La luz son ondas de radiación electromagnética que
pueden ser captadas o no, por el ojo humano. Entre sus características
principales está el hecho en que se pueden: (a) propagar en forma de línea
recta; (b) tomar diferentes colores; y (c) afectar física, emocional y espiritualmente
a una persona. Consideremos varios ejemplos: La luz roja, muchas personas desconocen
que, puede mejorar la creación y la liberación de melatonina (la hormona del
descanso, con acción antioxidante y anticancerígena), lo que resulta en
patrones de sueños cómodos y consistentes, y condiciona al cuerpo para relajarse
y obtener calidad y profundidad del sueño. En el ámbito naval, las luces rojas
son utilizadas a bordo, de los barcos, como luces de sueño o luces nocturnas en
los diferentes pasillos, accesos o locales, especialmente en el Centro de Información
y Combate (CIC) de los buques de Guerra. Hay otro tipo de luces que no son
visibles, como es el caso de la luz infrarroja, que es un tipo de luz producto
de un tipo de radiación electromagnética y térmica de mayor longitud de onda
que la luz visible y menor que la de microondas, la cual no puede ser detectada
sin un equipo especial, se usa como visión nocturna y permite a los usuarios
monitorear ubicaciones de manera discreta en la oscuridad, sin iluminar el
área.
Tengo una historia de cuando iniciamos nuestra
carrera naval, se encontraba un recién graduado Alférez de Navío, que me
reservo el nombre por razones obvias, promoción 1991, que estando de guardia de
auxiliar de puente, tenía que llenar el diario de navegación y puerto con tinta
negra, para entregar su servicio nocturno, el turno era “el burro”, guardia de
0000 a 0600 hrs; quienes conocemos el medio salino sabemos que luego de varios
días de navegación, una exigente rutina diaria y un toma y dame en la guardia, las
penurias sufridas producto de la adaptación al medio y la ansiedad que se genera
el tratar de cumplir con la calificación respectiva de navegación, es muy duro,
pero al final es necesario porque forma el carácter del marino; y si adicionamos
el hecho que, mi estimado hermano de promoción, se encontraba luchando contra
la tormentosa “luz roja del CIC”, supongo qué, la melatonina estaba haciendo su
trabajo, activando el sueño pesado al presionado amigo. Pues, a las 0600 hrs,
el Teniente de Navío, oficial de puente, que era el más antiguo de la guardia,
solicitó al novel oficial que le entregará el afamado diario, en la cámara de
Oficiales, Cuando este lo abrió en el día correspondiente estaba perfectamente
lleno, pero con una única observación, se encontraba en color azul, “un
detallito insignificante”, que le valió una boleta de arresto al pobre y
frustrado compañero; y entre las risas y chistes que surgieron a posteriori, alguien
le sugirió que corrigiera el diario, escribiendo “LÉASE EN NEGRO”; que dispara
las carcajadas cada vez que nos reunimos.
La reflexión se fundamenta en la palabra que se encuentra
en Lucas 11:35 que dice así: “Mira pues, que la luz que en ti hay, no sea
tinieblas”; hay una luz que aparentemente es buena, según mi propia opinión,
pero entenebrece un espíritu soñoliento que vive en terapia intensiva gracias a
un alma asociada a lo terrenal y diabólico, y un cuerpo lleno de inmundicia
animal, por eso debemos estar atentos para discernir que tipo de luz es la que alumbra
mi corazón:
1.
Hay una luz de
tinieblas que puede engañar y oscurecer nuestro corazón, que nos hace ver a lo
malo como bueno y a lo bueno malo, producto un alma inconversa, por falta de oración,
permanencia y conocimiento de los caminos de Dios. Lucas 11:34 “La lámpara del
cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de
luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas”; Isaías
5:20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la
luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo
dulce por amargo!; Job 24:13 “Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca
conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas”.
2.
Igualmente, existe
una luz que hemos encendido con la fuerza de nuestra carne entenebreciendo el
entendimiento, que la usamos para alumbrar nuestros malos caminos, que revienta
en dolor y desasosiego, trayendo consigo muerte a mi vida espiritual. Isaías
50:11 “He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas
(antorchas); andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De
mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados”; Efesios 4:18 “Teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios…”.
3.
Por otro lado, se
encuentra la luz de la negación, la vergüenza, y el ocultismo, una luz que no honra
a nuestro Dios y tiende a encender su ira. Mateo 10:33-34 “Y a cualquiera que
me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que
está en los cielos, No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he
venido para traer paz, sino espada.”; Lucas 8:16 “Nadie que enciende una luz la
cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un
candelero para que los que entran vean la luz”; Génesis 3:8 “Y oyeron la voz de
Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su
mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del
huerto”.
4.
Asimismo, se
presenta la luz terrenal, que me hace idolatrar y amar las cosas del mundo,
prevaricando contra Dios. 2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”; Colosenses
3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”; Juan 3:19 “Y esta es
la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas”.
5.
Existe la luz de
la oscuridad y tinieblas, que huye cuando es confrontada con la luz del Señor, trata
de crear su propio evangelio, se resiste a cumplir la voluntad de Dios. Juan
3:20 “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para
que sus obras no sean reprendidas”; Isaías 14:12 “¡Cómo caíste del cielo, oh
Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra,…”; Gálatas 1:9 “… Si
alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”; Mateo
6:23 “pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si
la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”; 1 Juan
2:9 “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en
tinieblas”.
REFLEXIÓN:
Si Jesucristo es mi luz, yo seré
luz para otros, debemos buscar su presencia hasta que resplandezca su luz en mí
y que la luz de su Espíritu, que no se ve, me transfigure y encienda mi
semblante y mis vestiduras de santidad, que la luz se me revele para hacer
obras dignas de arrepentimiento y conversión, para honrar al que me rescato de
las tinieblas solo por el amor y misericordia que me tuvo, sin yo merecerlo. Juan
8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”; Mateo 5:14 “Vosotros
sois la luz del mundo…”; Mateo 17:2 “…se transfiguró delante de ellos, y
resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la
luz”. Gracias Señor porque, me tienes anotado en el libro de la vida con la
tinta indeleble de tu sangre, que me hace digno, porque tú eres digno y me hace
santo porque tú eres santo, Bendito sea
tu nombre. Amén
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