Esto
no es la canción de Alejandro Sanz ni mucho menos de una historia de amor, aunque
de Amor se trata; mucho conocemos que de todos los músculos que posee el cuerpo humano el que
más trabaja es el corazón; puede latir unas 115.000 veces al día, con un índice
promedio de 80 veces por minuto, es decir, aproximadamente 42 millones de veces
al año. Durante una vida promedio de 70 años, el corazón humano latirá más de 3.000
millones de veces, bombeando una cantidad de sangre cerca de un millón de barriles,
es impresionante verdad.
Un filósofo
austriaco del siglo XIX, llamado Rudolph Steiner, dijo que el mayor descubrimiento
de la ciencia, en el próximo siglo, sería el hecho de que el corazón no es una bomba,
sino mucho más, y que el gran desafío de la humanidad estará en permitir al corazón
enseñar a pensar al ser humano de una nueva manera, cosa que difiero. Sin
embargo, el corazón “es el órgano más carismático y
fascinante del ser humano”, afirma el cirujano cardíaco Josep M. Caralps, autor
del primer trasplante de corazón en España en el año 1984. Él ha propuesto la tesis
que ha revolucionado a la comunidad médica: “Es muy probable que el corazón genere
sus propios sentimientos y emociones, cuyo transmisor es el cerebro”. Pascal decía
que “El corazón tiene razones que la razón desconoce”. Pudiendo nosotros inferir
varias cosas sobre el corazón: Tiene pensamientos propios, sentimientos y emociones.
Se ha
demostrado científicamente que del 70 al 75% de todas las células del corazón son
células nerviosas que son precisamente iguales a las que están en el cerebro y que
funcionan exactamente de la misma forma, supervisando y manteniendo el control de
los procesos del binomio alma-cuerpo. Por ello existe una relación directa entre
el corazón y nuestro cerebro, pero realmente es algo más complejo que trataremos
de discernir en el Espíritu.
Sin
la intervención del Espíritu Santo, parece un cuento de ficción sacado de la imaginación
del hombre, pero revisemos lo que dice la palabra acerca del corazón: “El corazón
del hombre piensa su camino; más Jehová endereza sus pasos.” Proverbios 16:9, son
palabras dichas por el Rey Salomón entre los años 965 y 928 a.C, desde ese tiempo
ya se sabía por revelación del Espíritu de Dios que el corazón tenía pensamientos
y no eran acordes a los del Señor, en Jeremías 17:9-10 y en Mateo 15:19 se nos aclara
que: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”,
“…del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones,
hurtos, falsos testimonios, blasfemias”, Salomón nos advertía que “Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” Proverbios 4:23.
El Señor siempre ha querido que sus hijos le entreguen su corazón,
de manera sincera y sin restricciones, porque conoce la importancia y la repercusión
que esto tiene para la eternidad; Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos”.
Hay quienes
no les importa lo que hacen con sus vidas, en especial la espiritual, dejan que
su corazón desbocado sea el que domine y dirija su existencia, trayendo consecuencias
espirituales, que pudieran ser irreversibles, a menos que se conviertan a Cristo
verdaderamente, pero no para borrar mi prontuario espiritual, sino de manera sincera
buscar un cambio de vida, ya que al Señor no lo podemos engañar. Hay quienes tienen
su corazón dividido, tratan de buscar del Señor pero no quieren dejar el pecado,
viviendo una doble vida, aparentando piedad y tratando de engañar a todos, que
torpeza… ¿Al no cuidar mi corazón que me espera? Oseas 10:2, habla muy claro, “Su
corazón está dividido. Ahora serán hallados culpables…”; Génesis 6:5 “Y vio Jehová
que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Romanos 5:12
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte,
así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
¿Qué
ocurrirá si mantenemos esa actitud de pecado?
1. Ocurrirá un ataque al corazón espiritual, que es simplemente
la obstrucción de repentina del flujo de sangre (del Cristo vivo) en nuestro ser,
impidiendo que se oxigene la llama que reside en nuestro corazón donde se amalgama
el alma, el cuerpo y el espíritu, y de donde mana la vida. Si el flujo del Espíritu
no se restablece rápidamente, el corazón empieza a morir porque se va entenebreciendo,
se llena de tinieblas lentamente hasta llegar a morir por la falta de luz.
2. Si no entregamos nuestro corazón a Cristo este no bombeara la
sangre rica de su Espíritu y sus nutrientes a los tejidos del cuerpo y las áreas
del alma que necesitan de la presencia de Dios para su conversión, al no existir
el movimiento se produce un enlentecimiento de la sangre por ende la vida espiritual
se estanca, se coagula, se muere, la palabra es letra muerta, su vida genera pecado
y aparecen los trombos, produciendo la llamada trombosis espiritual, que la identificamos
cuando un Hijo de Dios queda inerte y empieza a agobiarse de la aflicción del mundo,
busca sus deseos vanales, queda atrapado entre el pecado y la culpa, huyendo con
cara de vergüenza de su iglesia y sus hermanos, para después arremeter con queja
y rebeldía contra Cristo y su obra.
El
Señor no quiere que tengamos nuestro corazón en dos aguas, el quiere que
guardemos su palabra, para tener vida, purificación de nuestra mente y corazón,
en busca de la santidad: Proverbios 4:20-22 “Hijo mío, está atento a mis palabras;
inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de
tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”,
Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Oremos: Señor hasta hoy me he dado cuenta que tenía mi
corazón dividido, queriendo buscar de ti, todavía vivo aferrado a las cosas del
mundo, sin haber tenido la intención de renunciar y morir a ello. Perdóname
Padre Santo. Hoy quiero ser un hombre nuevo, no quiero llegar a tu presencia
siendo culpable, que aun conociendo tu palabra no hago nada por convertir mi
alma; Señor quiero ser olor fragante para ti, que te goces al verme llegar
porque sabes que mi corazón está limpio, lleno de tu sangre, tu honra, que me
humille yo ante tu presencia y te glorifiques en mi vida. Gracias Señor porque
abres mis ojos cada vez que te busco en Espíritu y verdad. Bendito seas
Jesucristo. Amén…
Bonita reflexión compañero.
ResponderEliminarBonita reflexión compañero.
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