Hay expertos que piensan que
todos los seres humanos somos susceptibles a la influencia del medio que nos
rodea. Nadie es inmune a la influencia del mundo: amigos, familiares, compañeros
de trabajos, televisión, periódicos, redes sociales, radio, libros, revistas,
iglesia, etc., y todo esto es bueno hasta que no concuerdan con mis patrones
mentales, mis intereses o mis sentimientos, entonces entran al escenario de las
justificaciones y/o maquinaciones, que por lo general, las utilizamos para atacar
a quienes nos interpelan, o nos ponemos a la defensiva para desmeritar una opinión o una verdad que no se quiere escuchar. Basta con que en una relación laboral, social o
sentimental, alguien trate de examinarme, confrontarme, probarme, reclamarme, señalarme
o marcarme, por flagrancia u ocultismo, entonces se me sube el furor, la soberbia
y la ira aflora, el ego se me hiere, tirando por tierra todo lo que se he construido
o alcanzado con el Señor hasta ese momento. Eso no es nuevo, Adán, luego del
ser señor de toda la tierra, trató de justificar su pecado, echándoles la culpa
a Eva y al mismísimo Dios, porque pensó que sus razones eran valederas y justas
según sus cánones y pensamientos, en vez de humillarse, arrepentirse, pedir
perdón y convertirse. Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en
las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que
se arrastra sobre la tierra”; Génesis 3:12 “Y el hombre respondió: La mujer que
me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”.
El hijo de Dios producto de la
multiplicación de su rebelión y pecado, ha menospreciado el buen nombre del
Señor, a tal extremo que su dura cerviz y corazón egipcio (endurecido) han
hecho que su vida espiritual se contamine, llegando a prevaricar en contra de
Él, originado separación de la presencia del Señor, y muchas veces, estorbo en
sus oraciones; entonces, se producen una serie de amargas argumentaciones religiosas
o “espirituales”, por demás mentirosas, que tratan justificar o limpiar su
condición espiritual ante los hombres y ante Dios, aparentando piedad y
haciendo “buenas obras” pero con intenciones impías, inclusive pudiera hablar
lenguas angélicas, profetizar, entender todos los misterios de Dios, tener toda
la fe, hacer señales, evangelizar, etc., pero nada son, porque no se le ha revelado
el amor de Dios. Malaquías 1:6 “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor.
Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi
temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que
menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”; Deuteronomio
31:27 “Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz;…”; Éxodo 33:3 “…pero yo
no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te
consuma en el camino”; Isaías 59:12-13 “Porque nuestras rebeliones se han
multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros;
porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados:
el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios;
el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de
mentira”; 1 Corintios 13:1-2 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no
tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy”.
Las personas que llegan a los
pies de Cristo, y deciden seguirle, muchas veces no han dimensionado la responsabilidad
del paso que han dado; muchos de ellos, creen que el Señor, por su gran misericordia
va a perdonar cualquier tipo de pecado, “grande o pequeño”, pero se les olvida que
Dios es justo, ¡No alcahuete!, y hará cumplir su justicia; Hay quienes les ha sido
revelado el temor, el conocimiento de Dios y la palabra, pero por justificar (juicio
humano) su condición, buscan de darle la vuelta, porque se niegan a morir y
nacer de nuevo, evaden llevar su cruz, por falta de conversión y
arrepentimiento.
En consecuencia, los hijos de
Dios, en su extravío, comenten la torpeza de deshonrar al Padre como siervos porque
desconocen la palabra al negarse a cumplirla; entonces se dejan seducir por las
ideas del mundo, la carne y el mal, por falta de firmeza y perseverancia en las
enseñanzas de Cristo o se hacen los locos, como si el Señor no conociera las
intenciones de su corazón; esa rebelión interna disfrazada de santidad, los
hace ser porfiados, testarudos, mulos sin entendimiento, la que los lleva,
inclusive a diseñar doctrinas extrañas o un evangelio diferente al de Cristo,
totalmente distorsionado, alejado de Padre, torcido y sutilmente manipulado, que
conciben y engendran iniquidad, traen tinieblas e inmundicia para sus vidas, facturando
vergüenza, aflicción, prevaricación e idolatría. Jeremías 2:27-29 “…Porque me
volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen:
Levántate, y líbranos. ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti?
Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción;
porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses. ¿Por qué
porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová”; Hebreos
12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que
brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminados”; 2 Juan 1:9 “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la
doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo,
ése sí tiene al Padre y al Hijo”.
JUSTIFICACIONES,
JUSTIFICACIONES Y MÁS JUSTIFICACIONES…
1.
Maquino cuando no me aparto para el Señor, no escucho
consejos, camino condicionalmente sus caminos u obro de acuerdo a mis juicios, asociándome
con el mundo, la carne o el mal para obtener mayor fuerza; Proverbios 16:2
“Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová
pesa los espíritus”; Salmo 81:12 “Los dejé, por tanto, a la dureza de su
corazón; Caminaron en sus propios consejos”; Ezequiel 33:14-15 “Y cuando yo
dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e
hiciere según el derecho y la justicia, si el impío restituyere la prenda,
devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no
haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá”; Romanos 4:5 “más al que no
obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por
justicia”; 1 Juan 3:7 “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo,
como él es justo”; Juan 8:9 “Pero ellos, al oír esto, acusados por su
conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los
postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio”.
2.
En mi corazón y boca prevalece juicio, señalamiento,
condena y acusación para otros, pero nunca para mi pecado. Lucas 6:37 “No
juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad,
y seréis perdonados”; Génesis 3:13 “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué
es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”; 1 Corintios
4:5 “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el
cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones
de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”; Proverbios
17:15 “El que justifica al impío, y el que condena al justo, Ambos son igualmente
abominación a Jehová”; Isaías 59:14 “Y el derecho se retiró, y la justicia se
puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir”.
3.
No hay revelación de la limpieza espiritual y
las moradas de maldad, no me importa cómo me presente al reino de los cielos, ciego,
mudo, cojo, chamuscado o inmundo, el objetivo es entrar como sea. Efesios 5:5 “Porque
sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene
herencia en el reino de Cristo y de Dios”; Apocalipsis 22:11 “El que es
injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el
que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese
todavía”; Levítico 10:10 “para poder discernir entre lo santo y lo profano, y
entre lo inmundo y lo limpio”; Salmo 84:10 “Porque mejor es un día en tus
atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de
mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad”; Mateo 22:11 “Y entró el rey
para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de
boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él
enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y
echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
4.
Me justifico al no dar buen testimonio del Cristo
que vive en mí, cayendo en el descrédito y en los lazos del mal; 1 Timoteo 3:7 “También
es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito y en lazo del diablo”; Mateo 5:23-24 “Por tanto, si traes tu ofrenda
al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí
tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda”; 1 Pedro 3:1-2 “Asimismo vosotras, mujeres,
estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la
palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando
vuestra conducta casta y respetuosa”; 1 Pedro 3:7 “Vosotros, maridos, igualmente,
vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y
como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no
tengan estorbo”.
REFLEXIÓN
Muchas maquinaciones hay en
nuestros corazones, y para cada justificación está la palabra que desmontará sus
perversas intenciones; todo dependerá de que tan dispuesto este nuestro espíritu
de doblar su cerviz, apaciguar el alma y corazón para someternos a la voluntad
del Padre. Quién crea que el Padre alcahueteara su pecado está equivocado,
inclusive hay mandamientos escritos por profetas que fueron dados por la dureza
del corazón del hombre y no porque el Señor lo haya mandado; y por ello también
tendremos que dar cuentas; Marcos 10:5-6 “Y respondiendo Jesús, les dijo: Por
la dureza de vuestro corazón os escribió (Moisés) este mandamiento…”; Apocalipsis
3:15 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi
boca”; Hechos 3:19 “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados
vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de
refrigerio”.
Oremos: Señor estoy convencido que he hallado gracia en tus ojos; porque
a pesar de mi dura cerviz, me has llevado a reconocer mi errores delante de los
hombres y delante de ti, por eso has perdonado mi iniquidad y pecado; me has
dicho en cualquier cantidad de oportunidades que tome tu heredad, que me
esfuerce y sea valiente, que me mantenga firme, que no claudique ante las
tentaciones de Satanás, que aunque aparente ser ángel de luz, viene para robar,
destruir y matar mi vida espiritual. Gracias Padre de los cielos por guardarme.
Por eso invoco, ahora, tu Santo Espíritu para que tome el control de mi vida,
disperse toda oscuridad que todavía haya en mí y en mi iglesia, que nos podamos
presentar delante de ti con temor santo, sin mancha, limpios y puros, para darte el honor que mereces como Padre y Señor nuestro. En este momento nos humillamos delante
de ti, presentándonos como ofrenda grata, queremos convertirnos de nuestros
malos caminos, sin justificar nuestra vana y mala manera de vivir; llévanos a delicados
pastos y a tus aguas de reposo para descansar de esta dura batalla y que un día
podamos decir “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado
la fe, aquí estoy Padre” haz tu voluntad en mí. Te amo mi Señor. Amén…
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