Existe
la tendencia en los seres humanos a emitir juicios ajustados a una realidad que
muchas veces están sometidos a intereses o caprichos particulares o colectivos,
llenos de una sabiduría tan extrema y falsa que lo único que ha traído es
enfermedad, destrucción y muerte al ser tanto física, mental como espiritual;
tanto es así que de una manera muy sutil ha penetrado a la psiquis del hombre
que no ha sido capaz de discernir el daño que le ocasiona e inclusive puede crear
realidades distorsionadas, llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo,
simplemente porque es lo que nuestra alma desea o quiere escuchar, aunque la realidad
o verdad de Dios sea todo lo contrario.
Para
profundizar al respecto, quiero traer a colación el trillado tema del “LIBRE
ALBEDRÍO”, que ha dado mucha tela que cortar a grandes pensadores que
dependiendo de su excéntrica realidad, con y sin tendencia religiosa, han utilizado
este concepto cotidianamente a través de los tiempos, tanto que se pierde de
vista; un ídolo creado por el ser humano para desviar nuestra atención de Dios
y justificar su condición espiritual de pecado, limitándose a creencias
doctrinarias de “poder y decisión” en base a las necesidades básicas terrenales
como son: nacer, creer, alimentarse, desarrollarse, transcender, reproducirse y
morir, desconociendo al Santo Padre y su voluntad.
Esta
potestad de obrar, me refiero al libre albedrío que por cierto no aparece descrito
en la biblia, hace referencia a la voluntad o
la autonomía de una persona a actuar bajo su propio criterio o
pensamiento sin freno, por eso algunas corrientes afirman que el libre albedrío
trata: Que las personas tengan el poder de elegir entre “alternativas genuinas”
por DERECHO; que todo lo que pasa tiene una RAZÓN DE SER o es CAUSALIDAD; asimismo,
hay quienes RECHAZAN LA IDEA de que los seres humanos poseen un libre albedrío
y otros plantean que es LA LIBERTAD DE HACER que las acciones tengan un EFECTO
SIN CAUSA.
Quizás,
podemos identificarnos con cierta tendencia porque de una u otra forma hemos
sido influenciados socialmente, pero se nos presenta la siguiente interrogante ¿Qué
DICE EL SEÑOR AL RESPECTO?, antes de escudriñar las escrituras debemos dejar claro
que el libre albedrío está íntimamente relacionado con el libertinaje, porque
toda acción o pensamiento no sometida a Dios no se puede llamar LIBERTAD, es un
el libertinaje que no queremos reconocer. Las santas escrituras manifiestan en Judas
1:4: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes
habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a
nuestro Señor Jesucristo”; podemos apreciar que el libre albedrío o libertinaje
es el abuso de la libertad que nos dio nuestro
Señor Jesucristo al morir en la cruz; es el desenfreno y critica en contra
de su obra y su palabra, asociado al pecado, a las transgresiones almáticas y la
prevaricación por falta de fe y temor de Dios, que hacen que se asumamos
actitudes irrespetuosas o condenatorias ante la gracia que nos fue dada, y que
muchas veces pisoteamos o negamos disimuladamente, en consecuencia pisoteamos o
negamos al Señor y su sangre, menospreciando su amor y misericordia. Hebreos
10:29 dice: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo
de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado,
e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Cuando
se busca al Señor en Espíritu y verdad (en revelación), podemos entender que
el “libre albedrío” no existe ya que es un yugo de esclavitud terrenal y
posiblemente de las potestades y huestes de maldad de las regiones celestes; lo
que si existe es la esclavitud en el Espíritu que da la libertad plena, es
decir, se puede ser libre en el mundo o en la carne siendo esclavo de un señor,
sea el mal o yo mismo sumergido en tinieblas; o contrastando, puedo ser esclavo
o siervo de Dios y a la vez ser esclavo
liberto en Cristo Jesús porque somos uno en Él. 1 Corintios 7:22 “Porque el que
en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que
fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo”; Gálatas 3:28 “Ya no hay judío
ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús”; Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la libertad
con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de
esclavitud”; 2 Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el
Espíritu del Señor, allí hay libertad”.
Por
lo general un esclavo subyugado por el mundo promete libertad a otros sin haber
sido libertado por el Señor, no permanece en su presencia ni camina con el
Espíritu Santo, vive esclavizado y sometido al yugo de la corrupción de su
alma, dejándose vencer de su propia concupiscencia por el cual es atraído y seducido a los deleites del
mundo y las vanidades ilusorias concibiendo pecado y terminando en muerte
espiritual. 2 Pedro 2:19 “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de
corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo
venció”; Santiago 1:15 “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.
Si
he de ser esclavo, que sea del Señor Jesucristo, que es quien realmente me da
libertad de mi iniquidad, injusticia, corrupción y muerte, es quien me da paz
en tiempos de afán y angustia, quien me alimenta en tiempos de escases y
hambre, quien me ilumina cuando la
oscuridad asecha y guarda en todo momento. Si empezamos por reconocer que somos
fáciles para creer cualquier cosa que se dice o se escribe sin ni siquiera
comprobarlo y críticos con las cosas del
Señor aun viendo sus maravillas, es un buen comienzo, pida perdón y entre en el
verdadero arrepentimiento, el Señor dice: “…bienaventurados los que no vieron,
y creyeron” (Juan 20:29); quien se somete a la voluntad de Dios sin pedir
explicaciones y ni buscar argumentaciones, está dando el paso necesario asumir
la libertad que Cristo nos da y abandonar un libre albedrío que ha traído
vergüenza e indignidad a nuestra vidas.
Oremos:
Señor reconozco que he estado divagando entre mis pensamientos y los
pensamientos de otros, que el libre albedrío me ha tenido subyugado durante
años, perdona Padre Santo por querer hacer mi voluntad que al final es rebeldía.
Hoy quiero pedirte que me entregues tu yugo y me hagas liberto en tu esclavitud,
tu eres un Dios bueno y sabes lo que necesito, solo dame el pan que necesito,
no me des riqueza ni pobreza, solo tu palabra para que un día mi semblante sea
igual al tuyo. Amén.
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