Existe la costumbre en las personas de posponer las cosas
sin ninguna razón lógica, aunque ellas puedan ser de prioridad, por ejemplo he
observado dentro de una cordial conversación de amigos, en un almuerzo, que se
interrumpe todo lo que se esté haciendo por atender un mensaje del celular,
desconectándose irrelevantemente de su
alrededor, rompiendo el vínculo que en ese momento se había generado, igualmente se han creado ciertas dependencia de diversos elementos externos, tales como navegar en Internet, leer revistas de moda, salir de compras, comer compulsivamente, etc., que hacen que nos dejemos absorber en
exceso por ciertas rutinas que, inclusive, sirven de pretexto para
evadir algunas responsabilidades, acciones o decisiones importantes o necesarias. A este síndrome de evadir
sus responsabilidades posponiendo las tareas a realizar, refugiándose en actividades
ajenas a su cometido se le denomina procrastinar.
Hay quienes afirman que existen en la actualidad distractores
adictivos que el hombre se ha inventado para contribuir a acelerar este trastorno
de evasión como son: La televisión, el teléfono móvil, la computadora u ordenador,
y más concretamente a las redes sociales; pero entonces ¿Esto es nuevo? NO, ¿Cuándo
apareció este tipo de conducta? Desde la caída del hombre. Génesis 2:16-17, 3:6
“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás” “Y vio la mujer que el árbol era bueno
para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la
sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual
comió así como ella”, es necesario entender que por estar escuchando a otras voces, por estar pendiente de distractores,
por codiciar, por tratar de obtener cosas innecesarias, por asociarse con
otros, por no obedecer a Dios nos refugiamos en actividades que no le agradan y
por ende traen consecuencias nefastas para nuestra vida espiritual, que solo
pueden ser transformadas cuando damos el paso de fe de recibir a Cristo de
corazón y convertir nuestra alma.
La procrastina espiritual
es la postergación, posposición, acción o hábito que posee el Hijo de Dios de retrasar
los propósitos eternos o impedir el poder del Padre Santo en su vida por falta de
conversión genuina, es decir las acciones que debemos atender de manera
inmediata son sustituidas por el activismo religioso, el sectarismo, las vanidades
ilusorias, los deseos o distractores terrenales entre otras situaciones
almáticas, que ciegamente son más relevantes que mismo el Dios sin darnos
cuenta, llevándonos a ensoberbecer nuestro entendimiento, a asumir posiciones
alejadas de la voluntad del Señor, prevaricando o cambiándolo por cualquier cosa. Por ejemplo, nosotros como
hijos de Dios, a veces no atendemos el llamado que el Señor nos ha hecho, y
empezamos a justificar nuestra condición espiritual, aun
cuando se nos aparezca el mismo Dios al frente, como trató de hacerlo Moisés al dar
excusas a Dios para presentarse ante el Faraón y solicitar la liberación del
pueblo de Israel o huir como lo hizo Jonás que se negaba a evangelizar Nínive,
hasta que el Señor los hizo cambiar de opinión, ya que cuando Dios decide
cumplir sus propósitos en alguien no hay nada que lo detenga, porque es DIOS, dueño de todo y conoce los corazones. Éxodo 3:11 “Entonces
Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de
Egipto a los hijos de Israel?”; Jonás 1:2-3 “Levántate y ve a Nínive, aquella
gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y
Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis…”
¿Cómo puedo
hacer para eliminar la Procrastinación Espiritual en mi vida?
1. Llenándome
de valentía y esforzándome en cumplir su palabra. Josué 1:9 “Mira que te mando
que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas”.
2. Pidiéndole
al Señor fuerzas, humillándome y siendo obediente; convirtiendo mi alma. Joel
3:10 “…diga el débil: Fuerte soy”; Filipenses 2:8 “y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz”; 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre
es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos
caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré
su tierra”.
3. Desechando
las falsas creencias y la religiosidad. 1 Reyes 18:21 “Y acercándose Elías a
todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el
pueblo no respondió palabra”.
4. Orando sin
cesar (1 Tesalonicenses 5:17), para cada cosa que realice.
5. Dejándome
confrontar por Dios, sin miedo a su disciplina o castigo. Hebreos 12:6 “Porque
el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”.
6. Descansando
en el Señor, dejando toda ansiedad y catastrofismo. 1 Pedro 5:7 “echando toda
vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
7. Amar y dejándome
amar por el Señor. Apocalipsis 2:4 “Pero tengo contra ti, que has dejado tu
primer amor”.
8. Poniendo de
primero al Señor en todo. Isaías 55:6 “Buscad a Jehová mientras puede ser
hallado, llamadle en tanto que está cercano”. Mateo 6:33 “Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas”.
9. Huyendo del
pecado y evitando las distracciones. 2 Timoteo 2:22 “Huye también de las
pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que
de corazón limpio invocan al Señor”; 1 Corintios 15:56 “ya que el aguijón de la
muerte es el pecado, y el poder del pecado,
la ley”; Proverbios 28:21 “…Hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre”, Isaías
59:4 “No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían
en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad”.
Oremos: Señor sé que la hora de glorificarte ha
llegado, pero mi terquedad, mi pereza, mi descuido ha hecho que procrastine
contra ti a cada momento, perdóname Padre Santo, sé que muchas veces no te
pongo de primero en mi vida, no te busco lo suficiente, y si lo he hecho, no he
querido someterme a tu voluntad por querer hacer la mía, vivo evadiéndote; ya
no quiero seguir en esta actitud que no te agrada. Señor ayúdame, te necesito,
soy débil, quiero tus fuerzas, dame un corazón sensible a ti, valiente y
esforzado para hacer tu obra, que me haga meter los pies en el agua y pueda
compadecerme de mi hermano y los que no te conocen, te pido por mi carácter,
mis pensamientos, mi boca, que no sean piedra de estorbo ni tropiezo, quiero
una relación más estrecha, santa y pura contigo, mejorar la comunión, así como con
mi prójimo, mi esposa, mis hijos, mi familia, que ellos puedan mirarte a ti,
cuando me miran a mí, que mi acciones testifiquen de ti, y rompe las ligaduras
que me hacen prevaricar contra ti. Bendito seas Señor, gracias por tu palabra,
por lo que estás haciendo en mi… Te amo.
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