miércoles, 13 de mayo de 2020

LA PIEDRA SACADA DE LA ROCA

Luego de que Herodes apresó a Juan el Bautista, Jesús se encontraba en Capernaún llevando la palabra y “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” Mateo 4:18-19; “Y dejando luego sus redes, le siguieron”; Marcos 1:18. Este hombre sencillo nombrado Simón, no dudo en atender el llamado que le hizo el Señor, “Venid en pos de mí”, muchos fueron llamados pero pocos los escogidos, porque no aprendieron a atender su voz; Dios en su infinita misericordia mira nuestro corazón y la disposición que tenemos de obedecerle y seguirle, Él no está mirando la condición social o económica, ni sabiduría, ni la fuerza, sólo observa la capacidad de atención que tenemos al escuchar su voz. Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”, un líder revelacional debe tener la capacidad de discernir cuando un llamado viene de lo alto o es pura manipulación humana.

Jesús conocía la naturaleza de Simón Pedro, pescador muy almático, terco como el mulo, de gran incredulidad, muy emocional e impetuoso, rápido en su hablar (hablaba sin pensar), judío religioso, pero también sabía que era un hombre obediente, humilde de corazón, sensible al Espíritu Santo y a quien sería revelada la verdad, estaba destinado a ser su discípulo, un líder revelacional, y parte importante de la gran comisión que Él dejaría en la tierra, por eso lo llamó Cefas, que quiere decir en Arameo “Pedro”, el cual significaba "piedra", es decir, tan duro como la piedra, piedra de tropiezo cuando se apartaba de Dios, y en revelación “trozo de roca”, piedra viva sacada de la roca para edificar sobre el fundamento, Cristo. Juan 1:42b “… Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)”; Lucas 6:48 “Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca”; Simón era tan parecido a nosotros qué no nos sorprendamos porque el Señor nos escogió como hijos suyos, el no busca hombres perfectos para que nadie se jacte ni gloríe en su presencia; el detalle está si queremos ir en pos de Él o en pos de los hombres o de palabras bonitas manipuladas por ellos, en pos de acariciar mi alma o de escuchar la verdad de Cristo.

Simón era hijo de Jonás y hermano de Andrés, otro de los 12 discípulos, quien había sido discipulado por Juan el Bautista y conocía de la venida de la venida del Señor, ambos eran naturales de Betsaida; los historiadores presentan a Pedro como un hombre de personalidad tosca y de duro trato, por su condición de pescador; sin embargo en realidad fue necio, cobarde y débil espiritualmente, era perfecto para ser trasformado por el Señor en el Líder revelacional que había dispuesto; 1 Corintios 1:27-29 “sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”.

Este hijo de Dios, discípulo de Cristo, a pesar de sus imperfecciones ayudó a levantar la obra con la dirección del Espíritu Santo en tiempos difíciles, sobre todo cuando los cristianos fueron perseguidos y ejecutados por profesar su fe; es evidente que no fue en su capacidad humana por los hechos que le precedían cuando estuvo con Jesús, al negarlo tres veces, por eso luego de que se convirtió, fue un hombre de testimonio, fuerte en su fe (piedra), valiente y esforzado, se le había revelado el Cristo resucitado, vino a ser un instrumento fundamental para transformar la iglesia del Señor; Mateo 16:16-17 “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”; 1 Corintios 15:4-5 “…fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas {Pedro}, y después a los doce”; 1 Pedro 1:6-7 “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.

Un líder revelacional es una persona que siendo vil es transformada por el Espíritu Santo, posee un corazón dispuesto a ser moldeado como el barro al corazón de Cristo, Pedro lo fue; recordemos que fue él quien intentó desviar a Jesús del propósito eterno del Padre para salvación del hombre, sólo por satisfacer los deseos de su alma, la cual estaba controlada por su carne, su mundo y, por ende, el maligno, creyendo que iba a evitarle a su maestro el camino del sufrimiento o le estaba haciendo un favor; nosotros igualmente, en incontables veces queremos que el Señor desvíe sus propósitos a los nuestros, orando y pidiendo cosas que sabemos que no nos convienen, y es necesario que el Espíritu Santo nos confronte duramente así como lo hizo Jesús con Pedro, al llamarlo satanás, pasar por estas fuertes pruebas, nos lleva a enfrentar la verdad de Dios para reaccionar y ser moldeados; es necesario que nosotros como líderes en el Señor, sujetemos y sometamos nuestra alma a Dios, la obliguemos a alabar al Padre, nos recordemos que no se trata de lo que sintamos o queramos sino de lo que Él quiere para nuestras vidas y cómo lo quiere, visualizar con discernimiento del Espíritu lo que demos hacer y hacerlo, postergarlo es tristeza para nuestro corazón; en este momento es cuando se nos revela realmente los propósitos de eternos para nuestras vidas, cuando dejamos ser sordos y mudos espirituales y hacemos la voluntad del Padre así vaya en contra de la nuestra; Marcos 8:32b-33 “Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”; Juan 21:15-17 “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”.

Pedro como líder revelacional no era infalible, ni tenía una autoridad superior a la de los otros hermanos (apóstoles), como más de uno predica en las iglesias con el tema del apóstol y el ungido, el verdadero apóstol, pastor y ungido es Jesucristo, lo demás es pura gracia; en Antioquía, por ejemplo, Pablo lo reprendió y resistió por su miedo a los hombres (judíos), la simulación e incluso la hipocresía entre los hermanos, y de un andar no recto ni conforme a la verdad del evangelio; Gálatas 2:11-16 “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”; muchas veces nosotros disimulamos o aparentamos en la iglesia amor, santidad y espiritualidad, por eso el Señor nos reprende, redarguye y exhorta, aun nos resiste, lo significativo de este hecho es no quedarse estático ni lamentándose, sino retomar las sendas de justicias y enrumbar nuevamente su vida a Cristo, quien quiera ser hijo de Dios y no quiera ser disciplinado o castigado por el Señor, sométase y sujétese al Espíritu Santo, sino, no se sorprenda cuando la vara llegue y ejerza su función; seguramente habrá muchas ovejas que serán sacrificadas por su maldad y pecado, porque no quisieron encarrilarse, ni obedecer la voz del Pastor de los pastores, otras porque engordaron tanto en su religiosidad que no pudieron entrar por la puerta estrecha, Pedro tuvo que morir a su vieja naturaleza de hombre piedra y convertirse, para ser transformado en piedra sacada de la roca eterna, el fundamento de nuestra fe, la piedra viva que es Cristo nuestro Señor.

Hablar de Pedro, es hablar del Señor Jesucristo, por la gran cantidad de vivencias que tuvo a  su lado, todo se resume en una sola palabra: obediencia; su obediencia lo llevó a estar entre los hijos amados del Señor y por eso le dio el título de “Pescador de hombres”:  Lucas 5:5 “Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red”; Lucas 5:8 “Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”; Lucas 5:10b-11 “…Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”; así tengamos muchas incredulidad, la obediencia compensa dicha falta de fe; el Señor trabajo mucho tiempo en la fe de Pedro hasta que se le reveló y se convirtió de corazón, siendo una de las piedras que ayudaron a levantar la iglesia del Señor. 

Si usted tiene incredulidad en su corazón, y se apartado del Señor por motivo o miedo a los hombres, necesita que el Señor lo trate, revelarsele  el Cristo vivo, pero debe buscarlo fervientemente primero, y prepárese porque su fe será transformada, eso sí, nunca desobedezca al Señor y observará en primera fila las cosas gloriosas que Él puede hacer en su vida y familia.

REFLEXIÓN:

Un líder revelacional es aquel quien es sacado de la roca, es el que se atreve a obedecer al Padre aún en contra de su propia voluntad, reconocer su condición cobarde y pecadora, es quien se postra en su presencia con un corazón contrito y humillado para fortalecerse en Espíritu y es capaz de dejarlo todo por causa de quien lo llamó (Cristo), la interrogante es: ¿Si estoy dispuesto hacerlo? ¿Si se me reveló el Cristo? o ¿Cuánto tiempo más necesito para ser piedra viva?; procrastinar, posponer o aplazar el llamado es perderse; quien se atreva a dar el paso recibirá mucho más de que lo que imagina, recibirá la corona de vida, la heredad del Padre y la gloria que está preparada para los que se mantienen firme en el Señor, como lo hizo la “piedra convertida” llamada Pedro; así como partió de ser el humilde Simón (la oveja), hombre de pueblo, pescador de profesión, se sujetó y sometió a Dios, a su palabra para ser Pedro el pescador de hombres (el siervo), así mismo lo podemos hacer nosotros, permitir que el Señor nos levante como piedras vivas, fundamentadas en Cristo, la roca, lo cual será de bendición eterna para nuestras vidas y habrá un ferviente anhelo que nos acompañará hasta el día de nuestra muerte terrenal, para ser de bendición a otros y a la obra; llegará el día que compartiremos, por fe, en la misma mesa con nuestro Señor Jesucristo, recibiendo del pan de vida, mi nuevo nombre tallado de la roca y el vino sacado de vid, el mismo tomado de la esencia del Padre para glorificar su nombre. Amén

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.

Apocalipsis 2:17

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