Era un joven adolescente como
cualquier otro, venía de una familia humilde, trabajadora, de muchas carencias,
pero nunca faltaba alegría en el corazón; creció volando petacas (papagayos),
jugando metras, lanzando el trompo con habilidad, y manejando el emboque
(perinola) con ambas manos, ¡que tiempo aquellos!; había sido criado con los
mejores valores que su familia habían podido enseñarle, creyendo que para ser
alguien había “Que estudiar bastante”; a sus 17 años este joven estudiante de
ingeniería, DJ los fines de semana en un club familiar, soñaba en ser un
ciudadano ejemplar, quizás pelotero con algo de esfuerzo, llegar a la adultez siendo
un hombre de bien era una meta, ejemplo que recibió de sus padres, ganarse la
vida de forma honesta era la única opción posible.
Su vida se paseaba entre la Universidad
del Zulia, la vida nocturna y el beisbol, siendo muy buen estudiante aprendió a
llevar numeritos y estadísticas en los juegos de pelota y mostrando destreza para
eso; a los 13 años, anotando un juego de categoría infantil entre las selecciones
de las pequeñas ligas de “La Victoria” y “Coquivacoa”, lanzaba un joven
prometedor llamado Wilson Álvarez, un juego increíble, sin hit ni carreras
hasta el último innings, hasta que un chipilín de apellido Rivas (eso creo), no
recuerdo su nombre, coloco el bate y sacó un globito detrás del segunda base, que
el jardinero derecho tuvo que lanzarse de cabeza, logrando tocar la bola pero no
la retuvo y el chico se embazó, estaba feliz porque le había bateado al afamado
joven que más adelante le llamarían “El Intocable”. Pues, situación difícil le
tocó decidir al anotador, colocar hit o error en la jugada, cuando apenas faltaban
dos out para finalizar. Le llegaron personas de todos lados a averiguar que le
había colocado el “mocoso anotador”, susurraban algunos, ellos deseaban que le
colocara error al niño jardinero y desvalorar su esfuerzo y privar al esforzado
bateador que soñaba dar un hit al pícher campeón latinoamericano, solo por
preservar un “no hit no run”, que para el afamado joven seguramente era
insignificante, que ya a su corta edad había propiciado varios en encuentros
internacionales de pequeña ligas. Sin embargo, el muchacho de las estadísticas,
se mantuvo firme y dijo eso fue un “hit” y el juego termino, con un hit en los resultados
finales, entonces recibió la descarga de los alterados seguidores, porque querían
sumar otro juego sin hit ni carreras a la lista del pana Wilson, cosa que estoy
seguro que no le hizo falta por tan brillante carrera, que a posteriori
desarrollo, en el beisbol organizado y en grandes ligas.
Por la causalidad divina, a este preadolescente
le tocó a muy corta edad, conocer de la naturaleza humana, como lo definiría el
filósofo Tomas Hobbes “el lobo del hombre”, el hombre capaz de asechar, destruir,
matar a su propia especie, haciendo la guerra solo por complacer sus deseos más
oscuros; ya sea por idolatría, codicia, vanidad o maldad; la maldad que tiende
a brotar cuando no se logran o alcanzan los objetivos por situaciones o razones
foráneas, valederas o no, y mucho más, si la piedra de tranca es una persona
que es considerada menos que menos, entonces la culpamos, atacamos y tratamos
de minimizar para destruir su moral, su fortaleza espiritual y quizás matando su
imagen, ideas o creencias, no importando si afectan los sueños de un niño que
solo cumplía con su trabajo y lo hacía con corazón limpio; pero gracias a Dios,
mucho tiempo después entendió que, así es satanás, se disfrazaba de diferentes
formas, de fanático, padre, directivo, manager, coach, jugador, jefe,
autoridad, político, pastor, etc., para cumplir sus objetivos, sacar la
porquería que guardamos en nuestro corazón para destruirnos, porque él es padre
de este mundo corrompido.
Esta historia es real, es la de un siervo,
aprendiz de DJ, que no fue anotador, ni pelotero, fue ingeniero pero no ejerció
la ingeniería, y que su vida fue transformada cuando conoció del amor de Cristo,
y doy fe de eso, porque ese niño hecho hombre es el servidor que te escribe, a
ti entusiasta lector, que cree en un mundo mejor pero con la ayuda de nuestro Salvador,
Rey de reyes, Señor de señores.
A la edad de 17 años conocí a mi futura
y única esposa; un día, en una reunión familiar, llegó a tocar la puerta de mi
corazón un hombre, llamado Jesús, supuestamente el mismo que conocía de
pequeño, aquel que me mostraron clavado en la cruz y que murió por los pecados
de todos los hombres, pero realmente nunca lo conocí como un Dios vivo en mí, porque
me echaron el cuento hasta la muerte de cruz y la resurrección como algo
puntual y religioso, no obstante en ese momento llegó de forma de diferente, entre
cantos, oración, suplica y ruego, tres o cuatro personas clamaban a Dios de
manera extraña; esa noche entendí que yo le debía abrir las puertas de mi
corazón, todo eso era nuevo para mí, levante mis manos, porque siempre he creído
en Jesucristo, ellos me rodearon como ángeles e hice una oración que ellos
llamaban “oración de fe”. La gente que me conocía, me decía que si me había
metido a evangélico, y yo les dije que no, solo que mi corazón era sensible a Jesús
y Él era mi Dios, aunque no lo conocía, y sabía que Él había sido mi guardador
y sustento cuando la maldad del mundo, comenzó a asecharme y trató de destruirme,
por cosas que de niño desconocía.
Muchos años después, diecisiete para
ser exactos, cuando mis fuerzas no fueron suficientes para salir de los tentáculos
de la altivez, la vanidad, la bebida, la promiscuidad, el adulterio, la
enfermedad, la contienda, entre otras “conductas normales”, apareció nuevamente
Jesucristo a mi vida (pienso que nunca me abandonó), e hice por segunda vez la
oración de fe pero con una perspectiva más madura y consciente, no sé explicar
por qué la volví hacer, sentía que no era digno de estar en su presencia, por
el prontuario que me precedía, que era una carta de presentación que me
avergonzaba y que quería borrar, pero no sabía cómo. En ese momento conocí lo
que era el verdadero amor, el arrepentimiento, el perdón y la misericordia, me
llené de la presencia del Espíritu Santo, con todo eso empecé a congregarme esporádicamente,
como cristiano light, sabía que tenía que cambiar, ya que el camino que había
seleccionado me llevaba rumbo al despeñadero, porque mi vieja manera de vivir no
la había desechado, la que me mantenía en un sendero de tinieblas y muerte. Habían
muchas manifestaciones del Señor sobre mí y mi entorno, que me hablaban
claramente que Él me había escogido para ser un hombre diferente, pero no
quería escuchar, tal cual como los hijos, aunque pródigos, amados y sufridos en
fin.
El proceso de conversión fue lento,
la desintoxicación de mi alma, mi cuerpo y mi espíritu tardo 6 años más, fueron
40 años de corrupción en mi ser, pero llegó el tiempo, el tiempo de decidir si
me tomaba a Cristo en serio o regresaba a la miseria humana que llamamos
erradamente vida, así como el pueblo de Israel que luego de divagar 40 años por
el desierto, fue muerta la generación perversa, así mismo morí y nací de nuevo,
di el paso de fe para poder entrar a la tierra prometida, metí los pies en el
agua, en el Jordán y las aguas se abrieron, metafóricamente, pues di el paso definitivo que me llevo a la conversión real para conocer al Señor en espíritu y verdad, porque nunca es tarde si nuestro corazón está dispuesto. Bendito sea el Señor...
NUNCA ES TARDE PARA CONOCERLE
Isaías 1:18 “Venid luego, dice
Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la
nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como
blanca lana”.
1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad”.
2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi
pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y
se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Hechos 26:20 “…haciendo obras dignas
de arrepentimiento”.
1 Pedro 4:8 “Y ante todo, tened entre
vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”.
1 Juan 4:16 “Y nosotros hemos conocido y creído
el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en
amor, permanece en Dios, y Dios en él”. Amén…
Amén Douglas...excele exc tu testimonio! Hoy hombre de valor, verdad y sabiduría. Q sigas los senderos q El planeó para ti. Felicitaciones, así necesitamos testimonios verdaderos en hombres reales
ResponderEliminarBello testimonio, gloria a Dios en las alturas y aquí en la tierra. Amén y Amén
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