viernes, 2 de febrero de 2018

DIOS DE SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Al entrar a la Sala de Observación del Hospital, postrado en una cama se encontraba mi amigo JD, que al verme con ojos aguarapados, tratando de no soltar una lágrima, exclamó: ¡HERMANO BENDÍCEME, PORQUE ESTOY VIVO!; esas fueron sus emotivas palabras que me llegaron al corazón, todo esto luego de haber sufrido un arrollamiento indirecto en un accidente de tránsito aparatoso, donde se vieron involucrados trece (13) vehículos, los cuales se vieron afectados por la poca visibilidad que provocó un incendio en plena autopista, de tipo vegetal presente en lugar, derivado del monte seco no atendido a los lados de la carretera, el verano y el elemento de ignición que fue la basura (botellas, latas, plásticos, etc.) que muchos tenemos por costumbre tirar por la ventana a manera irresponsable.


JD se bajó de su vehículo para tratar de cortar la cadena de eventos cuando apenas habían colisionado cuatro (04) vehículos y uno de ellos fue el suyo; de repente fue bombeado (golpe aéreo) por un vehículo que recibió el impacto seco de una gandola que se desplazaba a considerable velocidad por el canal rápido y se encontró sin visibilidad en la importante autopista de Venezuela; fueron instantes, cuenta él, donde sintió que podía llegar el fin. De dicho arrollamiento sufrió una dislocación y fractura del hombro izquierdo, esguince en uno de sus pies, pequeñas quemaduras en el otro hombro, siendo atendido de manera inmediata por las personas que se encontraban en el sitio, pero desde el momento del impacto hasta que fue trasladado a un hospital por los profesionales paramédicos, pasó un período de una hora; tiempo donde el dolor, el humo, la confusión, el desespero de los heridos, los vehículos afectados creaban un ambiente tenso y de incertidumbre; son en estos momentos cuando muchos presenciamos cómo pasa la película de nuestras vidas por la cabeza, lo que se hizo o se dejó de hacer, acelerándose el pulso, dependiendo solamente de Dios.

Sus palabras vinieron de un corazón quebrantado y necesitado, fue una reacción innata que me hizo recordar lo frágiles y débiles que somos; que la vida es gracias al amor, la misericordia y por la voluntad del Señor, porque Él es un DIOS DE SEGUNDAS OPORTUNIDADES. Antes de discernir en el Espíritu varias cosas al respecto, es necesario que oremos previamente con actitud reverente diciendo de todo corazón: Padre de los cielos, gracias te doy porque puedo alabarte y bendecirte en este momento, abre mis ojos y oídos espirituales, hoy más que nunca dependo de ti mi Señor, mi Salvador, mi Maestro; déjame ver, escuchar y aprender de tu voluntad, rompiendo todos mis esquemas mentales y religiosos aprendidos erradamente, haciéndome entender que no es por voluntad humana que vivo yo, sino por el amor y la gracia que tienes de mí, perdona mis pecados y toma el control de mi vida; a partir de hoy no quiero seguir siendo el mismo hombre (o mujer), dame una segunda oportunidad, que me sea revelada tu palabra a través de esta enseñanza. Amén…

El hombre desde la creación, ha sido necio, avaricioso, torpe, frágil y débil a tal extremo que ha tratado, de una u otra forma, ser como Dios, ser tan rico, sabio y poderoso cómo Él, buscando obtener la santidad, la bendición, la salvación y la vida eterna sin desechar su rebeldía o soberbia espiritual, por puro esfuerzo humano (en la carne); tanto así, que se ha creado fórmulas religiosas que buscan evadir la muerte, diseñando caminos equívocos, por el temor o incredulidad de lo que enseñó Cristo; por eso nos mentimos a nosotros mismos, manipulamos la palabra o nos inventamos teorías y/o fábulas desenfocándonos, distrayendo nuestra atención, desviándonos de la esencia de lo que es y representa Jesucristo para mi vida; Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”; 1 Timoteo 1:4-6 “ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas...Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería”; 1 Corintios 1:27 “…lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte”; Lucas 12:21 “Pero Dios le dijo: Necio (avaricioso), esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.

El hombre en su fuerza y egocentrismo años tras años ha tratado de encontrar la repuesta que resuelva el misterio de la primera muerte, por qué, aunque no lo queramos reconocer, estamos aferrados al mundo y nadie quiere abandonarlo sin la garantía de que estamos preparados para el viaje, y peor aún hay quienes ignoramos lo que Dios a dicho respecto a la segunda muerte, entonces hacemos de nuestra vida una fiesta diciendo que de algo nos tenemos que morir, ofendiendo, burlando y tentando al Señor, por eso, cómo no hemos podido solucionar ese “problema” entonces preferimos pedir al Padre que nos perdone, cuide, proteja, nos alargue los días o, que si es posible, nos diga cuando hemos de morir para planificarnos, pero sin ni siquiera hacer lo que Él nos manda que es mantenernos firmes y vencer hasta alcanzar la conversión genuina en el final de nuestros días. Salmo 39:4 “Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy”; Mateo 10:28 “…no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”; Romanos 8:13 “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”; 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”; Apocalipsis 2:11 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”.

El Señor nos manda hacer frutos dignos de arrepentimiento, porque su intención es llamar a nosotros los pecadores para salvación y vida eterna. No nos preocupemos por lo que ha de pasar en esta tierra, procuremos conocer al Señor con todo nuestro corazón, escucharlo, seguirlo y emprender la maravillosa aventura de vivir bajo su potestad, bajo su yugo que es fácil y ligero, hagamos gozar los cielos con nuestro arrepentimiento y pongamos la mirada en Cristo. Mateo 3:8 “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”; Lucas 5:32 “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”; Lucas 15:7 “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.

Si he de buscar la bendición que sea la que enriquece el espíritu, la que no añade tristeza, que es la del Señor, cuidémonos de no amar lo que mal “vamos”, mal “hacemos” o mal “decimos”, ya que la bendición se alejará de nosotros y seremos desechados. Proverbios 10:22 “La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella”; Salmo 109:17 “Amó la maldición, y ésta le sobrevino; Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él”. Santiago 3:10 “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así”. Hebreos 12:17 “Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”.

El Señor ha prometido que nos bendecirá, nos engrandecerá y hará una nación grande de nosotros, pero para eso hay que trabajar, por eso si queremos ver buenos frutos tenemos que sembrar en el Espíritu y tomar la decisión de seguirle sinceramente, sin fariseísmo, hipocresía y sin condiciones, la hora ha llegado, no perdamos más el tiempo, no vaya a ser mañana demasiado tarde y no nos dé espacio de arrepentirnos. Génesis 12:2 “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición; Isaías 44:3 “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”; 2 Timoteo 2:6 “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero”.

Para cerrar el Señor nos dice en Joel 2:12-13: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. Amén…

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