Toda persona posee la capacidad de adquirir ciertas impresiones de las
cosas que le comunican sus sentidos, es decir, percibir una realidad a través
de sus sentidos, en especial la vista. La visión es la capacidad de ver o
discernir en el espíritu las cosas que los ojos no ven ni ha subido al corazón de
los hombres por falta de amor; 1 Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no
las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”; 1 Corintios
2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han
subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
Así mismo, decimos que la visión es una imagen que nos planteamos en
un futuro a corto, mediano o largo plazo, siendo una expectativa ideal de lo
que esperamos que ocurra al tomar ciertas y determinadas decisiones, que por lo
general son, sin consultar al Señor, apartándonos de lo eterno. Muchas veces, la
visión del hombre tiende a ser ambiciosa, y se utiliza para guiar, orientar y
motivar en una continua carrera para alcanzar un objetivo, pero el 99 % de las
veces luego de que se ha alcanzado dicho objetivo, existe fatiga, un vacío
horroroso, enfermedad, insatisfacción, felicidad fugaz y ansias de seguir llenando
ese hoyo profundo que no tiene fondo, por falta de la presencia del Espíritu
Santo y del amor de Dios. Nahúm 2:9-10 “Saquead plata, saquead oro; no hay fin
de las riquezas y suntuosidad de toda clase de efectos codiciables. Vacía, agotada
y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las
entrañas, rostros demudados”; Eclesiastés 1:8 “Todas las cosas son fatigosas
más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el
oído de oír”; 1 Corintios 13:2 “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los
misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase
los montes, y no tengo amor, nada soy”.
Científicamente, la expresión “visión 20/20” representa a la visión
normal: “Una persona con visión 20/20 puede ver lo que una persona normal ve en
una cartilla de agudeza visual cuando está a una distancia de 20 pies (6 metros)”,
es decir una visión “6/6” como lo explican los especialistas. De allí que la
visión 20/20, o visión “6/6”, no es una visión perfecta puede estar entenebrecida
si el Señor no gobierna su vida; no es casualidad que lleve el número de la
bestia; esto nos revela que nuestra percepción es susceptible a nuestro entorno,
a la influencia que tengo del mundo, la carne o el mal, la cual penetra a través
de las costumbres familiares, valores sociales, creencias religiosas, pensamientos
ideológicos o condición espiritual (pecado) y minan mi vida espiritual, por eso
mi visión 2020 va a depender de la relación efectiva y la conversión real que
tenga mi alma, cuerpo y espíritu con Dios. Romanos 1:21 “Pues habiendo conocido
a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron
en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. Apocalipsis 13:18 “Aquí
hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues
es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.
LA AGUDEZA VISUAL
La agudeza visual 2020 se mide a través del testimonio, si hacemos un símil,
la Academia Americana de Oftalmología recomienda hacerse un examen ocular de
línea de base a la edad de 40 años, cuando pueden empezar a aparecer los
primeros signos de enfermedad (ceguera, codicia, soberbia espiritual,
envanecimiento) o cambios de visión (presbicia, dislexia de la palabra); el
hecho de que las personas pasen mucho tiempo en la carne en los caminos del
Señor es un signo de que han perdido la visión eterna. El pueblo de Israel, por
ejemplo, estuvieron 40 años en el desierto perdidos por su testarudez y
contaminación egipcia, y aunque recibieron la protección y bendición de Dios, al
final cayeron y pecaron por idólatras y esa generación no entró a la tierra
prometida, por haber perdido la mirada de lo eterno, la mirada en el Cristo, no
se convirtieron de corazón. Deuteronomio 9:13 “Y me habló Jehová, diciendo: He
observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz”; 2 Crónicas
7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren,
y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
La claridad y nitidez en la palabra nos enseña a tener agudeza visual,
ya que el Espíritu Santo nos lleva a discernir, profundizar, revelar, los
misterios que el Padre tiene para los escogidos. Cuando hay claridad es porque
existe abundancia de luz; si nuestra luz es tenue o lejana, nunca tendremos total
precisión y seremos engañados fácilmente por los apóstatas de la fe. Si pedimos
dirección al Espíritu Santo, nos damos cuenta que la claridad es el don de santidad,
es quedarse sin fuerza ante su presencia, mantenerse limpio, bañado de la luz
de Cristo, donde distinguimos entre el bien y el mal y nuestro testimonio habla
por sí mismo, convirtiéndonos en hijos manifiestos, sin dar cabida al mal ya
que su luz ilumina el espacio que puede estar entenebrecido. Daniel 10:8 “Quedé,
pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza
se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno”; Daniel 10:12 “Entonces
me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón
a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus
palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”.
Un varón espiritual con visión 2020 aprende a perdonar en su totalidad,
sabe que es pedir perdón y que es perdonar de corazón, no busca venganza ni
siembra cizaña, trata de ser transparente en cada cosa que emprende, existe
nitidez y precisión en el lenguaje que utiliza, usa la palabra adecuadamente y
es preciso al ser ministrado por el Espíritu Santo, eliminando cualquier tipo
de ambigüedad. Posee una relación de calidad con el Señor y la iglesia,
reflejado en aspectos como: Su actuar, es un hacedor más que un oidor, su
testimonio es luz que resplandece, no contrasta con el mundo busca lo santo, se
enfoca en lo eterno, piensa en lo bueno, lo puro, lo digno, si hay alguna
virtud en eso pone su mirada, se somete y sujeta al Señor, alistándose como soldado
de Cristo, como ser celestial, se puede confirmar que su actitud o conducta
(fruto) es nítido, en el sentido de que es claro, sincero y sin dobleces. Mateo
12:35 “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el
hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”; Mateo 7:20 “Así que, por sus
frutos los conoceréis”.
EL CREYENTE CON VISIÓN 2020
Un hijo de Dios con visión 2020 comunica claramente el evangelio (Cómo
Pablo), es asertivo, no anda con rodeos, el mensaje es claro porque se
fundamenta en la palabra, sin confusión ni manipulaciones, no anda en ocultismo,
conoce del Señor y tiene temor. En concreto, es una persona que pone todo su
ser en las manos del Señor, cumpliendo su voluntad, en especial cuando atraviesa
las pruebas; su visión le permite meditar al respecto para poner luz en sus
ideas y avanzar en la dirección correcta, quitando los velos de iniquidad, permitiéndole
transparencia, sinceridad y honestidad ante el Señor y los hombres sin segundas
intenciones. Quien no tiene visión 2020 es porque anda en tinieblas, prevaricando
y prevaleciendo en la mentira, no pudiendo sostener la mirada en el Señor. Hechos
9:10-12 “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el
Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le
dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas
a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a
un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre
la vista”; Números 12:6 “Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya
entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con
él”; Hechos 18:9 “Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino
habla, y no calles”.
REFLEXIÓN
Cuando la visión llega, nuestro corazón debe estar dispuesto a sacar
lo bueno, lo puro y lo santo como tesoro invaluable, y aunque tardaré la
promesa o manifestación divina por un tiempo, debemos esperar en la verdad
pacientemente, con fe y sin dudas, porque un día llegará el Señor y dará a cada
quién su heredad de acuerdo a lo mucho o lo poco que en Él ha permanecido y se
ha mantenido, ya que a los vencedores comerán del árbol de vida en medio del paraíso
y los otros, serán desechados por dejar que se apague la luz por falta de
visión. Habacuc 2:3 “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se
apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda
vendrá, no tardará”; Apocalipsis 2:7 “El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la
vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”. Amén.
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