martes, 4 de diciembre de 2018

JANUKÁ, ALIMENTANDO LA HOGUERA



Januká es una celebración judía cristiana, también llamada la Fiesta de las Luces, tiene su origen justo después que recobraron su independencia al derrotar a los helenos (griegos), entre los años 164 al 63 a.C., dando paso a la purificación del templo, el cual había sido profanado con íconos paganos. Es aquí cuando ocurre el milagro de la luz, era necesario encender el Menorá, el candelabro del Templo, durante ocho días consecutivos por lo del nuevo comienzo, para ello era necesario una considerable cantidad de aceite, pero sólo alcanzaba para un solo día, y gracias al poder de Dios este permaneció encendido por los ochos días sin ser recargado, como el mismo fuego de la zarza que ardía sin ser consumida y no consumió a Daniel en el horno de fuego, por la presencia de Dios manifestado Padre, Hijo y Espíritu.

Por eso se construyó, a martillo y en una sola pieza, un candelabro de nueve brazos llamado Janukía, el cual conmemora este hecho que tiene una significación espiritual profunda, que será revelado en su momento a quien se meta con el Señor; La Janukía tiene un brazo por cada uno de los días, más un brazo central que es el fuego purificador de Dios, representado por las nueve manifestaciones del Espíritu de Dios empezando por el Amor de Dios como eje del medio, seguidamente del gozo, paz, paciencia, fe, mansedumbre, benignidad, bondad y finalizando con la templanza.

El Fuego de Dios se ha manifestado y se manifestará de muchas maneras, y en conmemoración del Januká en está solemne fiesta discerniremos sobre de la Hoguera de Dios:

Cantar de los Cantares 8:6 dice: “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama”; hay una hoguera que está sellada en nuestro ser con celo y amor de parte de Dios, cuando decidimos dar el paso de ser sus hijos, que se debería manifestar en gloria a cada momento de nuestras vidas con la llama fuerte del Cristo vivo; Isaías 10:16 “…debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego”; sin embargo en muchos “cristianos” no se ve. Entonces ¿Qué está ocurriendo, por qué la gloria de Dios no se manifiesta en nuestras vidas? Porque falta un elemento importante que el Señor añade, que será revelado a continuación y pídale entendimiento a Dios:

CÓMO ESTÁ CONFORMADO LA HOGUERA DE DIOS:

1.   Con las Brasas del fruto del Espíritu Santo: El combustible manifiesto en su presencia, el aceite que dará lugar a la revelación de la llama, es el guía en mi oscuridad, el que me redarguye y hace mantenerme en comunión, a través de la oración, alabanza y adoración. 1 Samuel 16:13 “…tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David.”; Hechos 2:3-4 “Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.
2.   La llama del Cristo vivo: es la palabra hecha verdad que oxigena mi vida, da gracia, luz resplandeciente, me encamina hacia la vida eterna, trae consigo el regalo de la salvación. Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
3.   El Fuego de Dios: El poder soberano y creador del Padre, el consumador de mi vida, la fuerza y energía manifiesta, el que da ardor o calor a mi ser desde la concepción de mi embrión. Hebreos 12:29 “porque nuestro Dios es fuego consumidor”.

Estas tres son suficientes, pero por pura misericordia el Señor agrega una cuarta:

4.   La Leña: Que se ha de consumir, el corazón convertido de sus hijos, es la disposición del barro maleable para el alfarero, la piedra hecha polvo, la permanencia de mí ser en su presencia, que añade santidad y aprobación a mi vida. Sin la leña del corazón convertido se aparta la Hoguera gloriosa de nuestras vidas porque apagamos las brasas, la llama y el fuego de Dios al no querer menguar y someternos a su potestad. Proverbios 26:20 “Sin leña se apaga el fuego…”; Juan 3:30 “Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya”; Malaquías 1:6 “…Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros,…”; 1 Tesalonicenses 5:5 “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas”.

¿CUÁNTOS TIPOS DE HOGUERAS HAY?

1.   La Hoguera Celestial (Resplandeciente): Es aquella que posee mucho fuego, de altos niveles del Cristo manifestado y la presencia Espíritu Santo, donde se purifica y refina el oro del corazón convertido.
2.   La hoguera carnal (Tinieblas): Con bajo nivel de fe en Cristo, contiene una gran cantidad de partículas de incredulidad, mundo, corrupción e impiedad, falto de conversión, que al pasar por las brasas del Espíritu Santo su resplandor es opaco, lleno de tinieblas. Lucas 11:35 “Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas”.
3.   La Hoguera Celeste (Oscuridad): Una llama adulterada, llena de religiosidad, tratada a conveniencia, repleta de iniquidad y muerte. 2 Corintios 11:14 “…porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”. 
4. Hay una cuarta Hoguera que es donde irán a parar los que no estén inscritos en el libro de la vida, que es la Hoguera del Lago de Fuego, donde Dios hará justicia para castigar a aquellos árboles que no dieron frutos. Apocalipsis 20:15 “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.

Es necesario que el Señor consuma mis cardos y espinos con su Hoguera, a través de la conversión, es necesario que alimentemos la Janukía de nuestras vidas con el aceite, con la presencia del Espíritu Santo y que se mantenga la llama encendida, se levante así un nuevo comienzo cada día en el Señor, para que la gloria de Dios se manifieste siendo campo fértil de victoria; que la luz que emane nuestro corazones sea la de Jesucristo y a través del poder de Dios de su fuego abrazador, consumidor de toda maldad, prenda a otros con testimonio santo, limpio y puro en revelación, exaltando al Dios vivo que habita en este tabernáculo llamado cuerpo. Isaías 10:17-19 “Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos. La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo…”. Apocalipsis 22:5 “No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”.

Oremos: Señor gracias te doy porque tú eres el fuego abrazador que enciende mi vida, tú consumes, purificas y revelas todo lo que hay dentro de mí. Gracias porque algún día traerás luz resplandeciente sobre mi rostro y podré ver abierto los cielos como lo vio Esteban que a pesar de su adversidad, que se encontraba en valles de muerte, no perdió su mirada en ti y contemplo tu gloria; Señor llévame a contemplar tu gloria, quiero encender mi Janukía con tu Espíritu, Manda el poder de tu Fuego consumidor hasta que no queda nada de mí, y que pueda decir: ¡Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí! Padre de los cielos, a ti sea el honor, la gloria y la alabanza, en nombre de tu amado hijo amado bendigo a mi hermano y mi hermana, revélate a sus vidas y que ellos puedan decir hoy conmigo gracias Señor, gracias Señor por esta hermosa palabra, gracias por que ahora mis ojos ven tu luz, la llama de Cristo vivo que arde en mi corazón por pura gracia. Bendito seas mi Señor. Amén

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