Todos
tenemos un compañero extrovertido que siempre cuenta la misma proeza realizada
durante un instante de su vida que dispara las carcajadas del grupo de amigos
al escuchar la historia, siempre es el payaso de la reunión, otros por el contrario
cuentan de lo bien que le ha ido en la vida, de lo inteligente que han sido, del
esfuerzo y el sacrificio que ejercieron para obtener todo lo que tienen,
alardeando de cierta manera de sus capacidades, dones, cualidades o habilidades,
marcando un antes y un después.
Muchos
aunque reconocen que lo obtenido ha sido por gracia o bendición de Dios, en la
praxis, no dejan de jactarse orgullosamente del estatus que han alcanzado por la
falta de humildad en su corazón aunque lo disimulen, la palabra en Romanos 12:3
nos exhorta a que cada quién: “…no tenga más alto concepto de sí que el que
debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que
Dios repartió a cada uno” y complementa en los versos 6-7: “De manera que,
teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que
enseña, en la enseñanza”; pues la reflexión de hoy tiene que ver con el don de
“Servir”, escudriñando y pidiendo siempre dirección al Espíritu Santo para que
nos guie y podamos entender que tan delgada
es la línea entre SERVIR Y SERVIL, veamos a
continuación:
Ser-vir: Es una palabra compuesta
que etimológicamente se deriva del verbo “ser” que define la
existencia de algo, determinando la naturaleza o su composición integral, por
ejemplo en una persona, lo ¿Qué soy, en quien soy? En todas las áreas: el alma,
cuerpo y espíritu; por otro lado “vir” tiene varios significados, pero solo tomaré
algunos de ellos: 1. Del protoitálico wiro significa “guerrero” representando
el poder de enfrentar las batallas, especial los combates que internos que
libramos con nuestra alma o carne; 2. Del latín vir y el avéstico
vīra “varón”, que se refiere nuestra fortaleza y condición espiritual; 3. Del lituano
výras “marido”, esposo, cabeza de hogar o intercesor. A pesar que muchos lo
definen como una actitud que busca satisfacer las necesidades o caprichos de
otros y las propias, esta concepción está enfocada a la palabra servicio, es
decir a quien da y recibe el servicio. Sin embargo el servir va más allá, Colosenses
3:23 dice claramente que: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para
el Señor y no para los hombres”.
Aunque
prestemos un servicio, seremos siervos inútiles, aun haciendo todo lo que
teníamos que hacer, ya que quien diga: yo crié a mis hijos con mucho esfuerzo, les
di la alimentación y los estudios y estoy recibiendo el pago, pues siervo
inútil eres; pero ¡cómo así!!! Eso dice la palabra, miremos el siguiente pasaje: Lucas 17:7-10 “¿Quién de vosotros,
teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le
dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena,
cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y
bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado?
Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido
ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”;
no creamos que aunque hagamos lo que el Señor nos ha mandado hacer ya somos
siervos buenos y útiles, ya que nos quedamos cortos, nos faltan otros
ingredientes que obviamos generalmente, por ejemplo: la fidelidad de espíritu y
disposición del corazón, veamos Salmo 78:8 “…Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu”; Mateo
25:23 “Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Una
frase muy famosa de Teresa de Calcuta cargada de mucha sabiduría dice que: “El
que no vive para servir, no sirve para vivir” agreguemos los ingredientes
anteriores y veremos que se transforma la perspectiva en algo más profundo.
Ser-vil: Esta es una palabra compuesta
de dos partes igualmente y pudiéramos agregar “ismo” para completar; el “ser” ya lo definimos anteriormente, el adjetivo “vil” viene del latín vilis
es decir barato, de escaso valor, común, ordinario, y por extensión despreciable
o bajo, que lo pudiéramos catalogar de inútil a simple vista, sin embargo Dios
utiliza lo vil para que nadie se gloríe de si mismo, 1
Corintios 1:28 “Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es”; por otro lado “ismo” denota el
tipo de doctrina, tendencia, teoría o estructura que sigue.
Hay muchas corrientes de pensamiento, pero en general el servilismo es definido
como la tendencia exagerada a “servir” o “satisfacer ciegamente” a una autoridad
terrenal o espiritual con la finalidad de obtener un beneficio o interés,
alejado de los propósitos eternos de Dios; hay quienes lo definen como una “actitud
de sometimiento” de una persona a la autoridad de otro, pasando por encima de los
principios, doctrina o creencia, aun en los que nos decimos llamar “cristianos”;
servil es visto como una deformación de lo que representa ser “siervo”, ya que es
la esclavitud sin libertad. 1 Corintios 7:22 “Porque el que en el Señor fue
llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado
siendo libre, esclavo es de Cristo”; Gálatas
4:7 “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios
por medio de Cristo”.
Cuando
no diferenciamos entre un servicio santo y uno profano, podemos ser piedra de
tropiezo para muchos contaminando sus vidas, podemos manchar nuestras
vestiduras de infidelidad, con inmundos pensamientos y acciones que no
glorifican, ni dan honor al Cristo que vive en nosotros, a tal extremo que
somos serviles e inútiles, propensos a ser echados fuera del reino. Ezequiel
22:26 “…violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo
profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de
mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos”.
¿CÓMO
DEBEMOS SERVIR?
1.
Incondicionalmente
para con Dios y los hombres: Mateo 20:27 “y el que quiera ser el primero entre vosotros
será vuestro siervo”.
2. Sin
buscar lo suyo ni tratar de agradar a los hombres, sin ningún interés oculto, siguiendo
el ejemplo de Jesús que se despojó de su condición de Dios, para servir: Gálatas 1:10 “Pues, ¿busco ahora el favor
de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía
agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”; Marcos 10:45 “Porque
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
en rescate por muchos”; Filipenses 2:7 “Sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres”.
3.
De
corazón y en fidelidad, que sirva de testimonio del Cristo que vive en mí,
evitando quedarnos al nivel de siervo inútil: Mateo 25:30 “Y al siervo inútil
echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”;
Hebreos 3:5 “Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo,
para testimonio de lo que se iba a decir”.
4.
Definiéndome
a quien deseo amar y servir de verdad, sin engaños ni acomodos, a mis
emociones, a las cosas terrenales o al Señor: 2 Timoteo 2:24 “Porque el siervo del
Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido”.
Lucas 16:13 “Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al
uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir
a Dios y a las riquezas”.
Oremos: Señor reconozco que mi
servicio no ha sido totalmente puro de corazón, empezando que mi fidelidad
hacia ti ha sido inconstante, a veces me creo muy fortalecido pero por no
cuidar mi corazón de pronto estoy metido en las cosas del mundo y pienso que me
la estoy comiendo y al evaluar lo que veo es carne y nada de Espíritu, siento
que a veces lo he hecho con carga, por compromiso, sin despojarme de mi necia
manera de pensar, te pido perdón Padre de los cielos, no soy digno de ti. Hoy
aprendí que hay una línea muy delgada entre lo santo y lo profano, en servirte
a ti mi Rey o ser un servil del mundo, y sé que eso te ofende y te pido perdón
por eso mi Señor. Desnudo mi alma ante ti, ya no quiero seguir siendo el mismo,
quiero que un día me dejes disfrutar de tu gozo en espíritu y verdad y que me llegues
a decir: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu Señor”, ya no quiero ser un siervo inútil,
haciendo lo que me toca. Gracias Señor, por perdonarme, por revelarme tu
palabra, que está palabra no caiga en saco roto y que sirva para ayudar a
muchos hijos tuyos a convertir su servicio en incienso agradable, para darte honor,
gloria y honra a ti, te lo pido en el nombre precioso de tu hijo amado
Jesucristo. Amén, Gracias mi Señor… Te amo.
Excelente reflexión agradecido con fios
ResponderEliminarEso es para la gloria del Señor mi hermano, yo soy un simple siervo que trata de encontrarse día tras día con Cristo. Un abrazo, Dios te bendiga
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