino, y lo digo porque la palabra es clara cuando dice que la amistad con el mundo es enemistad con Dios.
Estamos más pendientes de los beneficios de lo que creemos que es el reino de los cielos que del REY de los cielos, se me olvida buscar la justicia de Dios por falta de enfoque, mancillando nuestras vidas por lo que creemos que es bueno, siendo contrario a lo que es único y JUSTO, somos como perros que no quieren someterse a la autoridad de Jesucristo, queriendo arrastrar al Salvador a nuestra morada de maldad la cual está edificada de vanidades ilusorias, es por ello que nuestra vida espiritual se estanca y se pierde, ya que nos resistirnos al Espíritu Santo; es tiempo de ir a las moradas celestiales a ponernos a cuentas con el Señor y contener nuestra Alma, ordenándole que alabe al Señor.
Por ejemplo, cuando Goliat se enfrentó a David le dijo lo mismo: “¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos?...”. Pues los “Hijos de Dios” deberíamos hacernos esa pregunta a cada instante, ya que cuando nuestra alma (carne y deseos) y los deleites y riquezas del mundo, son los que dirigen mi forma de pensar, actuar y hablar sin discernimiento en el Espíritu; me comporto como un perro desbocado que quiere salir corriendo detrás de los caprichos, los faltantes, los jugueticos del mundo que en estos tiempos, los “religiosos evangélicos” erradamente, le llaman añadiduras del reino, y lo digo porque la palabra es clara cuando dice que la amistad con el mundo es enemistad con Dios.
Estamos más pendientes de los beneficios de lo que creemos que es el reino de los cielos que del REY de los cielos, se me olvida buscar la justicia de Dios por falta de enfoque, mancillando nuestras vidas por lo que creemos que es bueno, siendo contrario a lo que es único y JUSTO, somos como perros que no quieren someterse a la autoridad de Jesucristo, queriendo arrastrar al Salvador a nuestra morada de maldad la cual está edificada de vanidades ilusorias, es por ello que nuestra vida espiritual se estanca y se pierde, ya que nos resistirnos al Espíritu Santo; es tiempo de ir a las moradas celestiales a ponernos a cuentas con el Señor y contener nuestra Alma, ordenándole que alabe al Señor.
De esta actitud de rebeldía se deriva lo que mal pensamos, mal actuamos y mal decimos, y no nos damos cuenta que tenemos entenebrecida nuestra vida por complacencia de nuestra alma, producto de un corazón inconverso al Señor, es decir, no queremos sembrar en nuestro cuerpo animal (morir) y resucitar en nuestro cuerpo celestial.
La palabra dice en el Salmo 22:20 “Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida”, pidámosle al Señor que libre nuestra alma de la justicia de su espada con un sincero arrepentimiento y que mi ser comience hacer obras dignas de arrepentimiento, se someta a al Espíritu Santo y no a nuestra alma, que con la autoridad del Cristo que hay en nosotros, ordenemos a nuestra alma que alabe al Señor y glorifique su nombre, dejemos de estar prevaricando, cambiando al Señor por cualquier cosa, es hora de circuncidar nuestro corazón y eliminar lo que no le agrada a Dios, no seamos como el perro que vuelve a su vómito, renunciemos a la necedad de nuestros caprichos, domestiquemos al perro, enseñémosle a someterse y respetar a su amo, santifiquemos nuestras vidas ofrendándolas como señal de conversión.
Levítico 27:9 dice: “Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová será santo”, él quiere que estemos sin defecto cuando lleguemos a su presencia, que seamos ofrenda agradable y perfecta. Y tomemos en cuenta que “…Cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos” Malaquías 1:8, no seamos animales ciegos, cojos ni enfermos espirituales, dejémonos transformar con el poder del Espíritu Santo, venzamos al perro de nuestra alma, desechemos los celos amargos, la contención de nuestro corazones, la jactancia, la mentira, la sabiduría que no desciende de lo alto y que atenta contra la verdad, ya que toda ella es terrenal, animal y diabólica.
Levítico 27:9 dice: “Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová será santo”, él quiere que estemos sin defecto cuando lleguemos a su presencia, que seamos ofrenda agradable y perfecta. Y tomemos en cuenta que “…Cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos” Malaquías 1:8, no seamos animales ciegos, cojos ni enfermos espirituales, dejémonos transformar con el poder del Espíritu Santo, venzamos al perro de nuestra alma, desechemos los celos amargos, la contención de nuestro corazones, la jactancia, la mentira, la sabiduría que no desciende de lo alto y que atenta contra la verdad, ya que toda ella es terrenal, animal y diabólica.
Por eso si en nuestra vida hay celos y contención, revisémonos, porque allí hay perturbación y toda obra que ejerzamos es perversa. Existe una sabiduría que es de lo alto, que es primeramente pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía, a ella aferrémonos, ya que el fruto de justicia que viene de Dios se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
No seamos como atalayas ciegas, ignorantes, perros mudos que no pueden ladrar, soñolientos, echados, que aman el dormir, comilones insaciables que siguen sus propios caminos y busca su propio provecho, abandonemos la religiosidad y pidamos al Señor su Espíritu, para que todo velo iniquidad e injusticia sea quitado y podamos ser libre con la libertad que solo Jesucristo da.
No seamos como atalayas ciegas, ignorantes, perros mudos que no pueden ladrar, soñolientos, echados, que aman el dormir, comilones insaciables que siguen sus propios caminos y busca su propio provecho, abandonemos la religiosidad y pidamos al Señor su Espíritu, para que todo velo iniquidad e injusticia sea quitado y podamos ser libre con la libertad que solo Jesucristo da.
Ojalá que nunca el Señor tenga que decir de nosotros: “No deis lo santo a este perro para que no lo despedace” o “Guardaos de este perro, mal obrero, mutilador del cuerpo” o “Deja a este perro fuera, ya que ama sus mentiras, sus hechizos (sus hechos), es fornicario de cualquier corriente espiritual, homicida de la obra, idólatra (amadores de sí mismo y sus riquezas), de aquel que no se ha encontrado conmigo en espíritu y verdad”.
Oremos:
Señor hay palabra que viene de lo alto, que es dura y cortante como espada de doble filo y que hemos desechado por andar en nuestra carne, has la incisión para extraer lo impío de mí, Padre Santo te pido perdón y me arrepiento, solo te pido que tengas misericordia de este perro, que ha querido salir desbocado en busca de mis deseos engañosos, queriendo justificar mis obras de maldad e inmundicia. No puedo engañarte mi Señor Jesucristo, ante ti rasgo mis vestiduras de iniquidad y vergüenza, te pido que me laves y limpies, y a partir de hoy no quiero ser igual. Te pido que me ayudes a mantenerme firme en tu palabra, que mi vida sea de testimonio ante ti y guárdame de amancillar y estropear tu obra.
Ya no quiero ser un religioso más, termina de romper los destellos que quedan de esquemas aprendidos, enséñame a desaprender todo lo que no viene de ti en revelación y has que tú seas el centro real de mi vida y no esté pendiente de lo que será añadido y como Pablo digo, todo lo doy por basura por causa de tu nombre; si tú no eres lo primero en mi vida ¿qué será de mí?
Gracias Señor porque tú me conoces y conoces el corazón de quien está leyendo, sabes que tiene en su corazón y si es sensible a tu Espíritu. Bendícelo en su espíritu y prospéralo como prospera su alma, que tenga la dicha de conocerte de verdad y pueda sentarse a tu mesa a disfrutar de tu presencia, gracias Señor, porque tú has querido que él lea estas humildes líneas para tu honor y gloria. Te alabamos, exaltamos y amamos Padre Santo con todo nuestro corazón. Amén…
Ya no quiero ser un religioso más, termina de romper los destellos que quedan de esquemas aprendidos, enséñame a desaprender todo lo que no viene de ti en revelación y has que tú seas el centro real de mi vida y no esté pendiente de lo que será añadido y como Pablo digo, todo lo doy por basura por causa de tu nombre; si tú no eres lo primero en mi vida ¿qué será de mí?
Gracias Señor porque tú me conoces y conoces el corazón de quien está leyendo, sabes que tiene en su corazón y si es sensible a tu Espíritu. Bendícelo en su espíritu y prospéralo como prospera su alma, que tenga la dicha de conocerte de verdad y pueda sentarse a tu mesa a disfrutar de tu presencia, gracias Señor, porque tú has querido que él lea estas humildes líneas para tu honor y gloria. Te alabamos, exaltamos y amamos Padre Santo con todo nuestro corazón. Amén…
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