domingo, 19 de marzo de 2017

¿HASTA DÓNDE QUIERO LLEGAR…?


Muchas veces cuando me he puesto a orar a Dios, meditar y reflexionar en su palabra, siempre espero que él empiece a hablarme a mi mente, a veces no logro a discernir cuando soy yo o cuando es él, y empieza el conflicto, la confusión y la incredulidad de las cosas que vienen a mí, entonces espero una confirmación.


El Señor nos dice en Hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”; mis interrogantes son ¿Será que la palabra de Dios está viva en mí, o es letra muerta?¿Ha sido eficaz, se ha ejecutado, me ha llevado en caminos de conversión o soy un religioso más, que la escucho pero no la obedezco, dándome ataques de culpa procediendo a cauterizar su accionar? Será que ¿Se ha profundizado, me ha partido el alma y espíritu en dos? y se ¿Ha revelado en mi corazón de tal manera que he quedado desnudo ante la presencia del Señor descubriendo las intenciones perversas de mi corazón?

1 Corintios 13:1-3  dice que “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”;  a veces somos solo metal resonante, un sonido que aturde, que de nada vale, de nada sirve, simplemente porque mi amor hacia el Señor está condicionado, no hay entrega total en Espíritu, vivimos con un corazón divido justificando nuestra condición humana y de pecado, aún a aquellos que tenemos fe, a pesar de que hoy nos hacemos llamar líderes, pastores, profetas, maestros o apósteles, pero sin el amor genuino hacia Dios.

No hay quien falte y diga: Me enriquecido del amor de Dios, me ha tocado y todas las cosas y las necesidades que he tenido son gracias a su misericordia y bondad, pero la paradoja está en el hecho de que el Señor estará recibiendo recíprocamente de ese amor, de la obediencia de hijo amado, la oración, alabanza y adoración, han sido suficiente, no he sido un pobre o miserable con él producto de mi ceguera espiritual. Apocalipsis 3:17 “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Grandeza absurda hemos creado en la tierra, creyendo que mi dinero, mis títulos, mi cargo, mis influencias, mi poder, mi inteligencia, mi fe, mi don de profecía, de lengua, etc., son suficientes para ufanarme; pero sin amor y el conocimiento pleno de la grandeza del Señor, la revelación hecha carne en mí, nada soy.

¿HASTA DÓNDE QUIERE LLEGAR EL HOMBRE?

1.    Hasta alcanzar lo agradable a sus ojos, comer del pecado del mundo, alcanzar una sabiduría alejada de Dios. Génesis 3:6  “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella”.

2.    Hasta justificar mi frialdad espiritual y condición de pecado, creyendo que pidiendo o teniendo una conciencia limpia, acompañada de buenas acciones u obras son suficientes. Juan 5:7 “Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo”; 1 Corintios 4:4 “Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor”; Tito 3:5 “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.

3.    Hasta construir las torres de babel para demostrar mi estúpida y vana grandeza, olvidando al Señor. 2 Samuel 18:18 “Y en vida, Absalón había tomado y erigido una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna por su nombre, y así se ha llamado Columna de Absalón, hasta hoy”; Mateo 24:2  “Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”.

4.    Hasta obtener los deseos terrenales manipulando todo a mi conveniencia, olvidándome de lo que el Señor me ha comisionado. Hageo 1:4 “¿Es acaso para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?”; Malaquías 1:10 “¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda”.

5.    Hasta obtener honor y honra en la tierra, beneficiándome vanamente del derecho adquirido por la gracia del Señor, abusando de su amor convirtiéndome en deshonra en los cielos. Juan 8:49 “Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis”. 1 Corintios 9:16-18 “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio".

6.    Hasta desmembrar el cuerpo, no se nos ha revelado 1 Corintios 12:14-26, solo nos dejamos llevar por el alma con acciones egoístas, de poco testimonio, sin amor, poca colaboración, basadas en críticas, señalamientos, indiferencia ante la obra, el hermano y la iglesia: “Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo,  no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”.

Mientras tengamos pensamientos de mal y no de paz, cuando olvidemos a nuestro Señor en los días buenos, en los días de juventud y estemos mendigando ver prodigios a la puerta del Cristo desde el umbral y no terminemos de pasar, pues no recibiremos, vendrán los días malos y no tendremos contentamiento, porque lo que sobre la vanidad y la desobediencia se levanta, eso es carne, es corrupción, trae consigo muerte espiritual, es decir, no hay quien quiera darle morada al Espíritu Santo: Salmo 142:4 “Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.


Oremos: Señor que nunca me olvide de ti, que mi corazón anhele conocerte cada día más y más, que pueda vivir en tu gozo, andando en tu verdad, para que un día en los cielos me recibas y reconozcas como tu hijo amado. Solo eso quiero, solo eso aspiro, lo demás nada vale si no estás presente en mi vida. Gracias Señor, por revelarme hasta donde quería llegar yo con mis acciones, en los caminos oscuros que me había construido; Ahora te pido que me reveles ¿A dónde me quieres llevar para honrarte y glorificar tu nombre? Esperare tu respuesta. Amén

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