En la época decembrina, muchas personas a nivel mundial se dedican a colocar y adornar sus casas, calles o vecindarios con luces multicolores, armar su arbolito, pesebre, comprar regalos, estrenos, gastar sus ahorros, hacer diferentes obras de caridad, donaciones como un acto de buena voluntad, regalar a los niños, a través de un niño llamado Jesús o un hombre bonachón llamado Santa Claus o San Nicolás, reunirse en familia, embriagarse, hacer feliz a alguien o dejarse atrapar simplemente el ambiente festivo que embarga estas fechas sin importar la creencia o a quien se rinde culto, lo importante es “CELEBRAR LA NAVIDAD” hasta desfallecer.
Pero me vienen ciertas interrogantes que nos harán reflexionar
un poco y cambiaran nuestra forma de pensar siempre y cuando reconozcamos y aceptemos
nuestra condición, entonces de: ¿Dónde viene ésta tradición? ¿Es una fábula o verdad?¿Por qué se celebra? ¿Quién
la ordenó? ¿Será buena?
Investigando para aclarar estás interrogantes, me encontré
que los primeros cristianos no celebraban el cumpleaños de Jesús y menos su nacimiento,
una razón muy difundida en referencia a esto, es que con el transcurso del tiempo
muchos religiosos derivados del cristianismo fueron asimilando una fiesta pagana,
a partir del siglo III, motivado a que el 25 de diciembre se celebraba en Roma el
dies natalis Solis invicti, el día del nacimiento del Sol invicto, la victoria
de la luz sobre la noche más larga del año y establecieron un paralelismo entre
el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como «nacerá el sol de justicia»
(Malaquías 4:2) y «Yo soy la luz del mundo» (Juan 8:12), propio del pecado y maldad
del hombre.
Luego de la caída del imperio Romano, alrededor del año
740, un religioso llamado Bonifacio, quien llevó en medio del oscurantismo un distorsionado
evangelio a Alemania e Inglaterra, trató de eliminar la celebración de una
fiesta pagana de un roble que representaba al dios Odín derribó el árbol y lo reemplazó
por un pino, para tratar de transformar los pensamientos de los germanos, sin embargo
lo que hizo fue reemplazarlo por este árbol que representaba el amor eterno de “Dios”,
por lo que se anexó otra costumbre pagana, sin sentido a la tan distorsionada iglesia,
difundiéndose está aberración a través de la colonización anglosajona llegando a
todo el mundo en los tiempos actuales gracias al poder que poseen, sobre la psiquis
humana, los medios de comunicación.
La costumbre del pesebre, se originó en la Edad Media,
cuando en el siglo XIII, el Fraile Francisco de Asis lo hizo por primera vez, fue
tan bien recibida y promovida que la iglesia predominante de ese entonces que la
incluyó en sus festividades religiosas, siendo difundida por toda
Latinoamérica. Asimismo paso con la incorporación del famoso San Nicolás, su mítica
fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, donde un empobrecido hombre
padre de tres hijas no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer
las niñas de la dote, parecían condenadas a ser "solteronas". Enterado
de esto, Nicolás le entregó, al obtener la edad de casarse, una bolsa llena de monedas
de oro a cada una de ellas. Todo esto fue hecho en secreto por el religioso,
quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de
las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos, esta acción se
convirtió en una tradición en los países nórdicos y se popularizo gracias a la
campaña publicitaria de la Coca Cola a comienzos del siglo XX.
Pero nada de lo que he visto hasta ahora, tiene
ningún sentido espiritual con basamento bíblico que respalde esas acciones,
independientemente sea cual sea su procedencia posee un origen pagano. En 2
Reyes 21:13, dice que “y
extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab;
y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca
abajo”, es hora de que el Señor empiece a limpiar el plato de nuestra vida y le de
un vuelco para poder enderezar la deformaciones que hemos realizado por
introducir ciertos paganismos en lo santo de Dios. La plomada se utiliza para medir
la verticalidad que podemos tener ante Dios, por ejemplo si nuestro templo,
nuestra vida, acciones, pensamientos, emociones están firmes, rectas y sedimentadas
sobre la roca que es Cristo es porque fuimos medidos por la plomada de Dios, de lo
contrario son solo tradiciones humanas.
Hay
personas que año tras año, viven haciendo promesas y emprenden acciones que no
son capaces de mantener o dejan inconclusas desde el punto de vista secular y espiritual,
porque no se han llenado de luz, de la luz del Señor, sino que andan encendidos
de tinieblas, su luz es de oscuridad, el Señor nos advierte en Lucas 11:35 “Mira
pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas”; ¿Cómo podemos honrar
y glorificar el nombre del Señor, si vivimos celebrando fiestas paganas que
enlodan nuestra vida espiritual?, nos llenan de cosas vanas, superfluas,
sobrantes, que no dignifican ni exaltan al Dios vivo, resucitado, al Rey de
reyes, a nuestro Señor Jesucristo.
Quienes creen que con poner una imagen en su casa, tener una biblia abierta en la sala, hacer una obra de caridad y decir voy a cambiar en esto el próximo año es suficiente, déjeme decirles que esto son obras muertas, si la luz del Cristo vivo no está allí, ardiendo en sus corazones como una manera de vivir genuina nada de eso tiene sentido, son simple elementos que hacemos para tapar o apaciguar nuestra condición de pecado, pero en realidad no dan el sosiego y la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Quienes creen que con poner una imagen en su casa, tener una biblia abierta en la sala, hacer una obra de caridad y decir voy a cambiar en esto el próximo año es suficiente, déjeme decirles que esto son obras muertas, si la luz del Cristo vivo no está allí, ardiendo en sus corazones como una manera de vivir genuina nada de eso tiene sentido, son simple elementos que hacemos para tapar o apaciguar nuestra condición de pecado, pero en realidad no dan el sosiego y la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Los
invitó a celebrar, si a celebrar, pero encendiendo la luz de Cristo en nuestros
corazones de manera sincera, sin religiosidad, no por costumbre humana, que
Jesucristo se vea en sus acciones, su forma de actuar, su forma de pensar; que
lo bueno, lo justo y lo santo sean lo cotidiano, permita que el Espíritu Santo
repose sobre ti y traiga bendiciones y prosperidad a tu alma, para que se abran
los mares de las circunstancias difíciles y se produzca el milagro de estar
sentado en la mesa del Señor disfrutando de su presencia. Dios te bendiga.
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