He visto
muchos creyentes, que impresionados por los dones espirituales de algunos
hermanos, se han enredado torpemente en lazos de vanidad, pecado y
apostasía por falta de entendimiento, discernimiento o prudencia. Esto es producto
del falso dogma que para ser espiritual, necesariamente, debe haber manifestaciones
sobrenaturales o “frutos”, la mayoría terrenales, dados por Dios a los hijos o
“ungidos” basados en una errada doctrina de tendencia pseudo cristiana que
trata de dar un status espiritual de relevancia a ciertos hombres, como si eso
fuera lo más importante.
Revisemos
como ejemplo el don de la profecía, la palabra dice en 1 Corintios 14:1 que “Seguid
el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”;
entonces vemos gran cantidad de iglesias cristianas llenas de “ilustres
profetas”, que poseen una percepción o concepto distorsionado de lo que
significa profetizar y lo que el Señor quiere enseñar; son simples habladores al aire que buscan anunciar un
falso evangelio o presagiar un futuro incierto, lleno de manipulaciones
emocionales (prosperidad, bendiciones terrenales, señales y prodigios
sobrenaturales, etc.), haciendo uso de las santas escrituras, siendo unos
vulgares lobos, adivinos o agoreros, muchos son habladores de pura palabra incomprensible.
1 Corintios 14:9 “Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra
bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire”; Mateo
24:11 “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos”; Marcos
13:22 “…, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a
los escogidos”; Isaías 5:18-20 “¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas
de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, los cuales dicen: Venga
ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de
Israel, para que lo sepamos! ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno
malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo
por dulce, y lo dulce por amargo!”.
¿CÓMO SÉ QUE ESTOY HABLANDO AL AIRE?
1. Cuando existe soberbia en la palabra que
sale de mi boca la cual no edifica, exhorta o
consuela a nadie, solo maldice a otros aun cuando haya justificación para ello.
Santiago 4:6 “…Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”; 1
Corintios 14:3 “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,
exhortación y consolación”; 1 Corintios 14:26 “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando
os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua,
tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación”; Lucas
6:37 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados;…”; Judas 1:9 “…no se atrevió a proferir juicio de maldición contra
él,…”.
2. Cuando hablo de manera disoluta sin
importarme la vida espiritual de los demás, engordando
mi corazón de vanidades, deleites o intereses particulares. Santiago 5:5 “Habéis
vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros
corazones como en día de matanza”; 1 Corintios 14:4 “El que habla en lengua
extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia”.
3. Al poseer iniquidad (maldad) oculta en
mi boca, el fuego del Espíritu Santo probará de qué
está hecha y en quién está fundamentada la palabra. 1 Corintios 3:12-13 “Y si sobre este
fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el
fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará”.
4. Al faltar ejercitación y comunión con
el Señor, no hay discernimiento entre el bien y el
mal, no hemos aprendido a callar ante su presencia. 1 Corintios 14:29-30
“Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le
fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero”; Hebreos 5:14 “pero
el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el
uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
5. Al creer que estamos preparados para
la batalla y nuestra boca es trompeta de sonido incierto,
de autosuficiencia, de letra muerta, perdiendo las guerras contra la carne, el
mundo y el mal. 1 Corintios 14:8 “Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién
se preparará para la batalla?”.
¿CÓMO DEBEMOS HABLAR EN ESTOS TIEMPOS?
1. Decentemente y en orden
para que la palabra no regrese vacía. 1 Corintios 14:39-40 “Así que, hermanos, procurad
profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y
con orden”; Isaías 55: 11 “Así será mi palabra que sale de mi
boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada
en aquello para que la envié”.
2. Probando nuestro espíritu,
ser celosos con el evangelio que se lleva a los hombres, que la palabra de Dios,
primero, halle mella en mí. 1 Juan 4:1 “Amados, no creáis a todo espíritu, sino
probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido
por el mundo”; Hebreos 4: 12 “Porque la palabra de Dios es viva
y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir
el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón”.
3. Abandonar las palabras y actitudes depredadoras y feroces de lobo, lleno de ira, contención y disputa,
que seamos más bien como mansas ovejas que escuchan y siguen al Pastor de
pastores. Mateo 7:15 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros
con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”.
4. Reconociendo que el Señor es quien
revela y concede los dones de la enseñanza,
revelación y de profecía a quién Él le parece, y no es por esfuerzo o sabiduría
humana. 1 Corintios 14:36-37 “¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios,
o sólo a vosotros ha llegado? Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”; 1 Corintios
1:27-29 “sino que lo necio del mundo escogido Dios, para avergonzar a los
sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogido Dios, y lo que no es, para deshacer
lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”.
5. En amor,
con lenguaje sencillo, con palabra contundente que edifique y enseñe, trayendo
almas a los pies del Señor, sin retórica religiosa. 1 Corintios 14:18-19 “Doy
gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia
prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a
otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”; 1 Corintios 13:8 “El amor
nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la
ciencia acabará”.
Oremos: Señor tu palabra es insondable, es profunda y extensa, trae miles y
miles formas y maneras de enseñar. Cómo decirte que no he hablado al aire, si
tú sabes bien que lo he hecho, muchas veces he llevado tu palabra a otros con
tres propósitos, primero que conozcan tu santo nombre, segundo que se
conviertan, pero hay un tercer propósito, que me da vergüenza reconocer y que
hasta hoy me ha sido revelado, que es que hay cierta soberbia espiritual en mí.
Perdóname Padre de los cielos reconozco mi pecado; he querido servirte con un
corazón limpio y puro, y me he desprendido de muchas cosas que no te agradan,
pero como siervo inútil solo he hecho lo que has mandado; me ha faltado buscar
más tu presencia, no me he ejercitado lo suficiente, mi comunión es débil, aún
le falta mucho, me he dejado llevar por la pereza e indiferencia (mi carne), por
los afanes de este mundo y mi propia maldad (concupiscencia), que no me han
permitido que termine de despegar para deleitarme en tu presencia, en esas
moradas santas que has preparado para mí. Señor llévame a tus atrios, al lugar
santo, al altar de bronce donde tu rostro pueda ver, revélame, Dios mío, tu
palabra para conversión, concédeme la oportunidad de traerla de manera santa y
pura que llegue y penetre a los corazones de quien la lea o escuche, solo para
edificación, exhortación o consuelo, renunciando a toda vanidad, a cualquier
pizca de carnalidad que impida que se cumpla tu propósito eterno para la cual
la diseñaste. Bendito sea tu nombre, exaltado y alabado seas, la gloria sea tuya
por cada alma que se convierta y postre a adorarte con corazón contristo y
humillado por tu palabra, la que sale de la boca de tus hijos y no queda en el
aire. Amén.
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