lunes, 1 de noviembre de 2021

EL ENEMIGO N° 1

 

Cuando escuchamos la frase "El Enemigo Público N° 1", nos trasladamos a las famosas películas de acción y policías donde hay un villano que quiere destruir el mundo y aparece el héroe, que tiene habilidades y capacidades especiales, que por lo generar no es de este mundo, para salvar el día. Hay muchos que piensan que esto solo existe en las mentes de los escritores y guionistas, sin embargo, todo individuo, toda persona, todo hijo de Dios tiene un Enemigo N° 1, el cual tiene que vencer; el detalle está, en identificar ¿Cuál es el Enemigo?

IDENTIFICANDO AL ENEMIGO

1.    Muchos creyentes, después que reciben a Cristo, piensan que el diablo, sus demonios y huestes de maldad son el Enemigo N° 1 a vencer, por eso viven orando, reprendiendo y haciendo “guerra espiritual”, ven demonios por todos lados, fundamentando esta verdad o creencia en Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”, hay una realidad que no debemos ignorar, que el maligno anda suelto con sus asechanzas buscando a quien devorar; sin embargo no olvidemos, que este combo fue vencido en la cruz por nuestro Señor Jesucristo. Observemos lo siguiente: Efesios 2:2 “En los cuales anduvisteis en otro tiempo {antes de recibir a Cristo}, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”; Efesios 4:27 “Ni deis lugar al diablo”; 1 Pedro 5:8 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”; Efesios 6:11 “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”; Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”; 1 Juan 5:19 “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”; ¿Quién es el desobediente que sigue la corriente del mundo dominado por satanás? ¿Quién es el que le da lugar en su vida después de recibir a Cristo? ¿Quién es el que debe ser sobrio, vestirse de santidad, estar firme, velar, resistir, someterse a la voluntad del Señor? Pues, “Nosotros”, entonces por qué batallamos contra la consecuencia, si no atendemos el verdadero origen del problema. Pero sigamos, que esto ¡se pone bueno!

2.    Ahora, otros tantos hijos de Dios, le echan la culpa al mundo, a sus aflicciones, atribulaciones, deleites y tentaciones, y basan esta afirmación en: 1 Juan 2:16 “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”, entonces viven luchando, en la carne, contra lo que el mundo les ofrece, pero sobre todo lo que les ofrece a otros, ya sea por religiosidad, sabiduría terrenal, envidia, queja o deseos reprimidos, donde se aprecia claramente que el amor de Dios no está en ellos, sino en las cosas del mundo, porque son prioridad en sus vidas, llegando a una amistad tan íntima y peligrosa con el mundo y sus deleites que los llevan a moradas de tinieblas, constituyéndose en enemigos de Dios, “sin querer, queriendo” como diría en Chavo del ocho. Observemos: 1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”; 1 Juan 5:4 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”; Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, 2 Pedro 1:4 “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”; Santiago 4:4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. Igualmente, me hago las mismas preguntas: ¿Quién es el que ama al mundo y no tiene el amor del Padre? ¿Quién es el que no tiene paz, vive angustiado, desesperado, desamparado o destruido? ¿Quién perdió la confianza en Dios? ¿Quién coquetea con la corrupción? ¿Quién es adultero y se constituye en enemigo de Dios? Pues, “Nosotros”, entonces  por qué le echamos la culpa al mundo, si todo tiene un propósito, no será que es la manera de probar la fidelidad de nuestros corazones.

3.    Para cerrar este ciclo, muchos le echan la culpa a la carne, y nos gusta repetir cómo eslogan: ¡Lo que pasa que la carne es débil!, quiere decir que ellos se oponen al Espíritu Santo de Dios abiertamente porque Gálatas 5:17 “…el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”; entonces no nos engañemos a nosotros mismos, ¿Dónde está el Cristo de Filipenses 4:13? “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, el Cristo que le da la fuerza para vencer a la carne; quien hace y dice estás cosas todavía no ha muerto en la cruz, no se ha despojado del viejo hombre, vive aferrado a un sacrificio vano, a una cruz vacía, no ha dado el paso para convertirse de sus malos caminos y no se le ha revelado el Cristo resucitado, vivo y glorioso. Efesios 2:3 “… Nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” y ahora ¿Qué? será que se cumple 1 Gálatas 3:3 “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?”; Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”; Romanos 8:6 “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”; Romanos 8:8 “y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. Entonces pregúntese nuevamente: ¿Quién permite que la carne tome el control de nuestras vidas, haciendo su voluntad? ¿Quién es el necio que desagrada a Dios, el que siembra para su carne y destapa la corrupción oculta? ¿Quién se ocupa más de la carne que del Señor, es decir, más de la muerte que de la vida? Indudablemente que “Nosotros”, por eso tarde o temprano daremos cuenta de nuestra estupidez ya que 1 Pedro 1:24 “…Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae”, por eso cuidémonos de no pecar contra Dios ni los hombres.

REFLEXIÓN

Es evidente que el Enemigo Público N° 1 de nosotros, somos nosotros mismos, entonces tenemos que luchar primeramente contra nuestro yo, despojándonos del viejo hombre y de la antigua manera de vivir, el Señor hoy nos exhorta a cambiar, así que si mentía, engañaba, robaba, adulteraba, fornicaba, idolatraba, pleiteaba, envidiaba, se emborrachaba, corrompía, estafaba, explotaba y maltrataba al prójimo, pues no lo haga más, arrepiéntase, pida perdón al Señor, conviértase y apártese de esos caminos de tinieblas, sirva con un corazón agradecido para que vengan días de refrigerio, libertad, sanidad y pueda gozar de la presencia del Señor y su reino. Efesios 4:22 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”;  Efesios 4:24 “Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”; porque manifiestas son las obras de la carne Gálatas 5:19-21 “…que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”; Gálatas 5:13 “…Hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”.

Es hora de limpiarnos de toda contaminación que no nos deja crecer espiritualmente, viviendo en santidad, con temor reverente, haciendo el bien sin mirar a quien, renovemos nuestro espíritu, nuestra mente, cuerpo y corazón, seamos irreprensible, para que el día que comparezcamos ante el tribunal de Dios no haya condenación alguna sino que se diga: Juan 4:4 “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”; y con voz de trueno se escuche: ¡Este es mi hijo en quien tengo complacencia! Amén…

2 Corintios 7:1 “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”; Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”; Mateo 3:17 “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.

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