domingo, 18 de octubre de 2020

EL ORGULLO QUE MATA

 

Muchas veces no se entiende cómo en un matrimonio entre dos personas aparentemente estables económicamente, con una familia hermosa, trabajadores, emprendedores, que asisten a una iglesia juntos, que dicen que se aman, se extrañan y están pendientes uno del otro, estén separados por orgullo aunque vivan en la misma casa, esta actitud denota que existe una falencia espiritual, ya que no conocen el amor de Dios; 1 Juan 4:8 “El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”; hay un decir de los viejos que expresa que es mejor morir o perder el orgullo por amor, por las personas que amas, que perder el amor, o las personas que amas por orgullo.

El orgullo es contrario al amor definido en 1 Corintios 13:4-8a “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…”; es decir, que al orgullo (alma) no le gusta sufrir, es malo, envidioso, jactancioso, vano, hace lo indebido, busca lo suyo, se irrita con facilidad, guarda rencor, se goza de la injusticia y del fracaso de otros, no atiende a la verdad, le gusta hacer sufrir a otros, no cree en nada ni en nadie solo en él aunque diga lo contrario, no soporta ni tolera que lo señalen o adversen, pues el orgullo trata de imponerse sobre el amor, en otras palabras sobre lo que Dios es y ha mandado.

Desde el punto de vista de la psicología, los expertos dicen que una persona orgullosa es aquella que utiliza habitualmente una “capa protectora” para tapar o enmascarar sentimientos de inferioridad que siente en realidad con respecto a sí misma o con respecto a otras personas. El orgullo es un mecanismo de autodefensa para protegerse y evitar exponer nuestras fallas, debilidades o pecados, colocando una dura capa protectora, una barrera que consigue bloquear todas las cosas como si nunca fuéramos a dar cuenta de ellos, pero esto solo es engañarnos a nosotros mismos, porque no se conoce de nadie que se haya sido sano o salvo ocultando las cosas al médico, sobretodo al que lo conoce todo, Cristo, como tratando de evitar lo que es inminente en su vida, y si así fuere, seguro estoy que de la justicia divina no nos escaparemos. Proverbios 11:2 “Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría”. Por eso, aunque utilicemos el orgullo para hacer frente al miedo y las consecuencias que tenemos que asumir o sufrir como resultado de nuestras acciones, nunca lo podremos controlar porque la voluntad de Dios es que al final de los tiempos todo será develado ya que entre cielo y tierra nada está oculto. Proverbios 8:13 “Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso”; 1 Samuel 16:7 “…el Señor le dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”.

El orgullo es el único veneno que si no te lo tragas o lo desechas te destruye, he leído frases de diferentes índoles con respecto al tema, y me llamó mucho la atención una en especial y me puso a reflexionar: “Si el orgullo mata, el mío no me deja ir a tu entierro”; el orgullo enraizado puede matar muchas relaciones sin importar de qué tipo o clase sean por su carácter amargo; vemos como destruye relaciones familiares, de parejas, donde existe un lazo afectivo o consanguíneo, también relaciones profesionales, laborales, amistosas, vecinales, las cuales son nacidas de la afinidad o del entorno, en fin todo tipo de relación social. Sin embargo a las relaciones que más daño hacen, y que tiene repercusiones para la eternidad, son las espirituales, sobre todo cuando estas sufren porque no somos capaces de morir al orgullo como forma de vida, señoreándose y gobernando nuestro ser, apartándonos de Dios; un orgullo enfermizo, está arraigado en nuestro espíritu, puede llegar a cambiar el amor de Dios si nos descuidamos y también el de parejas, sembrando odio, así mismo el de padres e hijos, entre hermanos y pare de contar. 1 Juan 4:20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”.

¿CÓMO IDENTIFICO SI SOY UNA PERSONA ORGULLOSA?

Gracias al Señor, que nos dejó su palabra, ya que en ella se encuentra su esencia incorruptible y nos habla la verdad, por muy dura que sea, ayudándonos a enderezar nuestros pasos, por eso cuando tenga dudas si usted es orgulloso vaya a la fuente, porque la palabra es buena para corregir, redargüir, exhortar y enseñar. Tomemos como ejemplo a Nehemías 9:16-17a para definir ciertas características del orgullo de un hijo de Dios: “Mas ellos {hijos orgullosos y rebeldes} y nuestros padres {Pueblo de Israel} fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre”.

Vamos a desglosar poco a poco estos versículos, utilizando el entendimiento que Dios nos ha dado, ya que en esta palabra se nos revelan varias cosas que tenemos atender con suma urgencia para convertirnos y someter el orgullo:

1. Viven bajo la potestad de la carne, cuando dice: que “fueron”, “endurecieron”, “no escucharon”, “no quisieron”, “ni se acordaron”, etc., esto denota que están actuando bajo su carne con actitud de rebeldía, se comportan cómo las personas del mundo, no hay temor santo hacia Dios, pareciera que necesitan recibir al Señor; Romanos 8:9 “Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”; es preferible que haga nuevamente la oración de fe y se convierta a Cristo de verdad.

2. Su carácter es terco y soberbioes un hijo que no tiene temor de Dios porque posee dura cerviz, es incapaz de arrepentirse y humillarse de corazón ante el Señor ya que está convencido que tiene la razón, sin embargo la razón del hombre no es la voluntad de Dios; tampoco se humillará ante los hombres o sus iguales por la altivez de espíritu, se niega internamente a sujetarse del Espíritu Santo y obedecer su palabra, ya que su rebeldía se lo impide; su actitud será siempre ocultar o enmascarar su pecado para guardar las apariencias, culpar a otros o justificar su transgresión, trayendo juicio para su vida, porque a Dios no lo podemos engañar. Romanos 2:5 “Mas por causa de tu terquedad y de {tu} corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”.

3.  Poseen sordera selectiva, es decir, no escucha consejo ni la palabra, posiblemente usted y yo hasta este momento no hemos querido recibir ni escuchar esta palabra porque nuestro corazón está lleno de orgullo, por eso esta enseñanza no haya cabida porque no es palabra que acaricia nuestra alma si no que la confronta, entonces la tendencia es a seleccionar con pinzas lo que nos conviene, para manipular, pero no somos capaces de mirarnos en el espejo por rebeldía, ya que nos manejamos de acuerdo a nuestros intereses, Mateo 15:8-9 “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”; Zacarías 7:11-12 “Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”; Juan 6:60-66 “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?”; Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura,  os estorbe,  y por ella muchos sean contaminados”. El Señor nos exhorta hoy a la reflexión y la meditación de su palabra, “Mirad bien” de sus enseñanzas para arrepentimiento, mientras podamos, porque llegará el día en que los tiempos de gracia se acabarán y serán destapados nuestros oídos sordos, escucharemos la verdad y vendrá la vergüenza.

4.  Menosprecia lo que ha hecho el Señor hasta ahora, sobre todo su palabra, a tal punto que no nos acordamos de ella y si nos acordamos la hacemos letra muerta volviendo atrás, conduciéndonos por caminos de injusticia e impiedad. Números 15:31 “Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella”; 2 Pedro 2:21-22 “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno”.

5. Siguen siendo esclavos del pecado, del caudillo que gobierna sus vidas, porque se niegan a renunciar a su antigua manera de vivir, continúan cometiendo sus antiguos vicios, se dejan dominar por sus deseos engañosos, apartándose de la rectitud y la santidad del Señor. Efesios 4:22 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”.

Otras características del orgulloso:

6.  Son arrogantes, altivos, creen que se la saben todas más una, crea ciertos artificios mentales, tienen discapacidad emocional, se jacta de sus deseos y triunfos, Se aparta de Dios, aun conociendo la verdad, no les gusta menguar ni dejar de tener la razón por eso tuerce sus caminos y llega a despreciar al humilde. Romanos 12:16 “Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben”. 1 Timoteo 6:17 “A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos”.

7.  Poseen un corazón contaminado, corrupto, pecador, se gloría de sus hazañas, y se niega a presentarse aprobado ante el Señor por ir detrás de sus propios pensamientos y deseos; Proverbios 11:2 “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría”; Marcos 7:20-23 “Luego añadió: Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia {el orgullo} y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona”; 2 Corintios 10:17-18 “Más bien, «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor». Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo sino aquel a quien recomienda el Señor”.

8. Tienden a ser infieles, confían en su vanidad, en sus mentiras, viven prevaricando contra el Señor, lo cambian por cualquier cosa, porque su orgullo les impide someterse a la palabra, a su voluntad y sujetarse del Espíritu Santo; 2 Crónicas 26:16 “Pero cuando llegó a ser fuerte, su corazón se hizo tan orgulloso que obró corruptamente, y fue infiel al Señor su Dios, pues entró al templo del Señor para quemar incienso sobre el altar del incienso”; Ezequiel 36:27 “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”; Salmos 143:10 “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”.

9. No hay amor en ellos, es pura apariencia, el amor es testimonio de que ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí y mi amor es condicionado. 1 Corintios 13:3 “Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”. Como estas características, hay muchas otras, que son necesario que usted y yo decidamos convertir de corazón al Señor y pedirle al Espíritu Santo que nos revele donde estamos siendo orgullosos y cambiemos, no nos quedemos estáticos, de lo contrario nunca habrá arrepentimiento, conversión ni perdón, porque en los caminos de Dios, nosotros decidimos que seguir y por donde caminar, humillémonos ante el Señor en espíritu como lo hizo Saulo de Tarso (Pablo), que después de haber sido un duro perseguidor de la iglesia, orgulloso por demás, se arrepintió de corazón y solo le bastó la gracia del Señor para vivir ya que entendió que su pecado, maldad y soberbia lo estaban llevando a la muerte eterna, cuando se le reveló el Cristo hubo conversión, llegó la luz y bendición a su vida.

REFLEXIÓN

Puede ser que el orgullo nos haga sentir más fuerte, pero nunca jamás, nos hará sentir felices o gozosos en el Señor, ya que el orgullo es sinónimo de altivez, soberbia, vanidad, arrogancia, actitudes que sólo traen tinieblas, oscuridad, destrucción y muertes a nuestras vidas, si usted tiene exceso de estima por usted mismo y no por lo que es en el Señor, quiere decir que es un orgulloso “yoísta”, aunque en ocasiones lo disimule su orgullo por nacer de causas nobles y virtuosas, esto es un principio satánico, porque no proviene de Dios sino del mal; 1 Juan 2:16 “Porque nada de lo que hay en el mundo -los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida- proviene del Padre sino del mundo”; Proverbios 16:18-19 "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios."; Isaías 14:11-15 “Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”.

El Señor nos hace una exhortación y una advertencia la cual debemos cumplir sin demora para no caer en las garras de la impiedad y nuestra maldad, 2 Timoteo 2:15-16 “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado {humilde}, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías {tu orgullosa forma de hablar}, porque {te} conducirán más y más a la impiedad”.

Si en algo hay que enorgullecerse o gloriarse, que sea en el Señor, sobre todo cuando somos: hijos convertidos, de buen testimonio, hacedores de la palabra más que oidores, obedientes, sujetos al Espíritu Santo, vencedores del pecado, aprobados por Él, por lo cual el mismísimo Cristo nos recibirá y enaltecerá en los cielos y la tierra, y nos llenará de su honor y gloria por los siglos de los siglos, Amén.

1 Corintios 1:28-29 “También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse”; Proverbios 29:23 “El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido”; Proverbios 18:12 “Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad”; 2 Timoteo 4:8 “En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”; Apocalipsis 3:21 “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.


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