martes, 7 de enero de 2020

VISIÓN 2020



Toda persona posee la capacidad de adquirir ciertas impresiones de las cosas que le comunican sus sentidos, es decir, percibir una realidad a través de sus sentidos, en especial la vista. La visión es la capacidad de ver o discernir en el espíritu las cosas que los ojos no ven ni ha subido al corazón de los hombres por falta de amor; 1 Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”; 1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

Así mismo, decimos que la visión es una imagen que nos planteamos en un futuro a corto, mediano o largo plazo, siendo una expectativa ideal de lo que esperamos que ocurra al tomar ciertas y determinadas decisiones, que por lo general son, sin consultar al Señor, apartándonos de lo eterno. Muchas veces, la visión del hombre tiende a ser ambiciosa, y se utiliza para guiar, orientar y motivar en una continua carrera para alcanzar un objetivo, pero el 99 % de las veces luego de que se ha alcanzado dicho objetivo, existe fatiga, un vacío horroroso, enfermedad, insatisfacción, felicidad fugaz y ansias de seguir llenando ese hoyo profundo que no tiene fondo, por falta de la presencia del Espíritu Santo y del amor de Dios. Nahúm 2:9-10 “Saquead plata, saquead oro; no hay fin de las riquezas y suntuosidad de toda clase de efectos codiciables. Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados”; Eclesiastés 1:8 “Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír”; 1 Corintios 13:2 “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy”.

Científicamente, la expresión “visión 20/20” representa a la visión normal: “Una persona con visión 20/20 puede ver lo que una persona normal ve en una cartilla de agudeza visual cuando está a una distancia de 20 pies (6 metros)”, es decir una visión “6/6” como lo explican los especialistas. De allí que la visión 20/20, o visión “6/6”, no es una visión perfecta puede estar entenebrecida si el Señor no gobierna su vida; no es casualidad que lleve el número de la bestia; esto nos revela que nuestra percepción es susceptible a nuestro entorno, a la influencia que tengo del mundo, la carne o el mal, la cual penetra a través de las costumbres familiares, valores sociales, creencias religiosas, pensamientos ideológicos o condición espiritual (pecado) y minan mi vida espiritual, por eso mi visión 2020 va a depender de la relación efectiva y la conversión real que tenga mi alma, cuerpo y espíritu con Dios. Romanos 1:21 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. Apocalipsis 13:18 “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.

LA AGUDEZA VISUAL

La agudeza visual 2020 se mide a través del testimonio, si hacemos un símil, la Academia Americana de Oftalmología recomienda hacerse un examen ocular de línea de base a la edad de 40 años, cuando pueden empezar a aparecer los primeros signos de enfermedad (ceguera, codicia, soberbia espiritual, envanecimiento) o cambios de visión (presbicia, dislexia de la palabra); el hecho de que las personas pasen mucho tiempo en la carne en los caminos del Señor es un signo de que han perdido la visión eterna. El pueblo de Israel, por ejemplo, estuvieron 40 años en el desierto perdidos por su testarudez y contaminación egipcia, y aunque recibieron la protección y bendición de Dios, al final cayeron y pecaron por idólatras y esa generación no entró a la tierra prometida, por haber perdido la mirada de lo eterno, la mirada en el Cristo, no se convirtieron de corazón. Deuteronomio 9:13 “Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz”; 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

La claridad y nitidez en la palabra nos enseña a tener agudeza visual, ya que el Espíritu Santo nos lleva a discernir, profundizar, revelar, los misterios que el Padre tiene para los escogidos. Cuando hay claridad es porque existe abundancia de luz; si nuestra luz es tenue o lejana, nunca tendremos total precisión y seremos engañados fácilmente por los apóstatas de la fe. Si pedimos dirección al Espíritu Santo, nos damos cuenta que la claridad es el don de santidad, es quedarse sin fuerza ante su presencia, mantenerse limpio, bañado de la luz de Cristo, donde distinguimos entre el bien y el mal y nuestro testimonio habla por sí mismo, convirtiéndonos en hijos manifiestos, sin dar cabida al mal ya que su luz ilumina el espacio que puede estar entenebrecido. Daniel 10:8 “Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno”; Daniel 10:12 “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”.

Un varón espiritual con visión 2020 aprende a perdonar en su totalidad, sabe que es pedir perdón y que es perdonar de corazón, no busca venganza ni siembra cizaña, trata de ser transparente en cada cosa que emprende, existe nitidez y precisión en el lenguaje que utiliza, usa la palabra adecuadamente y es preciso al ser ministrado por el Espíritu Santo, eliminando cualquier tipo de ambigüedad. Posee una relación de calidad con el Señor y la iglesia, reflejado en aspectos como: Su actuar, es un hacedor más que un oidor, su testimonio es luz que resplandece, no contrasta con el mundo busca lo santo, se enfoca en lo eterno, piensa en lo bueno, lo puro, lo digno, si hay alguna virtud en eso pone su mirada, se somete y sujeta al Señor, alistándose como soldado de Cristo, como ser celestial, se puede confirmar que su actitud o conducta (fruto) es nítido, en el sentido de que es claro, sincero y sin dobleces. Mateo 12:35 “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”; Mateo 7:20 “Así que, por sus frutos los conoceréis”.

EL CREYENTE CON VISIÓN 2020

Un hijo de Dios con visión 2020 comunica claramente el evangelio (Cómo Pablo), es asertivo, no anda con rodeos, el mensaje es claro porque se fundamenta en la palabra, sin confusión ni manipulaciones, no anda en ocultismo, conoce del Señor y tiene temor. En concreto, es una persona que pone todo su ser en las manos del Señor, cumpliendo su voluntad, en especial cuando atraviesa las pruebas; su visión le permite meditar al respecto para poner luz en sus ideas y avanzar en la dirección correcta, quitando los velos de iniquidad, permitiéndole transparencia, sinceridad y honestidad ante el Señor y los hombres sin segundas intenciones. Quien no tiene visión 2020 es porque anda en tinieblas, prevaricando y prevaleciendo en la mentira, no pudiendo sostener la mirada en el Señor. Hechos 9:10-12 “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista”; Números 12:6 “Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él”; Hechos 18:9 “Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles”.

REFLEXIÓN

Cuando la visión llega, nuestro corazón debe estar dispuesto a sacar lo bueno, lo puro y lo santo como tesoro invaluable, y aunque tardaré la promesa o manifestación divina por un tiempo, debemos esperar en la verdad pacientemente, con fe y sin dudas, porque un día llegará el Señor y dará a cada quién su heredad de acuerdo a lo mucho o lo poco que en Él ha permanecido y se ha mantenido, ya que a los vencedores comerán del árbol de vida en medio del paraíso y los otros, serán desechados por dejar que se apague la luz por falta de visión. Habacuc 2:3 “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará”; Apocalipsis 2:7 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”. Amén.

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