La mayoría de
las personas seducidas por los deleites del mundo y la carne viven presentando
argumentos terrenales y/o religiosos para justificar su condición, tanto así,
que la manera de pensar y proceder están tan entenebrecidas que su fe y
testimonio distan el uno del otro, porque tienen un pobre entendimiento del
Señor, aunque conocen mucha palabra; muchos, inclusive, somos capaces de
cambiar las cosas gloriosas de Dios con tal permanecer atados a lo perecedero,
mostrando ciertos atavíos de “espiritualidad”, pero realmente son signos rebeldía
y altivez espiritual oculta. Si nos pusiéramos frente a un espejo veríamos
nuestras vergüenzas. Deuteronomio 31:27 “Porque yo conozco tu rebelión, y tu
dura cerviz;…”; Isaías 29:13 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se
acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos
de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñado”; Daniel 9:7 “A ti, Señor, la justicia, y a nosotros la vergüenza en
el rostro,…”
Cuando vivimos
separados del Padre por nuestra condición de pecado o mi rebeldía, no
percibimos las cosas del Espíritu, o peor aún si nos son “reveladas” nos
negamos a convertirnos porque no tenemos un real conocimiento, sabiduría y
entendimiento de Dios, tenemos tanta basura terrenal en nuestro ser que no ha
hallado cabida en nosotros la palabra revelada por eso se nos hace muy difícil escuchar
o cumplir la voluntad del Señor para lo que fuimos llamados, haciéndonos
mentirosos. Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por
cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque
olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”; 2 Corintios
10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo”; Efesios 1:17-18 “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento
de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la
esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos”; Juan 16:3 “Y harán estas cosas porque no han
conocido ni al Padre ni a mí”; 1 Juan 2:4 “El que dice: Yo le conozco, y no guarda
sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
Hay potestades, principados
y huestes de maldad que conocen al Señor y no soportan estar en su presencia
porque Él es santo, hay muchos Hijos de Dios que se le ha revelado lo que el
Señor es y lo que Él es capaz, sin embargo viven ocultándose como los
infernales porque no se han convertido por vivir dependiendo de las cosas
corruptas del mundo contaminando su vida espiritual. Lucas 4:34 “diciendo:
Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para
destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios”; Job 42:2 “Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay
pensamiento que se esconda de ti”; Mateo 16:16-17 “Respondiendo Simón
Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le
respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”; Lucas 22:61 “Entonces,
vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que
le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces”.
En qué momento
el Señor nos dice: ¡YO CONOZCO TUS OBRAS!
1. Cuando
lo honramos en la carne, de los dientes para afuera: Marcos 7:6 “…Este pueblo
de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí”.
2. En
la inconstancia, en la tibieza espiritual: Apocalipsis 3:15 “… que ni eres frío
ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!”.
3. Cuando
no somos capaces de mantenernos firmes en la debilidad guardando su palabra: Apocalipsis
3:8 “…he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede
cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has
negado mi nombre”.
4. Al
tener soberbia emocional y espiritual, creyéndonos hijos llenos de vida,
santidad o poder y por el contrario entramos en cólera o permanecemos en
tinieblas, no somos un pueblo de bajar con humildad la cerviz ante el Señor: Jeremías
48:30 “Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus
jactancias no le aprovecharán”; Apocalipsis 3:1 “… que tienes nombre de que
vives, y estás muerto”.
5. Haciendo
acepciones de personas, al no verse el amor al prójimo, al huérfano, a la viuda
o al extranjero, amando solamente al que me ama, sin procurar esforzarnos en
amar al que no: Juan 5:42 “Más yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en
vosotros”; Lucas 23:34 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen…”.
6. Al
decir que somos “cristianos” y nuestras palabras y comportamiento dicen lo
contrario, rindiendo culto al mal: Apocalipsis 2:9 “…y tu tribulación, y tu
pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y
no lo son, sino sinagoga de Satanás”.
ÉL TAMBIÉN CONOCE
MIS…
1. Pensamientos
de mente y corazón, cada quién recibirá de lo que atesorare o sembrare: Apocalipsis
2:23 “…y todas las iglesias sabrán que
yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras”.
2. Frutos
espirituales. Apocalipsis 2:19 “…y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y
que tus obras postreras son más que las primeras”.
3. Intereses
que persigo en los negocios del Padre y el servicio sincero. Apocalipsis 2:2 “…
y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has
probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado
mentirosos”.
4. Juicios
y los señalamientos que encarnecen y no edifican. 1 Samuel 17:28 “Y oyéndole hablar
Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y
dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas
en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver
la batalla has venido”.
Si quiero conocer más del Señor, debo seguirle,
buscar, escudriñar, guardar su palabra, pedir que su Espíritu tome el control
de mi vida, asociarme con él permaneciendo en comunión, glorificar su nombre,
sus obras, dejar la incredulidad, pero sobre todo renunciar al pecado definitivamente porque el
que peca no le ha visto, ni ha conocido de Él aunque se llame hijo de Dios. Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y
yo las conozco, y me siguen”; Juan 8:55 “…pero le conozco, y guardo su palabra”;
Juan 4:10 “Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es
el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva”; Isaías
66:18 “Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para
juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria”;1 Juan 3:6 “Todo el que permanece en Él, no peca; todo
el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido”.
Oremos: Señor me
has revelado frente a este espejo que realmente no te conozco, porque aunque pareciera
que sí, reconozco que he vivido pecando, siendo permisivo en muchas cosas que
no te agradan: en pensamiento, hecho y omisión, he cometido injusticia,
criticado, lanzado palabras mal dichas, no he sido obediente a tu palabra, me
he encolerizado, reconozco que aunque me has hablado y revelado muchas cosas no
he tenido el valor y el esfuerzo suficiente para convertir mi ser por estar
aferrado al mundo y sus deleites. Padre perdóname, hoy quiero recibir tus
palabras, guardar tus mandamientos en las tablas de mi corazón, pongo mi oído espiritual
atento, ¿Dime que quieres que haga, que quieres que diga?, quiero inclinar este
terco corazón a tu prudencia, a tu amor, a tu misericordia, quiero buscar los
tesoros celestiales y nada terrenal, quiero que me enseñes el temor de tu
Espíritu en espíritu y verdad, para así un día conocer tu luz, la que alumbra
toda tiniebla que me separan de ti, la que no me permite que mis oraciones
lleguen a lo alto. Te amo mi Señor Jesucristo, solo te pido que no apartes de
mí tu Espíritu, tu eres digno, santo y glorioso, bendito sea tu nombre. Amén.
Proverbios 2:1-5
“Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de
ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la
prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si
como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces
entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios”.
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