domingo, 30 de julio de 2017

EL LIBRE ALBEDRÍO


Existe la tendencia en los seres humanos a emitir juicios ajustados a una realidad que muchas veces están sometidos a intereses o caprichos particulares o colectivos, llenos de una sabiduría tan extrema y falsa que lo único que ha traído es enfermedad, destrucción y muerte al ser tanto física, mental como espiritual; tanto es así que de una manera muy sutil ha penetrado a la psiquis del hombre que no ha sido capaz de discernir el daño que le ocasiona e inclusive puede crear realidades distorsionadas, llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo, simplemente porque es lo que nuestra alma desea o quiere escuchar, aunque la realidad o verdad de Dios sea todo lo contrario.

Para profundizar al respecto, quiero traer a colación el trillado tema del “LIBRE ALBEDRÍO”, que ha dado mucha tela que cortar a grandes pensadores que dependiendo de su excéntrica realidad, con y sin tendencia religiosa, han utilizado este concepto cotidianamente a través de los tiempos, tanto que se pierde de vista; un ídolo creado por el ser humano para desviar nuestra atención de Dios y justificar su condición espiritual de pecado, limitándose a creencias doctrinarias de “poder y decisión” en base a las necesidades básicas terrenales como son: nacer, creer, alimentarse, desarrollarse, transcender, reproducirse y morir, desconociendo al Santo Padre y su voluntad.
Esta potestad de obrar, me refiero al libre albedrío que por cierto no aparece descrito en la biblia, hace referencia a la voluntad o la autonomía de una persona a actuar bajo su propio criterio o pensamiento sin freno, por eso algunas corrientes afirman que el libre albedrío trata: Que las personas tengan el poder de elegir entre “alternativas genuinas” por DERECHO; que todo lo que pasa tiene una RAZÓN DE SER o es CAUSALIDAD; asimismo, hay quienes RECHAZAN LA IDEA de que los seres humanos poseen un libre albedrío y otros plantean que es LA LIBERTAD DE HACER que las acciones tengan un EFECTO SIN CAUSA.
Quizás, podemos identificarnos con cierta tendencia porque de una u otra forma hemos sido influenciados socialmente, pero se nos presenta la siguiente interrogante ¿Qué DICE EL SEÑOR AL RESPECTO?, antes de escudriñar las escrituras debemos dejar claro que el libre albedrío está íntimamente relacionado con el libertinaje, porque toda acción o pensamiento no sometida a Dios no se puede llamar LIBERTAD, es un el libertinaje que no queremos reconocer. Las santas escrituras manifiestan en Judas 1:4: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”; podemos apreciar que el libre albedrío o libertinaje es el abuso de la libertad que nos dio nuestro Señor Jesucristo al morir en la cruz; es el desenfreno y critica en contra de su obra y su palabra, asociado al pecado, a las transgresiones almáticas y la prevaricación por falta de fe y temor de Dios, que hacen que se asumamos actitudes irrespetuosas o condenatorias ante la gracia que nos fue dada, y que muchas veces pisoteamos o negamos disimuladamente, en consecuencia pisoteamos o negamos al Señor y su sangre, menospreciando su amor y misericordia. Hebreos 10:29 dice: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Cuando se busca al Señor en Espíritu y verdad (en revelación), podemos entender que el “libre albedrío” no existe ya que es un yugo de esclavitud terrenal y posiblemente de las potestades y huestes de maldad de las regiones celestes; lo que si existe es la esclavitud en el Espíritu que da la libertad plena, es decir, se puede ser libre en el mundo o en la carne siendo esclavo de un señor, sea el mal o yo mismo sumergido en tinieblas; o contrastando, puedo ser esclavo o siervo de Dios y  a la vez ser esclavo liberto en Cristo Jesús porque somos uno en Él. 1 Corintios 7:22 “Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo”; Gálatas 3:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”; Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”; 2 Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.
Por lo general un esclavo subyugado por el mundo promete libertad a otros sin haber sido libertado por el Señor, no permanece en su presencia ni camina con el Espíritu Santo, vive esclavizado y sometido al yugo de la corrupción de su alma, dejándose vencer de su propia concupiscencia por el cual es atraído y seducido a los deleites del mundo y las vanidades ilusorias concibiendo pecado y terminando en muerte espiritual. 2 Pedro 2:19 “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció”; Santiago 1:15 “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.
Si he de ser esclavo, que sea del Señor Jesucristo, que es quien realmente me da libertad de mi iniquidad, injusticia, corrupción y muerte, es quien me da paz en tiempos de afán y angustia, quien me alimenta en tiempos de escases y hambre, quien me ilumina cuando  la oscuridad asecha y guarda en todo momento. Si empezamos por reconocer que somos fáciles para creer cualquier cosa que se dice o se escribe sin ni siquiera comprobarlo y  críticos con las cosas del Señor aun viendo sus maravillas, es un buen comienzo, pida perdón y entre en el verdadero arrepentimiento, el Señor dice: “…bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29); quien se somete a la voluntad de Dios sin pedir explicaciones y ni buscar argumentaciones, está dando el paso necesario asumir la libertad que Cristo nos da y abandonar un libre albedrío que ha traído vergüenza e indignidad a nuestra vidas.

Oremos: Señor reconozco que he estado divagando entre mis pensamientos y los pensamientos de otros, que el libre albedrío me ha tenido subyugado durante años, perdona Padre Santo por querer hacer mi voluntad que al final es rebeldía. Hoy quiero pedirte que me entregues tu yugo y me hagas liberto en tu esclavitud, tu eres un Dios bueno y sabes lo que necesito, solo dame el pan que necesito, no me des riqueza ni pobreza, solo tu palabra para que un día mi semblante sea igual al tuyo. Amén.

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