martes, 5 de enero de 2021

LA MEZQUINDAD DEL ALMA

 


2 Corintios 9:6-7 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”.

Existen ciertas verdades dentro de nuestro entorno social en la cual nos desenvolvemos, que describen lo que somos como personas y como hijos de Dios; muchas de estas verdades no estamos en la capacidad de digerirlas y aceptarlas por nuestra condición espiritual o por la corrupción de nuestra alma, lo que origina cualquier rechazo a toda exhortación, consejo o premisa, porque nadie está dispuesto a ser confrontado y mucho menos ser expuesto al escarnio público; pero, decía Juan el Bautista a los fariseos e hipócritas, que eran “el pueblo de Dios”, quien huirá de la “ira venidera”, quien escapará del juicio eterno, pues a muchos hijos de Dios se les olvida que por todo daremos cuenta. Mateo 3:7 “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?”; Pasajes de las Sagradas Escrituras como este, deberían ponernos a reflexionar y meditar como estamos actuando ante Dios y los hombres, llevándonos a cambiar y convertirnos por si solos, sin embargo, el pecado nos impide ver más allá de lo que nos muestran nuestros ojos, por la mezquindad de nuestro corazón.

Solo los valientes, hombres o mujeres sin mezquindad, son capaces de humillarse ante el Señor y los demás, permiten ser confrontados con las santas escrituras, porque entienden que en ellas no hay maldad, la maldad existe en el corazón de quienes la tratan de interpretarla en la carne, dando rienda suelta a su alma, sin la ayuda del Espíritu Santo; no olvidemos que la palabra es la esencia pura del Cristo, es la verdad no adulterada, es la voluntad de Dios, qué para muchos de nosotros es dura, justa, incorruptible, intachable, es espada de doble filos que nos reprende, exhorta, ayuda a corregir, instruir, enseñar, la cual nos lleva a entender porque somos lo que somos y derriba cualquier argumentación, justificación, manipulación o lógica humana que queramos aplicar de acuerdo a los intereses de nuestra alma.

Es por ello, que los minutos de reflexión de hoy tratarán sobre la mezquindad del hombre, en especial la del alma; pero dejemos que el Espíritu de Dios nos abra el entendimiento, no permita que nuestras argumentaciones lo desvíen o saquen realmente de lo que se quiere enseñar y pídale al Señor que le revele si estamos siendo mezquinos con lo que hablamos, pensamos o hacemos, tanto en lo personal, espiritual o social, Amén:

La palabra mezquindad tiene varios sinónimos con un alto grado de maldad humana, dentro de ella se encuentra: la ruindad, hipocresía, egoísmo, falta de nobleza, avaricia, cicatería, roñería, sordidez, ocultismo, suciedad del alma, mancha espiritual, devaluación del ser, indigencia del pensamiento, bajeza, las puñaladas traperas que damos, la traición, entre otras cosas. Por ello es tan importante revisarnos, porque estos portillos no permiten que crezcamos espiritualmente ya que nos tienen atrapados en lazos de impiedad y tinieblas que hacen que poco a poco nuestros huesos se vayan secando, cubriéndonos de oscuridad haciéndonos mezquinos, entrando en un ciclo de estanquidad, iniquidad, maquinación, miedo, depresión, o culpa, en la cual el enemigo nos tiene atado por nuestro descuido o debilidad, olvidando que el Señor ya nos libertó y nos hizo aptos en la cruz, siendo para siempre, sin embargo no lo hemos aceptado, entendido ni percibido porque tenemos falta de conocimiento del amor y justicia de Dios, arrepentimiento y conversión.

Haciendo referencia a 2 Corintios 6:15 observemos que Pablo decía: “¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?”, como pueden entrar en armonía lo santo con lo profano, la verdad con la mentira o la luz con la oscuridad; para el pueblo de Dios, los mezquinos eran hombres impíos, incrédulos, llenos de tinieblas, idólatras, considerados los “hijos de Belial”; está connotación se mantiene en muchos religiosos de los tiempos actuales, ya que Belial en la antigüedad era considerado un demonio, por eso Pablo exhortaba a todo varón de Dios a que no se uniera en yugo desigual con ellos, ya que serían contaminados, como se contaminó Salomón, y las consecuencias de sus acciones fueron evidentes. Por lo tanto, cuando en las santas escrituras menciona a los “hijos de Belial” se refiere a personas mezquinas que se apartan de la santidad, olvidándose de Dios y su palabra, persiguen sus propios intereses, y cuya relación con la carne, el mundo, mal los hace ser codiciosos, avaros, amantes de las ganancias terrenales producto de la corrupción de su alma. En ese sentido la mezquindad tiene un vínculo directo con el maligno, la carne, el mundo, la idolatría, la injusticia, la incredulidad, el ocultismo, la inmoralidad y la deshonestidad.

2 Corintios 6:14-18 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial {Mezquindad}? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.

Pero qué tal si los mezquinos somos nosotros, que tal si los hijos de Belial somos usted y yo, ¿Tendremos la capacidad de reaccionar, arrepentirnos y pedir perdón a Dios y aquellas personas, hermanos de la fe o cualquier otro, que por nuestra mezquindad hemos dañado, ensuciado los corazones, perturbado espiritualmente?, será que ¿Estoy siendo testimonio de Cristo, menguando a mi ser y dejando que Él crezca en mí, siendo congruente con lo que digo creer, amar y predicar? o ¿Es pura falacia, mentira de pura apariencia? sincérese con usted y con Dios, este es el primer paso para la conversión.

Si somos capaces de dar testimonio, con obras dignas de arrepentimiento, ante Dios y los hombres y lo hace de corazón, gloria al Señor, porque recibirá bendición y misericordia, ya que el justo nunca será desamparado ni su descendencia mendigará pan, porque Dios premia a los varones de corazones esforzados y valientes que son capaces de reconocer sus pecados y convertirse de sus malos caminos; de lo contrario no se sorprenda cuando la justicia de Dios llegue, no se olvide que tarde o temprano daremos cuenta por lo que hacemos, es mejor saldar los asuntos pendientes con el Señor, diariamente, antes que nuestra mezquindad sea develada y seamos avergonzados ya que nos negamos al genuino arrepentimiento y la conversión, así que, al postergar los asuntos pendientes nos exponemos a la condenación eterna, porque del Señor nadie se burla. La pregunta ¿Por qué tenemos que llegar a esos niveles, si Dios nos da la oportunidad de rectificar? Pues, porque tenemos un corazón mezquino, que no se sujeta al Señor, dominado por nuestra alma; entonces, no sea mezquino con usted mismo, dé el paso de fe, que lo hará salir de su estanquidad espiritual, pídale fortaleza la Señor.

Desde el punto etimológico, hay estudios que aclaran que la palabra “mezquino” proviene del árabe miskín, que significa pobre, indigente, mísero, digno de pena o lástima. En su connotación catalán “mesquí”, significa, “falto de generosidad”, “poco amigo”, “de sentimientos viles” o “falto de la amplitud y de la grandeza necesaria”; Hay ricos y pobres miserables, mezquinos de espíritu, y también los hay ricos en riquezas espirituales porque están llenos de la presencia de Señor y sus testimonios así lo confirman, sin embargo, ¿Quién de nosotros de una forma u otra, impulsados por nuestra alma, no hemos sido viles con nuestro prójimo, amigos, familia, vecinos, etc?, aunque aparentemos o tengamos signos de piedad y asistamos regularmente a una iglesia; pareciera muchas veces que el Espíritu de Dios no morara en nosotros, ya que nos comportamos como unos pequeños monstruos demostrando miseria espiritual por falta de amor y firmeza en el Señor, y aunque no lo queramos reconocer, tenemos una sórdida alma controladora que le gusta manipular y nos lleva directo a la destrucción. Todo tiene su tiempo y su hora, se está acercando la segunda venida de nuestro salvador y el pueblo de Dios se encuentra disperso viviendo su ahora y se despreocupa por la eternidad producto de la carne, dice la palabra en, Romanos 8:9 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”, si usted dice llamarse hijo de Dios, abandone su mezquindad y entregue al Señor lo que le corresponde, deje el menosprecio, Él quiere que le entregues y guardes tu corazón..

Los versados en la palabra, afirman que en la Reina Valera Antigua (1602), se usa el término “hijos de Belial”, en lugar del adjetivo mezquino, refiriéndose a algunos de los hombres guerreros judíos, de actitud necia, que lucharon con David y que lo acompañaron en su expedición de rescate de los cautivos en manos de los Amalecitas, donde se tomaron ciertos derechos que no les correspondían, ya que no querían devolver lo arrebatado por los enemigos a quienes les pertenecía por pura mezquindad.

Hay cosas que creemos que es nuestro derecho porque las luchamos y vencemos, cuando en verdad Dios fue quien nos la entregó, por eso de nada vale lo que pensemos o digamos en la presencia del Señor, si existe un interés oscuro en lo más profundo del corazón. 1 Samuel 30:22-25 “Pero entre los hombres de David, algunos mezquinos dijeron: -Por no haber venido con nosotros, no les damos del botín recuperado, sino sólo su mujer y sus hijos a cada uno; que los tomen y se marchen. Pero David dijo: -No hagan eso, camaradas, después que el Señor nos ha dado la victoria, nos ha protegido y nos ha entregado esa banda que nos había atacado. En eso nadie estará de acuerdo con ustedes, porque tocan a partes iguales el que baja al campo de batalla y el que queda guardando el equipo. Aquel día David estableció esta norma para Israel, y ha estado en vigor hasta hoy”; Lucas 12:20-21 “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.

Jonás sufrió mucho por su mezquindad, él quiso disponer de la salvación del Señor que le había regalado por gracia a Nínive; llegó a estar al borde de la muerte en las entrañas del gran pez, sin embargo se acordó del Dios misericordioso ya cuando daba todo por perdido, entonces el Señor le dio la oportunidad de hacer su voluntad agradable y perfecta; seguramente si sacamos cuentas de cuantas veces Dios nos ha dado la oportunidad de arrepentirnos y obedecer sus mandatos, descubriríamos que son incalculables, pero no habrá cambio hasta que nosotros decidamos convertir nuestra alma, renunciando a la mezquindad.

Observe bien cuando un “amigo” le saque en cara lo que ha hecho por usted, le recomiendo que tenga mucho cuidado porque esa persona es mezquina y sus intenciones tienen un fin oscuro y perverso aunque las razones inicialmente hayan sido otras, por lo general, el mezquino, tratará de crear un compromiso, un sentimiento de deuda o agradecimiento, tratando de influenciar o conquistar su voluntad; un sentimiento que solo Dios puede recibir, porque es el Señor y Rey de todo y de Él dependen todas las cosas. Esto no quiere decir que uno no sea agradecido con quien ha servido como instrumento de bendición para nuestras vida, pero debemos darle a cada quien y a cada cosa su justa medida, sin robarle la gloria a Dios.

La mezquindad es una actitud que se produce en el alma y contamina el espíritu de un hijo que no se ha convertido de verdad al Señor, es una sensación de perenne carencia, vacío, sed, necesidad satisfacer el alma con las cosas del mundo, aunque se tenga lo suficiente; es olvidarse para cual propósito eterno fuimos llamados, descuidar su vida espiritual y la de nuestro prójimo, familia y discípulos, ya que la concupiscencia del alma es la que prevalece y nos hace sentir la necesidad de ser aceptado con nuestros errores y pecados, pero no queremos cambiar.

Hay estudios serios que afirman que suele ser un mecanismo de defensa para esconder los traumas, las incompetencias e inseguridades severas creadas en la antigua manera de vivir en áreas no sanadas de nuestro espíritu, por eso es una enfermedad del alma arraigada en lo más profundo de nuestro ser, lo cual hace necesario someter y sujetar del Señor, sin aplazamientos ni demoras, para ser libertos con la libertad de Cristo, postergarlo es insensatez.

El mezquino se cree autosuficiente, confía en su propia fuerza, por eso lucha por resguardarse y protegerse de lo que le causa dolor, sin embargo esta sensación de fortaleza es fugaz, ya que no ha sido tratada por el Señor, en consecuencia está destinada a caer y desfallecer en el camino, por eso cuídese de sentirse más fuerte, espiritual o superior a los demás porque se engaña a sí mismo, es mejor pasar por el fuego consumidor, el dolor que sana, humillarse en postración y oración, en la presencia del Señor, convirtiendo su alma para que vengan los tiempos de refrigerio. El alma pretende hacerle creer que está ayudando a los demás, cuando realmente hace el mínimo esfuerzo a favor de otros. Isaías 32:5-6 “El ruin {mezquino} nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido. Porque el ruin {mezquino} hablará ruindades {mezquindades}, y su corazón fabricará iniquidad {maldad}, para cometer impiedad {pecado} y para hablar escarnio {se burla} contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento”; 1 Samuel 2:12 “Los hijos de Elí eran hombres impíos {mezquinos}, y no tenían conocimiento {temor} de Jehová”.

¿CÓMO PODEMOS VENCER LA MEZQUINDAD?

1.    Arrepiéntase, restituya y restaure lo dañado, devuelva lo robado, lo despojado, lo defraudado por cuadruplicado; Lucas 19:8 “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.

2.    Conviértase a Cristo de verdad, ponga la mirada en el Señor, y deje hacer obras muertas, que no conducen a nada. 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

3.    Cumpla con el llamado que Dios le hizo. Sean santos, obedientes y cumplan la gran comisión de ir hacer discípulos y llevar las buenas nuevas por cada rincón que se encuentre. 1 Pedro 1:15-16 “Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo»”; 2 Pedro 1:10-11 “Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.

4.    Dé, sin esperar nada a cambio. Lucas 6:35 “Antes bien, amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos {mezquinos}”.

5.    Aprenda a humillarse, sometiendo su ego al Señor, renuncie a la altivez y soberbia, para que reciba exaltación de lo alto, donde ningún ojo humano vio, ni oído ha escuchado. Santiago 4:6 “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.

6.    Deje de jugar, manipular, controlar o someter los sentimientos de otros, en especial a los seres más queridos. Mateo 18:6 “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”.

7.    Evite los reclamos protagonistas porque tiene mayor visibilidad, autoridad o madurez frente a los que trabajan tras bastidores, o andan iniciándose en el Señor. Colosenses 3:23-24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”; Romanos 12:18 “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.

8.    Todos somos parte del cuerpo, por lo tanto un gran logro es producto de todos miembros, de las manos santas entregadas al Señor, que colaboran para crecimiento de la obra del Señor. Así que no se señoree, porque solo hay un solo Señor, un solo Pastor, un solo Dios que es digno de ser alabado y exaltado. Ezequiel 34:4 “No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia”.

9.    Dígale NO a la mezquindad, en todos los sentidos, siembre para salvación y vida eterna, empezando primero por usted y luego de vencida, ayude a otros dentro y fuera de la iglesia, vida personal, trabajo, familia, comunidad. Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

REFLEXIÓN:

Hay dichos de nuestras bocas, pensamientos, sentimientos y acciones de nuestro ser que solo envenenan nuestro corazón por la mezquindad que nuestra alma trae consigo, es importante identificarlos y eliminarlos con la ayuda del Espíritu Santo; si sobre nosotros, frecuentemente, prevalece el pecado, la astucia, la maña, la manipulación, la mentira, el engaño, el ocultismo, la maquinación, la ruindad, la traición, la hipocresía, egoísmo, la soberbia, altivez, falta de nobleza, avaricia, sordidez, la falta de santidad, la maldad disfrazada de benignidad, la falsa piedad, la falta de conversión, es porque usted necesita someterse y sujetarse del Señor. No desperdicie la oportunidad porque cuando el Señor se manifieste, no habrá tiempo para arrepentirse, búsquelo mientras pueda ser hallado.

Se puede ser mezquino en la opulencia o en la pobreza, porque no se trata de lo que tienes, sino de lo que estas dispuesto a entregar, dar u ofrecer; Jesús entrego su vida por amor a nosotros, ¿Qué estas dispuesto a dar tu por los demás? Dios te bendiga...

Isaías 55:6-8 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”.

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