jueves, 14 de junio de 2018

CONOCIÉNDOME FRENTE AL ESPEJO…


La mayoría de las personas seducidas por los deleites del mundo y la carne viven presentando argumentos terrenales y/o religiosos para justificar su condición, tanto así, que la manera de pensar y proceder están tan entenebrecidas que su fe y testimonio distan el uno del otro, porque tienen un pobre entendimiento del Señor, aunque conocen mucha palabra; muchos, inclusive, somos capaces de cambiar las cosas gloriosas de Dios con tal permanecer atados a lo perecedero, mostrando ciertos atavíos de “espiritualidad”, pero realmente son signos rebeldía y altivez espiritual oculta. Si nos pusiéramos frente a un espejo veríamos nuestras vergüenzas. Deuteronomio 31:27 “Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz;…”; Isaías 29:13 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”; Daniel 9:7 “A ti, Señor, la justicia, y a nosotros la vergüenza en el rostro,…”

Cuando vivimos separados del Padre por nuestra condición de pecado o mi rebeldía, no percibimos las cosas del Espíritu, o peor aún si nos son “reveladas” nos negamos a convertirnos porque no tenemos un real conocimiento, sabiduría y entendimiento de Dios, tenemos tanta basura terrenal en nuestro ser que no ha hallado cabida en nosotros la palabra revelada por eso se nos hace muy difícil escuchar o cumplir la voluntad del Señor para lo que fuimos llamados, haciéndonos mentirosos. Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”; 2 Corintios 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”; Efesios 1:17-18 “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”; Juan 16:3 “Y harán estas cosas porque no han conocido ni al Padre ni a mí”; 1 Juan 2:4 “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
Hay potestades, principados y huestes de maldad que conocen al Señor y no soportan estar en su presencia porque Él es santo, hay muchos Hijos de Dios que se le ha revelado lo que el Señor es y lo que Él es capaz, sin embargo viven ocultándose como los infernales porque no se han convertido por vivir dependiendo de las cosas corruptas del mundo contaminando su vida espiritual. Lucas 4:34 “diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios”; Job 42:2 “Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti”; Mateo 16:16-17 “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”; Lucas 22:61 “Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces”.
En qué momento el Señor nos dice: ¡YO CONOZCO TUS OBRAS!
1. Cuando lo honramos en la carne, de los dientes para afuera: Marcos 7:6 “…Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí”.
2. En la inconstancia, en la tibieza espiritual: Apocalipsis 3:15 “… que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!”.
3. Cuando no somos capaces de mantenernos firmes en la debilidad guardando su palabra: Apocalipsis 3:8 “…he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”.
4. Al tener soberbia emocional y espiritual, creyéndonos hijos llenos de vida, santidad o poder y por el contrario entramos en cólera o permanecemos en tinieblas, no somos un pueblo de bajar con humildad la cerviz ante el Señor: Jeremías 48:30 “Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán”; Apocalipsis 3:1 “… que tienes nombre de que vives, y estás muerto”.
5. Haciendo acepciones de personas, al no verse el amor al prójimo, al huérfano, a la viuda o al extranjero, amando solamente al que me ama, sin procurar esforzarnos en amar al que no: Juan 5:42 “Más yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros”; Lucas 23:34 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”.
6. Al decir que somos “cristianos” y nuestras palabras y comportamiento dicen lo contrario, rindiendo culto al mal: Apocalipsis 2:9 “…y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás”.
ÉL TAMBIÉN CONOCE MIS…
1. Pensamientos de mente y corazón, cada quién recibirá de lo que atesorare o sembrare: Apocalipsis 2:23  “…y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras”.
2. Frutos espirituales. Apocalipsis 2:19 “…y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras”.
3. Intereses que persigo en los negocios del Padre y el servicio sincero. Apocalipsis 2:2 “… y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos”.
4. Juicios y los señalamientos que encarnecen y no edifican. 1 Samuel 17:28 “Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido”.
Si quiero conocer más del Señor, debo seguirle, buscar, escudriñar, guardar su palabra, pedir que su Espíritu tome el control de mi vida, asociarme con él permaneciendo en comunión, glorificar su nombre, sus obras, dejar la incredulidad, pero sobre todo renunciar al pecado definitivamente porque el que peca no le ha visto, ni ha conocido de Él aunque se llame hijo de Dios. Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”; Juan 8:55 “…pero le conozco, y guardo su palabra”; Juan 4:10 “Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva”; Isaías 66:18 “Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria”;1 Juan 3:6 “Todo el que permanece en Él, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido”.
Oremos: Señor me has revelado frente a este espejo que realmente no te conozco, porque aunque pareciera que sí, reconozco que he vivido pecando, siendo permisivo en muchas cosas que no te agradan: en pensamiento, hecho y omisión, he cometido injusticia, criticado, lanzado palabras mal dichas, no he sido obediente a tu palabra, me he encolerizado, reconozco que aunque me has hablado y revelado muchas cosas no he tenido el valor y el esfuerzo suficiente para convertir mi ser por estar aferrado al mundo y sus deleites. Padre perdóname, hoy quiero recibir tus palabras, guardar tus mandamientos en las tablas de mi corazón, pongo mi oído espiritual atento, ¿Dime que quieres que haga, que quieres que diga?, quiero inclinar este terco corazón a tu prudencia, a tu amor, a tu misericordia, quiero buscar los tesoros celestiales y nada terrenal, quiero que me enseñes el temor de tu Espíritu en espíritu y verdad, para así un día conocer tu luz, la que alumbra toda tiniebla que me separan de ti, la que no me permite que mis oraciones lleguen a lo alto. Te amo mi Señor Jesucristo, solo te pido que no apartes de mí tu Espíritu, tu eres digno, santo y glorioso, bendito sea tu nombre. Amén.
Proverbios 2:1-5 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios”.


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