Es muy común
escuchar entre los diferentes grupos de personas conversaciones sobre el reino
de Dios, cada quien hace conjeturas de diferentes índoles; lo hablan creyentes
y los que no lo son, religiosos, políticos, filósofos y pare de contar. Muchos
piensan que el reino está en los cielos, que no ha llegado, otros que ya se
estableció, inclusive que no existe, y así sucesivamente, pretendiendo dar
explicaciones humanas, carnales, sin discernimiento o revelación (sin
entendimiento) que contradicen las enseñanzas de Jesucristo, alejadas de lo que
realmente es la verdad, todo por la falta y presencia de su Santo Espíritu,
aunque lo vivimos nombrando a cada instante.
Es por ello que vemos
iglesias que ponen de moda ciertas tendencias, se pegan o conectan a corrientes
que se aproximan más a la carne, el mal y al mundo que al Espíritu de Dios, desfigurando
lo que debería ser el reino; entonces se escuchan cosas de parte de los hijos
de Dios como el ungido, el profeta, la cobertura del apóstol Pedro Pérez o
Fulano Mengano, las manifestaciones sobrenaturales, los milagros, la prosperidad,
la abundancia, la guerra espiritual contra satanás y las falsas predicciones
que dan cierto “status” a quien las ostentes o mencione, que no sirven de nada,
nada edifican, pura vanidad religiosa.
Lamentablemente
cuando uno discierne en el Espíritu puede identificar que son simples apostatas
y manipuladores de la palabra, blasfemando, muchas veces, en contra del mismo Espíritu
Santo al involucrarlo en sus delirios; lo más tremendo es que esa es la tarjeta
de presentación y el gancho para atraer mucha gente no creyente a las
congregaciones. Convirtiéndose estos muchas veces en piedra de tropiezo a la
obra del Señor al develarse la verdad, sintiéndose la muchedumbre engañados o
estafados, personas que tienen la necesidad sincera de buscar de Dios y que no
se les ha enseñado a poner la mirada en Cristo sino en el pastor (hombres).
Por otro lado, hay
“cristianos” que cambian de iglesia o reinitos como cambian de ropa, siendo
críticos asiduos de la obra independientemente donde se encuentren, hasta que
consiguen una iglesia que se ajusta a los caprichos de su alma y sus deleites,
pero no dejan de criticar; aunque la palabra se adapte a lo que ellos quieren
escuchar seguirán con la misma actitud, pero la interrogante ¿Será lo que Dios
quiere para mí? Que busque la palabra suave que justifique a mi alma o aquella
que me limpie y sane las heridas de mi espíritu por muy dura que pueda parecer.
Mientras no haya
una actitud de sujeción, sumisión y pobreza espiritual en el corazón, huerto de
tierra fértil donde se siembre la semilla de fe que crecerá y nos hará ricos en
Espíritu, siempre habrá otros reinos que dificultaran mi desarrollo y
conversión espiritual. Creer no basta, la palabra dice que los demonios también
creen y tiemblan (Santiago 2:19), es necesario obedecerlo y someter nuestra
alma a su voluntad para discernir lo que es y representa Jesucristo para mí; estar bajo la potestad de su reino traerá la prosperidad del alma, por ello escudriñemos
algunas cosas que están en la Santa Escrituras y por lo general pasamos de
largo y que no permite la manifestación del reino de Dios en nuestras vidas:
1.
No
estar dispuesto a recibirlo como niños, con un corazón puro, es el principal
impedimento para no entrar al reino, podemos quedarnos frente a la puerta, el
Cristo, y nunca atravesarla; Marcos 10:15 “De cierto os digo, que el que no
reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
2. Poner
impedimento a las enseñanzas de Jesús, evadiéndolas, alejándome, creer de
manera condicionada, justificando mi pecado; el perdón y arrepentimiento no
importan, entonces se produce estancamiento, no crezco espiritualmente, mis
obras se hacen indignas. Marcos 1:15 “…El tiempo se ha cumplido, y el reino de
Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”; Hechos 26:20 “… haciendo
obras dignas de arrepentimiento”.
3.
Negarme
a nacer de nuevo para ver el reino, no busco la presencia, me convierto en
cristiano light, no busco entrar en limpieza, santidad y resurrección del alma
y espíritu. Juan 3:3 “Respondió
Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios”; Juan 3:5 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto
te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios”. Quién no muera al pecado, a su yo, al ego o la corrupción de su
alma, seguramente está escuchando las voces del mundo que lo hacen claudicar
ante las tentaciones del mal, no podré nacer de nuevo bajo está condición, ya
que la palabra que es fuente de agua viva no hallará cabida en mi corazón y no
podrá dar vida a mis huesos a menos que el Espíritu Santo repose y actúe sobre
mí por eso es tan importante este nacimiento.
4.
Dejar
de buscar al Rey y Justo, quiero entrar en su presencia sin esfuerzo, dejando
de anunciar su reino, desmayándonos ante la dificultades, huyendo de las
circunstancias. Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia…”; Lucas 16:16 “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces
el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él”. Por eso
quien diga que es un profeta y viva profetizando el futuro, como si fuera un
adivino, o mencione más a satanás que a Cristo, y no se esfuerce por entrar al
reino de Dios en oración, dependiendo totalmente de Él, anda más perdido anunciando
un evangelio diferente convertido en anatema. Gálatas 1:7-8 “… hay algunos que
os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o
un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema”.
5.
Obviar
que debemos producir el fruto del Espíritu en nuestras vidas; Mateo 21:43 “Por
tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a
gente que produzca los frutos de él”.
6.
Vivir
añorando mi antigua manera de vivir, poniendo su mirada en todo menos en Cristo,
con esta actitud no estamos aptos para el reino de Dios; Lucas 9:62 “Y Jesús le
dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para
el reino de Dios”.
7.
Amando
más lo terrenal, mi dios es el vientre, desviándome del propósito de Dios;
Romanos 14:17 “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia,
paz y gozo en el Espíritu Santo”.
8.
Hacer
uso de la palabrería, la letra muerta, el verbo sin revelación, sin acción. Es
por eso que el Señor quiere ver a ese hijo que al decir soy rey y sacerdote, ejerza
el poder, el poder de exaltarlo, poder para no envanecerme, poder para someter
el alma a su voluntad, poder para discernir entre lo santo y lo profano y entre
lo limpio e inmundo; 1 Corintios 4:20 “Porque el reino de Dios no consiste en
palabras, sino en poder”.
El reino sin la
presencia del Rey es vano, todo reino creado por nosotros será derribado a
menos que se levante sobre la roca del Cristo, edificar y morar en la carne es
muerte, el secreto está en sentar a Cristo en el trono de mi vida. Pregúntese
¿Quién esté sentado en estos momentos? ¿Estoy sometido a su voluntad? O
simplemente es una oración vacía, sin discernimiento ni entendimiento; cuando
se diga: “Hágase tu voluntad…”, que no sea letra muerta; de no ser así revisémonos porque
seguramente estamos amando más al mundo que a Dios y Él nos advierte. Juan 3:19 "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más
las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas".
Hoy la
invitación es que empecemos a vivir realmente en el reino de Dios inconmovible
y en gratitud, que cuando se diga “Venga nosotros tu reino”, se vea en mis
acciones, sometiendo mi voluntad a la suya por muy dura que pueda parecer, es
mejor llegar a la presencia en obediencia que con una luz de tinieblas; la firmeza,
valentía y esfuerzo viene del Señor, dispongamos, seamos diligentes para ver su
gloria manifiesta en nosotros. Amén.
Lucas 11:35 “Mira
pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas”; Hebreos 12:28 “Así
que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante
ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia”
Buenos dias señor Douglas..YA hace siete años conosco este reino q se presento a mi vida y hace 3 años q aprendo a conocer al señor d est reino y baya q siendo hija d padres cristianos digamos Y q a mis 33años q el m hizo volver con una vida totalmente desvirtuada y otra vida pequeñita q hacerm cargo y no fue facil con tanta gente como la q usted habla en esta refleccion y dejar las cosas del mundo y seguir a Dios no fue facil...hoy se q fue mi mejor eleccion mi temor es para con Dios su hijo y su espiritu asi reconosco a sus hijos solo aquellos q hablan con su palabra y la viven.. no lo conosco pero es un gusto leer lo q escribe y sea viva y eficas para muchos y puedan reflexionar...Ya no se puede perder tiempo x q son malos los dias y solo su espiritu es nuestra guia como un gps y lo triste q muchos siguen cosas de hombres y no al del ungido del cielo pero muchos se envanecen x eso se justifican y argumentan solo se q Dios es el q ve y escudriña todo y es él q va a juzgar y no van a poder decir q nadie les advirtio que el espiritu d mi padre siga poniendo en usted lo q a de seguir adviertiendonos a los q pensamos q somos sus hijos y a los q no..MUCHAS GRACIAS..
ResponderEliminarBuen día, gracias por tu comentario y testimonio, cada vez que conozco personas valientes y esforzadas, dispuestas a quitar los velos de impiedad, y deciden de corazón sincero seguir al Cristo que sirvo, glorifico al Señor por eso; Doy gracias a Dios por tu vida y que el Señor te de revelación y humildad en tu corazón y por supuesto nunca olvidar que la palabra fue hecha y escrita para ti y para mi y para toda aquella persona que necesite conocer del Reino y principalmente del Rey, Señor de señores. Te el Señor te bendiga.
EliminarTremendo
ResponderEliminarAsí son las cosas del Señor, Gloriosas, Tremendas, maravillosas, son luz entre tanta oscuridad, por eso debemos estar alertas y pedir que venga su reino a nuestras vidas para crecer y fortalecernos en su presencia. Muchas bendiciones
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